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CAPÍTULO 5

El día era bastante claro a pesar de tener un cielo cubierto con grandes nubes grises que presagiaban una futura tormenta. Aquello no fue ni por asomo un impedimento, cientos de estudiantes de la preparatoria Sunrise se conglomeraban en el estacionamiento y demás zonas de la escuela para poder abordar un autobús.
Alex estaba esperando a poder entrar a uno que estaba en las afueras de la entrada principal.

—¿Hablas en serio? —exclamó hacia su teléfono.

Lo siento amigo, realmente me siento fatal —soltó Milton con una voz un tanto extraña.

—Te dije que esos sándwiches eran insalubres.

Lo sé, lo sé, ya no comeré ahí —moduló su voz un poco para sonar enfermo, a pesar de que estaba en la sala de su casa mirando la televisión y comiendo un sándwich de albóndigas nuevamente.

—Significa que estaré solo todo el día.

Lo siento amigo, mira el lado bueno, puedes hablar con tu chica.

—Creo que tampoco vino —miró en distintas direcciones y no la vio.

—¿Zoey no fue?

—¿Qué, Zoey? Yo hablaba de Rox... ¿por qué mencionaste a Zoey?

Oh que dolor, ay creo que voy a vomitar —tras eso, Alex escuchó una serie de guturales sonidos bastante desagradables al otro lado de la línea, al igual que algo húmedo.

—Está bien, te dejo descansar, iré a verte al llegar.

Gracias amor, no olvides comprarme un recuerdo.

—Vete a la mierda —rió sin más.

Nos vemos luego.

—Hasta luego —colgó finalmente, suspiró y se encaminó a entrar al autobús. Rápidamente todos sus compañeros comenzaron a sentarse mientras él buscaba un asiento, llegó a uno de los asientos dobles a la mitad de la fila de la izquierda. Se sentó en el que tenía la ventana.

—Hola —volteó y miró a Zoey.

—Hola —respondió bastante neutral.

—¿Y tú sombra? —se sentó junto a su amiga en el asiento frente suyo, pero asomó su cabeza para verlo.

—Se enfermó, los sándwiches de Phyli's finalmente le jugaron en contra —soltó una risita y la vio.

—Que lástima, creo que solo seremos tú y yo.

—Oye.

—Lo siento, tú, yo y Mindy —nuevamente rió, apartó su vista y la colocó hacia la calle.

—¿Puedo sentarme? —volteó algo confundido y se topó con aquel chico ciego que había ayudado en el estacionamiento.

—Oh, claro —lo hizo, y se giró con la mano un poco extendida hacia él.

—Kai Hashimoto —sonrió, Alex se sintió un poco extraño el ver su rostro con aquellos lentes oscuros pero sus facciones llenas de seguridad. Era caucásico, de facciones finas y de cabello negro algo alborotado.

—Alex Jefferson —correspondió el saludo.

—Mucho gusto, Alex —regresó su mirada al frente, rápidamente Alex se vio envuelto en una incómoda situación de la cual no sabía como salir—. Me suena tu voz, ¿ya nos conocíamos? —preguntó sin voltear.

—Eh, bueno, en teoría sí, te ayudé hace unos días, unos idiotas te molestaban.

—Ah, cierto, lamento el inconveniente —cada oración que decía, era con una voz pasiva y calmada.

—No, no, para nada, siempre es un gusto ayudar —nuevamente el silencio—. ¿E-eres oriental? —fue lo único que se le ocurrió para establecer comunicación.

—Mitad oriental realmente, japonés por mi padre, pero mi madre era de aquí, pero ambos prefirieron darme un nombre difícil de pronunciar a la hora de recoger un examen.

—No sabía eso —en realidad, no sabía nada de él, a penas y lo veía vagar por los pasillos llendo de clase en clase sin interactuar mucho con alguien, algo triste, pero que de igual manera pensó que lo hacía por algo—. No quiero sonar grosero pero...

—Pero ¿por qué un ciego iría a ver una exposición en un museo? —esta vez si volteó y no ocultó su sonrisa natural.

—Sí, básicamente —se rascó la nuca.

—La maestra se ofreció voluntariamente a explicarme todas las exhibiciones, a demás, no es como que tenga una cosa mejor que hacer.

—Oh, eso suena bien.

—Espero y sí —sonrió un poco más. Alex no dijo nada durante unos segundos—. ¿Preguntarás cómo es qué quedé ciego?

—¿Cómo supiste?

—Intuición, a demás estoy algo acostumbrado.

—Era eso, o cómo le haces a la hora de ir al baño —ciertamente el ambiente se aligeró tras eso.

—Bueno, nací ciego realmente, no hay mucho que explicar, y con lo otro... solo me entrego a la suerte.

El autobús, igual que los demás comenzó a rodar, luego de un trayecto de hora y media salieron de la ciudad, justo para llegar al puente Libertad, uno de tantas estructuras creadas luego de el alzamiento de los héroes.
Miró por la ventana y observó a su alrededor; el tráfico, la arquitectura del puente, el mar, y en la lejanía, la bahía de la ciudad de Black Wave. Alex se sentía realmente intrigado por dicha ciudad. Creada muchísimo antes de la Lluvia Cósmica incluso, pero siempre rodeada de misterios, nunca había escuchado cosas relevantes de aquella ciudad, pero sin embargo los rumores eran bastantes, había quienes decían que dicho lugar era una de las ciudades más violentas de todas, otros que aseguraban que los Alterados se habían ocultado ahí en los tiempos del Exterminio, pero nada era seguro ni oficial. Ciertamente era extraño para Alex visitar una ciudad nueva, y eso a pesar de ser prácticamente vecina de Nueva York, se giró hacia su silencioso compañero y siguió hablando.

—¿Has visitado alguna otra ciudad, Alex? —preguntó Kai.

—No realmente, esta sería la primera vez. ¿Qué hay de ti?

—He ido a muchas ciudades de Japón con mi padre, y aquí en América sería mi segunda ciudad que visito.

—Se ve que tienes una vida interesante.

—Si tú lo dices —mostró una sonrisa burlona. Alex meditó sus palabras unos instantes hasta que entendió, de igual manera rió.

—Hablando de eso, ¿qué... qué se siente no ver? Con todo respeto.

—No te preocupes. Bueno, no creo que sea muy distinto a como ustedes viven, puedo prácticamente tener una vida normal.

—Pero, debe ser extraño no saber con exactitud lo que hay a tu alrededor.

—La vista es algo un tanto sobrevalorado Alex, puedo ver de distintas maneras, y percibir que hay a mi alrededor a la perfección —subió sus lentes.

El resto del camino duró aproximadamente veinte minutos, en los cuales Alex y Kai no dejaron de hablar entre sí. Nunca pensó que un chico tan introvertido sería tan interesante y a la vez tan agradable.
Todos comenzaron a bajar una vez que el autobús se detuvo, el gran Museo de Black Wave se alzaba ante todos.

Kai se levantó y desplegó su bastón, caminó por el autobús y bajó igual que Alex.

—Fue muy agradable conversar contigo Alex.

—Lo mismo puedo decir, Kai.

—Iré con la maestra, espero y podamos hablar después.

—Seguro —Kai se acercó con la maestra finalmente. Alex vio como todos entraban, comenzó a subir por las escaleras de concreto hacia la entrada del museo.

—¿Haciendo nuevos amigos? —preguntó Zoey al llegar junto a él.

—Se podría decir, es buen tipo.
Entraron en el museo, una edificación de gran tamaño y arquitectura un tanto tradicional, que los recibió con algunas esculturas y obras de arte bastante modernas.

—Bueno chicos, nos vemos aquí a las cinco —avisó la maestra, que partió de ahí junto a Kai y otro grupo de estudiantes.

—Entonces, ¿qué quieren ver primero? —le preguntó a sus dos compañeras con una sonrisa.
Luego de eso comenzaron con el recorrido, en su mayoría el museo ofrecía exhibiciones sobre arte moderno, esculturas, pinturas, fotografías, metrajes en vídeo hasta incluso experiencias en realidad virtual.
Llegaron a una de las exhibiciones más famosas del museo; La habitación de luz. Un espacio, que tal como su nombre lo decía estaba cubierto de miles de luces de todos los colores, entraron y fue espectacular.

—Increíble —soltó Zoey mirando a su alrededor, era como ver millones de estrellas, que se movían y cambiaban de color.
Alex miró sus manos, también sus cuerpos eran iluminados con las luces, felíz miró a au alrededor y se topó con ella, Zoey brillaba con una tonalidad parecida al rosa, mientras que él se notaba más azul. Ambos se miraron fijamente, Zoey avanzó y él también, llegaron hasta estar a escasos centímetros uno del otro. Alex tomó la mano de Zoey

—Chicos —la voz de Mindy los sorprendió por completo, ambos se separaron.

—Por aquí —dijo Zoey desviado la mirada. Mindy caminó entre las demás personas y llegó hasta ellos

—No los veía —sonrió—. ¿Buscamos algo de comer?

—Seguro, ¿vienes... Alex?

—Claro.

Luego de un par de horas, finalmente era hora de irse, nuevamente una enorme cantidad de estudiantes se conglomeraba en la entrada del museo, nuevamente entraron en los autobuses. Esta vez Alex se sentó en un lugar mucho más lejano a Zoey, y, tal vez porque los vio u otra cosa, pero Kai llegó nuevamente con él.

—¿No hay problema entonces? —preguntó curiosamente sabiendo donde estaba.

—Seguro —respondió tras haberle dedicado una última mirada a Zoey. Kai se sentó junto a él. El autobús comenzó a andar.

—Suenas agitado Alex, ¿pasa algo? —lo miró confundido.

—A penas te conozco de un día y cada vez me sorprendes más. ¿Puedes saber como se siente una persona con solo escucharlo?

—Por supuesto, su respiración, la forma en la que hablan, su ritmo cardíaco, son formas de averiguar que les pasa. Así que... ¿qué te pasa?

—Bueno... eh. ¿Alguna vez, has tenido dudas sobre lo que sientes? —formuló la pregunta a pesar de no saber exactamente cómo expresarse.

—¿Te refieres, como con una persona?

—Sí —exclamó—. Bueno... la cosa está así, creo, que me siento atraído por dos chicas.

—Muy común —sonrió y acomodó sus lentes.

—Tal vez, pero... pero no estoy seguro de qué hacer. Una de ellas prácticamente es alguien que acabo de conocer, y la otra, bueno ella, es demasiado cercana a mí, tengo tiempo de conocerla, pero no sé si el revelar o intentar algo con ella sea lo mejor, sabes.

—Bueno Romeo, suena a que tienes una gran duda sobre tus hombros.

—Eso creo —se rascó la nuca y suspiró.

—Pero, creo que tiene solución.

—¿Y cuál es?

—Fácil, queda claro que por una sientes atracción, pero la otra, ella es diferente. ¿A caso crees que una persona que acabas de conocer te generaría tantas dudas? No, porque una es atracción y la otra es amor —se recargó contra el asiento, y Alex lo miró impresionado.

—¿Eres una especie de mago?

—No. Pero que tu ritmo cardíaco se acelere al hablar más de una persona quiere decir algo, al menos eso creo —en ese momento el autobús frenó repentinamente, todos comenzaron a lanzar algunas quejas, insultos y preguntas tras lo sucedido—. ¿Qué pasa?

—Un embotellamiento, algo sucede —se levantó un poco al igual que muchos, miró hacia la calle. Estaban en una autopista rumbo al puente Libertad, pero los autos delante suyo se habían detenido completamente. Entonces se comenzaron a escuchar gritos.

—Pero qué... —la gente comenzó a salir huyendo de sus autos. Entonces se escuchó un escalofriante sonido en la lejanía. Todos los estudiantes se comenzaron a alarmar.

—¿Fueron disparos? —preguntó Kai. El sonido de un helicóptero pasando arriba de ellos opacó todo lo demás. Sonaba a que prácticamente sobrevolaba encima del autobús.
Algunos autos comenzaron a irse, rápidamente el chófer aceleró, cuando algo cayó sobre el autobús, se escuchó un golpe, entonces algo saltó frente a ellos.

Una figura, vestía una armadura negra, como un ente proveniente de las tinieblas. El chófer ni siquiera se percató de que seguía conduciendo por verlo. La figura alzó su brazo y le asestó un puñetazo al autobús, éste se detuvo tan súbitamente como si hubiera sido impactado por un muro de concreto. Retiró su brazo del maniatado metal y lentamente comenzó a dirigirse a la puerta...

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