Inoichi después de unas horas salió de la mansión Uchiha, Shisui veía a su primo con cuidado -esto es una mierda Itachi, son unos hijos de puta -el líder asintió -lo sé Shisui, por eso me propuse para cuidarlo, pedí dos meses de vacaciones, trabajaré los asuntos de clan desde casa, Hokage-sama seguramente mantendrá en misiones a otouto -Shisui asintió, su primo era una buena persona estaba seguro de ello, apretó su hombro con cariño, gracias a kami no había sacado el carácter egoísta y ambicioso de su tío, lo vio entrar a la habitación con una charola de comida -sé que tal vez no tienes hambre, pero debes comer, Tsunade-sama habló sobre un régimen de alimentación, estás muy delgado -el rubio giró sus grises al escuchar la voz grave, era el Uchiha, lo vio con cuidado, con un poco de miedo, pero amablemente lo había traído a su casa para cuidarlo, lo había salvado del fuego, tal vez su abuela le ordenó para estar bajo su cuidado, ¿una misión?, no había olvidado que le había dado las gracias por salvar a su hermano de manera respetuosa, era extraño que alguien se dirigiera a él de esa manera -gracias -el rubio sintió la charola sobre su cuerpo, trató de elevar la mano, le dolía bastante, tomó un poquito de pescado con los dedos, le costaba agarrar los palitos, pesaban, había pescado asado, verduras y arroz blanco, comió con tímidez al estar bajo la mirada del Uchiha. Itachi salió de la habitación y regresó con una cuchara -es más ligera que los palillos-

Naruto asintió, estaba delicioso, era comida casera, recordó a su Ero-sennin, sus gemas se hicieron acuosas -¿Ero-sennin? -Itachi respiró hondo sentándose en el sofá junto a la cama -se fue a una misión de infiltración, tardará unos meses, ese tipo de misiones son delicadas, no podemos buscarlo o podríamos delatarlo -el rubio asintió con debilidad, le costaba mover la cabeza, le dolía, necesitaba al sannin ahora más que nunca, se sentía sólo, tenía terror, todo estaba en contra suya. El Uchiha lo observaba con cuidado, Naruto comía lento, bastante perdido, era claro que comía por obligación, obviamente no tenía hambre, pero tal vez lo hacía por las palabras de la Senju, observó su pequeño rostro, su piel acanelada, esas gemas enormes, aún recordaba al cuarto Hokage, era su reflejo.

-¿Por qué estás tan delgado?, recuerdo que otouto mencionó que comías bastante -el rubio lo vio algo tímido al haber dejado la mitad del platillo, levantó suavemente sus hombros, sin saber el porqué -Itachi asintió -ahora vuelvo -levantó la charola, la llevó a la cocina, al regresar, ingresó a la habitación un pequeño escritorio y una silla cómoda para trabajar, instaló una pequeña lámpara, el cuarto estaba oscuro al no tener ventanas, sacó de un pergamino su trabajo, se colocó unos lentes, comenzó a revisar los archivos con calma. Naruto lo vió con duda, bajó su mirada perdiéndose en un punto en la pared, por horas fue lo mismo.

Itachi de vez en cuando levantaba la mirada para verificar que estuviera bien, le causaba ansiedad esa mirada gris, muy distinta a la que había visto semanas atrás -¿quieres que te traiga algo? -el rubio no volteó a verlo, simplemente negó -Itachi apretó el ceño un poco, mordió su mejilla, regresó su mirada a su trabajo nuevamente. Las horas pasaban, era lo mismo -¿por qué no duermes un poco? -el rubio abrió sus gemas con terror sin verlo, Itachi levantó sus cejas un poco -cada que cierro los ojos… puedo verlos, escucharlos -lamió sus labios temblando -sentirlos -susurró bajito, el azabache creó un clon que mando con la rubia Hokage, al regresar un paquete de inyecciones venían con él, el clon desapareció -Tsunade-sama dice que un calmante en pastillas no es suficiente contigo, por eso usa medicamentos inyectados, te ayudará a dormir y no pensar en ello, ¿quieres que lo use? -el Uzumaki apretó el ceño un poco viendo la pared, asintió débilmente.

Itachi se sentó a su lado, tomó su muñeca, sintió cómo se tensó, comenzó a temblar el rubio, tenía miedo, recorrió su mano a la del pequeño apretándola con cuidado -aunque pienses que estás sólo, no lo estás, Jiraiya-sama, Tsunade-sama, Kakashi están contigo, sé que no nos conocemos, pero puedes confiar en mí y en mi primo, no tenemos malas intenciones -

El rubio giró sus grises un poco observando los onix del mayor, supuso que era lástima, era mejor que el odio y las agresiones, asintió débilmente, lamió sus labios -gracias -Itachi sabía que el pequeño no confiaba, pero era agradecido porque no le quedaba más, con suavidad tomó su brazo buscando la vena, colocó un poco de alcohol para esterilizar la zona, inyectó el líquido suavemente, de inmediato con su dedo, con un algodón apretó la zona y la sobó suavemente, se dio cuenta que a pesar de ser delgado los huesos no sobresalían, eso era bueno, simplemente era pequeño, los azules comenzaban a cerrarse suavemente hasta que su respiración le indicó al mayor que ahora dormía por completo. Itachi dormía escasas pocas horas desde que era pequeño, si no había obligaciones, un buen libro siempre lo acompañaba, ese día era trabajo lo que tenía, era la una de la mañana, verificó que todo estuviera bien, dejó a su fiel cuervo, cubrió adecuadamente al rubio, salió a descansar a su habitación.