Capitulo 17; Un favor de Tim
Ronald y Esmeralda no terminaban de atravesar el bosque cuando escucharon un ruido, algo que no estaba muy lejos de ellos; voltearon la mirada y vieron que unos de los arbustos del pequeño claro en done estaban se movía.
-¿ Qué es eso ?- logró articular Alice
-Bueno, es un bosque, puede ser algún animal salvaje, o...- Ronald llevó sus dedos a la barbilla
-¿ O ?...¿ O qué ?- Alice empezaba a titubear, no sabía por qué tenía tanto miedo
-O puede ser algún fantasma que vino a pasear- bromeó Ronald
-¡Ronald no es gracioso!
-Tienes razón- dijo después de reír un poco- mejor vayamos a ver qué es
-Ve tú yo no quiero- Alice se cruzó de brazos y le dio la espalda a su primo
-Muy bien, entonces iré yo y podrás quedarte aquí sola con tus fantasmas
-¡No es un juego!- Alice se volteó rápidamente para encontrarse con la cara burlona de su primo- Iré contigo solo para... Asegurarme de que los fantasmas no te lleven. Después de todo, eres mi primo favorito
-Soy tu único primo, Alice
-Es por eso- Alice se rió de su chiste
Ambos se dirigieron hacia el arbusto que se movía desesperadamente. Cuando iban llegando Ronald estiró el brazo, preparando su mano para tomar el arbusto y quitarlo, y justo en ese entonces algo saltó saliendo del arbusto y sobresaltando a los presentes, aunque no era algo sino alguien, era Astrid.
-¡ASTRID! ¡¿ Se puede saber qué haces aquí ?!- Alice estaba que echaba chispa mientras su gemela y Ronald no podían parar de reír
-Esa estuvo buena, Astrid- mencionó Ronald entre risas
-Muchas gracias público- Astrid hizo una reverencia mientras su hermana le daba un golpe en la cabeza- ahora me tendré que retirar por fallos técnicos
-Contesta ya- le recordó Alice
-¿ Qué quieres que conteste ?- Astrid ladeó levemente la cabeza
-Qué haces aquí- esta vez no era una pregunta
-Ah eso, me envió tía Emma, venía a advertirles, como ya no confían en ti, hermanita, me enviaron para que te vigilara y escuchara en caso de que tú y Ronald estuvieran juntos, o por si le sacas información y no dices nada
-Entonces eso es- meditó Ronald
-Y también enviaron a Esther
-¿ Segura que no te siguió ?- quiso saber Alice
-No, tomé un atajo, pero si me trato muy extraño antes de salir, me deseó buena suerte- dijo lo ultimo en un susurro y en tono de asombro
-Bueno su plan sigue- dijo Ronald
-¿ Plan ? ¿ Cuál plan ?
-Después te contaremos
-Bueno yo me voy antes de que llegue Esther y me encuentre hablando con ustedes- Astrid se fue de nuevo al arbusto y añadió- Ten cuidado, hermanita, puede que más adelante haya otro fantasma
Alice gruñó y cuando iba a lanzarse para golpear a Astrid, Ronald la tomó por los hombres para tratar de calmarla diciéndole que tenían que llegar al pueblo. Quince minutos después habían salido del bosque y se encontraban bajando una colina para llegar al pueblo, colina desde la cual se podía apreciar un hermoso paisaje; los rayos del sol se extendían por todo el cielo y las pequeñas nubes que habían, blancas y esponjosas, jugaban en el viento, dejando ver un increíble color azul que, para la época, no era común ver. Llegaron a la ciudad poco después y comenzaron a caminar por el camino de asfalto. Se dirigieron directamente al centro de la ciudad, donde se encontraba la tienda de Tim.
-¿ Hola ?- un cascabel en la puerta anunció la llegada de Ronald y Alice a la tienda- ¿ Tim ?
El anciano levantó la cabeza al reconocer la voz de quien pronunciaba el diminutivo de su nombre y se dirigió rápidamente hacia ellos, exhibiendo un sonrisa que mostraba una gran cantidad de arrugas en su cara.
-¡Su Majestad!- dijo con felicidad-
-Bueno verá, ella es...- Ronald señalaba a su prima cuando el anciano terminó la frase
-La princesa Alice, es un placer conocerla al fin
-¿ Princesa ? Ronald, ¿ de qué habla ?
-Verás, a Tim le gusta llamar a los Robinsonn por sus títulos reales
-¿ A qué se debe esta vista ?- quiso saber Tim
-Bueno verás, Tim, quería saber si tú...- de repente, Ronald recordó algo, había dejado las fotos
-¿ Qué ocurre ?- Alice frunció el ceño
-Oh, oh
-¿ Oh, oh ?
-Dejé las fotos
-¡¿ Qué ?!
-Las dejé encima de la mesa del comedor- la voz de Ronald mostraba frustración
-¿ Saben ? se les ha quedado algo- alguien más atravesó la puerta de la tienda, alguien que en ese momento era la salvación del cuadro investigativo
Astrid entró, trayendo en la mano derecha una bolsa que contenía las fotografías tomadas el día anterior.
-¡Alice!- Ronald estaba que saltaba de felicidad
-¿ Alice ?
-Princesa Alice- Tim sonaba complacido
-Si, si, lo sé, soy su salvación- presumió- ¿ El quién es ?- peguntó viendo a Tim
-Su majestad, es un placer, mi nombre es Timothy, pero me puede llamar Tim
-Es una historia larga- aclaró Ronald al ver la cara de confusión de Astrid- Muy bien, Tim, se que es algo un poco difícil de cumplir, pero ¿ crees que me puedas sacar copias de estas fotos ?
Ronald regó las fotos por el mostrador mientras que Tim las admiraba con delicadeza.
-Podré pagarte una parte ahora- mencionó Ronald
-No se preocupe, Majestad, puedo sacarlas y no tendrá que pagarme nada
-Pe...
-Ya le dije que todo lo que podría pagarme ya lo hicieron sus antepasados
-Está bien- se rindió tras un suspiro- cuando podría venir por ellas
-Para mañana estarán listas
-¿ Y qué me puede decir de unos marcos para colgarlas ?
-Sería un honor para mí, les haré las medidas y los haré yo mismo
-¿ No será mucho trabajo ?
-Por supuesto que no, recoja todo mañana por la tarde
Mas tarde, estarían en la mansión, con Esther mas insoportable que nunca. Ronald fingía no saber de su teoría, pero ya se estaba yendo al máximo; quería ayudarlos en todo, les hablaba bien, les deseaba buena suerte, y aunque eso no estuviera mal, no estaban acostumbrados a tratar así con ella. Ronald se encontraba en su habitación, su ultima visita a Tim le había recordado que no había leído el libro de su familia desde que había traído los otros, así que tomó el suyo y comenzó.
Elena nunca descubrió lo que habían hecho sus hijos, dado que Richard no se lo dijo por compasión a sus hermanos. Años después Richard se casó con una joven llamada Sophia, que poseía las mismas cualidades de él, y juntos tuvieron una hija llamada Reachel y luego un hijo llamado Christopher.
Cuando Ronald terminó de leer, escuchó que alguien llamaba a su habitación y ocultó rápidamente el libro entre las sábanas para luego dar permiso para el que fuera que fuese que estuviese detrás de la puerta supiera que ya podía entrar.
-Hola, Ronald- era Esther- solo quería hacerte una pregunta
-Adelante, Esther, te escucho
-¿ Qué pasó con los marcos para las fotos ?
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