5
Habían pasado algunas semanas desde que conocí a Royal y habíamos tomado una confianza increíble. Ella me contaba sobre las cosas de las chicas (de lo que yo no estaba informado, claro está) y yo le contaba cosas de... bueno, los chicos en general. Todavía no tomábamos esa confianza excesiva que tienen los mejores amigos, y creo que fue por eso por lo que todavía no le contaba nada sobre los novios de mamá o mis heridas.
Ella adora a Didi. Creo que no tiene hermanos, y si los tiene son mucho mayores que ella y ya ni la miran, aunque yo la miraré todo el tiempo, haga lo que haga... eso creo que sonó algo psicópata, aunque no lo dije con esas intenciones, creo y espero.
Jude se está poniendo algo celosa de Royal, y no la culpaba. (por ser mi mejor amiga del alma) De hecho, es muy feo que tu mejor amigo te deje a un lado y comience a hablar con otra chica... lo sé, me he comportado muy feo pero ella sabe que soy prácticamente un tipo antisocial y NECESITO hacer al menos una nueva amiga...
—¿Oyeron eso?—pregunté mientras me levantaba del piso con Didi de la mano.
Anteriormente estábamos "tomando el té" con ella y sus muñecas.
—¿Qué cosa Bubu?
—Quédate con Didi, voy a ir a ver—ordené a Royal.
Los ruidos eran similares a los de un rasguño en uno de los ventanales que tiene a los lados la puerta principal, así que fui caminando hacia esa dirección.
Al llegar al lado de la puerta, no divisé nada extraño a simple vista, por lo que decidí abrir la puerta para ver. De un arbusto en la salida salió un gato negro que pasó en frente mío y luego se fue. Exacto, él era el gato de Jude y el culpable del ruido.
—Hola, Andrew...
—Oh, hola Jude. ¿Cómo estás?
—He estado mejor, la verdad... ¿te has seguido cortando o esta chica te está distrayendo más de lo que yo lo hacía antes?—salió de su casa y vino hacia donde yo estaba.
Suspiré ruidosa y exageradamente.
—No empieces con esto, Jude, ¡eres mi mejor amiga!
—¿Y ella?—se cruzó de hombros.
—No voy a hablar de esto ahora. Que te vaya bien...
Cerré la puerta detrás de mí y volví a la sala.
—Era un gato, chicas—comuniqué sin mucho detalle.
—¿Podemos seguir tomando el té? Madame Darla tiene sed y quiere tomar té...
Sonreí divertido y me senté en el suelo de nuevo.
—¿Todo bien?—leí en los labios de la pelirroja.
—Sí, luego hablamos...—le contesté.
Asintió con la cabeza mientras yo solo fingía tomar el té invisible que mi hermana me servía super emocionada.
—¡Le falta azúcar, Didi!—reclamé mientras Royal reía.
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