-Hola- dijo Ronald con el ceño fruncido- Así es, ¿ cómo lo sabes ?

-Todo el mundo habla de ti- dijo casi sonriendo- Mi nombre es George. Dime, ¿ qué se siente ser un Robinsonn ?

-¿ También crees que soy un príncipe ?- preguntó Ronald algo irritado

-De hecho no, conozco todas esas leyendas pueblerinas, pero no creo mucho en ellas- Ronald suspiró aliviado

-Entonces, ¿ por qué preguntas ?

-Pregunto porque me gustaría saber qué se siente ver a Esther todos los días

-Ah, eso. Bueno, bien, supongo, aunque a veces es algo irritante

-Y tan hermosa- dijo su acompañante mientras daba un suspiro

-Si- dijo Ronald dudoso- Lo que tú digas 

Terminaron de bajar las escaleras, y las rodearon para dirigirse a una zona donde se ubicaban los casilleros. Su profesora de historia, bajo indicaciones del director Lee, le había dado un papel donde decía el número de su casillero. 231. Ronald fue escoltado por George hacia su lugar, el cual hizo un mohín de disgusto cuando llegó la hora de dejar al nuevo de la escuela.

-¿ Qué clase te toca ?- preguntó George y Ronald consultó en su papel  

-Álgebra- contestó

-Es una lástima, me gustaría que habláramos más 

-Supongo que será después

-Está bien. ¿ Te veo en la cafetería ?

-Por supuesto 

Al oír esto, George se alejó mientras se despedía de Ronald con la mano. Ronald se quedó pensando un momento, ¿ en serio le había dicho eso a un chico a apenas conocía ? Mientras pensaba en esto, dejó su mochila en el casillero y sacó su uno de sus cuadernos para que fuera el de álgebra, antes de darse cuenta de que ya no había nadie más con él. El timbre sonó y entonces se dio cuenta de que iba tarde a su próxima clase. Salió rápidamente del lugar y corrió escaleras, con e papel que mostraba los salones en la mano, localizó el aula de la clase que le tocaba. Al abrir la puerta, vio toda un aula de clase organizada y un profesor que estaba a punto de comenzar su clase.

-Me empezaba a preguntar si alguna vez llegarías, Ronald - le dijo el profesor

-Lo lamento, me he retrasado un poco

-Igual de irresponsable que su prima 

Ronald observó el lugar y la identificó, Astrid estaba en un puesto en la parte del centro del salón y miraba desafiante al profesor.

-Tome asiento- le indicó el profesor 

Ronald caminó, mirando a derecha e izquierda buscando un asiento libre. Encontró uno casi al fondo del salón. Le gustaban esos asientos, le ofrecían algo de privacidad. Al pasar al lado de su prima esta lo saludó, saludo al que él correspondió. Se sentó y observó a su lado una chica que parecía no querer verle, ya que su cabeza giraba al lado contrario al que él estaba.

-Hola- Ronald trató de iniciar una conversación, pero la chica se encogió aún más y no le habló

-Muy bien, clase, qué tal si recordamos algo de lo que vimos el año pasado 

Ronald prestó a la clase toda la atención que pudo, pero la chica a su lado hacia que fuera muy difícil. La observó más a fondo y notó su vestimenta; Llevaba unos jeans cafés, que se le ajustaban al cuerpo y una blusa de color amarillo con motas blancas, combinaba muy bien con sus ojos color pardo.

-¿ Ronald ?

La voz del profesor hizo que Ronald apartara los ojos de la chica, se dio cuenta de que todos lo miraban confundidos y que incluso la chica lo miraba desconcertada.

-Te he preguntado lo mismo ya tres veces

-¿ Me lo podría repetir ?- el profesor soltó un bufido mientras se acariciaba las sienes 

-¿ Siquiera estás prestando atención ?- dijo con notorio enfado

-Perdón, no he logrado concentrarme mucho 

-Espero que para la próxima clase lo logres

El timbre sonó y todos se fueron rápidamente del salón. Por su parte, Ronald se dirigió hacia Astrid, que aún no se iba, y se ofreció a acompañarla.

-Ronald, ¿ qué fue lo que te pasó ?- preguntó Astrid

-¿ A qué te refieres ?

-Parecías hipnotizado con algo... o alguien. ¿ Por qué mirabas tanto a Melannie ?

-¿ Así se llama ?- Ronald miró a su prima

-Si, ¿ que fue lo que te pasó ?- repitió

-Solo la veía, nada más

-Si quieres llevártela bien con el profesor Adams debes estar más atento en las clases- le advirtió justo antes de separarse para ir a sus nuevas clases 

Ronald se apresuró a llegar al salón de arte, esta vez no iba a llegar tarde. Entró y le sorprendió no ver muchas sillas, mesas, o el resto de objetos que hay normalmente en un salón; este espacio tenía dos ventanas en la pared delante de la puerta, había muchos instrumentos musicales, artículos de dibujos y pinturas, e incluso una pared con grandes y muchas cubiertas de papel que se podían utilizar para pintar en aerosol. Ronald entró observándolo todo, cuando su profesora lo recibió.

-Bienvenido, Ronald- empezó- Mi nombre es Ada y seré tu profesora de arte 

-Mucho gusto- Ronald se sorprendió, aparte del director Lee, ningún otro profesor le había dicho su nombre

-¿ Qué haces con eso ?- dijo su profesora al ver su cuaderno 

-Es mi cuaderno- dijo extrañado

-Verás, en este espacio, no utilizamos mucho los cuadernos, si lo traes, será para expresarte. Este es un lugar donde no hay límites, ni reglas, aquí puedes ser tú mismo, expresarte con tu pintar, tu poesía, tu música. Aquí no tienes que aparentar nada

-Vaya- exclamó Ronald 

-Lo sé. Yo solo pido una cosa- Ronald aguardó- Que te expreses mediante todo lo que tenemos aquí, que no desaproveches ni una oportunidad. Entendido- Ronald asintió y la profesora lo dejó

Ronald se paseó por el lugar, observando las mil y un maneras que tenía para expresarse. Sus dedos rozaron los instrumentos y las acuarelas. No sabía por dónde empezar. Se dirigió hacia el área de pintura una vez más, ese sería su inicio, y cuando se acercó a un lienzo, la vio, Melannie estaba a unos pasos de él, algo que e pareció extraño; nunca pensó que compartiría dos clases seguidas con la misma persona. Estaba lo suficientemente cerca para distinguir lo que pintaba: la mansión Robinsonn. Sorprendido, se acercó a observar mejor, esta vez si lograría que le hablara.

-Hola, ¿ Melannie ?- la nombrada se detuvo y lo miró rápidamente

-¿ Quién te lo dijo ?- dijo rápido

-¿ Qué cosa ?

-Mi nombre, ¿ quién fue ?

-Astrid, mi prima- Ronald notó que estaba tensa- ¿ Es algo malo ?

-Solo... Me tomó por sorpresa- ambos vieron la pintura

-Está hermoso- alagó Ronald

-No lo sé. Siento que me falta algo

-Te lo digo en serio, es igual a la verdadera. Te lo dice alguien que vive allí

-Oh, eres un Robinsonn- dijo la chica con desánimo

-Pensé que ya lo sabías, todo el mundo parecía saberlo

-Si, bueno, no tengo muchos amigos- Melannie se levantó- Ahora me tengo que ir

Ronald observó extrañado cómo la chica se iba hacia la gran pared en blanco. Por un momento, se sintió algo rechazado, y no podía evitar pensar que se debía a su apellido. Comenzó a caminar hacia un lienzo, donde empezó a pintar. Su pincel rozaba con suavidad la tela de algodón, siempre después de haberlo llenado de alguna pintura; Azul, blanco, naranja, verde, negro, amarillo, rojo. Pintó un atardecer, el mar, una costa con palmeras, y su dibujo habría terminado. 

-Veo que te gustan las acuarelas- comentó la profesora mientras se acercaba a él- Déjame ver lo que haces- Ronald giró el lienzo y lo mostró- Es hermoso

-¿ De verdad lo cree ? No estaba muy concentrado en realidad

-No puedo imaginarme lo que pudieras haber hecho si estuvieras realmente concentrado- el timbre sonó, anunciando la hora del almuerzo- ¿ Me permitirías colgarlo en el salón ?- dijo Ada al ver que Ronald se levantaba 

-Por supuesto, no veo por qué no

Ronald caminó mientras veía con el rabillo del ojo cómo su profesora admiraba su pintura. Mientras caminaba de nuevo hacia las escaleras, George se acercó a él.

-Hola, Ronald

-Hola, George

-¿ Qué tal te fue en álgebra ?

-Bueno, creo que le di una mala impresión al profesor

-¿ Por qué ?

-Estaba mirando a Melannie y no pude prestar mucha atención 

-¿ Estabas mirando a Melannie ?

-Si, ¿ la conoces ?

-Todo el mundo la conoce, fue una lástima lo que le pasó el año pasado- Ronald lo miró atento mientras entraban en la cafetería- Todo fue por Esther, eran amigas y Melannie le contaba todo, cosa que tu prima usó en su contra. Le reveló su secreto más vergonzoso a toda la escuela. Desde entonces, Melannie no volvió a tener amigos

-¿ Cuál era su secreto ?

-Que desearía ser una princesa y vivir en la mansión Robinsonn