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CAPÍTULO 19.

Alex se mantuvo con la vista completamente fijada en el reloj de su salón, ninguna otra cosa lo había logrado distraer de la eterna espera. La noche llegaría en algún punto y entonces, ¿qué? ¿qué pasaría?, eso era lo que más lo atormentaba.
Hasta que sonó el timbre de salida, un escalofrío lo cubrió completamente de pies a cabeza, se quedó mirando el reloj durante un par de segundos más hasta que Milton llamó su atención.

—¿Quieres que te lleve?

—No. —dijo después de haber analizado la pregunta como si hubiera sido el examen más complicado de todos.— Tengo que hacer unas cosas antes de llegar a casa, pero gracias.

—Como quieras amigo, nos vemos.— tomó su mochila y salió de allí.

—Sí, nos... vemos. —tomó sus cosas, y salió inmediatamente de la escuela.
Esta vez camino tan lento como ningún otro día, estaba tan aterrado que buscaba ''disfrutar'' cualquier otra cosa.

Finalmente llegó a la casa de Rob, estiró la mano y durente un momento deseó más que nada salir corriendo de allí. Tocó lentamente tres veces, Zoey abrió la puerta, ambos se miraron fijamente, tal vez compartían el mismo sentimiento en aquel instante.

—Te está esperando— Alex entró a la casa, caminó a través de la sala y llegó a la escalera que guiaba a la guarida.
Ambos bajaron y observaron a Rob construyendo algo.

—Hey, llegaste. —fue lo único que dijo, Alex en verdad estaba tenso.—Ven, tengo un par de juguetes para ti.

Rob escribió algo en un panel adherido al muro y entonces un compartimento se abrió, había un par de extraños objetos en la pared.

—Toma. —le entregó un brazalete oscuro bastante grande.—Pruébalo. —Alex se colocó el brazalete, estaba bastante pesado.

—¿Qué es esto?

—Alza la mano. —Alex se confundió pero Rob seguía expectante, Alex alzó el brazalete y de éste salió a toda velocidad un gancho con un cable de fibra de carbono que se incrustó con fuerza en el muro.—Te ayudará a movilizarte en terreno elevado, al igual que podría evitarte una muerte segura. —Y toma esto. —Le entregó un cinturón lleno de sus parvadas salvo que había muchas con un diseño extraño.—Las mejoré un poco.

Tomó una que tenía un pequeño punto rojo en el centro, la arrojó contra un muñeco de práctica, y ésta estalló.

—No te preocupes, le explosión solamente podrá a tus enemigos a dormir. —miró nuevamente a sus dos jóvenes conpañeros.—Chicos siéntense.

Alex y Zoey a colocaron en un par de banquillos de su zona de trabajo. Rob respiró hondo y comenzó a hablar:

—Sé que tienen miedo, es normal, lo he sentido la mayor parte de mi vida. Pero el miedo es lo que me ha impulsado a combatir mis miedos. Si está noche logramos acabar con Dagger, ya no habrá nada que temer, habremos limpiado las calles de la mayor enfermedad que halla visto Nueva York.
Confío completamente en ustedes dos, pues me han demostrado que pueden con esto y más, no hay nada que temer.

—Pero, somos tres. Y él tiene cientos de soldados.

—Puede que nos supere en número, pero no cuenta que nosotros tenemos una gran ventaja. Un doble agente y un infiltrado.

—¿Infiltrado?

—Zoey estará de incógnito en la reunión, solo hasta que tengamos el camino libre será que podremos actuar. —Alex se sorprendió bastante, Zoey estaría en ese lugar sola, él estaba aterrado, pero no se comparaba con el miedo que atormentaba a Zoey.
—Atacaremos, destruiremos el cargamento y pondremos a Dagger y a toda la legión de la oscuridad tras las rejas. —logró finalmente ver las expresiones que tanto deseaba.—Prepárense, salimos en diez minutos.





—Debí haberme despedido. —pronunció Alex mirando todas las luces a su alrededor.

—¿Qué dices? —Rob despegó la vista de los binoculares y la dirigió hacia Alex.

—Debí haberme despedido de todos, de mi madre, de Milton, de Becca... —bajó la cabeza y miró una fotografía en la pantalla de su celular, él y ella aparecían juntos abrazados, tan hermoso recuerdo preservado en una imagen.

—Chicos, voy a entrar. —Escucharon la voz de Zoey a través del comunicador, ambos miraron hacia abajo con los binoculares y la vieron, tenía puesto un uniforme de camarera, miro hacia done estaban ellos y bajó la cabeza un segundo, después entró en el edificio.

—Recuerda, ve al cuarto de control y desactiva todas las camaras de seguridad. —le indicó Rob tomando su arco.—Seguimos niño. —tomó una flecha un tanto más grande y con un cable atado a ésta. La disparó con total precisión directamente en la azotea del lugar, una vez que verificó que el cable estaba completamente tenso colocó un artefacto con el cual ambos podrían bajar a rapel.

—Te espero niño, no tardes. —se deslizó por el cable y llegó hasta el edificio en cuestión de segundos.
Alex miró hacia abajo, la caída era bastante larga y letal sin duda alguna, tomó con firmeza el artefacto que le permitía descender a rapel, y después de estar unos segundos se lanzó. Todo el aire le hacía sentir que volaba, hasta que aterrizó de espaldas contra el granito del edificio recordándole que no lo hacía.

—¿Terminaste? —preguntó Rob contra la pared mientras lo esperaba para entrar de una vez al edificio.
Alex desenfundó su bastón y se apoyó junto a Rob, contó hasta tres utilizando sus dedos y abrió la puerta. No había nadie, así que comenzaron a bajar rápido por las escaleras.

—Zoey, ¿Zoey me copias?

—Sí papá.

—Excelente, dirígete al cuarto de control inmediatamente. —cortó la comunicación después de eso. Zoey siguió caminando por los pasillos del lugar mientras cargaba decenas de platos en un recipiente metálico. Algo no encajaba, ¿si esta era la reunión para exportar la droga, que no se supone que debería de haber guardias por doquier?

Solamente habían un par de sujetos con pequeñas pistolas en sus cinturones, no parecía ser algo que Dagger haría.

—Alto, ¿qué quieres? —preguntó un guardia común al verla dirigirse hacia la puerta que él protegía.

—Vine al evento principal. —era lo que Rob le había dicho que tenía que decir. El guardia tomó su identificación y al ver que no había nada extraño, se retiró de la puerta y la abrió. Había una enorme escalera que iba hacia arriba, comenzó a caminar lentamente por los escalones hasta llegar a un largo pasillo repleto de guardias. Aquellos hombres que llevaban ese uniforme oscuro tan distintivo que les otorgaba el parentesco a miembros de algún ejército.

—Estás llegando al lugar, asegúrate de no ser vista. —dijo Rob nuevamente, por un instante Zoey se sobresaltó y uno de los guardias la miró detenidamente, los lentes carmesí de su uniforme de plantaron en ella mientras atravesaba el lugar, hasta que llegó a una esquina y pudo perderlo de vista. Siguió caminando durante un par de minutos hasta que lo encontró, un gran cuarto lleno de imágenes proporcionadas por todas las cámaras de vigilancia del edificio. Entró lentamente en el lugar y al ver que solamente había tres hombres a cargo de éste, dejó conectado a las computadoras un pequeño artefacto y siguió su camino.

Todas las cámaras de seguridad siguieron funcionando, pero con la excepción de que no mostraban una grabación en tiempo real. Solo fragmentos en los cuales los héroes no aparecían.

—Listo chicos, les toca —avisó por su comunicador y Rob comenzó a avanzar. Alex y él comenzaron a recorrer los pasillos del edifico encontrándose repentinamente con algún guardia, pero sin problemas lograban detenerlos.

—Muy bien, ahora sigue lo bueno. —Rob llamó a un ascensor y mientras esperaban a que este llegara un par de guardias salieron de repente de un cuarto. Alex corrió a toda velocidad y golpeó directamente el rostro del primero y mientras que el segundo desenfundaba un bastón retráctil, Rob lo noqueó con una flecha eléctrica en cuestión de segundos. Alex volvió junto con Rob y él lo esperaba con una peculiar sonrisa.

—¿Qué? —preguntó bastante confundido.

—Veo que estás aprendiendo —colocó una flecha en su arco, y el ascensor se abrió. Ambos entraron en éste y comenzaron a subir.

—Y, ¿cuál es el plan?

—Solo golpea a los malos, ya veremos que pasa después. —le sonrió y apuntó su flecha hacia las puertas del ascensor. Y su rostro se transformó en una cara de absoluto terror al ver a Zoey siendo retenida por un hombre.—Déjala ir —tensó la flecha y la dirigió a su cara—¡Ahora!

—Papá. —pronunció ella y le hizo ver que no tenían opción más que rendirse, habían diez hombres armados frente a ellos y Zoey no podía hacer nada.

—Baja tu arma niño. —le dijo a Alex y él resignado lo hizo. Salieron del ascensor por fin y aquel hombre que sostenía a Zoey por el cuello les apuntó con una pistola.

—Caminen —en hombre los escoltó sin bajar su arma hasta que llegaron al Penthouse del edificio, allí estaban todos reunidos, parecía el lugar principal de una fiesta, había gente vestida de manera elegante, una iluminación y música acorde al momento, e incluso un pequeño bar con meseros.

—¡Parece que llegaron al evento principal! —Dagger bajó de unas escaleras, tenía puesto un traje de color púrpura y una corbata roja. Avanzó con  ambos brazos extendidos, como si estuviera feliz de que ellos estuvieran ahí.—¿Por qué esa cara hermano? —preguntó tomando con firmeza el rostro de Rob.

—Deja que se vayan, el problema es entre tú y yo. —no dejaba de ver a Zoey y Dagger pareció disfrutar de ello.

—Tienes razón, el problema es entre tú y yo— en un segundo pateó con fuerza a Rob y lo arrojó contra una pequeña mesa de cristal.

—¡Papá! —gritó intentando liberarse, pero el guardia la golpeó y la hizo tranquilizarse. Dagger llegó con Rob y nuevamente pateó su torso, se deslizó unos centímetros a través de los cristales rotos y cuando se disponía a levantarse él lo tomó del cuello.

—Pudimos hacer de este mundo un lugar mejor. —lo alzó en el aire con un rostro de furia y lo estrelló contra el suelo.
Alex golpeó el rostro del guardia que lo tenía retenido y corrió en dirección a Dagger. Saltó con fuerza y lo golpeó con fuerza, él ni se inmutó. Dagger respondió con un brutal puñetazo que lanzó a Alex directo hacia la barra del bar.—¿Quién eres tú?

Tomó fuertemente a Alex de la cabeza y lo levantó, lo miró durante unos segundos y cuando estuvo a punto de estrellarlo también, Alex le cortó el rostro con un vidrio de la barra. Lo soltó, y en ese instante Rob saltó con ambas piernas y lo pateó en la espalda.
Dagger rodó por el suelo durante unos segundos hasta que finalmente se detuvo, ambos se miraron desde el suelo y después de compartir una mirada tan profunda como el océano, ambos corrieron uno contra el otro.
Rob lanzó un golpe, pero Dagger lo bloqueó con rapidez, lo tomó del brazo con fuerza y lo hizo atravesar la pared.

Rob cayó en una superficie metálica, el lugar estaba caliente y lleno de vapor, como un sauna, a duras penas logró abrir los ojos y contemplar claramente en donde estaba. Un gigantesco cuarto en el cual resguardaban la sangre. La mantenían en un par de enormes estanques rectangulares, como si fueran piscinas de agua carmesí.

—Veo que encontraste lo que buscabas— emergió del agujero y caminó tranquilamente hasta Rob, quien se arrastraba por el suelo intentando salir de allí.
Rob sacó un pequeño artefacto de su traje, y antes de que pudiera presionar el botón que tenía, Dagger se lo arrebató.—¿Qué es esto Rob, un último truco?— tomó el artefacto y lo hizo pedazos frente a él—¿A caso planeabas hacernos volar en pedazos?, déjame decirte que te has vuelto predecible.

—Quién dijo algo sobre explotar. —escupió sangre en una carcajada—Eso llama a la caballería.

En en ese instante un gran helicóptero de la policía pasó volando a toda velocidad, iluminando a toda la gente del edificio.
En cuestión de segundos, la policía comenzó a descender por el helicóptero, los guardias apuntaron sus armas contra ellos, y fue cuando los camareros desenfundaron de igual manera.

—¡Policía, quietos! —gritó una oficial que se hacia pasar por una camarera.

—Desgraciado maldito —pronunció sin verla directamente.

—¡No se mueva, manos en alto! — comenzó a caminar a él, Dagger se giró, tomó su arma, la golpeó con tal fuerza que la dejó incosiente y lanzó su arma.

—Ya vendré por ti. —lo amenazó y se fue de ahí. Para cuando llegó a la sala principal del penthouse el lugar se estaba volviendo un caos, la policía y sus secuaces se enfrentaban en un duelo de disparos. Dagger caminó en medio del fuego cruzado importándole poco el llegar a recibir un tiro.

—¡Alto, no se... —un agente swat intentó aprenderlo, pero Dagger le lanzó una patada con tanta fuerza que le partió el cuello en un movimiento. Otros dos oficiales aparecieron con sus ametralladoras en alto, Dagger saltó encima de el más cercano y con fuerza golpeó su rostro hasta que simplemente dejó de moverse. El otro oficial soltó un disparo, por error, estaba complementmente aterrado y por no apartar el dedo del gatillo, le disparó. Dagger volteó lentamente y cuando se dispuso a atacarlo, una parvada se le incrustó en el hombro y explotó. Alex saltó y le propinó una patada mientras estaba desorientado. Nuevamente golpeó su rostro y otra patada, siguió golpeándolo hasta que su último puñetazo fue frenado. Dagger lo miró enfurecido y nuevamente lo arrojó contra un estanque cercano.

—Me estoy cansando de esto niño —Lo tomó de su mojado cabello y lo alzó para mirarlo directamente, levantó su ensangrentado puño, pero una potente luz los iluminó a ambos y Dagger se detuvo. Los artilleros del helicóptero apuntaron sus armas contra él, soltó a Alex y de manera lenta pero amenazadora empezó a avanzar hacia ellos.

—¡No se mueva, no se mueva! —gritaba desde el helicóptero pero él no se detuvo.—¡Si da un solo pasó más abriremos fuego!

Dagger se detuvo en seco, sólo miraba directamente en el helicóptero y ellos parecían querer estar en otro lugar que no fuera ese. Corrió a toda prisa directamente hacia el helicóptero y cuado estuvo a punto de saltar contra este una bala atravesó de lado a lado su pecho. El inerte cuerpo de Dagger cayó en el suelo.

—Objetivo abatido, repito, objetivo abatido —comunicó un swat mientras verificaba el estado del cuerpo.
Todos los secuaces sobrevivientes se rindieron ante lo sucedido, y la policía entraba en el lugar.

—¿Estás bien? —preguntó Zoey llegando a un lado de él.

—Está hecho... lo hicimos —dijo mirando con solo un ojo, el otro estaba hinchado por la golpiza.

—Esto aún no termina Alex —dijo al ver como un policía de acercaba a ellos.

—No se muevan, están bajo arresto— el oficial de policía iba a esposar a Zoey, pero una enorme pantalla de humo cubrió el lugar, todos los policías apuntaron sus armas en todas direcciones, y para cuando el humo se disipó ellos ya no estaban.



Desde la cima de un edificio vecino, los vigilantes observaban detenidamente lo que pasaba. Todos los involucrados en el negocio de drogas de Dagger estaban siendo arrestados y encerrados en vehículos de máxima seguridad. Toda la sangre la comenzaban a transportar en gigantescos camiones especiales, y en cuanto a los cadáveres, esos se los llevaban para estudiarlos en el edificio central de la policía.

—¿Estás seguro que debemos confiar en que la droga permanecerá ilesa?

—El gobierno ya no existe, podemos confiar que la policía hará bien su trabajo. —respondió Rob mientras se sentaba junto a ellos en una cornisa.

—Ahora que terminó, ¿puedes decirnos con exactitud qué ocurrió? —Rob sonrió, y comenzó a hablar.

—Dagger sabía que estábamos cazando a sus hombres, así que eso lo llevó a pensar que atacaríamos su guarida. Nos tendió una trampa, y pudo haber sido nuestro fin, si no hubiera tenido un plan de contingencia.

—¿El cuál era?

—Dagger pensó que solo tres personas atacarían, no contó con que un soplón hablaría con la policía y lo haría caer mucho antes de llegar a la cima —se quitó su capucha y dejó que el frío aire de la ciudad recorriera su rostro.

—Makoto. Al final si nos fue de utilidad.

—Sí.

—¿Y ahora, qué?— pronunció Rouge al ver el edificio siendo acordonado por la policía.

—Bueno, creo que hemos hecho un buen trabajo. Aún hay unos cabos sueltos que arreglar, pero eso yo lo haré —miró sonriente a sus jóvenes compañeros y dijo:—Creo que se merecen unas vacaciones.

—¡Sí! —exclamaron al unísono y chocaron las palmas.

—Es hora de irnos muchachos, el trabajo terminó.














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