"Todos somos iguales en nuestra creencia secreta y nunca dicha de que, en lo profundo, somos distintos a todos".

Esas palabras estaban escritas en lo alto de la fachada, en grandes letras desgastadas por el paso de los años. Más abajo solo había tres pequeñas iniciales: D.F.W.

Todos sabían que era la frase de un autor humano, no de Leandro, el hombre que unió a los Pálidos y a los humanos, sino de algún otro. Todos saben que Leandro solía citar las palabras de otros, según cuentan era sabio, por eso Madeleine se casó con él, por eso se convirtió en el rey que unió a las dos especies.

Los Pálidos no siempre nos llamamos así, existía otro nombre, mucho más antiguo, más arcaico, que ya nadie recuerda. El nombre de Pálidos nos lo otorgaron los humanos debido a nuestra piel blanquecina, hay muchas otras diferencias físicas entre nosotros, quizá los Pálidos somos más altos, más esbeltos... Podríamos llevarnos todo el día buscando diferencias pero a mí no me importa, ninguna de ellas me importa. Pero no todos son así.

Hay problemas en todo el reino, un nuevo grupo rebelde está inculcando pensamientos de odio hacia los humanos, están arrasando tiendas, atacando a humanos por la calle e incluso sacándolos de sus casas, son días difíciles. Muchos de los humanos están huyendo de la ciudad a las montañas, dicen que están creando pequeños grupos de humanos lejos de la civilización.

Maia también ha huido, se fue hace dos semanas y aún no sé nada de ella. Maia es humana, hemos ido a la escuela desde que éramos pequeños, siempre hemos estado enamorados el uno del otro pero la situación nos ha separado. Tener una relación con una humana conlleva riesgo, no solo por los últimos acontecimientos, el amor entre ambas especies siempre ha sido un problema ya que los Pálidos vivimos ciento de miles de años y los humanos en su mayoría apenas llegan a los noventa, pero es un riesgo al que estoy dispuesto afrentar, igual que lo enfrentó la reina.

Todos sabemos que los problemas se generaron tras la desaparición de la reina Madeleine, ella siempre apoyó la unidad, quizá debido a su matrimonio, puede que Leonardo lleve dos mil años muerto pero es evidente que la reina le amaba igual que el primer día. Es por eso que ella debe volver, debe ayudarnos a establecer un orden, a unirnos. Y yo voy a ser quien la encuentre.

Yo la encontraré, así se lo prometí a Maia.