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Capítulo 9: No me jodas ¿Quieres?

Nan tuvo un asqueroso recuerdo cuando vio al rubio debatirse en el suelo, siendo brutalmente golpeado con los manojos de nudillos grandes que tenía el mastodonte de Mac Bulterry. Aunque quisiera ayudar al rubio de ese atacante que no lograba reconocer, el rostro de Trevor era tapado por las decenas de piernas del local que enseguida fueron a disfrutar de la pelea, o algunos buscaban escapar del vulgar espectáculo de puñetazos que se estaban dando aquellos hombres ataviados en trajes caros.

—¡Oh por dios!— Grito una mujer al ver como de un fuerte puñetazo Trevor le rompió la nariz a Adam. Invitando al morboso contemplar el despilfarre de sangre que salió manchando el piso. Causando un grito histérico e indignante entre las personas del local, que irónicamente nadie metía las manos para siquiera intentar separarlos. Nan intentaba pasar entre la gente del local para llegar a Adam, viendo su rostro ensangrentado y cubierto ahora de la sangre manando de su herida.

Mathews dejo que le diera el fuerte puñetazo, pero cuando sintió la mano de Trevor buscando en sus bolsillos, supo lo que buscaba.

"Mi teléfono..."

En su teléfono Adam no tenía el típico porno adolescente que no quiere que nadie vea. En su teléfono tiene contactos importantes, en la prensa, en los grandes mercados de publicistas reconocidos. Entre ellos el número de Brigadeiro Carvalho. El cual ni muerto dejara que nadie tenga.

Adam se recuperó del tremendo madrazo, en su mango del traje siempre traía una pequeña navaja suiza. No la usaría para matar, simplemente para utilizar su mejor estrategia, huir como una perra. No puede enfrentarse en una pelea a puño limpio con Trevor, lo lincharía sin problema alguno.

Saco la navaja apretando un gancho, antes de que Rafael reparara en el filo del arma, ya la tenía en la boca. Adam le rajo la mejilla izquierda, pero aún con el grito de dolor que pegó no lo soltaba. Entonces Adam arremetió dándole una patada en las costillas con la rodilla. Haciendo que a la fuerza Mac Bulterry se quitara de encima suyo.

Lo dicho, Adam era Mac Pitbull por algo. Se levantó rápidamente, a tropezones en el azulejo blanco. Y se fue corriendo empujando a la gente, derrapando a veces, bajando la cabeza para pasar entre las piernas abiertas del tumulto de personas, logrando llegar a la salida trasera de Yummy Waffles.

Algunos pobres incautos intentaron sostener los brazos del pelinegro. De un cabezazo a uno y un puñetazo a otro Trevor se los quito de encima. Sin decidirse a perder la pista de los pies de Mathews, mete golpes y bruscos empujones a hombres y mujeres por igual para llegar a la misma dirección en la que escapo el maldito mocoso que le hizo perder un millón ochocientos a la semana por el resto de su vida.

Las personas no pudieron reparar en todo ese espectáculo entre sangre y golpes hasta que ya no había nadie. Salvo el recuerdo vago entre las manchas de sangre que estaban dispersadas en las salpicaduras y huellas de decenas de zapatos.

Nan no podía asimilar lo que ocurrió. Se quedó estático, en shock momentáneo hasta que pudo parpadear otra vez, dejando que el recuerdo se fuera otra vez a las profundidades de su mente.

Pasó en intervalos de segundos, tal vez cinco o diez segundos de pelea bruta que contemplo. Pero lo único que logro ver fue al pobre Adam herido cubierto de sangre en la boca, cuyos bonitos labios fueron adornados cruelmente con sangre y moratones.

En ello, reparo como el camarógrafo que estaba transmitiendo en vivo la apertura del lugar enseguida apago la cámara en cuanto vio que se trataba de Trevor y Adam dejo de grabar, acción que a Nan le pareció de lo más extraña.

¿Por qué dejaría de grabar una pelea en un local nuevo?

Eso era una noticia, ya sea por escandalo o nota. Un camarógrafo no debería porque detener una transmisión en vivo. El reportero que acompañaba al chico que grababa le indico con la mano y entre cuchicheos irse del local lo antes posible.

La pelea había sido tan rápida que cuando unos cuantos muchachos sacaron su móvil para grabar dicho enfrentamiento, ya era demasiado tarde. Solo alcanzaron a grabar un tumulto de gente y una mancha de sangre en el piso.

Los jóvenes que grababan comentaban que había ocurrido, era obvio que lo subirían a Facebook. Pero cuando estaban grabando, el mismo reportero de noticias les hecho un ojo encima a los que grababan. Se acercó a ellos rápidamente, les intercambio unas cuantas palabras y en un abrir y cerrar de ojos los muchachitos confundidos seguían al equipo de noticias que se retiraba.

Nan noto esos pequeños detalles, lo vio. Pero todos actuaban con prisa para evitar los ojos de los comensales. Todo moderadamente rápido para que nadie se diera cuenta... menos La Fargue. En cuanto vio a Rafael y comenzó a escuchar los puñetazos, sabía que tenía que borrar los videos de la cámara de seguridad. Porque obviamente se veía la cara del maldito perro de negocios.

En silencio, sin saber que hacer debidamente, Whalker solo atinaba a sacar su teléfono y hablarle a Adam para saber cómo estaba y donde estaba, aun queriendo comprender cómo demonios asimilar lo que vio.

Acababa de presenciar el encubrimiento de una noticia de primera mano.

.

.

A pasos veloces el rubio cruzaba la calle solitaria, al ser temprano en la mañana tuvo que desviarse a lugares poco transitados, llegando a los callejones de la parte trasera de unos departamentos, donde el glamour de la ciudad perdía si divino y corporativo encanto, permitiéndote conocer la carroña apestosa de los basureros. Para que no le vieran con la camiseta blanca de su traje manchado en un color intenso de sangre que todavía resbala de su nariz y que es basta entre sus dientes.

Trevor no tardó en darle alcance. Estira su brazo y jala del cuello de camisa caqui al muchacho. Quitándole su oportunidad de escapar de él. Lo empuja contra la pared y le arremete para bloquearle la salida.

Ahora estaban frente a frente, con la respiración agitada y cubiertos en sangre.

Una parvada de palomas vuelan y cagan encima de ellos, mierda en los tajes caros. Esto cabreo lo doble a Mac Bulterry, dos trajes De La Renta. Adiós a más de doscientos mil dólares en el conjunto de sus trajes cada uno, a la puta basura. Claro, Trevor podía simplemente mandarlos a lavandería y asunto resuelto, pero vamos no se conformara con ello.

—¿Te divertiste hijo de puta? —En un susurro espectral, en la amenaza de cientos de infiernos desatados por ira, ansias de destrucción. Aullido reglamentario para lo que sufrirá Adam.

—Mucho, ahora sino te molesta. Estaba teniendo un rato compartido con Nan... dormí en su departamento anoche cuando me dejaste solo en medio del bar, grandísimo pendejo. Me pase un buen rato con él, tiene un pitote de oro que sabe muuuy rico. Estaba teniendo mi desayuno. Así que...—De un manotazo se lo quitó de encima, claro que mintió. Pero quería regodearse de que Trevor le mirase con un enojo como ninguno. En la mente de Rafael pasaba la duda si en verdad se acostó o no con Nan.

Y claro que eso le pone furioso, ese maldito hombre era suyo. Quien quería dárselo de perrito era nadie más que Trevor. En su mejilla descansa el corte que le hizo Adam con la navaja, las gotas resbalan, no le dejara cicatriz, pero de todas maneras detesta tener marcas en su rostro. Aunque sean por poco tiempo. Solo aceptaba los tatuajes como muestra de recuerdos deliciosos.

—Me da igual si ya te dio por el culo Adam. Ahora más te vale largarte, es mi turno de darle una follada—

—¿Quién dijo que lo dejare para ti? Una vez muerdes el chocolate, tienes que comer la barra entera—Se mofó el rubio, simulando con su lengua empujones dentro de su cachete derecho, dando la idea de una mamada a alguien y moviendo su mano simulando meterse algo grueso y duro a esa sucia boquita suya.

No era mentira esa parte. Claro que ahora quiere darle una oportunidad a Nan, sobre todo porque le gusta la atención de aquellos que quiere impresionar. El pelirrojo no tendrá mucho que ofrecerle en apariencia, a opinión de Mathews le dejaba mucho que desear, Whalker estaba para solo echar la caricia y hasta nunca.

Ambos perros eran vistosos en apariencia, obvio que deseaban en recompensa lo mismo.

—Tú no echas un polvo dos veces con la misma persona, no te lo has cogido todavía. ¿Acaso tus sentones ya no dan para eso tampoco? — Le sonrío con ese retorcido labio voluptuoso bajo que tenía. Verdades y mentiras, era cierto. Perrito Mac Pitbull odiaba quedar con el mismo imbécil dos veces a menos que tuviera dos cosas, o pito grande sabiendo usarlo, o boca de aspiradora.

Le lanzo las uñas largas, rajándole un poco más la cara con rasguños, dejando a Rafael con una matadora, coqueta, burlesca y torcida sonrisa en sus labios cubiertos en carmín.

Trevor no se fue sin pegarle una cachetada al rubio. Sonora que resonó con mano dura en todo el callejón, escuchando el lloriqueo bajo.

Dejando al muchacho tembloroso, para sonreír de lado a lado después. Con su rostro afeado en golpes, pero la soberbia en su mirada era más fuerte que incluso tener miedo de Trevor. Le costara quitarse esos moretones de la cara.

—Hoy vas a irte al diablo, si te llego a ver en tu oficina te corto los huevos—Le amenazó el perro mayor. Adam fue el primero en irse, sin perder de vista aquellos ojos azules que tanto detestaba.

Luego simplemente escupió al piso, sangre roja entre sus dientes era lo que quedo en el suelo.

En soledad Mac Bulterry se quitó el saco lleno de su sangre y la mierda de paloma. Y se lo arrojo a la cabeza a Mathews, este confundido le volteo a mirar.

—¿Y esto? —Pregunto con el ceño fruncido.

—Límpiate el hocico. No estoy para aguantar los reclamos de Brigadeiro porque tienes golpes en la cara, dile que le llamare después—

Sin esperar respuesta a cambio simplemente se fue por el lado contrario del callejón, donde momentos después una limosina negra llegó por Trevor, últimamente tenía que optar porque le lleven y le traigan a raíz de la última noche de juerga que tuvo. La policía le tiene un ojo encima después de pasarla haciendo escándalos por las calles. Muchas veces tiene suerte que aquellos atropellados por su auto sigan vivos y los pueda silenciar. Bastante tenía con los rumores de los otros que llamaba compañeros de negocios. Mac Bulterry y Mac Pitbull no son los únicos perros en esa ciudad, a este maldito paso casi no tiene tiempo de ligar con su futura presa. Ha decidido darle ventaja al rubio por ello.

Se sube al auto y se marcha sacándole el dedo medio por la ventana para irse.

Dejando en medio del callejón solitario el joven veinteañero, simplemente se recostó en la pared de un edificio mal cuidado y con la vista vieja de algunos ladrillos por aquí y despintada por allá.

Tomo el saco del imbécil de Trevor y se limpió el rostro con el. Tranquilamente después de eso, envolvió en una pelota dicho saco y lo arrojo a un basurero. Simulando anotar un tiro en un aro de baloncesto y guardo su navaja en su bolsillo.

Saco su teléfono marcando a Camile, pero en ese momento no le apetecía lidiar con los reclamos que le hace su secretaria de como se hizo tales golpes. Pero debía decirle a Brigadeiro que estaba jodidísimo del rostro y no podría grabar. Marco el número.

"—¿Aló biscochiño amarillo? ¿Cómo está mi campeón?—" La voz al otro lado del teléfono tenía un claro acento portugués, claro que eso era una pequeña bromita que le hacia el otro modelo. Adam suspiro irritado mientras se limpiaba con la manga su nariz.

—Hola Carvalho, oye no te enojes pero tuve un problemita con Trevor y...me dejo la cara echa mierda—

"¡Trevor não deixa de apanhar ao payaso pelo cu do!—" La poca paciencia que mostro el hombre siempre le tomaba desprevenido. Adam podía decir que lo que más fastidiaba a su ídolo Brigadeiro, era tener que limpiar los trapos sucios del perro Pitbull. En su teléfono Adam puso en alta voz al modelo para contestar un mensaje que le llegó, tenía varias llamadas perdidas de Nan.

"Curioso..." Pensó el rubio al ver los mensajes de preocupación del abogado. Mensajes que decían.

-"¿Adam dónde estás? Vi que te golpearon. Necesitas ayuda?!"-

"Owww que lindo, se preocupa por mí pero no mete sus manos en la pelea, mejores cobardes he conocido"

Adam podía contestar el mensaje a la par que hablaba con Brigadeiro. Si algo era Adam es multitareas.

—Mira Carvalho, no podre grabar en creo dos semanas. Me dejo unos moretones muy horribles que necesito averiguar no me dejaran cicatrices— Le contesto a Brigadeiro mientras le escribía a Nan.

-"No creo que te importe como estoy como para meterte en la pelea, menos creo que te importe saber dónde estoy, luego te hablo, adiós"-

"No estoy para tratar idiotas en este momento" Mando el mensaje y siguió platicando con el brasileño.

"—Una sesión pornográfica es muy cara Mathews, te creía más profesional para ser responsable de tu rostro. Comprendo lo estúpido e impulsivo que es Mac Bulterry, pero tú también tienes cabeza. ¡Me haces perder dinero cada que pasan estas cosas! ¡No quiero que esto se siga repitiendo, el mes que viene tenemos cuatro sesiones! ¡Tendré que conseguirme a otro que tenga las mismas nalgas y pene para que no noten que no eres el mismo actor que sale en el video! ¡Sin contar maquillaje y trajes!—"Le reclamaba con histeria mientras escuchaba el tintinear de las copas al lado del teléfono, por visto le marco en medio del almuerzo al modelo, o posiblemente también en medio de una cita.

—¡No volverá a pasar! ¡Solo dame unos días para que me vean los madrazos! ¡Ya sabes que esto no se quita solo! ¡Solo necesito que me cubras en lo que recupero mi rostro esculpido por los dioses! —Se mofó el rubio.

En ese momento le llegó un mensaje de Nan.

-"Cuanto lo siento Adam, tienes razón. Pero ahora déjame ver donde estas, por favor me preocupas...-"

Sonrió con sorna al leer eso último.

"¿Preocuparte? ¡JA! Si claro, como si yo me creyera esa mierda"

Al otro lado del teléfono un hombre ponía de buen humor al brasileño dándole besos, haciéndole tener piedad sobre el rubio.

"—Emmm...muy bien Adam, yo arreglare que te den más tiempo, que te mejores y...¡Meu deus! ¡Sim querido! —"Momentos después Adam escucho gemidos sonoros en el teléfono de parte de Brigadeiro, por visto ya lo perdono.

—¡Escucho que estas ocupado! ¡Que te vaya bien y muchas gracias! —Le colgó y se decidió a llamar a su chofer para que fuera por él.

—¡ADAAAM! —Hasta que Nan llegó a su rescate. Reventándole los oídos desde el otro lado del callejón. Se volteó para ver al pelirrojo corriendo preocupado en su dirección.

—Ah, hola guapo. ¿Qué te-?

—¡Jesús Adam! ¡Tu cara! ¡Tranquilo no entres en pánico yo te curo! —El pelirrojo ataco salvajemente la cara del chico con un pañuelo para limpiar su rostro y tallarle la cara.

—Guapo, estoy bien no necesitas... ¡Quítame le pañuelo de la cara carajo! ¡Te pareces a mi madre! —Al ser menor en estatura solo se ganó a cambio que cuando intentara apartarse Nan lo sujetara para que no se escape de él.

Al ver que la sangre no se quitaba saco su lengua, lamio el paño y volvió a ponérselo en la cara al rubio. Causándole vergüenza ajena y asco al pobre rubio, para Mathews era idéntico a cuando tu mamá te quitaba los pelos parados del cabello con saliva.

—¡Adam contéstame! ¡¿Cuántos dedos ves?! —Le enseño tres dedos y el rubio refunfuño molesto.

—Seis—Contestó Adam para bromearle, pero eso no le hizo gracia al pelirrojo—Bueno, bueno, tres, solo estoy jugando, no frunzas el ceño, te hacen arrugas—

—¡Se serio Adam! ¡Podrías tener una contusión severa por el maldito que te pegó! ¡¿Cuánto es 3 por 5?! —Le pregunto de repente, confundiendo al rubio.

—¿Qué? —

—¡No escucho el 15! —

—¡Relájate demonios! Mira guapo, estoy bien, no necesitas preocuparte por mi... simplemente iré con algún doctor de por ahí y listo problema resulto. Así que puedes irte tranquilamente a disfrutar del domingo y-

—¡Te llevare a un hospital privado que conozco! ¡Alza la cabeza y no te muevas mucho para detener el sangrado! ¡Voy corriendo por mi auto, lo tengo estacionado una esquina atrás! —

.

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Cuando salió de Queen's Medical Center no podía estar más cabreado, le tuvieron que arreglar la nariz, por visto Trevor hizo algo más que solo romperle la madre, le rompió la nariz y el orgullo de paso.

Tenía puesto el vendaje para la nariz, pareciendo un mocoso estúpido ante la gente que le viera la cara, sin más se decidía a largarse a su departamento de una buena vez. Por menos el sedante hacia lo suyo y mandaba por los aires al muchacho.

—¡Adam espera! ¡Olvidaste tus medicamentos! —Nan empujaba la puerta de cristal corriendo para darle alcance al rubio. Solo podía contemplar como Pitbull sacaba su teléfono decidido a largarse de una buena vez llamando a su chofer.

—¡No necesito esa porquería! Voy a esperar a mi chofer ya te puedes ir, o tal vez llamaré un taxi, algo así. ¡Taxi!—Adam estaba teniendo severas dificultades para seguir manteniéndose coqueto con semejante humillación que estaba viviendo en ese momento.

—¡No te preocupes yo te llevo a tu casa! ¿Quieres que te compre un juguito? —

—¡Taxi!—

Alzó su mano para que le hicieran caso, pero ya había perdido todo el día en este maldito hospital, estaba harto, cabreado, le olían las axilas porque olvido ponerse desodorante, los pies le mataban horrores, mentirle al médico sobre que se pegó accidentalmente con una pared y caer al piso no funcionaba como creía y que Nan después insistiera en que llamara a la policía para dar testimonio sobre un criminal que le pegó no le estaba relajando. Lucía como un idiota con esa maldita venda en su nariz, con su nariz hinchada y roja más parecía Rodolfo el reno después de inhalar una línea de coca.

Solo quería llegar a su casa y descansar de una buena vez de ese maldito día. Miro unos momentos al pelirrojo, su sonrisa brillante con dientes chuecos, nariz chata y pecas por montón lo relajaron unos momentos, le parecía que verdaderamente nunca lo había mirado a los ojos hasta ese momento. Simpático más que nada, más allá de lo que planeaba para una noche. Antes consideraba que podía salir y follar con él más de una vez, pero ahora le había visto tan expuesto, en una situación tan estúpida y vergonzosa, que ya simplemente se rindió de continuar con su conquista por ese día. Sonrío y asintió.

—Está bien, por favor dame un aventón—

.

.

"—¡¿Adam que pendejada hiciste?! —" Le gritaba Camile desde el otro lado del teléfono.

—Trevor me rompió la nariz por rechazar la fusión con su compañía ¿Okey? No quiero seguir explicándome con nadie el día de hoy, estoy muy cansado y cabreado para esto Camile. No iré al trabajo hoy, el analgésico me tiene un poco idiota, por favor luego me repondré, así que si puedes decirle a Patrick y a Wallas que me den una mano para este día seria grandioso. — Patrick era su jefe superior y claro que le iba a poder aceptar que estaba indispuesto, después de todo le había pagado casi dos millones en soborno.

"—Muy bien Adam, le diré, en la tarde iré para ver cómo estas—" Camile se oía preocupada por su bienestar de una manera u otra.

—No hace falta, Nan está conmigo en mi departamento, me trajo del hospital de Queen's Medical Center, así que pasare la tarde con él, tal vez la noche— Al oír eso Camile ya no solo se mostró confundida, sino levemente celosa.

"—¿Qué acaso aprovecharas para cogértelo? —" Y vaya que se le notaba su disgusto.

—¿Te importa? Si yo quiero follar o pasar la tarde con alguien a ti que. No recuerdo que fueras mi novia, adiós Camile, no te desveles por mí —

Colgó, dejando a su secretaria con un horrible sabor de boca al saber que Adam no solo estaba follando con alguien, sino que estaba pasando su tarde, o comiendo, o platicando. Cosa que ni ella gozaba de tener, conformándose con algo peor que las migas de amor que le arrojaba Mac Pitbull. Momentos después la chica se puso a llorar, ella se partía el lomo cuidando del rubio cuando este se iba de juerga, o cuando el terminaba en prisión por accidente o cuando necesitaba ayuda siempre la llamaba a ella. ¿Y venia este tipo llamado Whalker en menos de dos días y ya se había encaprichado con él? Ni siquiera a ella le había permitido ver su departamento hasta un año después.

—Vete al diablo Adam... odio quererte...— Energética se limpió las lágrimas en la soledad de su escritorio, y tuvo que seguir su día. En la noche podrá llorar todo lo que quiera.

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Nan perdió todo el coraje que tenía hace solo dos minutos de llegar al departamento de Adam, el maldito lugar era por mucho más grande que el suyo. Y por bastante, podías oler el trabajo de la mujer de la limpieza que hace solo unos momentos se fue con trapeador y escoba. Encontrándose con una sala disponible para casi quince personas bien acomodadas.

—Ponte cómodo en lo que yo me cambio. ¿Te traigo algo de tomar? — Pregunto Mathews quitándose el abrigo que traía y dejando su ropa colgada en alguna percha.

—Este...un vaso con agua por favor. Entonces Adam ¿Vives solo? —

—No, vivo con mi hermano mayor Blake, pero él está de viaje por ahí. En un momento vengo voy a cambiarme—

El rubio se fue dejando a Nan en la sala, vio un pequeño marco de foto en un estante y simplemente fue a echarle un ojo, fijándose de momentos si no venía Adam detrás de él. Y pudo ver una foto de dos muchachitos rubios abrazando a una mujer mayor.

Podía intuir que se trataba de Adam, su hermano y posiblemente su madre.

Adam se asomó por el corredor, alcanzando a ver como Nan acercaba su mano cerca de sus labios y soltaba aliento para ver si olía mal. Al instante Adam se puso nervioso, ya que le parecía que si estaba checando su aliento, entonces... ¿Lo quería besar ya?

En ese momento claro que Mathews deseaba un agasajo después de tremendo día, pero no sabía si salir del cuarto desnudo de una buena vez o ponerse el vestido de loliboy que tenía.

Aunque la idea de que le de besos no le molesta en ese momento, al contrario, parece que ahora le tiene más ganas

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Continuara

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