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Capitulo 22; Planos

Jazmine vio a su hijo con confusión y nostalgia a la vez. Su rostro mostraba que nunca había tenido la más mínima intención de que Ronald alguna vez preguntara referente al tema. Le costó mucho tiempo procesar lo que su hijo, su tesoro más preciado, acababa de decir. 

-¿ Mamá ?- la llamó Ronald al ver que después de unos minutos Jazmine no contestaba 

-Perdóname, cariño, me distraje un momento. ¿ Qué fue lo que preguntaste ?

-Me gustaría saber qué pasó con papá- Jazmine puso una cara que mostraba tristeza- Mejor olvídalo, no quiero causarte daño con mis preguntas estúpidas- Ronald bajó la mirada

-No, no, mi amor, tú estás creciendo y te das cuenta de cosas, aunque me gustaría que no fuera así- susurró esto último para sí- Verás, cuando te tuvimos a ti, fue la época más hermosa que viví en toda mi vida. Tú eras, eres y siempre serás mi mayor tesoro, y no necesito conocer tú apellido para saber que vales mucho, más de lo que yo nunca pedí- ante este comentario Ronald abrió los ojos enormemente 

-¿ A qué te refieres ?- titubeó Ronald

-No es necesario que lo ocultes, Ronald, yo conozco a tu familia desde mucho antes que tú, e incluso sé del legado desde antes de que tú nacieras, por eso te doy tanta libertad- Ronald agachó la cabeza- Verás, cuando nos marchamos a Estados Unidos, tenías tres años, y no pasó mucho tiempo antes de que tu padre tuviera que volver a viajar de regreso a su antiguo hogar. Antes de ese viaje, te dejó su reloj, prometiendo que en algún momento nos volveríamos a encontrar, y seríamos la mejor familia de todas- a Jazmine se le quebró la voz, e incluso soltó algunas lagrimas 

-¿ Y qué pasó ?- Ronald se interesaba cada vez más 

-Tu padre viajó, se suponía que regresaría con tus abuelos unos días después. En el viaje tuvieron un accidente de auto. Tus abuelos murieron, pero no encontraron el cuerpo de Rey. Nunca más supe de él. Sé que su reloj... Tu reloj, tiene algo que nos puede ayudar a encontrarlo, pero no tengo ni idea de dónde esté ese algo, ni de qué sea

Ronald miraba atento y escuchaba todo lo que salía de la boca de su madre. Le gustaba mucho por fin saber lo que había pasado con su padre, e incluso tenía la esperanza de algún día encontrarlo. 

-Nunca voy a olvidar sus últimas palabras antes de partir: "Tú estás en mi, y yo estoy en ti. Nunca nos separaremos, y aunque lo hiciéramos, siempre nos volveremos a encontrar, en algún momento, en algún lugar,  y ahora no necesitamos oro ni joyas para ser felices, Ronald es nuestro tesoro, y tú y yo no estaremos demasiado lejos. Si algo me pasara, me encontrarás, sé que lo harás, junto con nuestro hijo"

-Eso es hermoso, mamá- dijo Ronald tras vacilar un momento 




Horas después, Ronald se encontraba en su cuarto analizando lo sucedido. Era increíble que su madre le hubiera ocultado eso por tato tiempo, pero comprendía que era un poco doloroso para su madre recordar todo eso, y trataba de protegerlo del legado y su familia por su reloj, debido a esto era que Ronald no conocía sus raíces. Mientras pensaba en esto algo le vino a la cabeza; el primer día, la carta con la herencia, la mansión, el trato. ¡Lo había engañado con lo de limpiar la mansión si era real!, ella ya lo sabía. Eso no era justo. El sonido de alguien tocando la puerta de su habitación rompió el hilo de sus pensamientos.

-Adelante- concedió

-Hola, Ronald, ¿ cómo estás ?- era Esther. Era el momento de comenzar a molestarla 

-Hola, Esther. ¡Qué alegría me da verte!

-¿ Y eso por qué ?- la expresión de Esther cambió totalmente 

-Si te dijera, prima. Estuve pensando en lo que me dijiste, sobre que cambiaste y todo eso, y la verdad es que me convenciste 

-¿ Ah si ?

-Si- dijo levantándose de la cama- Y me gustaría que nos reconciliáramos

-¿ De verdad ?- Esther se veía muy extrañada 

-Si. ¡Ven acá, prima!- dijo acercándose y dándole un abrazo- Abrazo de reconciliación

-Si... Por supuesto

-Pero de todas formas, ¿ a qué venías ?- Ronald se separó cortando el abrazo- ¿ Cómo puedo ayudar y mi nueva prima amiga ?- Ronald estaba que vomitaba dado las palabras que decía 

-Bueno yo solo quería preguntarte si querrías salir conmigo a algún lugar, para platicar un rato

-¡Me encantaría!- dijo con falsa emoción- Pero ahora tengo que ir a trabajar 

-Es... Una lastima- Esther estaba saliendo de la habitación cuando añadió- Supongo, que será otro día

-Tenlo por seguro- aseguró Ronald 

Esther se fue y cerró la puerta tras ella. Ronald se dejó caer en el colchón de su cama, resultaba muy agotador fingir. Quería dormir, pero recordó que si tenía que ir a Bookstore, después de todo, si tenía que trabajar, además de medir y analizar la tienda para empezar a hacer los planos de los estantes. Así que bajó de su habitación, solo para encontrarse a Astrid y Alice en la sala.

-Hola, chicas- saludó

-Hola, Ronald- contestaron al unísono lo que les causó rabia a ambas 

-Entonces, ¿ ya saben llegar a la tienda ?

Ambas asintieron.

-Muy bien, nos vemos allá- cuando Ronald dijo esto, Esther apareció a unos pasos de ellos y los miró fijamente. Astrid se percató 

-No olviden llevar los globos- dijo e un tono no muy silencios. Los otros supieron a qué se refería 

-Por supuesto. Gracias por recordarlo, Astrid- dijo Ronald. Astrid sonrió 

Ronald se separó y empezó a caminar hacia la puerta principal, saludó a Esther con una sonrisa y se marchó camino al espeso bosque. No le gustaba mucho ese lugar, siempre se veía tan sombrío que le causaba algo de inseguridad, aunque no lo demostrara. Poco después llegó a la tienda de Tim, entró gracias a la copia de las llaves que tenía y al entrar vio a Tim e el mostrador.

-Hola, Tim- saludó

-Su majestad, bienvenido

-No tienes que ser siempre tan formal. Además no quiero que todos los clientes descubran que desciendo de la realeza. Eso no sería muy discreto- añadió en un susurro- Por favor, llámame Ronald

-Por supuesto, su ma... Ronald- Tim sonrió y Ronald correspondió a la sonrisa- Dígame, Ronald ¿ Ha pensado en algunas ideas para la remodelación de mi humilde tienda ?

-De eso quería hablar. Necesito tu permiso para tomar las medidas de la tienda y así saber cómo empezar a hacer los nuevos estantes...

-¿ Hacer ? ¿ Usted hará los muebles para mi tienda ?

-Si, pero como ya dije, necesito tu permiso

-No se diga más, puede empezar cuando quiera 

Ronald se dirigió hacia una pared pero se dio cuenta de algo; había dejado las herramientas en la casa.

-Descuide- dijo Tim en tono amable tras comprender lo que pasaba- Tengo algunas herramientas en el depósito. Iré por ellas- dijo saliendo de la habitación

Ronald esperó, observando las figuras de la pared, algunos dibujos que parecían no tener sentido alguno, eso pensaba hasta que vio eso, una R, y aunque pareciera algo totalmente estúpido, era una R hermosamente pintada, en forma de escudo, y con una corona en la pate de arriba. Ronald pensó en lo agradecido que estaba Tim con su familia, lo suficiente como para marcar la tienda con su símbolo. Mientras Ronald seguía admirándola, Tim apareció.

-¿ Mira mi pequeño recuerdo ?- preguntó el anciano

-Está muy lindo, Tim- aseguró Ronald

-Gracias

-Lo agregaré a las cosas que haré al remodelar- Ronald se volteó en dirección a Tim- Puedo hacerlo más grande, y seguiría siendo tú recuerdo, en una gran obra de arte 

-¿ Cree que soy digno de que un príncipe haga una replica de mis garabatos ?

-No debes expresarte así, Tim, esto es hermoso- dijo señalando el dibujo- Por supuesto que eres digno, mas que digno. Además debes recordar que yo no soy un príncipe 

-Muy bien, Ronald, aquí tienes una cinta métrica. Puedes comenzar tu trabajo

-Manos a la obra- dijo tomando el instrumento

Ronald midió la tienda de Tim de largo y de ancho, y descubrió que medía treinta y seis metros cuadrados, algo difícil de ver si se tenía en cuenta los tantos estantes, viejos y algo polvorientos, que se apretujaban entre los pasillos. Una vez que los sacaran todos, la tienda mostraría todo su esplendor. Ronald tomó de lo que traía Tim, un lápiz y un cuaderno, y cuando comenzó a dibujar el plano de cómo debería verse la tienda una vez remodelada, el sonido de la campana de la puerta, anunció la llegada de alguien.

-Hola, Ronald- la voz era la de Alice, seguida de los saludos de Astrid y Esmeralda

-¿ A qué se debe la visita de tantas princesas ?- quiso saber Tim 

-Ellas quisieron ayudarme con la remodelación- aclaró Ronald 

-Bueno entonces sean bienvenidas- Tim esbozaba una gran sonrisa mientras que las recién solo escuchaban 

Alice, Astrid y Esmeralda, se acercaron a Ronald a paso lento.

-¿ Qué haces ?- preguntó Esmeralda 

-Uno de los planos  

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