Capitulo 27; Avistamientos
Tanto Ronald como Astrid retrocedieron un paso por el miedo. Vieron cómo de las sombras, una figura se acercaba hacia ellos y se prepararon para quien sea que estuviese allí.
-No te preocupes, Ronald. Tú tampoco, princesita- para este punto ya sabían de quién se trataba
-¿ Tú otra vez ?- Ronald vio al chico rubio de la otra vez salir de la oscuridad y acercarse a ellos
-Tenga cuidado, podría despertar a los demás
-¿ Qué es lo que quieres ?
-Ya se lo dije. Lo que quiero es su reloj
-Entonces ya te puedes ir. No te lo daré
-Como usted quiera. Igual, algún día me lo dará- el rubio pasó al lado de ellos y siguió por las escaleras
Ronald y Astrid lo siguieron hasta que salió por la puerta principal. luego compartieron una mirada y volvieron a donde estaba antes.
-¿ Quien será ese tipo ?- preguntó Astrid
-No lo sé- contestó Ronald- Pero estoy seguro de que nos traerá problemas
El sol de un nuevo día salió como cualquier otro, con la excepción de que algo había cambiado afuera, algo que ni Astrid ni Ronald notaron antes; todas las superficies estaban cubiertas por una gruesa capa blanca, y los arboles parecían haber cambiado el color de sus hojas también.
-¿ Nieve ?- Alice había abierto la puerta cuando iban a salir para Bookstore
-¿ Nieve ?- repitió Astrid detrás de ella- ¡Nieve!- gritó mientras salía corriendo por las montañas de color blanco
-Astrid, ¿ qué haces ?- preguntó Esmeralda, cuando ella y Ronald también salieron
-Mira, Esmeralda- Astrid sostuvo una bola de nieve en sus manos- ¡Es nieve!
-Astrid se ve muy emocionada- observó Ronald
-Cuando nos mudamos de aquí, nos marchamos a Paris, y casi nunca veíamos nieve allá- explicó Alice- Por eso debe de estar tan emocionada
-¿ Y tú no ?- preguntó Ronald
-Si, pero sé contenerme mejor
-No hay por qué hacerlo- Ronald se agachó y formó con sus una bola de nieve- Si están emocionadas hay que disfrutar lo mayor posible
Con un movimiento de mano, Ronald lanzó la bola contra Alice y esta se estampó en su cara antes de desmoronarse.
-¡Rona...!- no pudo terminar de hablar, otra bola le impactó desde el otro lado, una que había lanzado Esmeralda- ¿ Tú también ?
-Vamos, Alice. No está mal divertirse de vez en cuando- Esmeralda tenía otra bola de nieve en la mano, lista para lanzarla
-¡Guerra de bolas de nieve!- declaró Astrid y todos comenzaron a lanzarse unos a otros
Las bolas de nieve saltaban de todas partes, chocando contra árboles, rocas y contra ellos. Todos reían mientras seguían jugando cuando alguien apareció.
-Veo que se divierten- una voz hizo que se detuvieran en seco
Todos voltearon y vieron una cara que se les antojaba tan insoportable como conocida. Se reagruparon ante la posible amenaza que podrían estar pasando; Ronald, enfrente de todos, estaba flanqueado por Alice y Esmeralda, y Astrid estaba un poco más alejada.
-¿ Sabes lo insoportable que resultas ser ?- Ronald vio cómo los ojos verdes de aquel rubio expresaban diversión
-¿ Vengo en son de paz ?- dijo en tono jocoso, como si fueran amigos del alma que solo se jugaban una broma- Solo quería acompañarlos
-Lo siento, ya terminábamos- se apresuró Astrid
-Eso es una verdadera lástima, princesa, me encantan las peleas de bolas de nieve
-Bueno, en todo caso, ya nos íbamos- dijo Alice con firmeza y sus ojos se encontraron con los del sujeto misterioso
-Vaya, ¿ y tú quién eres ? No te había visto antes. ¿ No eres de por aquí, verdad ?
-¿ Estás jugando conmigo ?- Alice mostró un tono algo molesto
-Bueno- dijo mientras se acercaba más a ella. Todos se tensaron- No creo que seas de los Robinsonn. Ninguno de ellos podría tener una belleza tan singular
Todos se ofendieron ante el comentario, sobre todo Astrid, que se veía más que molesta; después de todo, Alice era su gemela.
-Somos gemelas, por si no te habías dado cuenta- gruñó Astrid
-Y aún así no puedo creer que tu hermana sea tan hermosa y tú, bueno, solo seas tú
-Ronald, déjame romperle la cara- le susurró a su primo
-Es todo tuyo- le permitió
Astrid se remango las mangas de la camisa mientras se dirigía hacia la persona ajena al grupo. Le lanzó un puño a la cara, pero en una fracción de segundo, el sujeto se quitó.
-Vaya, eso estuvo cerca. Pero, ¿ qué se puede esperar de una princesa ?
Astrid siguió lanzándole puños a todas partes mientras este se movía con la misma velocidad de antes.
-Astrid, detente- le ordenó su hermana
-¿ Lo estás defendiendo, Alice ?
-No, estoy tratando de ahorrarnos problemas- susurró- Ya nos encargaremos de él. Después de todo, no vale la pena
Astrid volvió con el grupo mientras el otro chico también volvía a su lugar, en frente de ellos.
-Muy bien, su Majestad- comenzó Ronald- Me complace anunciarle que no fue un placer su visita, no lamentamos que no hayamos podido jugar con usted, pero ya nos tenemos que ir
-No hay ningún problema- contestó este a su vez- Ya habrá más tiempo para hacerlo. Príncipe Ronald, princesita Astrid, Alice, hermosura, solo quiero decirte algo antes de irme; Tú eres la historia más bonita que el destino escribió en mi vida- él tomo su mano y la levantó para besarla
-¡No te atrevas a hacerlo o te juro por mi vida que esta vez no solo trataré de darte un golpe!- la amenaza de Astrid hizo que se detuviera, dejó la mano de nuevo en su lugar y se marchó sin mirar atrás
-Alice, no puedes estar considerando en serio lo que te dijo ese tipo- mencionó Astrid mientras iban llegando a la tienda
-Por supuesto que no- contestó- Es solo que... Nadie antes me había tratado así. No supe que hacer o sentir cuando iba a besar mi...
-¡Ni me lo recuerdes! Solo de pensarlo se me revuelve el estómago
-Bueno, de todo esto hubo solo algo que me molestó- comentó Esmeralda mientras seguía a Ronald por la entrada de la tienda de Tim
-¿ Qué cosa ?- quiso saber Ronald
-Bueno, el no me dijo nada cuando se iba. Ni siquiera se burló por nada sobre mí. No se si estar aliviada o preocupada- el resto comenzó a reír ante la absurda explicación
-Bueno, pudo haber sido porque fuiste la única que no habló en todo el encuentro
-Pudo haber sido eso- coincidió
Cuando todos estuvieron en la tienda, comenzaron con todo. Ronald les indicó a cada una qué iba a hacer; Astrid, armaría el estante de la pared Sur; Alice, armaría el estante que estaba en frente del que armaba su hermana; Esmeralda, armaría la mesa faltante, cerca de la entrada; Ronald armaría el mostrador. Cada uno se concentró en su trabajo. Las manos de Ronald tomaron la primera pieza, y justo cuando iba a comenzar, recordó una promesa que había hecho, por lo que soltó lo que tenía y se dirigió al almacén, cuando regresó tenía unas latas de aerosol, que Tim le había ofrecido, y comenzó a pintar la R que había visto antes, hecha por Tim. Recordó las característica que tenía, la corono y el escudo, y las plasmó en una enorme pintura en la pared que iba detrás del mostrador; era tan grande que cualquiera que se acercara la vería. Esperó a que la pintura se secara y armó el mostrador. Para cuando terminaron, no había más que hacer que colgar el letrero y llenar los estantes, por lo que se marcharon.
-¿ Y dónde dijeron que vivían ?- preguntó el taxista que los llevaba y ellos se miraron preocupados
-En la mansión Robinsonn- contestó Ronald- No será un problema ¿ verdad ?
-Los podré subir hasta el bosque, de ahí no puedo hacer más
-Gracias
-Aunque creo que deberán mudarse si quieren recibir correo
-¿ Correo ?- preguntó Esmeralda
-Si, hay un nuevo cartero en el pueblo, y no creo que vaya a llegar hasta allí
-Gracias por la información- agradeció Ronald
Cuando llegaron a la mansión, vieron a Esther, acostada en el sofá y con unos papeles en la mano.
-Chicos los estaba esperando- los recibió con amabilidad
-Hola, Esther- dijo Alice- ¿ Qué Tienes ahí ?
-Son unas cartas para algunos de ustedes. Un chico muy apuesto vino a dejarla. Dijo que era el nuevo cartero- los recién llegados compartieron una mirada de confusión- Esta es para Esmeralda y esta para Alice- dijo mientras se las pasaba- Astrid, Ronald, lo siento, no dejaron nada para ustedes
-Descuida, Esther- contestó Ronald
-Por cierto, ¿ dónde han estado ?
-Nosotros, pues...
-Estamos organizando algo- se apresuró Alice
-¿ Me cuentan ?- dijo con tono entusiasmado
-Lo siento, Esther, es un secreto
-Bueno, da igual. Ahora me tengo que ir. Nos vemos luego- dijo mientras salía por la puerta, que aún estaba abierta
-¿ Quién les habrá enviado cartas ?- dijo Astrid a Esmeralda y Alice
-A mi fue Gabriel- contestó rápidamente Esmeralda al abrir el sobre- Y a ti, Alice, ¿ quién fue ?
-A mi...- dijo mientras abría el sobre. Alice vio un nombre escrito en la hoja de papel y cuando lo leyó lo hizo casi sin aire-...El sujeto misterioso
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