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CAPÍTULO 12

Llegaron con Howard mucho antes de que la policía comenzara con una exhaustiva búsqueda por toda la ciudad. El ataque de Raiden nuevamente había despertado el miedo en la gente, por todas partes circulaban noticias que hablaban sobre que una nueva amenaza había llegado a Nueva York.

—El ataque al puente Libertad fue solo una sirena de alarma —comenzó a decir Howard mientras suturaba la herida de Milton—. Ahora que todos saben que Raiden está causando estragos no tardará mucho para que el miedo comience.

Alex miró la gran televisión del cuartel, demasiados noticieros cubriendo aquella nota, la apagó y se acercó a sus amigos.

—¿Y qué tal? ¿Cómo te sientes? —le preguntó Zoey, desde su llegada no se había despegado de Milton, en parte por haberla salvado y por lo sucedido en el bar, tal vez tenía miedo de que repentinamente comenzara a atacar a todos.

—Pues, sigo en una pieza —movió un poco su antebrazo y sonrió. Ella también, sin duda ese era el Milton que conocía.

—¿Qué se supone que pasó allá? —Kai se cruzó de brazos y dirigió su mirada al equipo.

—Raiden... utilizó una especie de arma química —comenzó a decir Zoey—. Dejó escapar una especie de gas sobre el bar, pero creí que sería veneno o algo parecido.

—¿Y qué fue? —inquirió Alex esta vez.

—Fue como... como una droga, que les lavó el cerebro y le permitió controlar a los Serpientes, eso y hacerlos más agresivos y con ojos rojos.

—Eso suena bastante familiar —comentó Alex—. ¿Será una variante de la Sangre?

—Puede ser, los efectos suenan muy similares, pero sin una muestra o algo parecido no puedo decir mucho —Zoey miró a Milton.

—Milton... Milton también fue afectado —soltó y todas las miradas pasaron a él.

—¿Es verdad? —preguntó Kai seriamente.

—Sí —respondió ella antes que él siquiera hubiera podido abrir la boca—. Pero Milton pudo... controlar sus impulsos, me ayudó a pelear contra los Serpientes e incluso enfrentó a Raiden él solo —las miradas sorprendidas no se hicieron esperar.

—Eso explica los daños en las alas —Howard se levantó—. Bien, hay que concentrarnos en lo importante. Milton, voy a necesitar hacerte unos cuantos análisis para ver qué cosa usó Raiden para hacerlos sus sirvientes.

—¿Qué hay de los Serpientes? —dudó Milton acaparando nuevamente la atención.

—Si no tienen cargos en contra, posiblemente salgan mañana o en un par de días. Pero creo que Raiden lo volvió a a hacer, una última organización criminal acabó por extinguirse.

—Deberíamos ver si están a salvo —propuso él.

—¿Hablas de los Serpientes? Ni hablar, eran criminales Milton.
Creo que deberíamos investigar la zona del ataque, para ver si encontramos algo que nos ayude a saber qué hizo Raiden —propuso Alex.

—Concuerdo con Alex, no podemos distraernos, mucho menos con una pandilla —aseveró Kai—. Iré contigo.

—Alto ahí Confucio. Si tú y tu amiga van a estar por aquí repartiendo golpes será mejor que estén bien equipados —que repentinamente dos nuevos miembros llegaran al equipo fue un tanto sorpresivo para él, pero en parte se sintió más aliviado al saber que ambos eran peleadores natos y que sus chicos ya no estarían solos allá afuera.

—No necesitamos armas.

—No hablo de eso, sino de trajes, algo que los mantenga protegidos y ocultos.

—Mostrar mi rostro no representa un problema para mí.

—Tal vez no para ti, pero sí para los que te rodean. Vamos, les tomaré las medidas y veré qué hacer con ustedes.

—Está bien, pero que sea discreto y por favor, nada de capas.

Mientras ellos se dirigían a la zona de trabajo de Howard, Zoey aprovechó y se acercó con Alex, quien revisaba su traje.

—Hola —lo saludó con voz suave, acarició su brazo y lo miró.

—Hey, ¿qué tal, cómo te encuentras?

—Estoy bien, algo lastimada, pero bien.

—Es bueno saberlo —regresó a lo que hacía con su traje. Por la forma en que actuaba y hablaba era claro que no estaba muy interesado en otros asuntos que no fueran los suyos.

—Alex, ¿crees que podríamos hablar?—ante amenazas mucho más grandes el coraje de Zoey no desaparecía, pero cada vez que su corazón se enfrentaba a otro tipo de ''retos'' era como si volviese la inseguridad en ella.

—¿Sobre qué? —aquéllo acabó por dejarle en claro su desinterés. Negó un par de veces con la cabeza y suspiró ligeramente.

—Nada, olvídalo —se alejó de él. Alex la miró de reojo, pero regresó con lo que hacía. Zoey caminó directamente hacia Milton, quien se vestía con su ropa normal—. ¿Irás con ellos? —él volteó algo confundido, en un inicio no pensó que le estuviera hablando.

—No —cerró su chaqueta gris y guardó sus manos en los bolsillos.

—¿Entonces, a dónde vas? —se quedó pensativo unos segundos.

—Voy... voy a buscar a los Serpientes.

—¿Hablas en serio? —él apretó el mentón y asistió— ¿Por qué?

—Ellos fueron casi exterminados por nuestra culpa, al menos quiero saber si están bien.

—Te recuerdo que no son santos, Milton, además, Carter sabía los riesgos al relacionarse con Raiden.

—Lo sé, pero aún siento la necesidad de ir.

—Está bien. Voy contigo —su sorpresa no se hizo esperar.

—¿Hablas en serio?

—Sí.

—E-está bien, vámonos.


Como el auto de Alex fue realmente dañado al chocarlo contra Raiden, se vio en la necesidad de dejarlo con Howard, así que los tres héroes se encaminaron hacia los restos del bar a pie.
Era alrededor de la media noche, la policía y los forenses seguían en el lugar.

—¿Cómo se supone que entraremos sin llamar la atención? —preguntó Rei al ver a los policías, no era que estuvieran completamente alerta, pero el ver a un tipo vestido como héroe los habría hecho enloquecer.

—Por arriba —respondió Kai, saltó sobre un contenedor de basura y se impulsó a través del muro hasta llegar al techo de un edificio—. ¿Qué esperan?

—¿Segura que está ciego? —Rei Murakami solo levantó los hombros, llegó hasta el contenedor e hizo lo mismo, Alex los siguió sin más. Corrieron y saltaron a través de los techos de los edificios con sumo cuidado, parecían sombras que a penas sobresalían en la penumbra, no tardaron mucho en llegar a un local al lado del bar.

Kai saltó, rodó por el techo del bar y se puso en pie, Alex y Rei le secundaron. Caminaron por el techo hasta llegar a la entrada de la azotea, entonces bajaron.
Llegando así a la oficina de Carter Blake, la cual estaba destruida y con manchas de sangre por doquier.

—Diablos —soltó Alex tras mirar el lugar. Kai comenzó a olfatear los alrededores como si fuera un sabueso—. ¿Qué haces?

—El arma química de la que habló Zoey, aquí fue donde se activó —se acercó a un cúmulo de escombros y tras buscar un poco encontró una pieza metálica, igualmente la olfateó.

—¿Y eso? —dudó Rei y se acercó.

—Parece la pieza de un artefacto —le entregó la pieza a Alex. Era un pedazo de metal con algunos raspones y manchas de sangre seca pero que al mirarla bien tenía una inscripción grabada.

—Encontré algo —limpió un poco el metal y leyó con detenimiento las letras—. Dice... ¿Neo-Gen? ¿Qué significa Neo-Gen?

—Laboratorios Neo-Gen —habló Rei—. Es una empresa multinacional, en su mayoría se dedican a la búsqueda y creación de medicamentos y nuevas opciones en la medicina.

—¿Así que a una empresa de medicamentos le dio por fabricar armas bioquímicas?

—Tal vez no por cuenta propia —comenzó Kai—. ¿Qué tal si los obligaron?

—Entonces creo que deberíamos visitar los laboratorios Neo-Gen, ¿no creen?


—Sería uno con cincuenta —dijo el sonriente vendedor de café.

—Tenga, conserve el cambio —Milton le entregó un par de billetes y tomó los vasos de plástico, el calor que sentía al beber de este era realmente placentero y más en una noche tan fría como en la que estaban—. Aquí tienes —le entregó el suyo a Zoey.
Ambos se sentaron en una banca y miraron el parque frente a ellos.

—Gracias —sopló un poco y bebió del café—. ¿Alguna pista sobre nuestros motociclistas desaparecidos?

—Mientras compraba el café pude interceptar algunas señales de la policía, al parecer la mayoría a logrado salir bajo fianza, pero aún falta ver dónde se reunirán —bebió nuevamente.

—Encontremos a uno y así hallaremos a los demás.

—Bien —volvió a tomar de su café—. Zoey, ¿por qué me ayudas? Sé que no te agradan los Serpientes y preferirías tener otra clase de compañía.

—Tal vez quería ayudar a un amigo —bebió de manera evasiva.

—¿Ahora somos amigos? No lo sé —Milton sonrió—. ¿Estás segura que no es para llamar la atención de tu enamorado?

—No todo se trata de él ¿sabes? Además, está más preocupado por otros asuntos —la forma en que lo dijo le hizo saber a Milton que estaba algo desilusionada.

—Conozco a Alex desde que tengo seis años, sé todo sobre él y si de algo estoy seguro es que siempre busca alguna excusa para no afrontar sus miedos.

—¿Le doy miedo?

—Claro que sí —ella no supo como tomarlo.

—Oh...

—Pero no de forma negativa, no pienses mal. Eres una chica muy linda, inteligente y segura de sí, además, eres la única capaz de romper un brazo de seis formas distintas. Si no te hace caso es porque tiene miedo de no merecerte o... —se detuvo al sentir su mirada sobre él, nervioso miró hacia otro lado— o simplemente es demasiado tonto como para no ver lo que está perdiendo...

—Milton —tomó su hombro y él volteó. Ambos se miraron directamente, cuando él abrió los ojos como platos.

—Ay carajo, lo olvidaba —emitió enérgico.

—¿Qué ocurre?

—Los chicos del bar me dieron sus números —rápido sacó su celular y comenzó a buscar entre sus contactos. Zoey sorprendida lo miró.

—¿Te hiciste amigo de los motociclistas que nos atacaron?

—No necesariamente, pero Michelle y Pounce quisieron mi número —finalmente se colocó el celular en el oído.

—¿Hablas en serio?

—No son malos, Zoey —la llamada entró—. ¿Hola, Michelle? Sí, soy el tipo del bar... no, el-el Protector —habló más bajo—, escucha, me gustaría verlos, saber cómo se encuentran. Sí, claro, perfecto, nos vemos ahí.

Luego de colgar se levantó entusiasmado. Zoey realmente no sabía qué ocurría.

—¿Y bien?

—Me dijo que todos los Serpientes se reunirán en un baldío cerca del Puente de Brooklyn para discutir sobre lo qué harán ahora.

—¿Y tu plan es visitar a tus amigos Serpientes y luego qué?

—Hacer lo que juramos hacer. Protegerlos.


Horas más tarde, Alex llegó a su departamento, estaba cansado y ansioso por llegar a su cama. Con trabajos colocó la llave en la cerradura y entró, no pudo llegar hasta su habitación así que se tumbó sobre su sofá.
No supo exactamente cuánto tiempo pasó, solo cerró sus ojos y se rindió ante el sueño, cuando un incesante golpeteo en su puerta lo arrancó de éste. Se levantó aterrado, rápido fue a su habitación y de su armario sacó uno de sus bastones, llegó a la puerta y al observar por la mirilla no se encontró con nada, nada excepto de unas manchas de sangre en la pared del pasillo. Respiró profundamente y abrió la puerta, el corazón casi le da un vuelco al encontrar a Swan, tendida sobre el suelo.

—¿Pero... qué? —le costaba adquirir aire, incluso se comenzó a marear.

—Cuervo... —fue lo único que pudo decir.

—Mierda —se agachó y la sujetó con firmeza. Estaba cubierta de sangre por todas partes, y su rostro le demostraba que había estado en una pelea. La cargó hasta su cama—. ¿Qué te ocurrió?

—No... no dejes que las toque...

Finalmente quedó inconsciente, Alex corrió hacia su baño y tomó su botiquín de primeros auxilios, lo dejó en la cama y sacó su celular, pero antes de que pudiera llamar a cualquiera, se quedó viéndola con detenimiento, acercó su mano temblorosa hacia su rostro y sujetó la máscara que tenía sobre sus ojos, la retiró finalmente y no pudo evitar caer de sentón por la sorpresa, ante él, estaba Roxane Taylor.







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