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Capitulo 20; El Intruso

Ronald contempló las diversas máquinas que parecían estar habitando el sótano de su mansión desde hacía bastante tiempo; se veían tan polvorientas y antiguas, que no parecían de ese siglo. Los dedos de Ronald, se pasearon por los dientes de una sierra, para luego pasar a un martillo.

-¿ De dónde salieron ?- Preguntó Ronald refiriéndose a las maquinas y herramientas que adornaban su sótano 

-Todos creemos que fue tu bisabuelo, Richard, quien las trajo para hacer sus trampas y pasadizos. Solo quedó el en la mansión después del legado, y antes de eso no estaban

-¿ Eso quiere decir que este sótano ya estaba aquí antes ?

-Bueno, creo que si. Es de los pocos pasadizos de los que no sé absolutamente nada

-¿ Cómo es que no las vi antes ?- dijo Ronald centrando su vista en el gran horno- Quiero decir, las vi el día que llegué, pero después ya no 

-Alguien las cubrió con una manta, y nadie las había notado, nadie excepto yo- Astrid señaló la manta en el piso- Las descubrí cuando vine a buscarte

Mientras Ronald seguía admirando la maquinaria, pasaron unos minutos silenciosos, hasta que Astrid lo recordó.

-Llámala- ordenó sin más

-¿ Perdón ?- Ronald se volteó rápidamente

-Llámala- repitió

-¿ A quién ?

-Pues a Jazmine, ¿ a quién más ?

-Pero, lo haré des...

-No, Ronald- Astrid se cruzó de brazos mientras lo interrumpía- Después no podré verte y no sabré si si lo hiciste. Debes llamarla, ahora

-Está bien- se rindió tras un suspiro.

Ronald sacó el teléfono de su bolsillo trasero y marcó el número de su madre. Después de unos minutos contestaron.

-¿ Bueno ?- se escuchó la voz de Jazmine

-Hola, mamá

-¡Ronald! ¿ Dónde estás ? ¿ Estás bien?

-Si, mamá, estoy bien. Estoy en casa con Astrid 

-Me alegro mucho de que estés bien

-Lamento haberlos preocupado 

-Ya no importa. Cuando llegue hablaremos sobre eso

-Está bien, mamá. Hablamos después- Ronald colgó 

-¿ Y bien ?- quiso saber Astrid aún con los brazos cruzados

-Es probable que me castiguen- Astrid no pudo evitar soltar una pequeña carcajada 

-Lo tienes bien merecido. No debiste escapar del castillo, príncipe encantador. Ahora la dragona está furiosa- dijo para volver a reír

-No me parece gracioso, Astrid. Yo no he escapado, estaba trabajando 

-Es lo mismo. No dijiste que te quedarías hasta después del almuerzo

-¿ Vas a seguir burlándote de mi o me vas a ayudar con la remodelación ?

-Discúlpeme, su Majestad- Astrid hizo una reverencia

-Bueno, bueno, basta con lo de los títulos reales, princesita- Astrid lo miró con algo de rabia- Traeré algunas cosas para hacer los planos. Nos vemos en la sala

Ronald se dirigió hacia su cuarto, tomó algunas hojas de su bloc de dibujo unos lápices y reglas, y estuvo listo para volver a bajar. Cuando salió al pasillo, de pronto, todo pareció escaparse de sus manos yendo al piso, cuando vio a alguien en el mismo pasillo que él; esta persona era un hombre, quizás un año más grande que el; llevaba un pantalón y una camisa negra, pero no llevaba cubierta la cara. Ronald no pudo reconocerlo; era de pelo rubio, ojos verdes y nariz respingada. Sus miradas se encontraron por un momento, antes de que aquella persona se diera media vuelta y empezara a caminar hacia las escaleras. Ronald se quedó pensando quien podría ser, hasta que recordó que no estaba solo en la casa, estaba con Astrid. Pensando en esto se relajó un poco más, se agachó para tomar lo que se le había caído y comenzó a caminar con una sonrisa en la cara. Cuando llegó a la sala encontró a Astrid mirando hacia la puerta central con expresión seria.

-Bueno veo que has invitado a un amigo, Astrid- mencionó Ronald riendo

-¿ Qué ?- dijo Astrid confundida

-Si me fueses dicho que alguien vendría no me fuese asustado tanto cuando lo vi en el pasillo de arriba

-Ronald, no tengo idea de qué estás hablando

-Del chico que salió hace unos minutos- Ronald frunció el ceño- ¿ No es tu amigo ?

-Pensé que lo habías invitado

-No, yo no lo conozco

-Entonces, si tu no lo conoces y yo no lo conozco, ¿ quién es el ?

-No lo sé- Ronald se puso serio- Pero algo es seguro, entró a nuestra casa sin ninguna invitación 

-¡Esther!- dijo Astrid tras un momento

-Claro, puede que Esther esté detrás de todo esto- coincidió- Pero ¿ cómo pudo él entrar si solo hay dos llaves ? una la tengo yo y la otra mi mamá

-¿ Hay dos llaves ?- quiso saber Astrid

-Después te cuento. Pero entonces, ¿ cómo entró ?

-No entró por la puerta principal, eso es seguro

-¿ Cómo lo sabes ?

-Estuve aquí todo el tiempo, lo habría visto

-Entró por otra entrada- Ronald tuvo una idea

-Pues eso está muy claro, di algo que ya no sepamos, Ronald 

-Sé dónde está esa entrada

Ronald llevó a Astrid hasta el sótano, para luego ir al espacio en donde estaba lo que parecía una gran biblioteca. Al lado de un gran estante, estaba ese ascensor que Ronald había descubierto en el fin de año.

-¿ De dónde salió esto ?- Astrid estaba sorprendida

-Bueno, en año nuevo lo encontré. Esto lleva a un pasadizo y el pasadizo se conecta con el del lago 

-Increíble

-Entonces ¿ qué esperamos ?

Ambos se adentraron en el ascensor y comenzaron a bajar. Se detuvieron unos minutos después en la parte más baja de la mansión y comenzaron caminar.

-Con cuidado- advirtió Ronald- La última vez que estuve aquí dos tipos intentaron matarme

Se adentraron en el oscuro pasillo hasta llegar a un puerta, por donde entraron a una habitación que Ronald reconoció, ya había estado ahí; era ahí donde a Esther casi la matan y a Ronald lo dejaron sin memoria. Logró divisar, pegada a la pared, una nota con su nombre, y los dos se acercaron a ver. Ronald la tomó.

-¿ Qué dice ?- Quiso saber Astrid

-Príncipe Ronald Robinsonn- comenzó a leer- necesito verle lo más pronto posible para discutir un tema sumamente importante. En estos momentos, mi nombre no es de mucha importancia,, pero como ya dije lo busco por algo muy importante. Véame en el lago dentro de una hora

-¿ Príncipe ? Esto quiere decir que quien sea que halla entrado en la mansión conoce y tiene que algo que ver con todo esto de la realeza

-Y peor aún, puede que también quiera el legado, y por lo tanto, a mí



Una hora después, Ronald iba a ir al lago. Le preocupaba demasiado que este nuevo sujeto hiciera algo más que hablar con él, no le agradaba la idea de que ahora otra persona estuviera involucrada, ya suficiente tenía con su familia. Mientras bajaba las escaleras, vio al pie de estas a Jazmine, no había hablado con ella, y temía que lo castigara y no pudiera ir a ver al sujeto misterioso, como el y Astrid lo había nombrado.

-Ronald, debemos hablar- comenzó Jazmine cuando el terminó de bajar las escaleras 

-¿ Debe ser ahora ? Tengo que salir y tengo prisa ¿ No puede ser después ?

-No, Ronald. Es que de eso se trata. Últimamente estás muy... Distanciado, ya no pasas mucho tiempo con tu madre y eso, la verdad, me pone algo sensible

-Lo lamento mucho, mamá. He pasado tanto tiempo con Esmeralda que casi no te presto atención a ti, además de que a veces salgo sin decir a qué hora regresaré, y sé que eso te preocupa. Otra vez, perdón

-Está bien, cariño. Debo comprender que estás creciendo y tienes otros intereses

-Ahora me tengo que ir, pero prometo que pasaré más tiempo contigo- Ronald ya se estaba alejando

-Por cierto- dijo impidiendo que su hijo se fuera- Ya te inscribí en una nueva escuela. Empezarás a ir dentro de una semana. Estudiarás con tus primas

-Es fantástico, mamá- Ronald le dio un beso en la mejilla a su madre- Gracias

Ronald salió de la casa antes de que su madre se lo volviera a impedir, y en frete de su casa se encontró a Astrid.

-No irás solo- le dijo su prima- Iré contigo 

-Está bien

-Y no me dirás que no- continuó sin escucha a Ronald

-Ya te dije que si puedes venir

-¿ De verdad ?

-Bueno la carta no dijo que no podía ir alguien más

-Esto será increíble- dijo muy pausadamente 

Juntos fueron al lago y cuando llegaron lo vieron, el sujeto misterioso estaba no muy lejos de ellos; vestía un traje muy elegante y unas gafas de sol que ocultaba sus ojos verdes de la luz del sol. Astrid y Ronald se acercaron a él.

-Príncipe Ronald- dijo cuando ya estaban cerca de él- Fuese preferido que viniese solo. Ya sabe, de príncipe a príncipe

-Astrid también es una princesa, ¿ sabes ?

-Si, pero no son las princesas las que se hacen cargo de los negocios reales, ¿ o si ? - esto dejó pensando a Ronald 

-Ya deja de parlotear y dinos qué quieres- dijo entonces Astrid 

-La verdad es que lo que quiero es muy sencillo- se dirigió a Ronald y añadió- Quiero, debo y merezco tener su reloj, su majestad




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