CAPÍTULO 18
Alex se marchó de la casa de Rob lo antes que pudo, necesitaba hablar con Becca. Llegó al restaurante sólo para encontrar a Milton y esas dos chicas saliendo de éste.
—Milton— Llegó junto a él jadeando por todo el trayecto. —¿Dónde está Becca?
—Amigo, ella se fue.
—Maldición. ¿Hace cuánto?
—Al momento en que te esfumaste, se veía bastante triste.— Alex se cubrió la cara con ambas manos. —¿Pasó algo?
—Necesito hablar con ella.— Salió corriendo sin mirar atrás.
Llegó a su casa después de un rato, su casa parecía estar vacía, pero desde la calle se alcanzaba a ver con claridad la luz proveniente de su habitación. Nuevamente trepó por la pared del edificio hasta llegar a su ventana, ella estaba dormida, abrazaba su almohada con fuerza.
—Becca— Susurró moviendo un mechón de cabello de su cara. Becca reaccionó de golpe, Alex cubrió su boca antes de que pudiera gritar y crear un alboroto.
Alex retiró su mano lentamente al ver que ella no iba a gritar, en su rostro se veía claramente que había estado llorando, se arrodilló e intentó tomarla de la mano.
—Becca yo...
—No Alex.— Sentenció de manera bastante seria. —Te lo dije, no quiero tus excusas, si vas a estar mintiendo cada vez, no creo poder seguir confiando en ti. —Se cruzó de brazos y apartó la mirada de él.
—Por favor escucha, todo lo que hago es para protegerte.
—¿Protegerme?, desapareces casi siempre, no contestas mis mensajes, mucho menos mis llamadas, ¿y planeas que me crea que todo eso lo haces para protegerme, de qué?— Lo miró seriamente y Alex estaba muriéndose por dentro.
—Yo... Yo— Intentó articular una oración, cualquier cosa, pero finalmente cerró sus labios y miró abajo.
—Tú una vez me dijiste que confiabas en mí, pero ahora demuestras lo contrario, creo, cero que si seguimos así, esto no funcionará.— Comenzó a hablar mientras sus ojos se llenaban de lágrimas. —Creo que debemos tomarnos un tiempo, será lo mejor, para los dos.
Alex no pudo con eso, simplemente se quedó mirándola con una gran tristeza.
—Sí es lo que quieres. Está bien— Cerró sus ojos mientras pequeñas lágrimas recorrían su cara. Se levantó del suelo y canino silente a la ventana, la miró una última vez, estaba devastada, ya no podía contener las lágrimas, así que se marchó antes de que no pudiera más.
Desapareció, Becca se tumbó en la cama y con una almohada en su rostro estalló en lágrimas. Alex por su parte se quedó un tiempo mirando su ventana, esperando que ella apareciera, no pasó así. Caminó en dirección contraria a su casa, se alejó lo suficiente y entró en un callejón, Alex estaba más furioso consigo mismo que triste, comenzó a gritar y a golpearse la cara repetidas veces. Comenzó a golpear y a patear todo lo que tenía a su alcance, hasta que lanzó un contundente puñetazo que dejó un profundo cráter en el metal de un contenedor de basura. Miró su puño, estaba lleno de sangre y temblaba sin control. Caminó por aquél callejón hasta entrar en un barrio de muy mala pinta, mientras recorría la tenebrosa calle se colocó su máscara de Nightcrow y la capucha de su chaqueta y siguió caminando hasta toparse con un espantoso bar al que no dudó ni un segundo en entrar.
Abrió las pequeñas y destartaladas puertas de madera del lugar y observó su ambiente. El lugar era simplemente asqueroso, había suciedad por doquier las instalaciones se caían a pedazos y había un olor tan repulsivo que simplemente prefirió no averiguar de donde provenía.
Todos los presentes lo miraron con una mezcla entre confusión y una cierta molestia, hasta que una demacrada y horrenda mujer estalló en carcajadas al verlo.
—Se te perdió la fiesta, payaso— Comentó entre risas hasta que una muy asquerosa y preocupante tos se apoderó de ella.
—Te metiste en el lugar equivocado chico.— Un motociclista con un largo cabello rubio descolorido le puso una mano en el hombro. —Lárgate antes de que la cosa se ponga fea.
—Quita tu maldita mano ahora, sino quieres que los doctores la saquen de tu boca en sala de urgencias.— Miro al motociclista con furia y éste se molestó, al igual que otros tres en el bar.
—Te lo advertí.— Alzó su mano e intentó golpear a Alex, pero él simplemente detuvo su ataque y en un movimiento tan rápido como un parpadeo, lo mandó al suelo.
Un sujeto tomó con rapidez un taco de billar y lanzó un golpe contra Alex, se agachó y el bastón se rompió en dos al impactar contra la pared. Alex lanzó una patada en el rostro del sujeto y lo arrojó contra la mesa de billar. Otros dos sujetos se levantaron y atacaron; el primero lanzó varios golpes contra Alex, pero él interceptó todos los golpes y le asestó un puñetazo directo en el rostro. El segundo sujeto sacó una navaja de su chaleco y lanzó un tajo que a penas y logró raspar la tela de su capucha. Alex tomó al sujeto de la nuca y con fuerza dirigió su rostro hasta que éste impactó contra su rodilla. El hombre cayó sin dietes al suelo. Aquel hombre que lanzó contra la mesa de billar se levantó y golpeó fuertemente la espalda de Alex con una silla, logró derribarlo, pero cuando se acercó para volver a atacar. Alex barrió de una patada al hombre y cuando éste cayó lo fulminó con una estampida de puñetazos en su rostro. Hasta que la cara del hombre se hincho y la sangre no le permitió emitir un sólo sonido más, lo dejó. Aquella repulsiva mujer salió corriendo del bar evitando los cuerpos en el suelo.
Alex se aproximó a la barra y el cantinero recargaba con rapidez una escopeta recortada. Alex se la arrebató, vació el arma, el cantinero intentó escapar a toda prisa pero Alex golpeó su rostro con el arma y lo dejó inconsciente.
Comenzó a respirar para tranquilizarse y observó todo el caos que creó el solo, lo único que logró fue que se enfureciera más. Salió del bar y fue directo a su casa.
Ésta vez, entró por la pequeña ventana del baño, se despojó de su máscara y aquella chaqueta tan dañada y sucia, se miró en el espejo; sus ojos estaban enrojecidos, tenia una pequeña cortada por encima de la ceja derecha, al parecer ese sujeto si logró hacerle algo. Miró sus manos, estaban moradas y llenas de heridas, abrió el grifo y dejó que la fría agua empapara sus heridas.
—¿Alex?— Margaret abrió la puerta mirándolo con preocupación. —¿Alex, hijo estás bien?
Alex se retiró del agua, miró a su madre, y sin más la abrazó mientras no dejaba de llorar.
—Ya, ya, ¿qué te ocurre?— Acariciaba el cabello de su hijo mientras no dejaba de llorar en su hombro.
—Becca, Becca y yo terminamos.— Respondió tranquilizando su llanto.
—Oh Dios, ¿qué ocurrió?
—Solamente, no funcionó.
—Hay hijo, estas cosas pasan.— Lo tomó delicadamente de la cara y lo miró con ternura.
—Aún la quiero.
—Entonces arregla esto, habla con ella, ve que salió mal, si ella te importa tanto como dices, demuéstralo.— Alex sonrió y la abrazó fuertemente.
—Gracias mamá.— Margaret besó la frente de su hijo y sonrió.
—Ahora ve a dormir, mañana ya será otro día.
Alex llegó a su cuarto, se tumbó en su cama pensando una sola cosa; arreglar todo el problema con Becca, aún si eso significaría revelar todo...
Cerró lentamente sus ojos y sucumbió ante el sueño.
El zumbido de su celular lo despertó, abrió los ojos lentamente y extendió su mano hasta tomarlo.
—¿Si?
—Hey amigo, ¿Cómo...? ¿estabas dormido?
—Sí Milton, lo estaba.— Puso los pies en el suelo y se estiró, estaba bastante dolorido de los brazos.
—Amigo, son casi las doce.— Pronunció Milton y Alex abrió los ojos con sorpresa, miró el reloj en su pared y ahí se veía claramente, faltaban once minutos para las doce.
—Carajo, debo colgar— Decía Alex mientras se cambiaba la ropa a toda prisa. —Llegaré tarde.
—No lo harás, yo te llevo.
—¿En tu bicicleta?
—Mamá me prestó el auto, pasó por ti en cinco minutos.— Alex bajó hasta la cocina y tomó un veloz desayuno, nuevamente su madre había dejado unos cuantos deberes y la comida preparada. Alex no prestó atención a eso y salió de su departamento.
Milton ya lo esperaba.
—Gracias por esto amigo.— Dijo entrando en la camioneta y chocando su puño contra el de él, como siempre lo hacían.
—No fue nada— Encendió la camioneta y comenzó a conducir. —Ya me enteré lo que ocurrió ayer.
—¿Lo sabes?
—Sí Alex, lo siento mucho.
—Voy a arreglarlo.— Dijo decidido.
—Suerte— Le contestó justo al llegar al estacionamiento de la escuela, ambos bajaron y caminaron con tranquilidad hasta entrar.
—Voy a adelantarme, te veo en el salón.— Milton se fue y Alex se quedó guardando sus cosas en su casillero, esperando. Siempre a esa misma hora Becca aparecía y Alex podía hablar con ella, ésta vez no fue así, ella no llegó.
—Alex— Él volteó rápidamente, era Zoey.
—Oh, hola— Dijo con una pizca de desilusión.
—Tenemos que hablar, en privado.
—No quiero meterme en un húmedo y oscuro armario de conserje otra vez.
—No, ahí no, hay que subir.— Zoey comenzó a caminar y Alex la siguió. Ambos llegaron hasta la terraza de la escuela, donde Rob los esperaba.
—¿Qué ocurre Rob?
—Tenía que decirte esto personalmente, ya no podemos esperar más, esta noche atacaremos el edificio Torrent.— Alex se estremeció al escuchar eso, muy en el fondo sentía que aún no estaba preparado.
—¿Hoy, en la noche?
—Así es.
—Estaba pensando... No lo sé, que tal si lo posponemos, solo hasta un par de días.— Dijo rascando su nuca y sin verlo fijamente.
—Esto no puede posponerse, debemos atacar esta noche, fin de la discusión. Van al cuartel por la tarde, necesito contarte el plan y darte más herramientas.
—Está bien.— Dijo bastante nervioso. Rob le puso una mano en el hombro.
—Ustedes estén tranquilos, tengo un plan infalible, a demás, ustedes están más que listos para esto. Nada malo puede salir mal.— Miro a sus compañeros completamente convencido sobre lo que estaban a punto de hacer.
—Eso espero.— Alex terminó mirando al horizonte—Eso espero...
_________________________________________
Si te gustó por favor deja un voto y un comentario.
En verdad te lo agradecería.
Y si te gustan mis historias por favor sígueme.
Gracias por leer.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro