CAPÍTULO 24
—Alex, Alex —Milton chasqueaba sus dedos frente a su rostro, pero él se mantenía con la mirada hacia la nada —¡Alex! —lo sacudió y finalmente reaccionó.
—No puede ser... —fue lo único que salió de su boca, volteó y siguió contemplando con dolor lo que había pasado.
—¿Quién pudo haber hecho algo tan horrible? —preguntó Milton una vez que los bomberos llegaron.
—Dagger...
—¿Quién es él?
—Él, es la razón por la cual salgo durante las noches, y sabiendo lo que hizo aquí no quiero saber lo que... —se detuvo repentinamente y un rostro lleno de terror se materializó rn él.
Alex salió corriendo sin decir más, Milton le gritó, pero no se detuvo.
—No, no, no, no —se repetía neurótico mientras corría por las calles. Finalmente llegó jadeando a su casa, subió por las escaleras hasta llegar a su departamento, caminó lentamente hasta llegar a su puerta, rogando y pidiendo con toda su alma de que todo estuviera bien.
Pero no fue así, al llegar y ver la perilla, notó que alguien había entrado por la fuerza, pateó la puerta y encontró toda su casa hecha un caos. Todo estaba destruido y desperdigado por doquier, Alex corrió y desesperadamente comenzó a buscar a su madre.
Atravesó el pasillo hasta llegar a la habitación de ella, encontrando alguien tendido en su cama y con una sábana encima, la cual estaba manchada de sangre...
Se cubrió la boca para no gritar por el terror que sentía, solo ver la sangre en aquel bulto era suficiente para casi hacerlo vomitar ahí. Llegó hasta la cama, y extendió su mano temblorosa, quitó la sábana ensangrentada y abrió los ojos y está vez si gritó, pero al tener la mano en la boca no se escuchó nada.
No era su madre, en su lugar había un hombre, con una expresión de terror reflejada en su pálido rostro.
—Trevor... —dijo al dilucidar de quien se trataba. Bajó un poco la sábana y descubrió un enorme corte en su garganta y rastro de que alguien mucho más fuerte lo había hecho, y algo más, una fotografía.
Instantáneamente le llegaron los recuerdos de aquel acosador, tomó la fotografía y esta vez su miedo ya no lo pudo controlar, la imágen mostraba la casa de Becca, volteó la imágen y en su reverso encontró un escrito.
''Ella es la siguiente...'' decía el texto escrito con tinta roja. Dejó la fotografía y salió del apartamento en dirección a la casa de Becca.
De igual forma, al llegar a su casa se encontró con la puerta hecha pedazos, y al entrar el lugar no era diferente, justo cuando iba a buscarla se topó con otra fotografía, está vez la imagen estaba clavada con un cuchillo en la pared, se acercó y al verla no supo como reaccionar.
En la imagen se veía claramente a Becca y a su madre amarradas a un par de sillas, ambas tenían los ojos irritados y con indicios de haber sido golpeadas, volteó con terror la fotografía y encontró otro mensaje, igualmente escrito con tinta carmesí.
''Ven por ellas héroe...
Muelle 32''
—¡Maldita sea! —exclamó golpeando la pared con fuerza. El muro terminó con un agujero y Alex con un puño sangrante.
Se escuchó un leve quejido en una habitación cercana, llegó al lugar con rapidez y encontró un cuerpo tirado en el suelo, se acercó para ver de quien a trataba —.Debe ser el padre de Becca —se dijo asi mismo revisando el pulso de aquel hombre, de repente, despertó, y con fuerza sujeto el brazo de Alex, y tras mirarlo de una forma preocupante dijo:
—Ojos... ojos rojos —pronunció con un atisbo de terror en sus palabras.
—¿Qué? —inquirió lleno de preocupación.
—Él... él tenía ojos rojos —se desmayó tras eso.
Alex lo levantó con fuerza y caminó hasta la puerta, una camioneta apareció con rapidez, y de ésta bajó Milton.
—¿Qué haces aquí?
—Fui a tu casa y todo estaba destruido, supuse si luego vendrías aquí —lo ayudó a cargarlo y ambos lo subieron con dificultad a la camioneta—.¿Quién es?
—El padre de Becca, hasta donde sé, su madre se encuentra en un viaje de negocios así que no debemos preocuparnos. Rápido, hay que llevarlo a un hospital.
—No creo que sea buena idea —encendió la camioneta en lo que Alex entraba.
—¿De qué hablas?
—Piensa, ese tal Dagger los quiere muertos, si te encuentra en un lugar concurrido y lleno de inocentes como lo es un hospital, será una masacre.
—¿Entonces, cual es tu plan? —ya tenía todo el estrés en su voz y en su forma de actuar.
—Hay que llevarlo a un sitio seguro, ¿qué ustedes los héroes no tienen un cuartel secreto o algo así?
—El cuartel —comenzó y se pasó las manos sobre la cara —,está hecho cenizas...
—Mierda, ya no sé que debemos hacer.
—¿Dónde está Zoey?
—En tu casa —respondió mirándolo de reojo.
—¿La dejaste sola?
—Le insistí en venir, ella no... escucha, si me estuviera pasando lo mismo que a ella en estos momentos, tampoco querría venir —mientras Milton conducía, pasaron por una calle desde la cual se podía ver claramente una gigantesca columna de humo, Milton detuvo la camioneta y ambos miraron aterrados—.Así que era cierto...
—¿De qué hablas?
—Vi en Internet que hubo un ataque terrorista en el edificio central de la policía, no hubo sobrevivientes. En verdad pensé que no había pasado nada.
—Esto debe ser una maldita pesadilla...
El tráfico estaba bastante concurrido, al parecer la gente comenzaba a irse de la ciudad, lo malo es que todos buscaban salir lo antes posible. Finalmente llegaron al atardecer, al entrar nuevamente en su departamento, ambos encontraron a Zoey, estaba completamente inmóvil, solo estaba sentada en el sofá, mirando hacia ninguna parte.
—Zoey, escucha, tenemos problemas —le dijo Alex tomándola de las manos con seriedad —,tienen a Becca, necesitamos terminar esto —sacó la fotografía y le mostró el mensaje.
—No podemos hacer nada... no tenemos armas, ni los trajes, mucho menos un plan, estamos perdidos —respondió clavando su mirada fría en él. Ella tenía un aspecto devastador, estaba pálida, el cabello estaba impregnado con una peste a cenizas, y sus ropas estaban sucias. Alex la tomó por los hombros y la levantó.
—Escucha, debemos hacer algo, pero por el momento, solo hasta que logre idear un plan, debes bañarte y cambiarte la ropa, eso te sentará bien, anda —la llevó hasta el baño —tómate tu tiempo, y llama si necesitas algo —cerró la puerta.
Pasó más de una hora, hora en que Zoey no salía del baño y tiempo en el cual Alex no había logrado pensar en un plan que funcionara.
—Maldita sea, tiene razón, estamos perdidos —admitió apretando su cabeza lo la desesperación y la impotencia —,si no hacemos algo, ellas...
—Hey, tranquilo —Milton puso su mano en su hombro.
—Tengo miedo Milton... —comenzó a llorar —¿qué pasa, qué pasa si no puedo salvarlas?
—Oye, no pienses en eso, ahora más que nunca debes mantenerte firme, debes ser un héroe. Si no puedes salvar a los que te importan, no podrás salvar a nadie —Alex lo miró y asintió con la cabeza.
—Tienes razón... ese maldito nos fastidió lo suficiente, es hora de acabar con él —se levantó decidido.
—De eso estoy hablando —dijo entusiasmado, pero su semblante cambió al instante —,Amigo, Zoey lleva casi dos horas en el baño...
Alex corrió y abrió la puerta, Zoey estaba en posición fetal mientras el agua helada le caía encima.
—Santo cielo Zoey —tomó la toalla, cerró la regadera y se agachó para levantarla, la cubrió con la toalla una vez que estubo sentada en el frío piso de la regadera. Ella lo miró durante unos segundos, para después romper en llanto.
Alex la abrazó con fuerza, y ella correspondió de igual manera.
—Estoy sola, ya no me queda nada, me han arrebatado todo —Alex la tomó de la cara y la hizo mirarlo.
—Eso no es cierto. Mientras yo esté contigo, jamás estarás sola. Ahora más que nunca debemos estar juntos —la levantó y ella pareció haberse tranquilizado —,estamos juntos en esto, ahora, y siempre.
—Gracias, de verdad.
—Tiene razón —pronunció Milton desde la puerta, caminó hacia ellos —,quieras o no, ahora estoy con ustedes, sé que tenemos poco tiempo de conocernos, y que en teoría solo hemos hablado como cinco minutos, pero no puedo permitir esta clase de sufrimiento. Tú no estas sola niña, aún tienes quien te cuide la espalda —ella le sonrió y se aproximó a él.
—Gracias Milton, es muy dulce de tu parte —besó su mejilla y él se quedó paralizado.
—Bien, ahora vístete, necesitamos actuar.
Para cuando Zoey se vistió, y los tres estuvieron finalmente concentrados, se sentaron en la sala a discutir sobre cual sería su próximo movimiento.
—Veamos, ese Dagger dejó pruebas de que tiene rehenes. Y a demás, dejó por escrito en dónde se oculta —comenzó Milton analizando el corto pero directo mensaje.
—Lo que significa que es una trampa—se adelantó Zoey —.Tiene la carnada, la trampa, y a la presa.
—Es obvio que es una trampa, ¿pero por que arriesgarse a mostrar la localización de la droga? —inquirió Alex al leer repetidas veces Muelle 32
—¿Qué dices?
—Sí, tratándose de un lugar como el muelle, es obvio lo que planea. Acabar con nosotros, y huir con el cargamento lo antes posible.
—Bien, que tal esto —Milton les mostró la imágen satelital del muelle con su teléfono —.El muelle 32 es el lugar designado a los barcos de trasporte, lo que significa que debe utilizar un buque enorme. Ustedes llaman su atención y la de sus hombres mientras se mantienen anclados. En lo que yo entro en el barco, localizo el cargamento y lo hago volar en pedazos, sin cargamento, y sin transporte lo único que deberá preocuparnos será Dagger —culminó mirándolos decidido. Alex y Zoey se quedaron atónitos ante todo lo que escucharon.
—Puede funcionar, pero para hacer explorar un barco entero se necesitaría algo muy potente, y no tenemos ni siquiera una mísera flecha —les recordó ella. Entonces llamaron a la puerta, los tres se alteraron y compartieron miradas sin saber que ocurría. Nuevamente tocaron la puerta, Alex se levantó y al llegar abrió la puerta sin más. Los tres se quedaron completamente consternados al ver quien era. Quién llamaba la puerta era un hombre, alto, delgado, con un largo cabello castaño muy lacio, una barba muy superficial, como si no se hubiera afeitado en días. Unos lentes en sus ojos y una sonrisa sorpresivamente amable.
—Hola —pronunció levantando su mano en señal de amistad.
—¿Quién carajos eres tú? —preguntó Zoey en tono agresivo.
—Oh lo siento, una disculpa por llegar así y no presentarme formalmente —,Howard Reed, a sus servicios —extendió su mano hacia Alex, pero él siguió mirándolo con duda.
—Volveré a preguntar, ¿Quién eres, y qué haces aquí?
—Hay niños, ciertamente son tan especiales como Rob decía —Zoey se quedó absolutamente sorprendida ante sus palabras, llegó hasta él y con fuerza lo tomó del cuello.
—¿Cómo mierda sabes de mi padre?—lo estrelló contra la puerta.
—Conozco a Rob desde hace diez años —respondió con tranquilidad, Zoey lo soltó aún con las dudas en todo su ser —.Gracias, escuché lo que pasó y vine de inmediato por ustedes.
—¿De qué estás hablando?
—Falta algo de contexto, permíteme explicarme. Me llaman El ingeniero, yo trabajo para tu padre Zoey.
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