
Capítulo 1. Noche de sangre
Rodeado por elementos comunes que podían encontrarse en una casa, como los sillones, la cocina, el comedor, el televisor análogo, Álvaro Rodríguez quedó impresionado por todo lo que veía, pero no por estos elementos comunes, si no por las imágenes de santos católicos, mezclados con imágenes de índole satánico o de santería, por las ofrendas que había en algunos altares, como una pera de color verde que tenía alfileres clavados o un muñeco con un cuchillo clavado rodeado de alimentos que, muy seguramente, estaban ya podridos, a esa conclusión llegó Álvaro al ver las moscas rodear aquella ofrenda y el olor nauseabundo que a él le hizo llegar
"Quien diría que estaría en este lugar". Pensó Álvaro, quien se encontraba sentado y enfrente de él, observando y analizando las fotos que llevo, estaba Mefistófeles Arriaga sin hablar, solo observaba las imágenes obscenas sin censura del crimen que acababa de pasar
—bueno, debo de suponer que viniste conmigo por estos símbolos, ¿verdad? — le cuestionó Mefistófeles señalando la foto donde se mostraba el pecho desnudo de un hombre, allí, hecho por un arma blanca, estaba dibujado un pentagrama invertido, después, señalaría otra foto donde se mostraba la espalda menuda de una mujer que tenía escrito la palabra Satán, al parecer, hecho con un arma blanca
—me vas a disculpar, pero no tenía de otra, todo indica que se trató de un ritual satánico y por la revelación que me diste hace poco no tuve otra opción que sospechar en ustedes— le respondió Álvaro y por ese comentario hizo que Mefistófeles riera
—quiero solo aclararte una cosa— le dijo Mefistófeles sin ningún rasgo de enojo hacía con Álvaro por su comentario —el hecho de que haya brujos o brujas que hacen magia negra, como yo, no significa que utilicemos la sangre de bebés o de vírgenes para nuestros rituales. Hasta entre nosotros, los brujos negros, tenemos algo de moral, en mi caso, prefiero usar animales como esa gallina— le dijo mientras señalaba la parte de atrás de Álvaro
Este, invadido por la curiosidad, se dio la vuelta y alcanzó a ver lo que parecía ser el cuerpo ya destripado de una gallina sobre un plato, Álvaro no quiso saciar aún más su curiosidad y dirigió nuevamente su mirada hacía con el brujo que estaba enfrente de él
—no me gustaría saber para qué lo usaste o en que lo vas a utilizar— le confesó el policía, bastante incómodo, al brujo, mientras que este último se limitó a mostrar una leve sonrisa
—volviendo a lo que nos concierne, tengo dos teorías sobre tu crimen. La primera es que pudo haber sido, en efecto, un hechicero demasiado peligroso y que nadie del Barrio gitano sepamos de él, por último, y mi teoría más probable, es que sean satánicos teístas salvajes que cometieron el crimen para, según en su ridícula mente, invocar a Lucifer o a algún demonio
—la verdad es que ni siquiera sé qué hago aquí, capaz todo esto solo sea una broma de mal gusto de algún psicópata que hizo para desviarnos y seguir otra línea de investigación
—puede ser también eso. Ves como no eres tan pendejo como dices, solo te falta un toque de imaginación, pero, si me lo permites, déjame ver las fotos y ver si puedo encontrar más detalles
Tras decir eso, Mefistófeles prosiguió con el análisis de las fotos, de entre las fotos que logró sacar Álvaro había la de paredes con sangre y grafiti que decían alabanzas al diablo o dibujos como el rostro de un macho cabrío, así como la de los cuerpos de aquella familia que murió de forma horrible, las fotos empezaron a fastidiar a Mefistófeles, pero no por la forma en que se cometió, él ya había visto cosas peores en lugares de Torreón como la colonia de San Joaquín y eso no lo perturbaba en lo mínimo, si no que todo parecía una escena de crimen estereotipada con tintes satánicos de la década de los ochenta en Estados Unidos, cuando el "terror satánico" se había apoderado de la gente de esa época
"Carajo, hasta creo que la teoría de Rodríguez suena más convincente". Pensó Mefistófeles luego de ver algunas fotografías hasta que, agradeciendo a Lucifer, encontró una foto que llamó su atención
Se trataba de la foto del hijo mayor de aquella familia, de catorce años, calculo Mefistófeles, se apreciaba los golpes que recibió en la cabeza, sin embargo, había dos cosas que llamaron la atención del brujo
La primera era la poca o nula presencia de sangre en el cuerpo y en su alrededor, a diferencia de la madre y el padre, ellos murieron de forma brutal con claras heridas que sangraban y daban a entender que fueron provocadas por un arma blanca, sin embargo, en la del adolescente esa sangre no estaba presente, por último, la segunda señal venía en el cuello del joven, se trataba de dos orificios producidos por una especie de colmillos
Antes de sacar una conclusión clara quiso examinar las fotos para confirmar o desmentir que la hija menor de la familia tuviera las mismas características que su hermano, por lo que empezó a buscar en las fotos de forma apresurada, aquello llamó la atención de Álvaro, quien se impresionó por el repentino cambio de actitud del brujo, pero prefirió no externar o preguntar nada, sabía que cuando una persona estaba en ese estado podría no recibir respuesta alguna o responder de forma agresiva
Finalmente, Mefistófeles encontró dos fotografías donde aparecía la niña, en una solo se notaba su cuerpo en el suelo, con su pijama puesta y sin sangre alguna, pero en la otra fotografía se podía distinguir el cuello de la menor, allí, se encontraban otra vez los dos orificios, con la diferencia de que estos parecían querer arrancar la carne mientras mordía el cuello
"Vampiros". Fue lo que pensó Mefistófeles al instante, sin embargo, eso no fue lo único que pasó por su mente, si no que ahora recordaba los sucesos que ocurrieron hace trece años en la ciudad de Torreón y que todo empezó con un terrible asesinato
—respóndeme una cosa, mataron primero a la niña, ¿verdad? — le preguntó Mefistófeles a Álvaro
—aún no tenemos mucha información, pero según Rosario, una criminalista que apenas está empezando, todo indica que pudo haber matado primero a la niña
Tras recibir esa noticia, Mefistófeles dejo las fotos sobre la mesa y volvió a recargar su espalda en el reposo de la silla, sabía que tenía que decirle la información que omitió de forma intencionada a Álvaro el día que lo fue a visitar para, como con todos los jefes de la policía, ofrecer sus servicios en caso de que ocurriera un crimen de tinte paranormal y de hablarle sobre la sociedad de brujos y brujas que vivían en Torreón
—mira, lo que te voy a decir te va a provocar un poco de sorpresa— le empezó a decir Mefistófeles a Álvaro —¿has oído sobre los vampiros, cierto?
Álvaro no necesito responder y adivinar lo que Mefistófeles quería decir con sus palabras, su expresión cambió de impresión al enojo absoluto por el hecho de lo que aquel brujo quería decirle al comandante
—me estás diciendo que, además de adoradores de demonios, también existen chupadores de sangre aquí en Torreón y que esos mismos son los responsables del asesinato de esa familia— le cuestiono Álvaro bastante enojado por aquella revelación
—antes que nada, una disculpa por no habértelo dicho desde un principio, por último, tengo que aclararte que los vampiros no son para nada violentos, claro que chupan sangre y tienen vida nocturna, pero ellos no son capaces de hacer este tipo de cosas. Bueno, casi todos no son capaces de hacer esto— le decía Mefistófeles, señalando las fotos que le llevo el comandante, mientras este miraba de forma extrañada al brujo
—¿qué más falta que me digas? Dirás que aparte de ustedes existen los muertos vivientes o que las calaveras salen de su tumba para ponerse a bailar cumbias— le decía Álvaro, respondiéndole de forma molesta e irónica a Mefistófeles
—trata de tranquilizarte, Rodríguez, entiendo la molestia, pero no quería decirte nada sobre los vampiros porque corría el riesgo de que me tomaras de loco, además, nos estamos desviando mucho del tema, ten la seguridad de que te hablare de ellos, pero necesito que te calmes antes de explicarte las cosas— le decía Mefistófeles y a pesar de mostrarse escéptico, Álvaro trataba de calmarse, aunque no podía dejar de pensar en las risas que recibiría por parte de sus jefes si les llegaba con esa información —para empezar, tienes que saber que, al nacer un vampiro, este empieza a tener una necesidad de beber sangre, se siento hambriento o ahogado, sus rasgos pueden ser monstruosos hasta que toman sangre, la cual, puede ser animales o, desafortunadamente, de personas humanas
—en resumen, un vampiro hizo esta masacre para saciar su sed de sangre, ¿cierto?
—cuidado con las conclusiones precipitadas, Rodríguez— le dijo Mefistófeles —es cierto que un vampiro, al nacer, llega a beber sangre y su forma de obtenerla puede ser salvaje, me ha tocado ver como destrozar al animal o a la persona, de forma literal, sin embargo, eso no explica porque esta familia tiene símbolos clichés de satanismo en su cuerpo y en las paredes, eso no fue provocado por un vampiro
—¿qué me recomiendas hacer, entonces? — le cuestiono Álvaro, mostrándose muy ansiado por obtener respuestas
—lo que recomiendo que hagamos es irnos por esa línea de investigación, conozco el lugar donde viven los vampiros, sin embargo, siéndote sincero, no tengo ganas de ir a estas horas a su guarida, si gustas te puedo llevar mañana o el sábado. Sobre tus superiores o lo que debas decirles a los medios, te recomiendo que le digas lo que todos los políticos dicen, di que investigaras y que hallaras al o los culpables, pero no menciones nada del satanismo ni de esos símbolos
—eso será también muy difícil, es muy común que un idiota divulgue las fotos en las redes sociales, pero no te preocupes, hare lo que este a mi alcance, pero no prometo que esas fotos se divulguen
—solo has tu trabajo como yo también hago el mío— le respondió Mefistófeles al comandante
Álvaro entonces recogió las fotografías y le dijo al brujo que era ya hora de irse, había tenido una noche difícil, llena de imágenes a las que ya estaba acostumbrado de ver y de sorpresas que no creía saber, lo que hizo que se cuestionara cuanto desconocía de aquellas comunidades tan herméticas en sus asuntos
Mefistófeles le ofreció una cerveza antes de irse, pero Álvaro la negó, alegando que estaba demasiado cansado y lo único que quería era llegar a su casa, dormir al lado de su mujer y descansar antes de ir a su trabajo, el brujo no le detuvo y solo se despidió del hombre hasta que este se retiró de la casa
Apenas se quedó solo empezó a apagar las luces mientras las imágenes seguían rondando su cabeza, lo que le preocupaba no era que el ataque lo hiciera un vampiro, es más, poco le importaba la reacción que tendría Álvaro al enterarse de las leyes que fueron establecidas con las autoridades civiles y religiosas con las comunidades de los brujos y vampiros, más bien, lo que le preocupaba era que este crimen era muy parecido al que ocurrió en el año 2010, año infame para ambas comunidades, para Torreón y para todo México
"Trata de controlarte. Ellos desaparecieron y dudo mucho que quieran volver". Pensó Mefistófeles, ya encerrado en su cuarto, con las luces apagadas, acostado sobre su cama mientras el olor del incienso impregnaba todo el cuarto, tenía solo puesto un bóxer, una playera blanca sin mangas que cubría su cuerpo robusto y estaba cubierto con una sábana blanca ligera y así fue como empezó a ser dominado por el sueño hasta quedar dormido
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