Adentro, el caos ya había terminado, solo había decenas de cuerpos noqueados y llenos de flechas regados por el suelo, al igual que una pila de jeringas cubiertas en fuego. Pero en medio del silencio, se escuchó como alguien era golpeado brutalmente.

—Te lo preguntaré una vez más, ¡¿Quién fabrica la droga?! —Black Bow sostenía a un sujeto completamente golpeado y asustado.

—¡Ya te lo dije, no lo sé! —golpeó directamente su nariz— ¡Te lo juro, yo solo la empaqueto y me encargo de la distribución!

—Entonces no me sirves de nada —se apartó apuntando el arco directo a su pecho.

—¡No, espera! ¡No sé con exactitud quién la crea, pero sé de una persona que tal vez lo conozca!

—Habla.

—¡Se llama Hotaru Natsumi, es el líder actual de los Yakuza, él conoce al fabricante! —farfulló el aterrado informante.

—Si ésta es una trampa para llevarnos directo con los Yakuza, créeme que eso no terminará bién.

—¡Lo juro, él lo conoce!

—Bueno. —Se escucharon sirenas de policía acercándose.— Espero y disfrutes tus vacaciones en la prisión.
Luego de eso, los tres caminaron directo a la salida, dirigiéndose a la Bestia.

—Me hubieras avisado que saldrías de cacería. —Comentó la encapuchada al ver como todos los mercenarios eran aprendidos y los rehenes eran atendidos a la distancia.

—Pensé que estarías ocupada, a demás, quería ver al niño en acción.

—¿Quién es el novato? —pasó a mirarlo con cierta indiferencia. Mientras que Alex seguía sin entender del todo qué era lo que ocurría.

—Alex Jefferson. O bien, Nightcrow.

—¿Espera? ¿Por qué le revelas mi identidad a ella?

—Porque ella ya te conoce. —Rob y la encapuchada entraron al vehículo—. Alex, te presento a Rouge —presentó a la chica, la cuál levantó su capucha y retiró su antifaz, mostrando su identidad. Zoey Derickson, su hija.

—Tú si que eres una caja de sorpresas —entró al vehículo y se fueron.

Alex despertó en su habitación completamente abatido, todo su cuerpo estaba entumesido por la batalla de la noche anterior. Y presentaba algunos golpes que lo corroboraron. Después de haber hecho su rutina diaria, se encaminó a la escuela, y en el trayecto de encontró a Milton.

—¿Amigo qué te ocurrió? Prácticamente huiste de la fiesta, y sin decir nada, ¿a caso tú y Becca llegaron a segunda base? —golpeó levemente con su brazo.

—No, solo... mi mamá me necesitaba.

—Claro... —Milton lo conocía a la perfección, sabía com exactitud cuando mentía.

—Cambiando de tema, ¿qué pasó cuando me fui, Troy no volvió a molestarte?

—Para nada, los amigos de Troy lo llevaron al doctor para revisarlo, su mano de quebró. No te preocupes, no admite que le diste una paliza, a dicho que lo asaltaron en el parque, creo que siente pena de que hayas barrido el suelo con su cara.

—Si más lo recuerdo tu me ayudaste a eso —sonrió, y esta vez él dejó un golpesito sobre el brazo de su amigo.

—Sí, pero yo no pelee tan bien como tú. Por cierto, ¿dónde aprendiste a hacer eso?

—Creo que después de un par de asaltos, algo se me pegó.

Al llegar a la escuela, Alex acomodaba sus cosas en su casillero, Becca no estaba, pero a la distancia observó a Zoey, aquella chica de cabello rubio y piel blanca, con aquella mirada indiferente. Ahora parecía tan normal, quién diría que por las noches se transforma en Rouge.

—¿Qué? —preguntó al ver que era observada.

—Nada, me impresiona tu capacidad para disimular.

—¿No quieres gritarlo a los cuatro vientos? —reviró con molestia.

—La gente no tiene ni idea de lo que hablamos, no te preocupes.

—No me preocupo por eso, me preocupa que pongas en riesgo lo que somos. —Se acercó hasta estar frente a él.— Llevo suficiente tiempo haciendo esto como para que un novato llegue y lo arruine por completo, así que te diré esto lentamente para que lo entiendas, procura tener más discreción, ¿quedó claro? —lo tomó de el cuello de la camisa y lo estrelló levemente contra el casillero.

—Como el agua. —Le sonrió, y ella se fue sin verlo. Bufó, tomó sus cosas y se percató de que Becca lo observaba.
Se acercó a ella—Hola. —El ambiente re sentía un poco tenso por lo que ocurrió la noche anterior.

—Hola, Alex, ¿puedo preguntarte algo?

—Seguro.

—¿Hay algo entre tú y Zoey? —Alex abrió los ojos como platos, y Becca se mostraba extraña, como si estuviera algo molesta.

—Claro que no, a penas la conozco.

—No pasa nada si es así, solo dímelo.

—Te lo juro, entre ella y yo no hay absolutamente nada.

—Entonces, ¿significa que podemos estudiar juntos esta noche? —sonrió levemente.

—¿Estudiar?

—Sí, tenemos examen mañana.

—Lo olvidé completamente, claro, me encantaría estudiar contigo.

—En ese caso, ¿puedes venir, como a las ocho? —movió un poco su cabello y abrazó sus libros.

—Ahí estaré a las ocho — aseguró sonriente.

—Está bien, nos vemos entonces. —Le dio un pequeño beso en la mejilla, y se fue. Alex se quedó solo en medio del pasillo, y al verificar que no había nadie, comenzó a saltar y bailar sin parar. Y fue cuando un conserje lo vio.

—¿Qué tal...? —apenado saudo al conserje.

—Vaya que eres raro. —Siguió limpiando los pisos, y Alex corrió directamente a su salón.

Al caer la noche, fue directamente a casa de Becca, caminando con completa tranquilidad, pero llegó un momento, en dónde no dejó de sentir, que alguien lo vigilaba. 
Becca vivía en una gran casa de tres pisos, al parecer su familia tenía bastante dinero. Pues tampoco el vecindario parecía ser peligroso. Tocó el timbre, e inmediatamente ella le abrió. Sonriéndole de una manera que hacía temblar a Alex.

—Adelante, pasa.

—Gracias. —Entró a su casa, la cuál era bastante bonita y acogedora.— ¿Becca, tus padres no están?

—No, no hay nadie, así que podemos estudiar tranquilamente —comenzaron a subir las escaleras, y al doblar en un pasillo, enteraron. La habitación de Becca era muy amplia, y bastante juvenil.

—Bueno, ponte cómodo, hay que empezar. —Ambos se sentaron en la cama.

Ciertamente, Alex casi no estudió esa noche, por dos simples razones. No podía dejar de ver a Becca, incluso leyendo era hermosa. Y la otra, esa sensación de ser observado no había terminado.

—¿Podemos descansar? Ya han pasado casi dos horas.

—Seguro. —Contestó seriamente sin dejar de ver por la ventana.

—¿Te ocurre algo? —él volteó a verla, y olvidó todo al instante.

—Nada en lo absoluto —llegaban momentos en los cuales, ambos no decían ni una sola palabra, solamente se miraban a los ojos y sonreían.

—¿Porqué me miras así?

—No puedo evitarlo, eres muy bonita.— Nuevamente aquél silencio llegó, Becca se acercó un poco más a Alex.

—¿Por qué tú y yo nunca habíamos hablado antes? —se notaba felíz al estar junto a él.

—No lo sé... creo... —se detuvo y pensó lo que diría después.

—¿Qué?

—Tú sabes, creo que yo nunca me atreví a hablarte, porque...

—Anda, no me dejes así.

—Porque tú eres increíble, eres divertida, lista, hermosa, y siempre dices lo que quieres. Yo soy muy reservado, y creí que yo no te agradaba, y que nunca podría estar... con alguien como tú —Becca tomó a Alex con ambas manos.

—Yo no quiero estar con alguien más que no seas tú. —Ambos se sonrieron, entonces, lentamente se acercaron uno al otro, y juntaron sus labios en un beso que lo cambió todo.

A través de la ventana, una figura sostenía una gran cámara, y tomaba decenas de fotos de lo que Alex hacía.

Troy revisó las fotos, una última vez, en todas se mostraba a Alex, en sus actividades normales, al verlo, su rostro dibujó un profundo odio.

—Descubriré quién eres, y me las pagarás...

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