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Capitulo 37; ¡Sorpresa!

En medio de la cafetería, Astrid, Ronald y George compartían miradas de confusión, incertidumbre y quizás algo da cansancio.

-Si, pensé que ya la conocía- dijo George, dejando todo su tono amigable atrás

-Pero quería que nos conociéramos un poco mejor- habló Astrid

-Sabes la respuesta a eso, Astrid- George habló tajante, volviéndose para dirigirse a la mesa

-¿ Eso es todo ?- dijo Ronald pisándole los talones 

-¿ Qué más puede haber ?- dijo George

-Pensé que te alegraría verme, George- habló Astrid 

-¿ Después de lo que hiciste ?- Astrid bajó la mirada- Solo por mi educación es que te saludo. No e malinterpretes, puedo estar en el mismo espacio que tú, incluso en la misma mesa, pero no esperes que vuelva a ser tu amigo... O algo más

Un largo e incómodo silencio se adueñó del lugar. Era como si el resto de personas en la ruidosa cafetería se hubieran ido a otro lugar.

-¿ De qué tanto me perdí ?- Ronald rompió el silencio

-De nada- George contestó tajante- Discúlpame, Ronald, por hoy no estaré con ustedes- dijo levantándose y dirigiéndose a otra mesa

-Bueno, supongo que solo somos tú y yo Astrid- Ronald iba a volver a hablar pero el sonido de una silla siendo arrastrada lo interrumpió

-Hola, chicos- saludó Esmeralda

-Bueno, tú, yo y Esmeralda...

-Hola- Alice apareció

-¿ Deberían dejar de hacer eso ?- Ronald y Astrid rieron, mientras que las otras dos se miraban con confusión

-Estuve pensando- habló Astrid pasado unos minutos

-¿ Tú piensas ?- se burló su hermana y Astrid le volcó los ojos 

-Ya la mayoría de las personas que conforman la mansión, por no decir que todos, nos han visto a Alice y a mí con ustedes- Ronald asintió- Así qué, ¿ por qué seguir fingiendo ?

-Porque aún tengo la otra razón para estar juntos

-¿ Otra ?-dijo Esmeralda

-Si. La primera era la sesión en el lago

-¿ Y la segunda ?- incitó Astrid

-La segunda está a unas mesas de nosotros- todos dirigieron la mirada a donde se sentaba Esther- Hoy cumple años

-¿ Hoy ?- preguntó Ronald

-Si. Hoy. Y por eso es que estamos y hemos estado sentados todos juntos. Porque estamos planeando un fiesta de cumpleaños 

-Muy ingenioso, Alice- felicitó Esmeralda, y Alice asintió

-Entonces, si estamos planeando una fiesta de cumpleaños, y ellos no saben, quiere decir que es una fiesta de cumpleaños sorpresa- dijo Astrid, dándole importancia a lo que en realidad no tenía y todos la miraron y soltaron una carcajada

-Significa, que por ahora podemos seguir juntos, y después nos excusamos con la fiesta...- explicó Ronald

-Y cuando todo termine, seguimos como si nada fuese pasado, sin hablarnos, ni encontrarnos- completó Esmeralda

-Pero seguiríamos viéndonos en las reuniones nocturnas y el trabajo- objetó Astrid

-Pero nadie sabe de nuestras reuniones, y no creo que vayan a ir al trabajo en Bookstore- dijo Alice y el timbre sonó

-¿ Ya ven ? Por estar en sus charlas y no tuve ocasión de comer- dijo Astrid enojada

-Ya comerás después- Ronald se levantó mientras hablaba. Ese día, solo había agarrado un sándwich, y había logrado darle unos cuantos mordiscos

Ronald se despidió de sus primas mientras se dirigía hacia los casilleros. Ese día había llevado el libro de su familia, y pensaba en leerlo en la biblioteca. La señorita Mason le recibió con una cálida sonrisa, y al ver el libro en su mano le indicó una mesa para que se sentara. Ronald se sentó donde la biblioteca le había indicado, y abrió su libro para empezar a leer.


Harland Robinsonn

Harland, fue el tercer hijo que tuvieron el rey Edward  y la reina Elena, y también fue siempre el más petulante, altanero y burlón de todos los hermanos. Recibió clases con los soldados cuando vivían en el castillo, y siempre quería ser participante de las guerras que tenían contra Suexengard, el principal enemigo de Carrow. Cuando cumplió diecisiete años, participó en las Olimpiadas de Northlake, donde fue campeón y merecedor de la doncella Maurys, quien era la hija del rey, y la ofreció como trofeo para el ganador. Harland se casó con Maurys, pero ella no era feliz, y en realidad, nadie lo era en cuanto a este príncipe se refería; tenía problemas con la familia Robinsonn y se burlaba de todo aquel que se atravesara en su camino, lo que creó en un principio las guerras con Suexengard.

Harland tuvo solo un hijo con Maurys, al cual le puso Harth. Unos meses después de que Harth naciera, la princesa Maurys había planeado junto con algunas personas del reino enemigo matar a su esposo. Y así se hizo. 

Cuando Harland murió, Maurys se marchó de Carrow, y Harth quedó al cuidado de sus abuelos, los cuales lo educaron, y trataron de no hablarle sobre las cosas malas que había hecho su padre, sino de cómo se sacrificó para que entre Carrow y Suexengard existiera la paz.


-¿ Qué lees ?- Ronald levantó rápidamente la vista del libro. Melannie lo miraba mientras esperaba una repuesta 

-Nada, solo un cuento de hadas- Ronald cerró e libro y lo escondió bajo la mesa- ¿ Qué haces aquí ?

-Paso mis tiempos libres aquí, ya lo sabes

-Si, tienes razón- Ronald se levantó- Te dejo. Probablemente quieras tener un espacio a solas para leer

Melannie bajó la mirada hacia las manos de Ronald donde sostenía el libro.

-Los Robinson- susurró mientras se acercaba rápido hacia él y le quitaba el libro- ¿ Donde lo conseguiste ? Sabes todo lo que daría por tener uno de estos- Dijo ojeando la primera página ¿ Por qué tienes un libro sobre tu familia ?- Melannie levantó la mirada hacia él mientras hablaba rápido

-No deberías tener eso- Ronald habló algo nervioso y trató de quitarle el libro a Melannie pero esta lo esquivó- En serio, Melannie, dámelo

Melannie cerró el libro y acarició a portada. El timbre sonó, y por fin regresó a Ronald lo que le pertenecía.

-Ronald, ¿ me puedes hacer un favor ?- preguntó Melannie

-¿ Que necesitas ?

-Deséale feliz cumpleaños a tu prima por mi



Ronald se encontraba en el laboratorio de Ciencias junto a George, que no había hablado mucho desde la cafetería.

-Muy bien, clase, ¿ quién me puede dar un ejemplo del cambio químico en la materia ?- preguntó la señorita Jones a la clase, y mientras alguien le contestaba, Ronald se volvió hacia George

-¿ Me puedes decir algo ?- preguntó

-Supongo que se trata de Astrid, ¿ no es así ?- Ronald asintió y George suspiró- En realidad, ahora no me gustaría hablar de eso

-Comprendo- dijo Ronald, y sin insistir se dirigió de nuevo hacia adelante



El resto de las clases pasaron rápido, y en un abrir y cerrar de ojos, los cuatro, Ronald, Esmeralda, Astrid y Alice, se encontraban en Bookstore atendiendo a la clientela.

-Buenas tardes- saludó Ronald a una mujer- ¿ En qué le puedo servir ?

-Quisiera saber si tiene el nuevo libro de La Bella y  la Bestia

-Por supuesto. Astrid- llamó Ronald- Busca en el almacén La Bella y la Bestia para la señorita, por favor

-Entendido. Sígame por aquí, señorita- dijo Astrid llevándose a la cliente

-Buenas tardes, ¿ en qué le puedo ayudar ?- Ronald atendió a un chico quizás un poco más joven que él, que usaba anteojos y brackets

-Tendrá alguna enciclopedia

-Permítame un momento y reviso- Ronald se agachó por debajo del mostrador y sacó de entre unas pilas de otros libros, una enciclopedia- Aquí la tengo

-¿ Cuanto es ?

-Serían veinte peniques- informó Ronald, el chico pagó y luego volvió Astrid con la otra señora- Bienvenida de nuevo. ¿ Quiere tomar el libro por un tiempo y luego pagar o desea comprarlo ?

-Me lo llevaré, y al terminarlo regresaré a pagar

-Que le vaya muy bien, espero verle pronto- Se despidió Ronald mientras la señora salía y Ronald atendía a otro cliente


Así, poco a poco, todos los clientes fueron atendidos, y en la tienda solo quedaron algunos, que leían en las mesas.

-Ha sido un día ajetreado- dijo Alice

-Concuerdo contigo- dijo Ronald- Es increíble todos los clientes que hemos conseguido apenas desde ayer 

-¿ A quien le gustaría un vaso de chocolate ?- Tim apareció por la puerta saludando a todos

-Gracias, Tim- dijeron 

-¿ Cómo es ha ido ?

-Bastante bien, de hecho- contestó Esmeralda

-Estoy exhausta- se quejó Astrid

-Y prepárate, aún queda el cumpleaños de Esther 

-Si- reflexionó Ronald- Deberíamos irnos para organizar todo lo más rápido posible. Tim, ¿ podrías cerrar la tienda ?

-Por su puesto su Ma... Ronald, yo cerraré la tienda. Ustedes pueden irse tranquilos 

-Gracias, Tim- dijeron uno a uno y luego se fueron



En el claro, en el mismo claro en que Ronald había hablado con su madre, el mismo al que había invitado a Esther, se encontraban Ronald, Alice, Esmeralda, Astrid y el resto de la familia, exceptuando a Esther y a Emma, su madre, organizando todo para la fiesta sorpresa de Esther. Incluso Gabriel y Alexander estaban ahí. Esmi, Jazmine y Mariam, colocaban algunas guirnaldas alrededor del claro, colgándolo de las ramas de los árboles. Steven, el padre de Esther, colocaba algunos bocadillos en una mesa que había llevado, mientras que Gabriel y Alexander, ayudaban colocando algunas luces.

-¡Todos a un lado, ahí vienen!- susurró tía Lina y Todos se hicieron a un lado

Ronald se preparaba mientras veía cómo Esther venía con los ojos vendados, siendo guiada por su madre. Emma le susurró algo al oído y Esther comenzó a soltarse la venda, y todos se prepararon para gritar al unísono:

-¡Sorpresa!

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