Navegando y comerciando
con pleamar y bajamar,
si te ayudas a ti mismo,
te ayudará también el Mar
—Maldición... —gruño Moochi al observar como el palo mayor del barco empezaba a quebrarse.
—Como estamos podemos desplegar la cruceta y con ello navegar hasta una de las islas artificiales que esta al norte. —observo SeHun—. No es seguro quedarnos aquí más tiempo, la popa empezara a hundirse.
Moochi se sobo penosamente la barba mientras una fría sonrisa se acentuaba en su rostro. Choi Minho, el corsario real, le estaba causando demasiado problemas y este había sido el peor. HaeRang se encontraba en un estado especial desde hace unas semanas y por más que habían buscado atrasar el tiempo de partida. Ya había llegado la hora.
—Bien, haremos caso de lo que dicta nuestro silencioso SeHun. —ordeno Moochi—. Desplieguen las velas de la cruceta tanto como puedan... iremos al Norte y Makyi busca nuestra bandera de cuarentena.
—Ya escucharon a nuestro segundo capitán al mando. —grito Makyi cuando Moochi entro al camarote de la capitana HaeRang.
—Porque siempre tenemos que hacerte caso a ti. —replico Chanyeol. Uno de los nuevos piratas que había entrado a la tripulación.
—Ahh... cuando más tiempo pases te darás cuenta de que a Makyi le encanta soñar con que es el capitán. —se mofo Akwi—. Oye Baekhyun, tú que eres más liviano súbete a la cruceta y despliega las velas.
—Oye porque estas dando las órdenes. —replico Makyi—. Baekhyun despliega bien las velas.
Los demás tripulantes rieron ante la batalla de porque daban las ordenes cuando Moochi ni HaeRang estaban. SeHun por su parte observo detenidamente la dirección de los vientos, calculo mentalmente la altitud y la velocidad posible del viento al igual que el peso del barco. Para así poder descifrar la posible velocidad con la que viajarían.
—Baekyun has que las velas estén algo chuecas, la dirección del viento varia un poco y con las velas chuecas no perderemos el ritmo. —aspetó SeHun.
—Como ordenes SeHun-ha. —comento Baekhyun con cierta sonrisa coqueta.
Gomchi sonrió mientras amarraba las lianas sobre los barrotes de Proa. Era enigmático como cada chica o doncel que se unía a la embarcación obtenían un flechazo hacia oh SeHun. El más callado de los piratas, pero también el más letal tanto con su tiro en arco, espada y como estrega. Aun recordaba como Hae-geum. Al unirse a la embarcación empezó a tener fijación por SeHun. Al punto en que, luego de haber conseguido el tesoro del imperio desaparecido de Goryeo, parecía ser correspondido. Aunque aquello duro poco ya que SeHun había demostrado que la frialdad que lo caracterizaba también iba hacia los terrenos sexuales por lo que Hae-geum cansada de la relación platónica empezó a tener cierta atracción por Makyi, con quien desde el inicio habían tenido una química y chispa desbordante que se vio eclipsada con la belleza de SeHun. Pero como dicen: el verdadero renace pese a todo. Y así había renacido la relación de Makyi y Hae-gum. ahora solo esperaba ver con quien se uniría el joven Baekhyun, porque Oh SeHun no aprecia demostrar ningún interés.
—Gomchi...esas lianas son de acero ¿o porque carajos te andas demorando tanto? — regaño Makyi—. Debemos darnos prisa....
—Si ya sé. Ya he oído a SeHun. —replico Gomchi—. ¿a ti no te mando el capitán Moochi a ir por la bandera de cuarentena?
—Ya he mandado a Kyungsoo a ir por ella. —declaro Makyi con orgullo.
—¿Por qué necesitamos una bandera de cuarentena? —pregunto Kai, otro de los nuevos reclusos.
—aa.. Oh SeHun explícaselo tú, yo iré a ver a mi adorada Hae-geum dentro de los camarotes del barco. —comento Makyi—, debe estar asustada luego de tanto ajetreo. Ser la cocinera de todos nosotros no es tarea facil y más cuando hay estos conflictos con corsarios.
Oh SeHun arqueo la ceja, con su típico aspecto gélido y aterrador apretando la mandíbula antes de hablar.
—Usamos las banderas de cuarentena cerca de las islas artificiales donde hay algunos barcos con las mismas banderas. Eso nos sirve para que los demás barcos o corsarios que pasen cerca no se acerquen a husmear. —SeHun señalo el segundo mástil donde flameaba la bandera pirata—. Si saben que estamos en cuarentana pensaran que tenemos algunas de esas raras enfermedades europeas y nos dejaran en paz en lo que nosotros recobramos fuerzas.
Como nuevo tripulante kai pareció maravillado con la explicación al tiempo en que se veía concentrado buscando retener toda esa información. Kai se había unido a la piratería cuando la embarcación de su jefe comerciante quedo en manos de la capitana HaeRang. Como no tenía familia que pague por su rescate y le gustaba la vida en el mar. Se ofreció voluntariamente a servir a la capitana a cambio de un lugar seco donde dormir y comer: esas eran las cosas de lujo que los huérfanos como él podían aspirar.
Kai había visto a hombres viejos que comentaban en las noches de luna sus motivos para ser piratas, pero aún faltaba por conocer los motivos de Chanyeol, el más alto al que llamaban yoda; Kyungsoo, el doncel bajo de ojos saltones al que todos llamaban satansoo; Baekhyun, otro doncel de aspecto delicado al que llamaban a veces Bacon; Leo, otro alto de aspecto frio como SeHun, pero era pura fachada porque era de los más graciosos de la embarcación.
El paso de la embarcación dentro de la húmeda espesura del mar a la cegadora claridad de la playa requirió un momento de adaptación. Se acercaron a un pequeño afloramiento rocoso al borde de la jungla donde habían apiñados dos barcos con las banderas de cuarentena.
—Momento de cambiar las velas. —dijo SeHun asustando a casi toda la tripulación y gracias a aquel acto, SeHun sonrió un poco—. Kyungsoo pásame la vela, la cambiare yo mismo en lo que recuperan el aliento.
—Bien muchachos, Chanyeol y Kai tiren del ancla. —señalo Akwi—. Yo despertaré a los capitanes. El resto saque las cosas a las orillas de la isla, cenaremos y recuperaremos fuerzas dentro de la espesura de los manglares.
—¡Lleven esa carne a la isla! —gruñó Makyi arrastrando unos cuencos junto con su novia Hae-geum dejándolos sobre capota.
—Ya deja de gritar. ¡caramba! Parece que fueras uno de los concubinos del emperador. —bromeo Sunchul.
—No te burles de mi suchul o hare que te pasees por la tabla del terror. —señalo Makyi mientras su novia reía al igual que los demás. En la hermandad pirata había momentos tensos, pero a la vez divertidos. Todos parecían una verdadera familia.
La vuelta a la jungla fue tranquila. La capitana HaeRang estaba siendo guiada por el general Moochi. Ante la mirada indiscreta de la tripulación. Por lo general la capitana HaeRang jamás actuaba de modo delicado. Es más, era ella quien encabezaba las expediciones en tierra firme buscando un refugio seguro.
Oh SeHun por su parte se dedicó a caminar en silencio cargando consigo unos barriles de vino y cerveza en ambos hombros. Mientras era seguido por Baekhyun quien no dejaba de parlotear junto con kai y Chanyeol acerca de lo frondoso que era la jungla. Sin embargo, SeHun no se caracterizaba por ser muy hablador y tanto Gamki como Akwi creían que nada cambiaria ese aspecto gélido de él.
Al llegar a la parte plana de la isla donde habían unas pequeñas cabañas fabricadas con los restos de las embarcaciones que destrozaban en sus batallas contra comerciantes o corsarios. HaeRang y Moochi llamaron la atención de los piratas que decidieron tirarse sobre el pasto seco a descansar.
—¡Atención malditos holgazanes! —grito Hae-geum—. Los capitanes quieren decirles algo.
Todos se recostaron sobre sus codos observando con extrañeza a su capitana quien soltaba una manta con varios objetos dentro.
—Antes que nada. Quisiera informales sobre una buena noticia. —HaeRang le dio una patada a Moochi para que lo acompañara al dar la noticia.
—Habíamos pensado en esperar un poco más, pero en vista de que no... me complace informarles que el amor de mi vida está embarazada.
Los piratas observaron por unos minutos anonadados ante la noticia para luego soltar porras y silbidos de alegría.
—Pero tenemos un problema camaradas. —HaeRang movió una mano sobre los objetos que había dentro de la manta—. Estoy hasta las orejas de ese maldito corsario Choi Minho. Hoy sin duda ha sido un ataque de sorpresa arrollador, hoy pudo haber sido el final de nuestra piratería de no ser por la estrategia de SeHun.
Los tripulantes asintieron sin entender muy bien a donde quería llegar su capitana ¿acaso les pediría que todos abandonasen la vida de piratas?
—Hoy a sido un descuido garrafal. —agrego Moochi—. Pero lamentablemente por el embarazo de HaeRang no pude estar cubriendo la cubierta. Es por tal motivo, que hemos pensado en retirarnos por un tiempo de la piratería.
—¿Quieres que abandonemos esta vida? —replico Gamchi—. Pero no sabremos movernos en sociedad, la piratería es nuestra vida.
Los demás asintieron y alabaron su valentía mientras objetaban. Y fue HaeRang quien tomo una botella de ron para lanzarlo con fuerza sobre una piedra haciendo un fuerte estruendo.
—¡Imbéciles! No les digo que deban retirarse, les estoy diciendo que me tomare un tiempo para dedicarme a mi hijo. Tanto Moochi y yo nos alojaremos en nuestra isla en Ulleungdo. —señalo HaeRang—. Ulleungdo es la casa de todos nosotros, nuestro refugio impenetrable.
—Pero su ustedes se van y no tenemos que dejar nuestra piratería ¿Quién nos va a dirigir? —pregunto Kyungsoo.
—Creo que eso es muy obvio. —anuncio Makyi arqueando la espalda con arrogancia y refinería.
—Navegar un barco pirata necesita de mucha templaza, serenidad y firmeza al momento de tomar decisiones... —comento Moochi caminando de un lado a otro—. Igualar a mi bella HaeRang será imposible claro, pero luego de meditarlo mucho y en base a lo de hoy...nosotros...
—Decidimos hacer de SeHun el nuevo capitán. —agrego HaeRang cansada de que Moochi la hiciera larga y captando que Makyi protestaría añadió—. Oh SeHun ha demostrado ser un gran estratega, un gran compañero, un excelente espadachín, un excelente arquero y sobre todo tiene la templanza para hacer que las discusiones se apacigüen. Aquello a garantiza la continuidad de nuestro legado.
—¿Alguno tiene una objeción ante la elección? —pregunto Moochi observando a todos, pero luego de oír las razones todos asintieron.
—todos estamos de acuerdo. —anuncio Makyi—. Estoy dispuesto a cederle mi lugar a SeHun, dado que tengo una novia que cuidar también. —bromeo abrazando a Hae-gum y todos rieron.
La embarcación conocía la codicia de Makyi por ser capitán, pero hasta él mismo era consciente de que le faltaba mucho para serlo, por los cual siempre bromeaba con usurpar el poder y no se ofendía si no podía hacerlo.
SeHun miró las cartas e instrumentos de navegación que estaban sobre la manta que HaeRang había tirado. Un astrolabio portugués de madera, un mapamundi de Mercator, una carta de la costa africana que incluía Madagascar, un mapa de las Antillas y la costa de Florida sujeto con conchas y piedras, y un enorme cuadrante francés de doble sector desplegado sobre la mesa. A un lado había pilas de papeles y fundas de tela encerada con más cartas de navegación. La brújula giroscópica original ocupaba orgullosamente el centro, junto a un compás de vara y un tintero de barro. Objetos inocuos. Las únicas llaves que uno necesitaba para abrir los cielos, pero para manos y ojos inexpertos resultaban tan inalcanzables como las estrellas que adivinaban.
El mundo de los piratas era pequeño. La ruta más dura por la que la capitana HaeRang y su gente habían navegado en su vida eran las caprichosas mil doscientas millas de la isla de Ulleungdo. Ahora, con cien hombres capaces y un barco mayor, surcaban las mismas aguas mes tras mes. En verano, recorrían la costa de China y Corea con la intención de capturar a los bacaladeros y otros mercantes que se dirigían al Mediterráneo o regresaban a Inglaterra. En invierno, ponían rumbo al sudeste, siguiendo los vientos comerciales hacia Japón y América, con la esperanza de alcanzar el paralelo dieciséis, cerca de Cabo Verde, para atrapar a los mercantes que esperaban para explorar las islas antes de poner rumbo al oeste para ir a las Indias. Finalmente, los vientos los llevaban cuatro grados más abajo, a la costa de Guinea, donde podían dar alcance a las grandes galeras de los tratantes de esclavos en la segunda etapa del comercio triangular que gobernaba el mundo, o a los indiamanes españoles que volvían cargados hasta los topes de América, sin apenas obra muerta, con especias y ricos listones de oro listos para ser saqueados.
SeHun no podía negarlo. Los años al lado de HaeRang habían sido instructivos. HaeRang había compartido sus libros con SeHun al descubrir que su arquero de actitud gélida sabía leer, y leía bien. luego SeHun ayudó a enseñar a los jóvenes piratas que se unían a la embarcación a utilizar la rosa de los pilotos, el diagrama de madera y clavijas en el que se tomaba nota del rumbo y la velocidad del barco a lo largo de las distintas guardias. SeHun conocía los nombres de los puntos de la rosa de los vientos alisios, para gran diversión de HaeRang, que sonreía con orgullo cuando le ponía el cuadrante de Dae en las manos y lo invitaba a leer correctamente la latitud, si era tan amable, después de que algún otro pirata viejo hubiese terminado de balbucear un intento incoherente.
—Yo tengo una duda. —interrumpió una voz entre el tumulto, un joven alto rubio con ojeras iguales aun panda.
—¿Estas en contra de que SeHun tu nuevo jefe? —arqueo la ceja Moochi—. Tao déjame decirte que apenas llevas un año con nosotros, no puedes querer ser el jefe. No Makyi se ha atrevido tanto. —rio
Tao negó efusivamente con una sonrisa avergonzada por las burlas de los demás.
—Mi duda es ¿Cuánto tiempo nos tomara reparar el barco para que SeHun, nuestro nuevo capitán, pueda pilotarnos en alta mar?
HaeRang negó mientras caminaba unos pasos dejando ver lo que su cuerpo estaba ocultado a la distancia.
—Oh SeHun es el nuevo jefe y como todo nuevo jefe necesita nuevo barco. —HaeRang señalo entre la penumbra—. Exo... es el barco que ocupara Oh SeHun junto con todos ustedes y nosotros hasta llegar a Ulleungdo.
Exo descansaba ahora en franquía a poco menos de una milla de la playa. Era un bergantín blanco y negro de dos mástiles, con vela cuadrada en el trinquete, gavia en el palo mayor y toda una serie de foques y trinquetas que lo dotaban de velocidad y agilidad. Un barco joven, salido catorce años atrás de Buham, aunque la mayoría de sus perchas y vergas habían sido arrebatadas de almas más antiguas. Poseía la extravagancia de un cabrestante en lugar de un molinete, y una rueda de timón en lugar de caña, además de un pequeño castillo de popa que hacía que todos los barcos de guerra con los que se cruzaba hubiesen de mirarlo dos veces. Con ochenta pies de eslora y solo ocho cañones de seis libras. De popa a proa, la borda de los piratas contaba con tres pares de cañones pedreros montados sobre la regala. Estos falconetes de media libra, cargados con metralla, podían arrasar a toda una tripulación rival, perforando los obenques y las cubiertas, y desgarrando la carne como anzuelos. Otros dos cañones de seis libras, uno a proa y otro a popa, asomaban por el casco de EXO a través de troneras toscamente cortadas, pero las armas más letales de los piratas eran, de lejos, sus propios hombres. Dos tiros podían desajustar una escota. Cuatro podían derribar una verga. Seis hombres en la arboladura valían más que un cañón de doce libras, y cada uno de ellos podía hacer tres disparos, frente al triste disparo único del cañón, pues no se detenían más que para limpiarse la pólvora que escocía sus ojos enrojecidos.
Exo... se llenó a reventar de hombres. El solo número de sus tripulantes sellaba la mayoría de sus victorias frente a los mercantes, a menudo temerosos de defender su mercancía ante lo que en comparación constituía un ejército de maníacos borrachos que, profiriendo maldiciones, se cernían sobre ellos.
Para hacer sitio en las cubiertas abarrotadas, todo trozo de madera que no fuese necesario se tiraba por la borda. Se desarmarian mamparos, se eliminarian cabinas, puertas y mesas. Los hombres dormirían en la cubierta abierta o bien apretados abajo, a menudo al estilo marinero, compartiendo coyes y mantas y comiendo al aire libre sobre trozos de lona y paños de vela. Las catorce pulgadas asignadas a un corsario en los barcos del emperador eran irrisorias comparadas con el hacinamiento de EXO, y en beneficio de todos había que llevarse bien con el hombre con quien se dormía, comía y luchaba. Desde la época de los antiguos bucaneros de la isla Tortuga, este concepto de hermandad había marcado el éxito de los piratas. Eran la «Hermandad de la Costa europea y asiática», tanto en nombre como, sin duda, en número.
Cerca del timón del barco había un tubo pequeño y estrecho. De apenas cuatro pulgadas. De plata. Con un diablo risueño grabado en un extremo. Deslizando una pestaña, el diablo se levantaba para revelar una docena de finas astillas de pino bañadas en una fina capa de oro.
—Ya que estamos instalados todos en el nuevo barco. —hablo HaeRang con una sonrisa complaciente—. Estamos a sus órdenes capitán Oh SeHun.
HaeRang fue la primera en brindar una reverencia a SeHun, seguidamente lo hizo Moochi y posteriormente el resto de la tripulación.
—¡Larga vida al capitán SeHun! —victoreo Makyi.
—¡Larga vida! — pavorearon los demás.
—¡Por más tesoros que descubrir! —grito Chanyeol.
—¡Por más barcos que saquear! —agrego Kai.
—¡Por más islas que conocer y conquistar! —agrego Akwi.
Y el resto de la tripulación aplaudió.
Oh SeHun dio un paso adelante y arrancó la espada de las manos de Moochi, se la estaba obsequiando, como si se la quitase a un chiquillo. Camino sobre las escaleras hasta llegar al timón del barco y con la fuerza de un oso logro girar por completo la rueda del timón. Logrando así sacar al barco del anclaje y retomar las aguas turbulentas del Mar.
—i Nuestra primera parada será la fortaleza de Ulleungdo! —grito SeHun blandiendo su espada y su poderío—. Luego regresaremos al Mar en busca de más aventuras y sobre todo... le haremos la vida al corsario Minho, una miseria.
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aaa *chillido gay* regrese, este fic me consume todo por ende puede que no llegue a actualizar los dempas fics, porque tengo la mente fresca con este fic y no quiero que se me olvide por ello le dare todo mi empeño en seguirla. Otra cosa: COMENTEN 7n7 asi me animo más.
si se han visto la peli de SeHun sabran un poco de las personalidades de Makyi y los demás, que son bromistas entre ellos y bueno SeHun es un bloque de hielo... un hielo que un conejito puede derretir de amor 7v7
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