CAPÍTULO 19
Desde la cima de aquel edificio, Raiden contemplaba todo, las luces que inundaban el ambiente y como el vapor salía de los techos de los edificios y se perdía entre las penumbras. Cerró sus puños, simplemente sentía repugnancia de la ciudad, no aguantaba estar ahí más de lo necesario, ni siquiera podía mirarla sin sentir la necesidad de destruirla. En ese momento, un teléfono sonó, giró lentamente y miró la máquina sobre la enorme mesa que estaba en la sala, se aproximó y alzó el teléfono hasta su oído.
—Raiden —pronunció una voz calmada pero escalofriante tras la línea—. ¿Qué sucede? ¿Por qué la misión no ha sido completada?
—Han habido algunos... contratiempos.
—¿Así que los niños héroes te están ganando? —soltó en una especie de burla llena de descaro y desilusión—. Y pensar que eras nuestro mejor recurso.
—Nadie me ha ganado —aseveró apretando el teléfono—. Solo que el plan ha sido retrasado un poco.
—¡No digas estupideces! —rugió aquella voz—. Esas son solo excusas para justificar tu incomptenecia.
—El plan sigue en marcha, solo necesito una oportunidad para atacar y acabar con esto de una vez.
—Entonces será mejor que te des prisa, o me veré en la penosa necesidad de destituirte de tu puesto y conseguir a alguien más capaz. Tic tac, Raiden, tic tac —colgó.
El cazador destrozó el teléfono y partió parte de la mesa.
—Baku —habló con fuerza, inmediatamente un hombre de traje atravesó la puerta, llegó frente a él y se inclinó.
—Señor.
—Estamos perdiendo el tiempo. Esos vigilantes están resultando más capaces de lo que pensé, debemos cambiar el juego, están esperando a que hagamos otro movimiento para atacar.
—¿Les tendemos una trampa, señor?
—Con una trampa no basta, debemos hacer algo más arriesgado —meditó un poco sus palabras. Alzó la vista hacia una televisión que tenía las noticias—. Baku... creo que tengo una idea. Si los héroes actúan a la vista del público, no veo por qué nosotros no.
Despertó lentamente, su cuello estaba algo torcido y el resto de su cuerpo estaba bastante lastimado, alzó sus brazos mientras se estiraba, entonces sintió como algo caía sobre su pecho, volteó y miró como Zoey Derickson lo abrazaba mientras dormía. Abrió sus ojos completamente y recordó en un segundo todo lo ocurrido, desde el ataque a los laboratorios Neo-Gen hasta lo que sucedió mucho después.
No supo qué hacer, entró en pánico, miró a todos lados, estaba simplemente asustado, aún así, una pequeña parte de él estaba felíz. Zoey comenzó a despertar. Buscó desesperadamente una salida, entonces se encontró cara a cara con ella.
—Hola —dijo ella muy sorprendida.
—Hola —respondió agitado, ella se levantó un poco, cubriendo su cuerpo con la sábana.
—¿Lo hicimos, verdad? —se había puesto roja.
—B-bueno, s-sí, sí básicamente.
—Cielos —suspiró y se cubrió la cara, Milton inmediatamente sintió un dolor aquejando su corazón. Se levantó de la cama y se colocó los pantalones—. ¿Milton?
—Lamento lo que pasó —salió de la habitación y cruzó el pasillo, tomó el resto de su ropa y pasó una última vez por la habitación de Zoey, la miró con tristeza—. Yo... solo lo siento.
Bajó las escaleras a toda prisa y salió de su casa sintiendo un enorme vacío en su interior.
Y así estuvo todo el fin de semana, si bien no hubo problemas relacionados con el Clan o con la Sangre, tuvo más de un enfrentamiento consigo mismo, estuvo todo el tiempo pensando en lo sucedido. Sobre si había sido un error o no, sobre cómo había reaccionado ella, cada detalle lo hacía sentir triste y vacío, y lo peor era que aún con todo eso seguía pensando en ella. Llegó finalmente el lunes y tuvo que seguir con su rutina normal, incluso le parecía algo ridículo que aún con los problemas que representaba Raiden, estuviera más preocupado por verla nuevamente. Era como si volviese a ser alguien normal.
Entró a la escuela y atravesó los mismos pasillos infestados de gente hasta finalmente llegar a su casillero, eran decenas y decenas de estudiantes, y aún así la vio directamente, lucía espectacular, vistiendo sus típicos pantalones azules y una sudadera roja con franjas blancas verticales en los brazos. Regresó su vista al interior de su casillero e intentó disimular que hacía algo. Cuando ella llegó.
—Milton.
—¡Zoey! —se golpeó la cabeza por la sorpresa. Nervioso trató de no hacer contacto visual con ella— ¿Qué-qué tal, todo bien? —blanqueó los ojos y se pegó en la frente por lo idiota que se sintió al preguntarle eso.
—Milton, tenemos que hablar sobre lo que pasó —cerró su casillero y la miró sin dejar de temblar, se veía bastante seria—. Yo...
—Zoey, lo lamento —no aguantó más, dejó salir todo—. En serio, sé que lo que hice estuvo mal, fue inapropiado, y... y no dejo de sentirme culpable —agarró aire y suspiró profundamente—. Me gustas, desde hace mucho, lo admito, lo-lo que ocurrió, fue la mejor noche de mi vida y solo quería que lo supieras.
—Milton.
—¡Y! Y también quiero que sepas, que aunque esté enamorado de ti, no significa que nuestra relación de amigos y héroes deba de ser diferente. Aunque ahora que lo pienso el decir que estoy enamorado de ti es algo intenso, ¡idiota! O-olvida eso, hay que pretender que no dije nada.
—Tonto —tapó su boca—. ¿Me vas a dejar hablar o no? —asintió varias veces. Retiró su mano de su boca.
—Te-te escucho —acariciaba nerviosamente sus manos esperando lo que le diría.
—Bueno... yo —buscó las palabras adecuadas—. Es, es algo difícil de explicar.
—Por lo regular soy yo el que se traba.
—Cierra la boca, no puedo concentrarme —gruñió sin poder expresarse—. Yo... yo.
—¿Zoey? —dejó de sentirse nervioso, incluso le pareció de lo más tierno que no supiera qué decirle.
Zoey blanqueó los ojos y se encogió en hombros, llegó hasta él, sujetó su rostro y lo besó con devoción. Milton abrió los ojos. Se despegó de él y colocó su frente contra su pecho— ¿Y eso? —preguntó entre pequeñas risitas.
—Escucha, lo que ocurrió... fue-fue algo increíble —lo miró directamente, sus ojos brillaban con intensidad—. No-no sé cómo decir esto, no estoy acostumbrada, solo —suspiró nerviosa—. Me gustas, ¿si? Me gustas, creo que eres lindo y adorable y tierno y sorpresivamente eres más sexi de lo que pensé.
Declaró casi en automático, nuevamente se había puesto roja, Milton sonrió como nunca antes, dentro de su pecho algo había acontecido, y era algo que no quería dejar de sentir. Se inclinó y la besó sin contemplaciones, ella correspondió de igual manera.
—¿Te gustaría salir conmigo? —preguntó mientras acariciaba su mejilla. Ella asintió, estaba completamente ruborizada.
—Me encantaría, Milton —sonrió nuevamente, se acercó y se adueñó de sus labios otra vez.
—¿Pero qué tenemos aquí? —Rei Murakami apareció repentinamente frente a ellos, al instante se separaron por la sorpresa, se recargó contra los casilleros y los miró con una sonrisa.
—Hola, Rei —saludó apenada. Ella siguió con su sonrisa.
—Tranquilos, no tienen que ocultar nada, digo, tampoco es como que lo traten de hacer —se burló, en ese momento el timbre sonó y todos comenzarona dirigirse a sus salones.
—Bueno, tengo matemáticas con Hannigan —se paró frente a él con una ligera sonrisa.
—Si yo tengo Física —se quedó pensativo unos segundos—. ¿Nos-nos vemos en el almuerzo?
—Claro —nuevamente se miraron fijamente.
—¿Se van a besar o no? Llegaré tarde —exclamó Rei.
Ambos rieron un poco y nuevamente se besaron.
—Nos vemos.
—Adiós, Milton —juntas comenzaron a alejarse del pasillo, lo cual fue bueno para él ya que se puso a bailar de la felicidad.
—¿Y eso? —preguntó Rei de forma juguetona.
—¿Qué? —se ruborizó.
—Ay Derickson, ¿cómo que qué? Un día estás peleando contra una legión de Ninjas y al otro estás compartiendo fluidos con tu amigo y compañero de justicia nocturna.
—Basta, no es la gran cosa, solo... —se detuvo, otra vez no encontró las palabras adecuadas para expresarse.
—Solo estás viviendo un repentino e inocente romance con un miembro del equipo —repuso, el rostro casi adorable de Zoey la hacía estallar en carcajadas—. Oh esto es fantástico, es como volver a la secundaria, claro que en mi secundaria en lugar de libros y exámenes tenía que luchar y aprender a usar armas, pero es casi lo mismo.
—No seas dramática, solo es algo casual.
—Tienes razón, sería cosa seria si hubieran dormido juntos o algo parecido —volteó a verla, Zoey comprimió los labios, instantáneamente Rei dejó escapar un grito acompañado de risas—. ¡No puede ser! Ustedes... —cubrió su boca.
—No lo grites, es algo privado, maldición.
—Ay por favor, Zoey, en estos días a quien le importa hablar en voz alta sobre sexualidad —dijo a pesar de tener los labios cubiertos, retiró su mano.
—A mí —bajó la cabeza y se cruzó de brazos en una especie de auto-abrazo.
—Tranquila —cruzó su brazo con el suyo—. Tu secreto está a salvo conmigo.
—Oye, oye, oye, ¿por qué actuas así? A penas y te conozco.
—Zoey, hemos peleado y sangrado juntas, estamos a la mitad de una operación para salvar la ciudad, no veo por qué no ser amigas.
—Lo siento, es que todo esto es nuevo para mí.
—Lo sé, se te nota.
Mientras se dirigían a su aula, Milton seguía bailando y festejando, volteó y se encontró con el conserje.
—Hola —saludó apenado.
—Todos aquí son raros —siguió limpiando los suelos. Cerró su casillero y se encaminó a su salón, donde estuvo un par de minutos haciendo el trabajo que el maestro les dejó. En eso, Alex apareció.
—Otra vez tarde, señor Jefferson —habló Hannigan un tanto indiferente.
—Lo siento, profesor, es que había mucho tráfico.
—Pasa.
—Gracias, profesor —se encaminó hacia la butaca donde estaba Milton.
—Hola.
—Hey —dejó la mochila en el suelo y sacó su libro y cuaderno—. Llegaste temprano.
—Yo siempre llego temprano, y tú muy tarde —se burló y le pasó sus apuntes—. Anota eso.
—Gracias, viejo —mientras el tiempo pasaba, Alex notó como Milton se veía ausente, como si estuviera pensando en otra cosa—. Luces alegre, más de lo usual, ¿pasa algo?
—¿Eh? No, no nada de eso —sonrió, Alex, intrigado al ver sus reacciones levantó una ceja—. Bueno...
El timbre sonó, Milton tomó apresuradamente sus cosas, Alex le siguió.
—¿Decías algo? —meditó sus palabras, realmente quería decirle lo que había pasado, pero recordó que él y Zoey no estaban en el mejor momento, eso y que no sabría cómo es que lo tomaría, ya que ellos también tuvieron su momento juntos.
—Alex, si... si yo comenzara a salir con alguien.
—¿Salir con alguien? Oh, interesante, ¿alguna enamorada por ahí?
—A-algo así —tragó saliva, juntos llegaron a sus casilleros—. Bueno, digamos que hipotéticamente tengo una chica, pero ella...
—¿Es horrible y peluda? ¿Resultó ser tu prima? ¿Tiene dos ombligos? Anda, puedes decirme lo que sea, eres mi mejor amigo —su rostro le transmitía absoluta sinceridad, sabía que si le decía, él entendería.
—Está bien, amigo, yo y Z... —un escándalo hizo que se detuviera, volteron confundidos, algo estaba pasando.
—¿Qué ocurre? —inquirió Alex, todos, incluso los maestros y el personal miraban sus celulares, hablaban o se miraban con temor los unos a los otros.
—No lo sé —se acercaron a un chico que también miraba en su celular—. ¿Oye Fred qué está pasando?
—Él... —los miró a ambos con el miedo dibujado en su rostro— él está transmitiendo un mensaje.
Se acercaron y contemplaron con miedo lo qué sucedía, Raiden estaba ante la vista de todos.
—Este es un mensaje para todos los ciudadanos de Nueva York, mi nombre es Raiden, vengo a advertirles sobre lo que va a suceder.
No sabrán cuándo, ni mucho menos cómo, pero haré que esta ciudad se bañe de sangre. El ataque al puente Libertad solo fue el comienzo, todos ustedes son escoria, inmundicia, ratas que merecen ser exterminadas, todos serán testigos del infierno. A no ser... que los justicieros enmascarados que se hacen llamar Los protectores, se entreguen ante mí —en ese momento, temblaron—. Si ellos se entregan, le perdonaré la vida a la ciudad. Con esto, pretendo mostrarles la verdad, estos... héroes, no son más que cobardes que se ocultan bajo un antifaz, si es que de verdad son los héroes que dicen ser, vendrán ante mí para otorgarles un juicio justo. De lo contrario, se arrepentirán de haber puesto su confianza en alguien que ni siquiera muestra su rostro.
Piensen detenidamente lo que les acabo de decir, ¿a caso vale más la vida de un puñado de renegados, que la vida de millones en esta ciudad? La cuenta regresiva comienza, será mejor que se apresuren.
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