- Ronald ¡corre te llegó correspondencia!- le grita su madre desde la entrada- corre Ronald, apresúrate

-Ya voy, ya voy- dijo Ronald mientras salía de su habitación- ¿Dónde está la carta?

-Toma- le dijo pasándosela

-A ver ¿Qué será esto?- abre el sobre y saca una hoja- este sello es muy extraño

-Ay ya, léelo- le apresura su madre

-"Hola Ronald- comenzó- sé que no te acuerdas muy bien de mi, pero soy tu bisabuelo, estos últimos días me he estado sintiendo muy mal y si lees esto es porque la muerte ya me ha visitado, y por esto te escribo para dejarte como heredero de mi mansión, la gran mansión Robinsonn. Te escogí a ti porque te conozco y tienes todas las cualidades de un verdadero líder, de un verdadero príncipe, podrás encontrarte en el extranjero pero tu origen está en Inglaterra, allí encontrarás la mansión y a muchos familiares tuyos; quizás tíos, abuelos, primos y todo eso, la mayoría querrá meterte muchas ideas locas en la cabeza y te aseguro que todos quieren la mansión. te dejé unos regalos allá, espero que te gusten, con cariño Richard Robinsonn".

El pasillo se llenó de un silencio absoluto y tanto Ronald como su madre se vieron sumidos en una profunda vacilación pero unos minutos después Ronald rompió el silencio.

-Esto debe estar mal... si esto debe ser para otro Ronald Robinsonn... o debe ser una broma.. si definitivamente es una broma... ¿verdad?-dijo volteando a ver a su madre con cara de preocupación

-No lo sé, busquémoslo en internet- sacó su celular-¿cómo se llamaba?

-Mansión Robinsonn

-Mansión Robinsonn- dijo su madre escribiendo en el celular- ah mira, aquí está-le dijo pasándole el celular

-Bueno si existe

-Y es muy grande- le rectifica

-Si, pero eso no quita la posibilidad de que el cartero se haya equivocado- le replica y pasa el celular

-Te propongo un trato; tengo unos ahorros, este fin de semana viajamos a Inglaterra si lo de la mansión es mentira cuando volvamos te compro un nuevo celular

-Espera antes de aceptar, si lo de la mansión es real ¿tú qué ganas?- le dijo conociendo sus intenciones

-Si lo de la mansión es real tú harás la limpieza de la casa- estiró la mano con una sonrisa maliciosa- ¿es un trato?

-Es un trato- dijo Ronald estrechándole la mano, con esto habrían cerrado el acuerdo- Pasaron los días y llegó el viernes, el año escolar se había ido y en su lugar el fin de semana tan esperado, se acercaba cada vez más. Ronald estaba en la escuela en un examen final. Ring, Ring, suena el timbre y el profesor pasa recogiendo los exámenes.

-Muy bien chicos que disfruten sus vacaciones y espero verlos el año entrante- dijo el profesor mientras los estudiantes recogían sus cosas. Mientras Ronald, iba caminando a su casa, fue atacado por un montón de preguntas que se formulaban en su cabeza.

¿A qué se refería la carta con príncipe?

¿Acaso la muerte de mi padre tiene algo que ver?

¿El señor de la carta si será mi bisabuelo?

Estas preguntas y muchas más se hacía, desconcertándolo cada vez más.Jazmine, la madre de Ronald, decidió investigar las cosas del viaje para calcular su presupuesto, pero se alteró al ver el precio del viaje.

-Esto es mucho dinero- dijo estando completamente sola- tendría que unir los ahorros, con lo que dejó Rey- La puerta principal se abrió despacio y se cerró de igual manera.

-Mamá, ya llegue- dijo Ronald entrando en la sala de estar haciendo saltar a Jazmine y cerrar la computadora de sopetón

-Hola cariño, ¿Cómo te fue?- dijo volteándose hacia él

-bien y...- volteó a ver la computadora-¿tú qué hacías?-  Un tiempo después Ronald también investigaba unas cosas sobre la mansión, más que todo porque las palabras ''verdadero príncipe'' le quedaron resonando en la cabeza.

-La gran mansión de los Robinsonn- decía Ronald en voz baja- se dice, es una sustitución de un palacio que usó la reina Elena con sus hijos, cuando un reino enemigo los atacó y obligó a abandonar su castillo, y luego parte de sus descendientes la usaron cuando le heredó la mansión a su segundo hijo, Richard. Cuando el reino enemigo los atacó, el rey Edward Rumberguer, esposo de Elena y padre de sus hijos, murió en batalla...¿Pero, esto qué tiene que ver conmigo?- dijo elevando la voz, sin darse cuenta de que estaba solo.

Había llegado el fin de semana, el día tan esperado, y Ronald se había quedado dormido, pero escuchaba a lo lejos la voz de su madre llamándolo.

-¡Ronald ¿ya tienes todo listo?!- le llama su madre despertándolo a las seis de la mañana- ¡Ronald!

-Si mamá, ya casi salgo- dijo este al darse cuenta de que se había quedado dormida- dame unos minutos.

Ronald, salió corriendo de su cama y entró en un pequeño cuarto de baño que había en su habitación, se bañó como si fuese el mismo rayo y salió para secarse y cambiarse, para volver entrar a cepillarse, luego salió y sacó su maleta, agarró toda la ropa que tenía y la metió en la maleta a como pudo, no tuvo que preocuparse por los zapatos, solo tenía un par y los llevaba puestos. También agarró un bolso y allí metió su computadora, libros, su cepillo de dientes, su juego de ajedrez y herramientas de dibujo por ser un gran amante de este arte.

-Ya estoy listo mamá- dijo mientras salía de la habitación

La madre de Ronald, vestía un elegante vestido rojo que resaltaba sus ojos azules, aquel vestido le llegaba un poco más abajo de las rodillas, sus labios pintados y zapatos de tacón lucían el mismo color rojo intenso del vestido. Llevaba una manilla dorada, igual que su pelo y sarcillos. Su hijo vestía mucho más deportivo; llevaba un mono gris pálido, un suéter de capucha de un gris más oscuro y en los pies unos Nike negros. Llevaba una gorra negra que hacía que su pelo castaño le cayera un poco más arriba de sus ojos grises. También llevaba en su mano izquierda el reloj que le había dejado su padre, y en un oído uno de sus auriculares inalámbricos que ya estaba conectado a su teléfono y listo para reproducir canciones.

-¡Corre vámonos! se nos va a ir el avión- le apresura su madre

- Si, ya podemos irnos- El viaje en avión le trajo a Ronald muchos recuerdos de su padre, en especial uno muy particular que puso a pensar mucho a Ronald.

-Papá, papá ven a jugar

-Ya voy, solo buscaba algo, mira.

-Es un reloj.

-No es cualquier reloj.

-¿No?

-No, este reloj es especial y te voy a contar por qué: el dueño de este reloj tenía una casa muy grande.

-¿Sí?

-Sí, este dueño le regaló este reloj a su hijo. Un día mientras su hijo jugaba afuera se perdió en el bosque, entonces, después de toda una noche, el reloj abrió la puerta de su memoria y logró recordar el camino a casa, entonces su padre, muy contento, le contó que este reloj ayudaba a quien lo tuviera a volver a casa.

-Y ¿esta historia es verdadera, papá?

-No lo sé, el dueño nunca me lo dijo. Pero eso podrías descubrirlo tú.

-¿Y, por qué?

-Porque este reloj, ahora es tuyo

-¿De verdad?

-Sí

-Gracias papá...Gracias.

-Pasajeros abróchense los cinturones que estamos a punto de aterrizar- se oyó decir a través del parlante del avión interrumpiendo el recuerdo de Ronald. Este se volvió hacia su madre quien estaba dormida y la llamó

-Mamá- le decía un poco susurrado- mamá despierta, ya vamos a llegar.- Su madre se removió un poco en el asiento y lego abrió los ojos, ambos se abrocharon los cinturones y empezaron a sentir el suave descenso del avión. Al bajarse del avión les fue muy difícil encontrar un taxi que los llevara hasta la mansión, por lo lejos que quedaba.

-¿A dónde dijeron que iban?- les preguntó unos de los taxistas

- A la mansión Robinsonn- le dice Jazmine-¿Nos puede llevar?

-Pues los puedo aproximar-les dijo con su tono cantarín

-Eso nos sirve, gracias-le dijo mientras abría la puerta del taxi- El camino era muy largo y con muchos baches, tiempo después de haberse montado, al taxista se le ocurrió empezar a hacer preguntas.

-¿Por qué me dijeron que iban a la mansión?

-Es que a mi hijo le llegó una carta que básicamente decía que debía ir a la mansión.

-Ustedes no son de aquí ¿verdad?

-No yo no, soy estadounidense, en cambio Ronald si es de aquí, pero ha pasado casi toda su vida en Estados Unidos

-...Ah, la gran mansión Robinsonn. Saben dice una leyenda que ahí vivió una reina, que empezó a vivir allí cuando un reino enemigo los atacó y mataron su esposo. También dicen que antes de morir os dioses le dieron una profecía a la reina la cual decía que de sus descendientes nacería un varón que portaría el reloj de su esposo- mientras decía esto Ronald, que todavía no había hablado, se quedó viendo fijamente el reloj que le había dado su padre.

-¿Y qué pasaría con el portador del reloj?- preguntó Ronald nervioso.

-Aquel portador volvería a la mansión, tomaría a su pueblo y reinaría en nombre de todos los Robinsonn- dijo el taxista con voz susurrante y tenebrosa que hizo que a Ronald le recorriera un escalofrío-...Bueno ya llegamos- dijo retomando su tono cantarín- es lo más lejos que puedo llevarlos, tendrán que atravesar ese bosque para llegar.

-Muchas gracias- Ronald y Jazmine se bajaron- tenga- Jazmine le estiró su pago.

-¡Ey, niño, ven acá!- le dice el taxista a Ronald.

-Dígame, señor.

-¿Cómo dijiste que te llamabas?

-Ronald Robinsonn- El taxista puso una cara de horror, como si lo acabara de visitar el mismo diablo y después de unos segundos arrancó y echó marcha para atrás.

¿Y a este que bicho le habrá picado?. Se preguntó Ronald.

-Bueno ahora hay que pasar este bosque- dijo Jazmine con una falsa emoción intentando que Ronald lo hiciera también pero sin encontrar resultados.

Aquel bosque era muy oscuro; era como si mientras que en la ciudad era de día, allí era de noche. También tenía árboles muy frondosos y era húmedo, se sentía calor pero, a la vez, se sentía frío, lo que le proporcionaba un a sensación espeluznante.

-Ronald no te alejes, te puedes perder- le dice Jazmine mientras atravesaban el bosque Ronald estaba perdido en un mar de pensamientos por lo que no prestó atención a las indicaciones de su madre. Se quedó un poco atrás, luego se volteó para observar el panorama y cuando se volvió a voltear su madre no estaba.

-¿Mamá?...Mamá, si es una broma déjame decirte que no es gracioso- vio una sombra entre los arbustos y se dirigió hacia ella- mamá ¿estás ahí?

-Ronald- escucha detrás de él, al mismo tiempo que lo volteaban, por el susto pegó un corto grito ahogado- Ronald, te dije que no te alejaras- al ver quién era, notó que se había asustado por nada, pues era su mamá

-¡Mamá, ¿Qué crees que haces ?!, ¡me asusté mucho!-Jazmine se ríe.

-Ay ya cálmate, ven sígueme, encontré la salida- tras un rato lograron salir del bosque a la mansión.

-Entonces, ésta es- dice Ronald-es mucho más grande que en la foto.