Capitulo 38; Intercambio
Ronald se encontraba parado junto a Esmeralda, platicando de cosas triviales mientras bebían jugo de mora, cuando Esther se acercó a él.
-¿ Ronald ?
-Hola, Esther- Ronald se giró en su dirección- ¿ Te gusta la fiesta ?
-Si. Quería hablar contigo de esto- señaló el lugar con las manos
-¿ Ocurre algo ?
-No es solo que...- Esther tomó aire y luego se lanzó a brazos de su primo- Quería agradecerte por la fiesta, de verdad, gracias
Ronald se paralizó, estupefacto por el abrazo que su prima Esther le proporcionaba. No sabía qué hacer; ¿ corresponder o alejarse ? No hizo nada. Nada más que hablar.
-Descuida, Esther. Fue un trabajo en equipo
-Por supuesto- Esther lo soltó- Gracias a ti también, Esmeralda
-Las gemelas también colaboraron- dijo Esmeralda
-Las gemelas- Esther reflexionó- Se han vuelto muy unidos a ellas, ¿ no ?
-¿ Qué ? No. ¿ Te has vuelto loca, Esther ? Sabes que no las soporto- dijo Esmeralda en tono enojado y Ronald la miró rápidamente
-Sí, eso lo sé, pero ¿ qé hay de ti, Ronald ? Te has vuelto su amigo, ¿ no ?
-No diría que "Amigo". Después de todo, no hemos tenido tiempo de charlar sobre más nada que la sesión de fotos y la fiesta sorpresa- Esther meditó un momento y luego sonrió
-Comprendo. Iré a agradecerles a ellas ahora- anunció Esther yéndose
-¿ Qué fue todo eso ?- preguntó Ronald una vez vio que Esther estaba lejos
-¿ No recuerdas lo que dijo Alice ?- preguntó Esmeralda y añadió en un susurro- Ya no podemos dejar que nos vean juntos. Deben pensar que ellas están de su lado
-Ya recordé- dijo Ronald sonriente- Melannie le envió felicitaciones a Esther. Iré a buscarla
-Pero ella se acaba de ir. ¿ No le puedes decir después ?
-Claro- Ronald giró la cabeza y divisó a Alexander apoyado de una mesa- Igual necesito hacer algo- no apartó los ojos de su objetivo
-Te acompaño- se ofreció su prima
-No. Es algo que necesito hacer solo- Esmeralda lo miró confundida- Descuida, estaré bien
Esmeralda asintió.
Ronald se dirigió a paso lento hacia a Alexander, que lo vio y acomodó su postura rápidamente.
-Calma, vengo en son de paz- bromeó Ronald y ambos sonrieron
-¿ En qué te puedo ayudar ?
-Quiero hablar contigo, pero en privado- declaró Ronald y Alexander asintió
Caminaron un poco hasta alejarse lo suficiente del claro como para que nadie los escuchara.
-¿ Y bien, su Majestad ?- inició Alexander- ¿ De qué se trata esta vez ?
-Ya que parece que usted sabe más de este tema, alteza, quería preguntarle por un lugar en específico- Ronald revisó sus bolsillos y sacó la foto que días antes había encontrado en Bookstore- Este lugar
-¿ El castillo Robinsonn ?- Alexander frunció el ceño
-¿ Robinsonn ?
-Si. Fue el castillos donde creció la reina Elena y vivieron ella y su familia antes de la invasión
-Por supuesto- susurró Ronald para sí
-Me sorprende, Majestad que no reconozca su propio territorio
-Y a mi me sorprende haberte pedido ayuda
-Vamos, no soy tan malo
-¿ Cómo sé que puedo confiar en ti ? ¿ Ya has intentado que te dé el reloj ?
-Para empezar eres amigo de Alice, ¿ no ?
-Podría decirse
-Ahí está. Nunca haría nada que le afecte. En segundo lugar; prometo no volver a insistir con el reloj
-¿ No ?
-No. Al menos hasta que te des cuenta de todo. Palabra real- Alexander levanto la mano derecha a modo de juramento
-Te voy a creer- contestó Ronald pasados unos minutos- Ahora deberíamos volver
-Por supuesto
-Ah y una cosa más- Alexander esperó- Que esta charla quede entre nosotros. Nadie se puede enterar. Ni siquiera Alice, ¿ comprendes ?- Alexander asintió
-Soy una tumba
Ya eran pasadas las diez de la noche cuando Ronald y su "Familia" regresaron a la mansión. Al final una lluvia repentina habría arruinado la celebración, empapando tanto a las personas como a los adornos y bocadillos. Era tan fuerte, que decidieron recoger lo que pudieran e irse. Se turnaron para darse duchas y luego se fueron a dormir todos. Al menos eso hicieron creer.
Unos ruidos hicieron que Esmeralda se despertara, y fuera hacia la cocina. Caminando despacio y con mucho cuidado, logró llegar al lugar de dónde provenían los sonidos. La luz de la cocina estaba encendía y notó que alguien se estiraba para alcanzar los altos estantes.
-¿ Gabriel ?- preguntó algo asombrada. Este se volteó rápido y suspiró
Gabriel se había quedado en la casa por invitación de tía Lina, y este había aceptado
-Hola, Esmeralda- volvió a voltearse hacia el estante- Pensé que dormías
-¿ Qué haces ?
-Un antojo nocturno. Lamento haberte despertado- Gabriel dejó lo que hacía y la invitó a sentarse en el mesón- Vi el anillo que llevabas hoy en la fiesta. Es muy bonito
-Ese me lo regaló mi mamá hace unos años
-Te propongo algo- Gabriel sacó de su bolsillo un anillo plateado y simple- Este anillo era de mi padre. Podríamos hacer un intercambio. Yo llevaré tu anillo y tú llevaras el mío. Como una forma de unión
-Me agrada mucho la idea- Esmeralda sonreía de oreja a oreja- Iré a buscar el mío
Esmeralda se fue y a los pocos segundos ya estaba de regreso, con su anillo en las mano; era un precioso aro de color dorado que contenía un zafiro resplandeciente. Había estado con ella desde que tenía unos ocho años y trataba de no quitárselo nunca, pero ahora que Gabriel se lo había pedido, se lo quería dar a pesar de todo.
-Aquí está- anunció Esmeralda y se lo pasó. Luego Gabriel tomó su mano y le puso el de él
-Y así se formalizó nuestra alianza- dijo Gabriel sonriendo- Aunque creo que este anillo e quedará un poco chico. Lo llevaré como collar- Gabriel guardó el anillo en los bolsillos traseros de sus pantalones- Ahora deberías irte a dormir de nuevo. Mañana tienes clases
Esmeralda asintió y se marchó de nuevo a la cama dejando a su novio solo.
Al día siguiente, Ronald y sus primas iban camino a la escuela; Gabriel iba con Esmeralda, Alexander con Alice, Astrid con Esther y Ronald un poco más adelante. Esa nueva división no le gustaba para nada. Llegaron a la escuela minutos después y Gabriel y Alexander se despidieron mientras los otros se iban a estudiar.
Las clases transcurrieron con normalidad; historia, álgebra y ahora Ronald se encontraba en arte, pintando un ocaso.
-Hola, Ronald- saludó alguien detrás de él
-Hola, Melannie- contestó sin voltear
-¿ Qué tal la fiesta ?
-Muy bien de hecho. Esther te envía las gracias por las felicitaciones
-¡¿ Si se las distes ?!- Melannie se colocó en frente de él
-¿ No me dijiste que se las diera ?- preguntó Ronald confundido
-¡Era sarcasmo! ¿ Crees que después de lo que me hizo quisiera siquiera saber de ella ?
-Bueno yo...- Melannie se marchó, dejando a Ronald con la palabra en la boca- ¿ Qué hice ahora ?
En la cafetería, Ronald se sentó con George y Esmeralda, a la que le observó por primera vez lo que vio en su dedo anular.
-¿ Y ese anillo ?
-Me lo dio Gabriel. Hicimos un intercambio
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