
IX
la cancion que puse es decanting de suho
Las semanas pasaron hasta que un día el SONGOLMAE se topo con el EXODUS mar adentro. JunMyeon y su embarcación regresaban luego de guiar una embarcación imperial hacia Japón. Mientras que SeHun y su tripulación regresaban de los mares de china luego de saquear un barco ingles lleno de especias, ron y pólvora.
Ambos barcos lograron toparse frente a frente por la neblina del mar. SeHun y JunMyeon se miraron y los tripulantes de ambos se pudieron a la defensiva, pero ninguno se atrevió a dar el primer paso para la batalla. Fue como una especie de tregua. Sin embargo, cuando SeHun observo mejor a JunMyeon, noto como este se sonrojaba y empezaba a hablar con otros dos hombres. No hacia faltar estar cerca para saber que JunMyeon no se estaba expresando bien de él.
Luego JunMyeon al parecer le dio ordenes al giganton que estaba a su lado y ordeno a su tripulación a regresar a sus labores mientras él se adentraba a camarote. Solo aquello basto para encender la llama de la pasión en SeHun.
—Chanyeol, necito un relevo. —ordeno SeHun.
—Esta bien. —Chanyeol subió corriendo a la popa del barco y tomar el mando en lo que SeHun bajaba a la proa.
—¿Estas cansado SeHun-ha? —cuestiono Baek acercándose a SeHun.
—No. —respondió SeHun y camino hasta Makyi—, cuando me vean salir del barco contrario lanzas un vote al agua.
Makyi dejo de beber el ron y observo confundido a SeHun. En lo que Kyungsoo amarraba las lianas y se detenía a escuchar.
—¿Espera? ¿Qué piensas hacer SeHun? —interrogo Makyi yendo hasta SeHun.
SeHun sonrió sorprendiendo aun más a la tripulación del EXODUS.
—Solo voy a cerrar unos asuntos con el corsario Kim. —dijo SeHun arreglándose los zapatos y la cinta que ataba sus pantalones.
—¿Estas loco? No puedes ir ahí. Te atraparan y...
—Eso no va a pasar Makyi. —aseguro SeHun—. en todo caso, mantén el barco cerca para ir por mí.
Y antes de que Makyi pudiera replicar. Oh SeHun salto al agua ante la atenta mirada de su embarcación.
JunMyeon ingreso a su camarote y cerro la puerta con un cerrojo. Necesitaba descansar unos minutos antes de regresar a Proa. Con los ojos pesados se arrodillo frente a un baúl para sacar unos dulces que había logrado embarcar.
Estaba tan absorto que no escucho como la ventana que daba al mar se abría por completo y una figura robusta ingresaba al camarote. No lo sintió hasta que la respiración de SeHun se hizo eco en la habitación.
—Que mier.. —JunMyeon se quedó atónito al observar a SeHun frente suyo. Parpadeo muchas veces sin poder creerse que ese pirata hubiera tenido la osadía.
—Vaya, vaya... así que es así como luce el camarote de un corsario real. —susurro SeHun observando la habitación.
—¿Puedo saber que haces? —cuestiono JunMyeon—. Fue una maldita trampa no atacarnos para
—Deja de ser mal pensando. —lo interrumpió SeHun—. solo yo vine a tu barco. Mi gente como podrás ver está a millas en el mar. —señalo SeHun por la ventana.
—¿Mal pensado? —repitió JunMyeon con incredulidad—. Eres un maldito pirata, un pirata vil, sanguinario, déspota y abusón que pasa sus días saqueando barcos y mutilando gente.
El hecho de que su acusación contuviera parte de verdad no consiguió calmar los ánimos de SeHun, quien se situó al lado de JunMyeon con tan sólo un par de zancadas.
—Estoy harto de que me llames déspota, abusón y otras cosas similares, JunMyeon. —renegó SeHun—. Es verdad, asaltamos barcos, pero no disfruto matando gente. De hecho, no soy vil Se cuando recurrir a la violencia y cuando no hacerlo. No me sobrepaso con mis enemigos, de hecho, en todo el mar indico soy el único pirata que llega a perdonarle la vida sus enemigos. No asalto barcos que no sean de aquellos extranjeros que solo vienen a robar a nuestras tierras. Y tampoco te he atacado con toda mi artillería. Si fuera como me acusas hace ya semanas estarías muerto.
—¡Estoy seguro de que no tardaras mucho en hacerlo! —acuso JunMyeon— ¡Y sí, si te sobrepasaste! ¡Lo hiciste conmigo el primer día que nos vimos, me besaste y toqueteaste sin pudor frente a mi gente!
JunMyeon se arrepintió de sus palabras justo en el momento después de pronunciarlas. Se suponía que a esas alturas ambos debían haber olvidado el beso del primer encuentro. De todas maneras, JunMyeon no podía culpar del todo a SeHun, ya que él mismo había correspondido a esas caricias...
El cuerpo de SeHun con dos pasos veloces hacia delante, atrapó a JunMyeon por la cintura sin darle tiempo a escapar.
—¿Es eso lo que pasó el primer día que nos vimos? ¿Yo me sobrepasé contigo y te viste obligado a soportar mis besos? Lo siento, JunMyeon, pero si no recuerdo mal, eso no fue lo que sucedió. —SeHun bajó la voz hasta convertirlo en un grave murmuro—. Recuerdo que tú abriste la boca contra la mía. Recuerdo que hundiste tus manos en mi pelo y me acariciaste el cuello. Ésa no es la forma en que la mayoría de los donceles responde ante un acoso.
Furioso por el hecho de que SeHun le estuviera pasando sus propias debilidades por la cara, JunMyeon cerró los puños e intentó golpearlo en el pecho, pero SeHun fue más rápido: lo sujetó por las muñecas y lo atrajo hacia sí, obligándolo a pegar el cuerpo contra sus fornidos muslos y su musculosa cintura.
—Tú JunMyeon no tiene ni idea de lo que significa la palabra «obligar». Quizá haya llegado el momento de que alguien te enseñe lo que en verdad significa actuar con fuerza bruta. —amenazo SeHun con un brillo peligroso en sus ojos.
—Nomgh... —masculló JunMyeon, mientras SeHun inclinaba la cabeza hacia sus labios, y con la boca sofocaba todo vestigio de más protestas.
Fue un beso duro e implacable, SeHun lo sujetaba de una forma posesiva e inexorable. JunMyeon intentó zafarse de SeHun, pero no pudo. Con los ojos brillantes, SeHun respondió sentando a JunMyeon bruscamente sobre uno de los arcones esparcidos por el suelo. Entonces SeHun agarró otra vez a JunMyeon por las muñecas y lo obligó a colocar los brazos detrás de la espalda, sosteniéndolos con fuerza con una de sus enormes manos mientras que con la otra lo asía por la mandíbula y lo obligaba a levantar la cabeza para poder besarlo otra vez.
Fue un beso de castigo, con la clara intención de conseguir que JunMyeon lo odiara. Y eso fue precisamente lo que JunMyeon sintió en ese momento.
SeHun intentó meter la lengua entre sus dientes, pero JunMyeon los mantuvo prietos, con la firme determinación de no permitir que SeHun ganara esa batalla. Cuando JunMyeon se dio cuenta de que no había forma de escapar de las garras de SeHun, contraatacó de la única forma que se le ocurrió: le mordió el labio inferior. SeHun echó la cabeza hacia atrás al tiempo que profería una maldición en voz baja, pero no soltó a JunMyeon, aun cuando podía notar el sabor de la sangre en la boca.
—Esto, mi querido JunMyeon, esto es forzar a alguien. —bramó SeHun—. Y estoy segurísimo de que no te ha gustado en absoluto, ¿verdad?
A JunMyeon le pareció divisar un signo de culpabilidad en los ojos de SeHun, pero pensó que se equivocaba. ¡Ese... ese bruto no era capaz de sentirse culpable por nada! Entonces la mirada de SeHun se suavizó bajo la mortecina luz que se adentraba a la habitación.
—Y no te culpo. A mí tampoco me gusta. No quiero que luches contra mí. —agrego SeHun. Sus ojos delataban franqueza. Aparto lentamente la mano de la barbilla de JunMyeon y le acaricio suavemente la garganta. Mientras JunMyeon contenía la respiración, SeHun le coloco el pulgar y los otros dedos a ambos lados de su cuello—. No... prefiero tenerte como el primer día... excitado... con ganas...
Las palabras en sí eran una caricia, y el modo en que miraba su boca, como si fuera un apetitoso bocado, le provocó a JunMyeon un delicioso escalofrío que le recorrió toda la espalda. Tuvo que luchar contra esas sensaciones que lo traicionaban.
—No seré tuyo. —jadeo JunMyeon—. Jamás.
—¿Por qué? —Una sonrisa embaucadora se perfiló en los labios de SeHun. Éste inclinó más la cabeza y JunMyeon se preparó para recibir otro adusto beso, pero en lugar de eso, SeHun apretó los labios sobre la venita que latía desbocadamente en la parte lateral de su cuello.
Sus labios eran cálidos y suaves como la mantequilla, nada parecido a lo que habían sido escasos momentos antes. JunMyeon intentó mantenerse firme, aparentar que SeHun no lo estaba excitando ni le estaba haciendo temblar como un flan. Una sinfonía de necesidades y de sentimientos se estaban apoderando de su cuerpo, sin que JunMyeon pudiera hacer nada por remediarlo. La boca de SeHun se movió hacia arriba; jugueteó con su oreja, y luego estampó unos besos húmedos a lo largo de su mejilla, haciéndole cosquillas.
JunMyeon intentó no prestar atención al irrefrenable deseo que lo invadía, respiró profundamente y se mantuvo tan distante como cualquier persona haría cuando un hombre estaba lisonjeando su cuerpo con mil caricias delicadas. Mas cuando SeHun empezó a besarlo por toda la cara excepto en los labios, JunMyeon se quedó sorprendido al descubrir con qué fuerza anhelaba sentir la boca de SeHun sobre el suyo. Ah, cómo deseaba que SeHun lo besara otra vez en la boca.
Y como buen bribón que era, SeHun parecía saber exactamente lo que JunMyeon quería. SeHun se apartó un momento y fijó la vista en los labios temblorosos de JunMyeon. Entonces los cubrió con los suyos.
Fue un beso suave, cauteloso, divino, exquisito. SeHun avanzó por la curva de sus labios con la lengua, y luego lo introdujo desvergonzadamente en su boca. JunMyeon se dijo a sí mismo que debía reaccionar, que debía golpearlo y llamar a sus hermanos para que capturan a SeHun y con ello libarse de él. En primera porque SeHun no debería estarle haciendo esas cosas.
Pero la verdad era que había perdido las fuerzas de luchar contra SeHun, no quería que esto acabara, no deseaba que SeHun fuera capturado...
Su camarote ahora era su feudo, oscura y secreta y rebosante de tentaciones. Incluso el balanceo del barco parecía conspirar con SeHun obligando a JunMyeon a apoyarse en él para mantener el equilibrio y no caerse del arcón. SeHun impulsaba la lengua dentro de su boca temblorosa con unas sacudidas posesivas, y cada sacudida conseguía debilitar más las rodillas de JunMyeon... y su vientre y su espalda. Santo cielo, nadie lo había hecho sentir de ese modo antes... con esa agitación insidiosa, esa necesidad de responder a cada beso con otro igual de fervoroso.
Cuando la mano de SeHun se deslizó por su cuello, atravesó el esternón y fue a posarse sobre uno de sus pezones, a JunMyeon no le quedaban fuerzas para oponer resistencia. No reaccionó. No hizo nada, excepto arquear la espalda para pegarse más a SeHun y a su boca y continuar saboreando el beso como un desvergonzado prostituto de uno de eso burdeles a los que acudían los piratas.
SeHun notó el cambio en JunMyeon de repente, especialmente cuando le soltó las manos, ya que, en lugar de empujarlo con ellas para separarlo, las deslizó por debajo de su chaleco y lo agarró por la cintura. Maldito corsario... JunMyeon era realmente increíble. ¿Por qué JunMyeon no lo menospreciaba por la forma cruel en que lo había besado al principio? SeHun sintió un enorme desprecio hacia sí mismo por haber sido capaz de realizar tal fechoría, tanto que decidió besarlo de nuevo sólo para demostrarle que no era el monstruo que JunMyeon creía que era. Pero ahora SeHun sólo podía pensar en tocarlo y en acariciarlo. Su propio cuerpo pensaba sí mismo y SeHun no podía hacer nada por detenerlo.
La respuesta por parte de JunMyeon había sido tan inocente, tan poco instruido... tan tentador, que SeHun sintió unos terribles deseos de arrancarle la ropa a JunMyeon, tumbarlo sobre la cama que había en el camarote y perderse dentro de sus paredes anales, disfrutar de su cuerpo y llenarse de sus gemidos.
SeHun jadeó cuando JunMyeon paso los brazos alrededor de su cintura. Tenía que controlarse. Tenía que frenarse, acabar su demostración sobre cómo difería la fuerza bruta de la satisfacción mutua, solo había venido para darle una lección de pasión a JunMyeon, no para quedarse ya que era peligroso para su vida. Entonces debería apartarse de JunMyeon. Pero no quería hacerlo ahora, más tarde. Mucho más tarde quizás. Después de haberlo tocado, de haber explorado ese cuerpo que lo había mantenido despierto por horas y horas en todo este tiempo.
Las capas de tela que separaban la palma de su mano y el pecho de JunMyeon lo impacientaron. Sin pararse a pensar, desató la modesta pieza de Jeogori que recatadamente sellaba la línea del escote de su Hanbok. JunMyeon apartó la boca de la de SeHun, con los ojos descomunalmente abiertos, inseguro de lo que estaba pasando. El trozo de su Jeogori cayó al suelo, SeHun acarició la parte superior más abultada de sus pezones y esperó a que JunMyeon, decidiera dar por concluida esa locura.
Pero eso no sucedió, pues JunMyeon solo se quedó sentado, mirándolo fijamente como un conejito aturdido. Entonces SeHun introdujo la mano dentro de su Bají para saborear el ligero peso de su pezón. SeHun tenía que tocar cada centímetro de JunMyeon Se volvería loco si no lo conseguía. Su desfachatez impulsó a JunMyeon a reaccionar.
—No deberías... tocarme... de ese modo. —JunMyeon jadeó al tiempo que notaba cómo el pezón se le ponía duro como una piedra ante el contacto con su mano.
—Lo sé. —SeHun emplazó la palma de la mano abierta sobre su pezón y empezó a acariciarlo lentamente, con habilidad—. Pero tú quieres que siga, ¿no es así? Lo estás deseando.
SeHun conseguiría que JunMyeon admitiera que lo deseaba, aunque fuera lo último que hiciera en este mundo. No quería que JunMyeon volviera a acusarlo de haberse sobrepasado. Entonces JunMyeon volvió la cara hacia un lado, pero no lo detuvo.
—Yo no... quiero decir, yo... no quiero... yo podría gritar y hacer que te capturen... yo...
SeHun lo besó de nuevo, silenciándolo mientras hundía la lengua en la dulzura y la calidez de su boca de la forma que deseaba hundirse en otra parte más estrecha y caliente que JunMyeon tenía resguardado entre sus hermosos glúteos. Cuando logró que JunMyeon se aferrara a él con los dedos crispados, SeHun le pasó el brazo por detrás para aflojarle el Daením lo suficiente como para poder bajarle las mangas y ver sus hombros desnudos. Intentó aflojar los lazos de su Hongdo con impaciencia, y luego asió él Denim y lo arrastró hacia abajo para dejar el pecho de JunMyeon al descubierto.
A pesar de que JunMyeon se sobresaltó y lanzó un gemido apagado, SeHun no se amedrentó. Por todos los dioses del Mar, qué dulce que era JunMyeon; el chico más dulce que jamás había probado. SeHun siguió embistiéndolo con la lengua en la boca sin parar, abriéndose paso entre sus labios sensuales, al tiempo que se llenaba las manos con sus pezones.
La piel de JunMyeon era suave, muy suave. Y SeHun tenía el miembro viril tan duro como una piedra. ¿Cuándo había conseguido un chico excitarlo de ese modo? Mientras JunMyeon seguía aferrándose a SeHun con los dedos tensos, SeHun apartó los labios de los de JunMyeon, pero sólo para besar uno de sus apetecibles pezones satinados.
JunMyeon abrió enormemente los ojos cuando SeHun empezó a chuparle el pezón con fuerza, pero no intentó apartarlo, no, en lugar de eso se arqueó más hacia SeHun, y clavó los dedos en la piel desnuda de esos hombros tan fornidos. Sus uñas le dejarían unas marcas visibles para más tarde, pero a SeHun eso no le importaba. Deseaba a JunMyeon. Allí mismo. En ese momento. Deseaba poder hacerle el amor de forma salvaje, hundirse en sus paredes, llenarlo con su esencia. Dejarle marcas y reclamarlo como suyo.
Campanas de alarma sonaron en su cabeza, sin embargo, SeHun las ignoró. El aroma de JunMyeon era adictivo, SeHun deseaba poder tenerlo cerca para hundir su nariz en el hueco de su cuello y llenar de su olor. Sumando a eso, el gusto salado de su piel, lo estaba volviendo loco. SeHun podría haberse resistido a JunMyeon. Si JunMyeon hubiera sido el frio Corsario Chino que SeHun suponía que era por todos los cuentos que esparcían de él. Pero JunMyeon era un rey guerrero y un mercenario que comandaba un barco y dirigía una tripulación. No, no se podía resistir a un doncel así. SeHun lo deseaba, lo deseaba con locura. Y JunMyeon lo deseaba a él. ¿Qué más podía importar?
—¡Mghh! ¡SeHun! —jadeó JunMyeon mientras SeHun le lamía con fervor primero un pezón y luego el otro, deseando devorarlos.
—Mmm... Sí, es maravilloso —murmuró SeHun pegado a sus pezones—. Tú eres maravilloso JunMyeon.
JunMyeon era un ángel, ese corsario chino, por el que SeHun bebía los vientos, el que incendiaba su lujurioso corazón pirata. SeHun lo poseería ahora, era hoy. Hoy tenía que hacerla suyo. JunMyeon le pertenecía. Y JunMyeon lo deseaba, también. No importaba lo que JunMyeon dijera, su cuerpo lo delataba por completo. JunMyeon lo deseaba.
SeHun siguió repitiéndose esas excusas mientras besaba a JunMyeon de nuevo, esta vez con una sed que ni siguiera los placeres de su boca podían saciar. Quería más. Tenía que conseguir más. Sintiendo una necesidad acuciante, le bajo el Hongdo (pantalones) a JunMyeon deslizándolas hasta sus rodillas.
SeHun continuó avanzando sus manos hacia arriba, por debajo de la muselina que cubría las partes íntimas de JunMyeon, acariciando su pálida y suave piel, hasta que llegó a la punta del ángulo que formaban sus glúteos abiertos. JunMyeon seria suyo y de nadie más. Nadie más tendría a JunMyeon; sólo él.
Pensaba demostrarle lo mucho que JunMyeon también lo deseaba. Conseguiría que JunMyeon se diera cuenta, para que de ese modo nunca más lo despreciara. Y con ese barullo de pensamientos, deslizó la mano entre los glúteos de JunMyeon.
El tacto de los dedos de SeHun en su parte más íntima consiguió que JunMyeon diera un respingo y despertara de su estado de ensoñación.
—¡No! —susurró JunMyeon al tiempo que apartaba la boca de la de SeHun—. ¡No lo hagas!
SeHun acaricio el agujero fruncido de JunMyeon, proporcionándole a JunMyeon un instante de alivio tras la dulce tensión que había sentido por todo el cuerpo.
—Pero tengo que hacerlo JunMyeon. —susurró SeHun. Su mirada era oscura, confiada, como si se diera exactamente cuenta de lo que JunMyeon sentía—. Tú me deseas. Deja que te acaricie, JunMyeon. Deja que te demuestre lo bien que nos lo podríamos pasar juntos.
SeHun le acaricio el agujero a JunMyeon de un modo absolutamente embriagador, haciendo que JunMyeon se sintiera dilatado y caliente, como las aguas del mar tropical calentadas por el sol.
—MGhh.. sí. —jadeó JunMyeon, a pesar de no estar del todo seguro.
JunMyeon cerró los ojos para no ver la mirada confiada de SeHun, esa confianza de saberse conocedor de sus debilidades. JunMyeon se sintió invadido por una necesidad casi irresistible de entregarse a SeHun, de permitir que sus manos diestras lo poseyeran, al tiempo que también sentía una extraña necesidad de tocarlo, de repasar ese cuerpo con sus manos y hacerle lo mismo que SeHun le estaba haciendo. SeHun continuó rotando los dedos de la mano con una fascinante precisión justo en el agujero de JunMyeon, que parecía deshacerse por sus caricias.
JunMyeon por su parte desplegó sus dedos por sus costillas musculosas y también empezó a acariciarlo; luego los emplazó en el pecho y con sus manos inexpertas jugueteó también con sus pezones. La piel de SeHun, como un terciopelo curtido, parecía cobrar vida bajo sus dedos. SeHun suspiró sonoramente, con la respiración entrecortada, y asió una de las manos de JunMyeon y lo emplazó más abajo, pasando por encima de su amplio cinturón hasta colocarlo sobre el duro bulto que emergía debajo de sus pantalones.
JunMyeon volvió a abrir unos ojos descomunales al sentir la dura erección de SeHun. La expresión de la cara de SeHun ya no proyectaba esa plena confianza, sino que ahora era selvática, felina y sediento. SeHun hizo un sonido gutural mientras empujaba las caderas contra la mano de JunMyeon. Al mismo tiempo en que hundía uno de sus dedos en el agujero de JunMyeon y una ola de placer inundó a JunMyeon de repente, tan intensa que JunMyeon casi se cayó del arcón.
—Aaah...—gimió JunMyeon. Cada parte de su cuerpo temblaba y se convulsionaba al sentir las embestidas que le proporcionaba el dedo de SeHun. Cada parte de JunMyeon quería más. Sin ser plenamente consciente de lo que hacía, se arqueó más sobre la mano de SeHun, buscando nuevamente ese placer indescriptible que acababa de sentir.
A SeHun le brillaban los ojos.
—Muy bien, JunMyeon. Déjate llevar y disfruta. —SeHun saco su dedo del interior de JunMyeon para escupir una gran cantidad de saliva en sus dedos y luego introdujo tres dedos en el agujero de JunMyeon, que ahora estaba más húmedo y resbaladizo—. Por todos los dioses... Mmmm... estás tan caliente... —rugió SeHun, con un gruñido similar al de un animal, antes de apoderarse de la boca de JunMyeon otra vez.
JunMyeon oyó un ruido, como de un trozo de madera golpeando otro, pero alejó el sonido de su mente. Entonces una voz gritó desde el otro lado de la puerta del camarote:
—¿JunMyeon? ¿Estás dormido?—grito Sunghoon.
SeHun se separó la boca de la de JunMyeon atropelladamente y retiró los dedos del cálido ano de JunMyeon al tiempo que farfullaba una maldición.
—Ejem... Si, ahora salgo Sunghoon. —respondió JunMyeon.
Cuando empezó a recuperarse de su ardor sexual, JunMyeon se sintió súbitamente asfixiado por la vergüenza. ¡Por los dioses! ¡Todavía tenía la mano sobre los pantalones de SeHun!
¡Y SeHun lo había estado penetrando con los dedos!
JunMyeon apartó la mano rápidamente. Fuera de la puerta del camarote resonó el sonido de unos pasos que por el eco parecían acercarse más.
—Tengo que hablar contigo JunMyeon. —dijo Sunghoon, puntuando las palabras con el repiquete de sus zapatos—. Se trata de ese pirata SeHun, su barco parece estar encalladlo a millas de nosotros...
—Si das un paso más y hozas con abrir la puerta de mi camarote, te juro que te enviaré como aperitivo a los tiburones. —ladro JunMyeon acomodándose torpemente las piezas de su Hanbok.
—Como órdenes. Te espero en la Proa entonces. —comento Sunghoon y se oyeron los pasos alejarse de la puerta.
—Eso estuvo muy cerca. —susurro SeHun riendo y JunMyeon lo fulmino con la mirada.
—No se cómo, pero te doy diez minutos para huir de este barco. —comento JunMyeon sonrojado.
SeHun sonrió y tomo a JunMyeon nuevamente por la cintura para besarlo.
—Mgh.. NO. —susurro JunMyeon—. Tienes que irte o no me responsabilizo por enviarte a la ahorca. Yo...Yo distraeré a mis hombres, así que trata de ser sigiloso. —JunMyeon no supo porque estaba ayudando a huir a su enemigo, bueno si lo sabía, pero no iba a admitirlo.
—Lo soy JunMyeon. Y lo nuestro no acaba aquí. —aseguro SeHun observando como JunMyeon se acercaba a la puerta del camarote—. Y JunMyeon, tú y yo no somos tan diferentes, tú también eres un pirata solo que sirves al rey en cambio yo, solo a mi tripulación.
JunMyeon lo miro por sus hombros y sin decir más abrió la puerta para salir de su camarote. Si se quedaba un minuto más cerca de SeHun sucumbiría a la pasión y no importaría los insultos que este le dijera. Se detuvo unos minutos para calmarse y tomar aire. Luego con paso decidido camino hasta su tripulación.
—En vista de que. nosotros ya llegaremos a Jeolla sin daños creo que deberíamos bajar al primer sótano del barco y darnos un festín. —ordeno JunMyeon.
—¿Qué pasa con el barco del pirata SeHun? —comento Sunghoon.
—No, nos han atacado y atacarlos nosotros no es bueno. Venimos de un largo viaje y sería un suicidio. —argumento JunMyeon con impaciencia. Temía que al caer al agua SeHun, el sonido alertara a su tripulación—. Vamos a comer, el barco está muy lejos dudo que se acerquen a nosotros. De cualquier forma, hay ventanas en el primer sótano, los vigilaremos desde ahí.
—Bajaré, comere rapido y luego subo a proa para estar alerta. —anuncio Sunghoon bajando al sótano—. Entiendo que estes cansado, te desperté cuando estabas durmiendo y sé que quieres comer para seguir durmiendo JunMyeon, pero como hermano mayor yo cuidare de todos.
JunMyeon asintió y seguido de Sunghoon toda su embaición bajo al sótano.
—¿Estas alborotado y con la ropa arrugada por estar durmiendo? —cuestiono JongDae con una sonrisa—. Yo n..
—Me importa lo que creas, ahora cállate y baja o serás la cena de los tiburones y adiós a tu sueño de tener hijos con Wendy. —amenazo JunMyeon.
JongDae arrugo el ceño y farfullo.
—SI estabas durmiendo. Siempre eres odioso cuando te despierta de tu siesta JunMyeon.
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Comenten 7n7 jaja que nos acercamos a lo horny, perdon por la espera. Mañana sera un dia mejor o bueno hoy en unas horas.
Dtos: en este caso jun llevara un hanbok de hombres , por ello cuando lo desvista puede que use los nombres en coreano, en caso de sehun no porque es pirata y es más informal. jun en cambio sirve al emperador asi que habra diferencias en eso.
Dos. chen es hetero y su pareja se va llmar wendy, pero no es la wendy de red velvet. NO, no, le puse wendy por la cancion piter pan. donde los exo nos comparan con campanita, pero como sabemos que piter pan no ama a campanita sino a Wendy. por eso llamare a la esposa de chen como wendy, ya que no sabemos su nombre ni nada.
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