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CAPÍTULO 8

Subió las escaleras y los encontró sentados en unas colchonetas en el suelo, todos frente a una pequeña mesa de madera que estaba llena de distintos tipos de Shushi. Luego de tanto, lucían felices, al menos Alex y Milton.
Llegó y se sentó a un lado de Alex, Milton los miró a ambos con una sonrisa juguetona.

—Bueno, adelante, coman —les dijo Kai Hashimoto.

—No tiene veneno ¿verdad? —Milton tomó los palillos e inspeccionó la comida.

—No, no tiene —respondió ya frustrado.

—Excelente —comenzó a comer. Al cabo de unos minutos Alex y Zoey le siguieron.

—¿Eres ciego? —preguntó Alex sin despegar la mirada de la comida.

—¿Qué?

—Si, ¿en verdad eres ciego, o es otra de tus artimañas?

—Soy ciego, nací así.

—¿Entonces cómo diablos puedes moverte de esa forma? —le preguntó Zoey mientras tomaba los palillos.

—Ya te lo había dicho, la vista es algo un tanto sobrevalorado, existen muchas formas de ver, eso lo aprendí en mi entrenamiento con Los Dragones, por ello puedo combatir sin utilizar mis ojos.

—Eso es impresionante —comentó Milton con la boca llena.

—Gracias —le respondió halagado.

—Y extraño —agregó Zoey.

—Igual gracias.

—¿Por qué nos ayudaste? Ya sabemos que te enviaron, ¿pero ya sabías que éramos nosotros, Los Protectores?

—Por supuesto que lo sabía Alex. Puedo escuchar lo que sucede a cinco calles de aquí, escuchar sus conversaciones no fue difícil, además, sentí el coraje en ustedes una vez que Raiden apareció.

—Muy bien, eres un maldito acosador —comentó Zoey—. Creo que prácticamente no te podemos mentir ¿verdad?

—No realmente.

—Excelente —se llevó un rollo a la boca y suspiró.

—Entonces ya que demostraste que eres nuestro aliado, ¿cuál es el siguiente paso? —dudó Milton nuevamente.

—Detener a este Raiden —le respondió Alex a su amigo.

—No es tan sencillo, ya lo vieron. Raiden por si solo es extremadamente fuerte y habilidoso en combate, además de astuto, tiene a los guerreros del Clan de la Sangre con él, al igual que algunos mercenarios y a casi todas las células criminales más peligrosas de la ciudad.

—¿Y si tiene tantos aliados por qué diablos te mandaron acá completamente solo? —inquirió Zoey con gran preocupación.

—Porque mi gente está lidiando con algo más grande en Tokio. Pero no estoy solo, los tengo a ustedes.

—Que bonito —soltó Milton y Kai le palmeó la espalda mientras sonría.

—Eso, y a mi protectora personal...

—¿Protectora personal? —preguntó Alex.

—Rei Murakami, en estos días la conocerán.

—Genial, el equipo ha aumentado bastante —dijo Milton.

—¿Entonces cuál es el plan, eh Kai?

—Queda claro que busca destruirnos. Pero su ataque en la autopista no era por eso, quería ver su habilidad. Como buen cazador, aprende de la presa, averigua sus debilidades y luego procede a exterminarla. Pero eso no explica por qué ha sometido a las células criminales de aquí.

—Tal vez no quiere competencia —sugirió Alex.

—O tal vez está acrecentando su ejército —les dijo Milton.

—Hay otra cosa, semanas antes de su llegada aquí a Nueva York, robó un cargamento de los restos de La Sangre de Dios.

—Debemos averiguar qué está tramando —sentenció Alex.

—Lo sé, pero antes deben descansar un poco, mañana comenzaremos con la misión. Si desean pueden dormir aquí, igual ya casi anochece.

—¿Qué dicen chicos?

—Yo no tengo problema en dormir en la guarida de un Ninja.

—Claro, ¿por qué no? —Zoey sonrió y Alex también.
Luego de unas horas la noche llegó, y el equipo se apresuró a descansar, Milton y Alex reposaban en una habitación cerca de la cocina, mientras que Zoey y Kai dormían en las habitaciones de abajo. Alex tenía la mirada clavada en el techo, la lluvia sonaba afuera y por más que lo intentaba no podía dormir mucho más que un par de minutos.

—Alex —lo llamó su amigo en un susurro.

—¿Si?

—¿Estabas dormido?

—Algo así...

—¿Pero ya estás despierto?

—¿Qué quieres Milton?

—No puedo dormir amigo —Alex suspiró.

—Yo tampoco —se talló el rostro y giró hacia su derecha, acostado sobre una colchoneta estaba Milton, a un par de metros de él.

—¿En qué piensas?

—En... muchas cosas, ha pasado mucho últimamente, y no sé... mi mente ha estado dando vueltas sin parar.

—Si, las cosas se han vuelto algo extrañas ¿no crees?

—Algo —se incorporó sobre la pared.
Cayó un fuerte rayo y miró a su amigo.

—¿Piensas en Zoey verdad? —sonrió, Alex pudo verlo a pesar de la poca iluminación.

—Sí.

—Pues... ella está abajo, ¿no crees que deberías... no sé, hacer tu movimiento?

—¿Tú crees?

—Claro, soy un romántico de primera. Hazlo, seguramente te está esperando —tras eso, Alex se levantó y se encaminó rápidamente hacia la puerta—. Ve por ella tigre —salió de ahí, Milton suspiró y se acostó nuevamente.
Alex bajó las escaleras a toda velocidad, llegó hasta la habitación de Zoey y justo cuando iba a tocar, ella abrió la puerta, ambos se miraron, sus respiraciones eran agitadas y sonoras, sonrieron al unísono, y tras unos segundos Zoey se abalanzó encima se Alex. Él la sujetó y juntos, sin dejar de besarse se tumbaron en la cama de la habitación.

—No creo que debamos... Kai nos podría escuchar —pronunció agitada.

—Tienes razón —se alejó un poco.

—Pero igual deberíamos dormir juntos, ¿no crees? —sonrió ampliamente.

—Tienes el doble de razón —llegó junto a ella y siguió apoderándose de sus labios un rato más.
Ni siquiera supo cuanto tiempo transcurrió, simplemente quedó dormido, abrió sus ojos con dificultad y se encontró abrazado de ella, sonrió, se levantó lentamente y bajó de la cama, ella se movió un poco pero no despertó, se acercó a ella y la cubrió con una sábana, después besó su mejilla y salió de la habitación, escuchó unos sonidos provenientes de la habitación de a lado, caminó sigilosamente y se topó con Kai, quien entrenaba con una especie de bastón.

—Creí que estarías dormido —giró el bastón con tanta rapidez que a penas y pudo verlo, luego lo clavó en el suelo e hizo una reverencia.

—Pensé que era más tarde —revisó en un reloj alojado en la pared y a penas pasaban de las seis de la mañana—. Carajo —bostezó—, ¿siempre te levantas a esta hora?

—Sí, estoy acostumbrado —volvió a girar el bastón y se lo arrojó, Alex lo atrapó—. Supongo que no tienes mucho sueño, ¿te gustaría acompañarme a entrenar?

—Claro —se acercó a él.

—Escuché que eres bueno con el bastón —se acercó a la pared y también tomó uno.

—Supongo que sí.

—Bien —lo giró absoluta facilidad que incluso parecía que ya era parte de él—. Veamos que puedes hacer.

Alex se quedó unos segundos sin saber que hacer, tal vez pensó que estaba haciéndole una especie de broma, entonces, Kai se abalanzó contra él, saltó y lanzó un golpe directo, Alex bloqueó el golpe a tiempo, vio como una sonrisa se dibujaba en él, entonces se retiró.
Kai nuevamente manipuló con destreza el bastón y lanzó decenas de golpes, Alex contrarrestó los ataques hasta que ambos terminaron cara a cara, luego de eso Kai se retiró.

—Tienes bueno reflejos —reconoció con una sonrisa—. Ahora hay que hacerlo en serio.

—¿Qué? —Kai llegó frente a él, lanzó un par de golpes que a penas y pudo esquivar o bloquear, hasta que lo barrió, Alex cayó de espaldas y él colocó la punta del bastón frente a su rostro. Miró aquellos ojos grises y se preguntó si lo que estaba viviendo era real.
Kai se retiró, entonces él se impulsó con las piernas hasta lograr levantarse, lanzó un golpe y él sin siquiera voltear, lo esquivó. Nuevamente comenzaron a combatir, duraron así algunos minutos, hasta que ambos terminaron abatidos.

—¿Tregua? —dudó Alex con el sudor recorriendo su frente. Bloqueó el golpe de Kai y ambos terminaron nuevamente en un duelo de poder al estar bastón contra bastón.

—El combate no termina hasta que el oponente esté completamente derrotado —se separaron y justo entonces volvieron a chocar sus armas, Alex lanzó una estocada y Kai se deslizó por el suelo, rápidamente se incorporó y justo cuando iba a dar el golpe de gracia, el bastón de Alex terminó a pocos centímetros de su rostro.

—Creo que gané —sonrió seguro, y él le secundó.

—Tus ojos funcionan Alex, observa con atención —el bastón de Kai se alojaba a nada de su pecho.

—¿Empate?

—Por ahora... —retiró su bastón y él igual, Kai hizo una reverencia, Alex lo hizo luego de unos segundos.

—Eres un gran peleador. Tu entrenamiento debió ser muy exigente.

—Lo es, al ser un Dragón uno deja de ser una persona y se transforma por completo en un arma.

—Y al ser un arma... ¿significa que asesinas? —Kai volteó, Alex miró aquella expresión fría y aquellos ojos grises, asintió sin más, cosa que Alex no supo exactamente como digerir.

—Pero no soy un asesino a sangre fría, todos aquellos que han perecido o perecerán por mi espada es porque solo buscan hacer el mal.

—Eso... eso lo tendremos que discutir con el equipo completo.

—Eso no será necesario —miró hacia la puerta de la habitación, Milton y Zoey estaban ahí, mirándolos discretamente desde hacía tiempo.

—Lo que haces es increíble y escalofriante —comentó Milton una vez que salieron—. Aunque no dejo de pensar que ha de ser horrible escuchar si alguien está en el baño.

—¿Entonces, matas gente? —preguntó Zoey cruzando sus brazos—. No sé exactamente como tomar eso.

—El Clan de la Sangre está conformado por asesinos, quienes no dudarán ni un instante en acabar con sus vidas, por ello los Dragones los detenemos a toda costa.

—No creo que sea la mejor opción —dijo Alex—. ¿Quiénes somos nosotros para arrebatar una vida?

—Los únicos que pueden evitar que ellos lo hagan con inocentes —sanjó seriamente—. No les estoy pidiendo que ustedes lo hagan, pero si está en mí no...

—Escucha Kai, sabemos que son malos, pero aún así no es como nosotros lo hacemos, por favor, debes prometer que no lo harás.

—¿Es en serio?

—Supongo que tu entrenamiento, más allá de ser completamente bélico, te enseñaron sobre el autocontrol —añadió Zoey con algunas dudas.

—Sigo un código, así es, cuando un Dragón asesina gente inocente se convierte en alguien sin honor, yo estoy a favor de la paz, no mataré a nadie si ustedes lo desean, estoy en su ciudad y estoy bajo sus reglas —hizo una reverencia.

—Bueno, eso está mejor —la tranquilidad de Alex había regresado—. Tenemos que volver a la escuela, quién sabe que haya pasado con los demás luego de el Libertad.

Comenzó a retirarse.

—¿Y qué hay de Raiden? —se detuvo al escucharlo.— Incontables vidas han sido arrebatadas por él, ¿me estás diciendo que quieren enviarlo a prisión?

—Una vez que logremos derrotarlo pensamos en qué hacerle... por el momento hay que seguir con nuestra misma imagen, ya en la noche comenzamos a patrullar.

Salió de la habitación y comenzó a subir las escaleras, dejando a sus compañeros atrás, lo que había escuchado por parte de Kai lo había dejado un tanto intranquilo, pero debía mantenerse firme y seguir impartiendo justicia sin derramar sangre. A fin de cuentas ellos estaban para proteger, no para ejecutar.

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