
Capítulo 13. El precio de la justicia
Apenas empezaron a pasar las calles con farolas que iluminaban de forma tenue y a vislumbrar las casas oscuras tanto habitadas como en ruinas, Céline sintió la carga que había en ese lugar, tanto ella, como los demás vampiros sabían que San Joaquín era un lugar que el mundo temía, no solo reinaba la miseria, sino también los restos de una confrontación que iba más allá de una guerra convencional
Era la eterna confrontación de siempre, el bien contra el mal
La luz celestial contra la oscuridad infernal
Y, en este caso, sería una guerra que no superaría a la rebelión de Lucifer ni a la batalla final entre los ángeles caídos y los ángeles del cielo
Cuando se detuvieron en un semáforo, Céline logró percatarse que, a pesar de la oscuridad, al lado izquierdo de la calle estaba una casa ya abandonada, sin embargo, esta se encontraba tapiada tanto de la entrada como de las ventanas, imposibilitando la vista tanto desde el exterior, como del interior, lo más llamativo, además de tratarse de una casa bastante grande, algo muy atípico en San Joaquín, era las palabras escritas con grafiti que solo se distinguían por la luz tenue amarillenta
Bienvenidos al infierno
"La casa de los nahuales, así le dicen". Pensó de inmediato Céline, sintiendo como, a diferencia de toda la colonia, ese era el lugar donde se concentraba todo el caos de la colonia, sin embargo, y para mala suerte o fortuna de la vampira, el semáforo cambio de color y la camioneta siguió su trayecto, dejando atrás aquella casa
La camioneta donde iban casi todos los vampiros se detuvo a solo tres cuadras de la iglesia de San Juan, allí, Mefistófeles se bajó junto con Dolores, mientras que las demás se detuvieron enfrente de la iglesia, hubo bastante movimiento hasta que la calle se calmó, los vampiros se encontraban expectantes, Céline vio el reloj y se dio cuenta que estaba por ser las doce de la mañana, así que aún tenían tiempo de estar en la calle
Minutos después Mefistófeles apareció, ya se encontraba mucho más calmado y abrió la camioneta, sin embargo, en vez de entrar le pidió a la vampira que bajara de la camioneta, ella obedeció, aunque un poco extrañada
—debo de suponer que se trata de Mario Espinoza, ¿cierto? — le cuestionó la vampira de inmediato al brujo
—así es. Creo que, si se le hace una visita a ese maldito, Huerta vera que no es tan poderoso como él piensa que es ahora— le respondió Mefistófeles
—¿cuál es el límite? — le preguntó Céline al brujo
—no tienes ningún límite. Actúa como creas conveniente— le dijo Mefistófeles de forma sería, acto seguido, le dio la dirección de la iglesia y le propuso que usara por lo menos a dos humanos o brujos para que la ayudaran y sacaran al sacerdote
Céline acepto y Mefistófeles se retiró para volver después, esta vez, con un brujo y un humano de treinta años, Mefistófeles se quedaría un rato más allí para ver cómo se recuperaba Álvaro, Alberto y el padre Ramiro, aunque, al final, dijo que también necesitaba visitar y hablar con alguien que vivía en esa misma colonia
—¿vas a ir, cierto? — le cuestionó Céline, sabiendo a quien se refería y recibiendo solo un gesto afirmativo de Mefistófeles, después de aquel gesto no hizo más preguntas, subió otra vez a la camioneta junto con los dos hombres
Le dio la dirección a la vampira que estaba manejando y se trasladaron hacía su próximo destino, la vampira, durante todo el trayecto les explico lo que pasaría esa noche, para todos fue algo sorprendente lo que haría, otros, como Esteban, si bien estaban satisfechos no dudaron en confesar que preferirían tener a Huerta en su poder y hacerle lo que estaban por planear
—créanme, yo también quisiera matar y beber la sangre de ese maldito, pero ni modo, toco soportar la sangre rancia de uno de sus seguidores— les respondió Céline, después, le preguntó al humano que los acompañaba si tenía celular, este asintió y la vampira le pidió que llamara al antro y que dijera a todos los vampiros que se quedaron allí se fueran al panteón Torreón y que se llevaron con él un objeto en particular
El hombre obedeció a las órdenes de Céline, mientras las calles de Torreón permanecían vacías, mucho más las calles de las colonias en las que se estaban adentrando, hasta que, llegaron a la colonia donde la parroquia de la Divina Providencia estaba ubicada, era una colonia que estaba cerca entre la frontera de dos estados, por un lado, estaba Torreón, ciudad del estado de Coahuila, por el otro, la ciudad de Gómez Palacio, ciudad del estado de Durango y que, los dos, junto con la ciudad de Lerdo formaban la zona conocida como La Laguna
La colonia era de las mal denominadas como colonia de mala muerte, sin embargo, era mucho mejor que otras colonias como la del cerro de la cruz, y por mucho a San Joaquín, la casa que buscaban estaba tres cuadras antes de la parroquia, por lo que no fue necesario que se estacionaran lejos de su destino, el brujo y el humano, acompañados de Esteban y otra vampira bajaron para acompañarlos en caso de que las cosas se complicaran
—no quiero que lo conviertan ni lo maten. Lo quiero vivo, ¿entendido? — les advirtió Céline y los cuatro asintieron y se alejaron para dirigirse a la casa de su objetivo
Los minutos pasaron y finalmente, con una bolsa cubriéndole el rostro, traían al sacerdote, que vestía con un pantalón para dormir, no tenía puesta una camisa y estaba descalzo, lo llevaban violentamente y de esa misma forma lo ingresaron a la camioneta, entrando casi de inmediato los cuatro que habían secuestrado al sacerdote, rápidamente ataron con una cuerda las muñecas de las manos y la camioneta se fue de inmediato
El padre Mario Espinoza gritaba y maldecía a los presentes, nadie respondió a sus palabras amenazantes, solo hubo un momento donde Esteban sintió ganas de golpearlo cuando menciono, entre risas, lo que les harían cuando los soldados de Dios descargaran su ira en contra de ellos, como lo hicieron en el pasado, pero Céline lo contuvo con una mirada silenciosa y seria a su polluelo, este se controló, ya que sabía que habría más satisfacción por lo que harían
El panteón Torreón era uno de los más antiguos de la ciudad, debido a su antigüedad, era aprovechado por brujos para sacar clandestinamente restos de tumbas ya abandonadas y por vampiros para esconder sus víctimas o suicidarse al sentir que la inmortalidad ya no valía nada, la camioneta entro por la parte trasera y menos vigilada del panteón, las luces delanteras iluminaban las tumbas aun intactas de personas fallecidas tiempo atrás, tumbas que conservaban las imágenes del sagrado corazón, ángeles alzándose o incluso, vírgenes y crucifijos que con el pasar del tiempo habían perdido sus extremidades, quedando solamente imágenes sacras sin manos o sin cabeza
Pararon en un terreno donde todos bajaron, dejando al sacerdote dentro del automóvil, breves minutos después, los vampiros que faltaban llegaron, trayendo consigo palas y un hacha, Céline les ordeno que empezaran a cavar una tumba
—muchas gracias por su trabajo. Tengan, compren algo de tomar o guárdenlo si sale algo de imprevisto, a partir de aquí, nosotros nos hacemos cargo— dijo Céline al brujo y al humano, dándoles algo de dinero y estos agradecieron el gesto y se retiraron de allí, posteriormente, Céline ordeno que bajaran al hombre para después dirigirse con Abdul —lo que pasara aquí es algo sumamente fuerte, entenderé que no tengas el estómago para aguantar lo que haré, solo te pido, mi querido polluelo, que esto lo hago por mi clan y porque es mi deber dar justicia a mis hijos e hijos
—si es necesario, lo entenderé. Me cuesta acostumbrarme, pero si es necesario que esté presente lo hare— le respondió Abdul y este recibió un beso en la frente por parte de Céline y una sonrisa cálida de la vampira
Esa sonrisa desapareció cuando Esteban indico que ya estaba fuera el padre Espinoza, la expresión de Céline cambio por el de una fría seriedad, Céline se dio la vuelta y le quito la bolsa al sacerdote, este, ya sin la bolsa, pudo ver que estaba rodeado de vampiros, se escuchaba a otros cavar detrás de él
—lo que hicieron es algo que tiene sus consecuencias, malditos— les decía el padre Espinoza a Céline, pero dirigiendo sus palabras hacía todos los presentes
—no me venga con eso. Las consecuencias ya las sabemos, no es necesario que un sacerdote como usted nos lo diga, mucho menos alguien que ha matado a mi gente
—no tienen forma de defenderse, yo y mis hermanos lo hicimos por Dios, al único y verdadero Dios, ustedes matan por placer, como las bestias que son— les decía el sacerdote, tratando de justificar lo que hizo, y eso fue algo que molesto a Céline, aunque seguía serena ante la situación
—no matamos por placer, es supervivencia, pero porque me gasto mis palabras en alguien que eso no lo entenderá y ni querrá entender, así que mejor voy a lo que me importa decirle— le decía Céline al hombre, de pronto, ambos estuvieron frente a frente y mirándose directamente a los ojos, Espinoza trato de mostrar fuerza ante el enemigo, pero la mirada de Céline era tan intensa que le era poco posible ocultar el miedo de estar frente a ella —esta noche los brujos atacaron su cuartel general, tanto usted y yo sabemos lo que eso significa, puede que su líder se entere pronto, porque si, sabemos que ese maldito perro aún vive, sin embargo, no le daremos la satisfacción de volver a cometer lo que hizo durante los tiempos Oscuros
—todo lo que digas no me importa, bestia, te escondes bajo un manto de benevolencia que no te queda. Sabes que el fin se acerca y que la sangre de mis hermanos y hermanas, la que ustedes derramaron, será vengada, así como las muertes que ustedes han hecho en estos días
Luego de que haber dicho eso Céline grito el nombre de Abdul, este, con algo de temor, se acercó ante de Céline, quedando al lado de la vampira
—quiero que lo vea, maldito. Ninguno de nosotros lo convirtió a él, él llego a nosotros y todo indica que lo convirtió su líder. ¡Véalo, véalo porque él fue el único sobreviviente de un asesinato que ustedes provocaron! No somos bestias, aun cuando hacemos lo que hacemos, somos seres que sentimos, no podremos tener alma, pero estamos conscientes de lo que hacemos. Ustedes son los monstruos, mataron a mi gente y no sienten el mínimo remordimiento por eso. Eso es lo único que nos diferencia de ustedes
Tras decir eso, con una leve señal, Esteban y Flavio se acercaron por detrás del sacerdote, lo tiraron violentamente al suelo, cayendo boca abajo y los dos vampiros sujetaban con su fuerza paranormal los brazos del hombre, quien intentaba liberarse sin poder lograrlo
—Mario Espinoza, por sus crímenes cometidos en los tiempos Oscuros en contra del clan de los vampiros de Torreón, yo, Céline Covarrubias, lo declaró culpable y a recibir uno de los castigos reservados para gente como usted. Su sangre servirá como alimento para nosotros— declaraba Céline mientras Lisa le entregaba el hacha a la mujer
En ese momento, el sacerdote empezaría a recitar el credo de los apóstoles, mantenía los ojos cerrados, sin embargo, su oración fue interrumpida cuando Céline, con un rápido movimiento corto de un solo tajo la mano del sacerdote, algo de sangre salto en el rostro de la vampira y el grito de dolor del sacerdote se hizo presente, interrumpiendo su oración, mientras, Nayeli recogía la sangre que salía en una botella
Céline no tardo en cortar la otra mano del hombre, nuevamente un poco de sangre cayó en su rostro, sin embargo, ella se limitó en pasar su lengua cerca de sus labios para probarla, era sangre humana venida de un asesino, eso era indicación de que los vampiros probarían sangre de la mejor calidad
Se dio cuenta de la tensión que se estaba desarrollando en el ambiente, Céline no lo dudo y le propuso a Abdul que lo mordiera, no para convertir al sacerdote en vampiro, si no para debilitarlo y muriera sabiendo que fue alimento para vampiros, Abdul, quien sentía que ya no podría aguantar, acepto y apenas estuvo cerca de él, clavo sus colmillos en el cuello del sacerdote
Este intento separarse de él, pero no podía, Abdul no mantenía sujetado con su fuerza que hacía que fuera imposible escapar de él, Céline lo dejo unos minutos hasta que quedo saciado, al final, el padre Espinoza, quien a pesar de que seguía vivo, estaba débil, sin poder moverse y como si su espíritu y fuerza hubiese abandonado por completo su cuerpo, Céline ordeno que lo tiraran al pozo que hicieron, también tiraron con él sus manos mutiladas y después, dos vampiros, Lisa y Marcos empezaron a enterrar al sacerdote, durante ese proceso el sacerdote profería palabras débiles que no fueron escuchadas por los vampiros, mientras que Céline miraba la culminación de la condena
Al final, el pozo estaba ya cubierto con la tierra, los gritos del sacerdote ya no se escuchaban o eran simplemente ahogados por la tierra que tenía encima de él, luego de aquello, Céline les dio permiso a sus hijos que empezaran a tomar la sangre que recolectaron del sacerdote, todos tomaron, incluso Abdul, provocando que Lisa le dijera si no había quedado satisfecho con lo que le había sacado al sacerdote, todos rieron, incluso Abdul, quien se estaba familiarizando más con su nueva familia
—bueno mis polluelos, es mejor irnos, dejemos que los muertos se deleiten con los gritos del condenado— les dijo Céline y todos empezaron a ingresar a la camioneta para regresar al Gothic, cuando entraron y antes de reanudar el trayecto, Céline aprovecho que Abdul se había sentado cerca de ella para hablar con él —¿cómo te sentiste después de esto?
—me estoy acostumbrado, de verdad, si me causaba algo de repulsión, pero conforme avanza el tiempo le voy agarrando el gusto— le confesó Abdul a la vampira y esta solamente mostró una sonrisa cálida
—cuidado con hacerte adicto, aunque eres muy lindo después de beberla— le respondió Esteban desde detrás, donde estaba sentado, muchos rieron por el comentario, incluso Céline río tímidamente por el comentario de Esteban
Sin embargo, mientras los vampiros se dirigían al antro para descansar tras una noche agitada, Céline trataba de guardar el sentimiento de angustia que empezaba a posarse sobre ella, sabía que las cosas se iban a complicar para todos ellos
"Solo espero que mis polluelos no sufran y que todos podamos sobrevivir a lo que está por ocurrir". Pensaba Céline mientras suplicaba, ya sea a Lucifer o a todos los demonios, incluso al Dios que no podía nombrar, que todos sobrevivieran o que mínimo ella muriera y sus polluelos vivieran, sin embargo, sabía que entre todos ellos algunos no iban a sobrevivir
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro