Capitulo 1, La Vida Tranquila de Blu.
Era durante aquellos días, que se cumpliría al menos un año y medio de que la tribu de los guacamayos spix azules se salvó con éxito y gracias a eso mismo, ellos ahora podían por consecuente gozar de una vida tranquila y sin preocupaciones mayores, así como de una relativa paz y tranquilidad. Pues antes de todo ese tiempo, la población de todo este tipo de aves, corrió un gran peligro, un peligro de muerte, pues recientemente se llegó a saber que cierta amenaza se estaba aproximando, la cuál era tal, que como se acaba de decir, podría haberle costado a todos, las pobres aves, habrían muerto una tras otra, de manera irremediable, o al menos eso es lo que les habría pasado si decidían quedarse a morir en su hogar.
La gran mayoría, (por no decir que todos), estaban más que dispuestos a huir para así poder salvarse, pero con el dolor de saber, que tendrían que abandonar para siempre, el que por años fue su hogar, pues la amenaza, que se aproximaba hacia su hogar, era una con la que ellos, pensaba que no podía ser detenida y a la que ellos jamás podrían detener, ni mucho menos enfrentar, y así siguieron pensando, así continuaron manteniendo dicha mentalidad, al menos hasta que alguien les hizo ver, que no tenía por que ser así, y que si ellos de verdad, valoraban y apreciaban su hogar, era el momento de demostrarlo y luchar.
En esos días, la tribu, jamás imagino lo que se venía, luego de tantos años, el hogar de la tribu, si bien, seguía sin poder ser encontrado, este sorprendentemente iba a ser de todas formas destruido por completo junto con sus alrededores, y todo causado por los seres humanos, que pretendían talar el bosque y quemarlo de ser necesario, para poder de esta forma, continuar expandiendo sus dominios.
Cosa que habrían logrado, sino fuera por una cierta persona, en especial, que más tarde llevo a que todos lucharán por su hogar, puesto que el, había sido el único de todos, que estaba dispuesto a pelear en lugar de huir y además de eso, el también se las arreglaría para convencer al resto de los suyos, de igualmente luchar.
De esta forma, fue que los guacamayos descubrieron una fuerza y valentía que antes no sabían que tenían, ya que al final, fueron capaces de derrotar a los humanos, y ahuyentarlos salvando así su hogar en el proceso.
Pero cuando parecía, en aquel día, luego de una batalla más que reñida, que todo había terminado, dado que parecía que no quedaban ya más enemigos por combatir, puesto que todos los humanos habían huido de ellos, y no solo de las aves, sino también de el resto de los animales de la jungla que también se habían unido a la pelea para proteger el que también era su hogar al final de cuentas, en realidad resultó que aún no había acabado todo y aún quedó el lider de aquellos humanos, todavía dispuesto a volar en pedazos el bosque y desatar un enorme incendio forestal que muy seguramente habría atrasado con toda la jungla.
Y esto era algo que aquel hombre humanos habría logrado sino fuera porque en el último momento, este mismo guacamayo spix que en un inicio motivo a todos a pelear para defender su hogar, ahora también se lanzó a evitar que aquel hombre lograra su cometido y pudo evitar aquella explosión que sin lugar a dudas habría acabado con todo, aunque esto por poco y le cuesta la vida también a él.
Logro salvarse y sin ningún daño o repercusión mayor por fortuna. Desde ese día, este mismo guacamayo spix, que alguna vez había sido tratado, de mala forma por el simple hecho de ser diferente, ahora fue visto como un héroe por toda la tribu, y estos mismos eventos solo comenzarían un caminó para el, en el que por fin lograría adaptarse a la jungla, y a su vez, finalmente se ganaría su lugar entre los de su especie, quiénes dicho sea, por siempre le iban a agradecer su ayuda a todos. Lo que había echo por ellos.
El nombre de este guacamayo, era Blu, y si, su nombre es curioso, pero nadamás, no tiene nada de malo en realidad.
Desde aquel día, Blu tan solo pudo ver su vida, seguir y seguir mejorando, al menos en todos los problemas que el había estado teniendo desde el día en que decidieron quedarse a vivir de manera permanente en dicho lugar, que no era otro más que las selvas amazónicas de Brasil, lugar donde Blu por fin pudo adaptarse a su nuevo estiló de vida y en el que al fin, era aceptado por los demás, por como era, ya que Blu, si, cambio su forma de vivir, pero jamás cambiaría quien era.
En aquellos días, y luego de tantos años de vivir en una relativa soledad, está ya era para ese momento, solo un recuerdo de su vida pasada. Porque ahora en este punto de su vida, todo era completamente diferente.
Un nuevo día había llegado a la selva del Amazonas, y con el, los guacamayos spix azules del lugar, también se disponían a comenzar sus rutinas de siempre, todos levantandose, y saliendo a hacer lo que siempre han echo, recolectar comida, y construir nidos para los que aún no los tenían. En esos días, Blu se sentía algo agotado, por causa de la gran recolección, de los días anteriores, ahora Blu solo quería descansar un poco, pero no pudo, porque esa mañana su esposa por su parte también estaba algo "cariñosa" esa mañana y quería mucho más de el, que solo abrazarlo.
Blu: Perla cariño, por favor, aún estoy algo cansado, ahora no.
Perla: Pero amor, ayer quedaste en que tú y yo nos divertiriamos cuando volvieras de estar con mi padre, y luego no hicimos nada.
Blu: Pues porque estaba cansado.
Perla: Y aún sigues cansado al parecer, vamos amor, no me digas otra vez que no.
Blu: Discúlpame cariño, pero ahora tan solo quiero dormir.
Perla: Pero que aburrido.
Dijo Perla para luego colocarse encima de Blu, tratando de animarlo
Blu: Perla, ya es de mañana, los niños pueden haberse despertado ya.
Perla: No lo creo Blu.
Blu: Ok, pero podrían hacerlo en cualquier momento. Sabes perfectamente que no sería bueno que nos vean.
Perla: ¡Ash!
Sintiendose frustrada, ella finalmente cedió, y dejo de besar una y otra vez el rostro de su esposo al comprender que no importaba cuánto lo intentará, hoy tampoco lo podrían hacer.
Perla entonces se levantó de su cama de hojas de dónde yacían acostados los dos, y se dispuso a salir del hueco de su nido, pero no sin antes asomarse a las habitaciones de sus hijos, es decir otros tres cuartos, (o en este caso huecos), solo para encontrarlos a todos vacíos, de manera que en ese momento, Perla tan solo asumió que ellos seguro se pararon antes para poder salir a jugar de inmediato con sus amigos. Algo que desde luego, a Perla no le molestó en lo más mínimo, pues ella no era quien para quitarle a sus hijos el derecho de poder divertirse.
Aunque en cierto modo, ella en ese momento solo podía pensar en que sus hijos debían de tener muchísima más suerte que ella en lo que querían, y hasta los envidiaba un poco para ser sincera, puesto que muy a diferencia de ellos, Perla no pudo divertirse a su manera, bastante malo si se lo preguntan. El caso es que Perla se encontraba aún más que frustrada porque ella también quiso, divertirse...a su manera, con su esposo, pero el no quiso y aún por más que ella le insistió, simple y sencillamente no fue posible convencerlo y Perla se sintió vencida, al menos por esa vez, ya cuando tuviera tiempo, se las arreglaría para desahogarse y véngarse, lo que significaba que Perla castigaría a Blu, y lo mejor para el sería estar preparado y ahora sí con mucha energía para lo que ella planeaba hacerle. No sé le podría escapar para siempre.
Una vez más, Perla decidió solamente calmarse, y también salió de su nido, para luego dirigirse hacia una pequeña cascada o corriente de agua que estuviera por la selva, se sentía con ganas de darse un buen bañó, incluso si aún no se sentía tan las ganas que quedaron en su cuerpo de hacer cierta cosa.
La brisa de la mañana, sin lugar a dudas se sintió muy bien en su cuerpo a decir verdad, y no podía esperar para mojarse un poco.
Dicho y echo, Perla procedió a emprender el caminó rumbo hacia las cascadas, hasta que algo le hizo frenar en seco. Mientras volaba tan tranquilamente, una voz llamándola desvió su atención.
No era otro que su padre, Eduardo y en ese momento, aún líder respetado y querido por todos, líder de la tribu, pero lo que ni ella, ni nadie más sabía, era que eso estaba a punto de cambiar, pero no lo sabrían, sino hasta que eso mismo ya hubiera pasado.
Eduardo: Perla, hija.
El la llamó suavemente mientras rápidamente se iba acercando a su amada hija.
Perla: Hola Papi, muy buenos días.
Eduardo: Gracias hija, esa es mi niña, siempre tan lista y activa.
Perla: Ahy Papá, siempre tan cariñoso conmigo.
Eduardo: Bueno, ¿Y que esperabas?, Siempre así por mi amada hija.
Perla: Te amo Papá, pero dime, ¿Que necesitas?
Eduardo: ¡A si!, Quería saber si me puedes decir dónde esta tu esposo. Mi querido yerno.
Perla: El aún está durmiendo mucho por todo el trabajo de ayer, por cierto papá, ya no lo hagas esforzarse tanto, casi ni pudo hablarme de lo agotado que estaba.
Eduardo: Perdóname en serio hija, jejeje, pero lo cierto es que en ese momento necesitábamos toda la ayuda posible para poder recolectar todas esas vayas y nueces.
Perla: Bien papá, pero por favor tengan cuidado y relajanse.
Eduardo: Claro que si hija.
Perla: Y bueno, ¿Que me decías papá?, ¿Para que necesitas ver a Blu?
Eduardo: Es privado hija, pero también es una sorpresa, ya verás....
Continuará....
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