Capítulo 16: Noche Pesada.
16:45 PM.
Jordan pasaba páginas de libretas enteras leyendo lo más rápido que podía, su roja nariz solo anunciaba que poseía una ligera alergia al polvo que revoloteaba en ese almacén, el detective Whalker había pasado casi una hora entera revisando las cajas de archivos de inventario de las últimas semanas; buscando el recibo en la compra del broche falsificado que estaba relacionado a su caso, debía darse prisa, ya que ese caso comenzaba a disgustarle, algo huele podrido y no son los emparedados que Liam traía en su maletín por casi una semana, además no era el único caso que tenía entre sus manos, tenía una redada por las nueve de la noche y debía darse prisa antes de que la tienda de accesorios cerrara. Se detuvo unos momentos sintiendo un severo picor en su nariz, para luego soltar un estornudo pequeñito, cubriéndose la nariz con su antebrazo, espabilo y continuo su labor. En su flanco derecho estaba Liam revisando las cámaras de vigilancia, pero hasta que Jordan encuentre la fecha del pedido tendrá que esperarlo. Tras de ellos la detective Emma no la pasaba mejor, caminaba de un lado a otro, haciendo resonar firmemente sus botas con la hebilla en estas, iracunda, reñía a su teléfono.
—¡¿Cómo que lo dejaron libre?! —Gritaba histérica, no se creía lo que oía, su rostro solo parecía reflejar un tremendo absurdo. —¡No se suicidó! ¡Su hermano ha encubierto hasta el último milímetro de la escena para que parezca un suicidio! ¡Él lo mató! ¡¿Cómo que falta de pruebas?! —Se mordía los labios, ansiosa y marchando, era probable que si no estuvieran sus compañeros presentes ella se estaría tirando de los pelos. —¡Pero ellos fueron quienes perdieron la evidencia, esto es más grave!, ¿acaso no ves que eso los hace más sospechosos? ¡Su voz estaba en la contestadora, tú lo oíste y yo también, no es posible que sólo porque el abogado que lo defiende sea bueno quita la perdida de la evidencia más incriminatoria que tenía! ¡Cálmate tú, yo no dejaré a un asesino ir a las calles! —Jordan al oír eso supo que seguro se refería al caso que llevaba su compañera, el colgado en el Empire State, Emma fue hábil y consiguió una prueba contundente, la voz del hermano hablando con un conocido que le ayudara a plantar la cuartada, para infortunio de Emma, "accidentalmente" la grabación de esa contestadora se perdió por cosas de la vida, tal vez el dinero tuvo que ver, porque usualmente siempre hay dinero. Está hecha una fiera, alzando los brazos mientras Liam se encogía en su silla, no se sentía tan intimidado al oír regaños desde que vivía con sus padres. —¡Pues vete a la mierda! —se notaba que la persona al otro lado de la llamada la había insultado. Antes de que pudiera seguir gritando, le colgaron la llamada. Dejándola titubeando, momentos después guardo su teléfono, dudando de que hacer, inhalo, exhalo. Reflejando un ejercicio de calma y control, acto seguido, elegantemente levanto sus piernas en el aire pegando un brinquito y se dejó caer rendida en una caja, la cual era sumamente grande, logrando ocultar casi por completo el cuerpo de la detective, haciendo saltar pedazos de poliéster al caer.
Jordan había encontrado el recibo "15 de septiembre del 2018", no había nombre del comprador, pagó en efectivo, pero al fin tenían la fecha de la replica, Jordan le mostro la fecha a Liam y este se apresuró a buscar la cinta del día señalado. Con Liam distraído en su labor, solo el detective Whalker quedaba disponible, mirando las botas elevadas sobre la caja de cartón gigante que dejaba a Emma "lista para empaquetar". Se acercó hasta ella, mirando una maraña de rizos negros cubiertos y enredados en poliéster, con una mujer acabada en el fondo, soltando suspiritos de aire para quitarse el cabello que le estorbaban en la frente para ver al pelirrojo sobre ella.
—¿Tan mal esta tu caso? —Preguntó Jordan, estirando su mano para ayudarla a salir de la caja de cartón.
—El imbécil obviamente culpable está libre... y me acusa de difamarlo... tengo una demanda en espera, el forense se hace el imbécil y el abogado me acaba de joder mi miserable salario. Jordan hazme el favorcito de empaquetarme y mandarme a China por favor... —Emma tomo un extremo con sus botas para encerrase, Whalker solo sonreía al verla comportarse como una niña quejumbrosa a la que le acababan de ganar en un juego.
—Bien, que parte quieres de China ¿La china pobre o la rica capitalista y en problemas como Hong Kong? —Luego, viendo que no reaccionaba le jalo de una bota. —¿Vas a dejar que un imbécil te trate así? —Jordan había aprendido de Emma muchas cosas, una de ellas, es que detestaba que la rebajaran, era una mujer sumamente altanera.
—No... como si fuera poco tengo que ir a hablar con él—Sintiendo su orgullo herido, Emma se enderezo de un brinco sobre la caja, saliendo de esta tambaleándose, Jordan la sostuvo unos momentos para que recuperar el equilibrio. —Gracias...— Se apartó un poco apenada, sus ojos estaban levemente irritados, por visto su temperamento quería escalar a llorar de frustración, pocas veces ella se mostraba tan vulnerable ante él, Jordan no creía que ella estuviera triste sólo por perder un caso, era un claro cúmulo de eventos desafortunados que le ocurrieron y la afectaron. —Diablos... necesito un abogado que me represente en esta mierda, como si no fuera lo suficiente malo lo de mi... ¿Cómo diablos conseguiré un...?
—¿Por qué no le preguntas a mi hermano? Nan es muy buen litigante y saldrás ganando de tus problemas... —Nuestro detective no comprendía porque Emma se negaba a considerar en ese aspecto a su hermano. —¿Por qué nunca le pides ayuda a mi hermano? ¿O a mí? No sabía lo del forense, yo podría ayudarte...
Emma se quitaba los pedazos de poliéster de su cabello al caminar para recoger su bolso, el cual descansaba en una silla. —No quiero molestarlos... usualmente ustedes dos siempre están muy ocupados y, con los problemas que tienes con la prensa, las personas no saben lo que estás pasando, sin mencionar lo de Sara... la verdad me da vergüenza siquiera considerar hacer algo tan egoísta como involucrarte en mis problemas...— Emma tomó rumbo para retirarse del local. Jordan le entregó una tarjeta con el número de su hermano.
—No cobra mucho, lo prometo, sé que te ayudará— Luego le dio unas palmaditas en sus rizos, quitándole una que otra basura de poliéster. —Y Emma... ayudarte jamás será un problema, tiendes a minimizar lo que te pasa, por favor si necesitas ayuda, llámame... en un rato iré a ver lo que hizo el pendejo del forense, Liam y yo de todos modos tenemos pendiente la redada. —Emma guardo el teléfono de Nan con algo de vergüenza.
—Está bien... muchas gracias, pero de todas maneras tengo que verme con el abogado del asesino...—La detective sacó su teléfono para ver la hora, tenía que salir del trabajo y arreglarse para presentarse con el abogado del diablo. —Tengo que cambiarme, apesto y... luzco como loca con estas cositas en el pelo...—Jordan sólo le dedico una sonrisita.
—Ve con cuidado, ese tal Zacarías me da mala espina, siempre lleva tu arma cargada, dispara directo a las bolas...—Jordan tenía la corazonada de no equivocarse en tenerle mucha desconfianza a aquel litigante. Zacarías era un abogado que tenía tendencia a defender a los peores canallas de la ciudad, mientras su compañera se retiraba, quedó a solas con Liam, tenían mucho que investigar antes de que caiga la noche. —Y no te preocupes, hasta hueles bonito, como vainilla—Comentó el detective, dejándole un mejor humor a Emma.
Liam vio marchar a Emma y segundos después de que ella se fue mostro una expresión de lástima. —La detective es... más amable de lo que pensaba...—Comentó con algo de pena, cuando le platico como toda una chismosa sobre la vida de su oficial superior pensaba que sólo era para hacer quedar mal a Jordan, ahora que lo piensa mejor, se lo dijo justamente para empatizar con Whalker y no preguntarle algo indebido frente suyo. —No sabía que su caso estaba tan pesado...
—Sí, no la juzgues mal de favor, es un rollito de canela una vez que la conoces, pero volviendo a las cámaras ¿Encontraste algo? —Whalker volvió a su lado, Liam adelanto una grabación a la hora de la compra y consiguieron a su sospechoso, Jordan chasqueo la lengua al ver el rostro del joven que pidió el broche.
—Señor Whalker... ¿No se parece al chico de la foto? ¿El tal Sasha Petrova? —Liam estaba confundido, el chico rondaba una edad de entre quince o diecisiete años, no podría decirlo con claridad, pero se veía un chico que aspiraba haber llegado a la preparatoria. —¿No que ese tal Sasha llevaba muerto quince años? ¿Quién es él?
—Un chivo expiatorio... tenemos que revisar las cámaras de las calles aledañas, necesitamos saber quién es este chico, de donde viene y porque diablos mando a hacer el broche, vámonos...
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17:34 PM.
—Lázaro cariño, pásame la botellita azul...—señaló Miranda el frasco de agua oxigenada, el pequeño pelirrojo se la paso del mini botiquín ("masculinamente" decorada con adornos de pollitos en este), ella tomo una motita de algodón y la remojo en el agua oxigenada para luego limpiar la espalda de Adam, nuestro rubio emitió un siseo al sentir el escozor en sus heridas. La rata logró meterse en sus ropas y le araño la espalda a un punto donde le lastimó sangraba. Miranda llegó al departamento de Nan encontrándose un modelo tirado en el suelo y a su hijo alimentando a un gigantesco animal, Miranda termino limpiando sus heridas para luego pasarle un algodón con alcohol y calmar los arañazos, poniéndole uno que otro curita o venda. —¿Adam verdad? ¿Eres un nuevo litigante en el juzgado de Nan? —Miranda en cierto modo, era una mujer idéntica a Nan, pero con muchas curvas, tenía una voz amable y pequeñita, usaba unos lentes que le daban una redondez adorable y una apariencia de "mamá", castaña bajita y con mejillas rechonchas. Cuando Mathews conocía una pareja del pasado de sus intereses amorosos, Adam tendía a despreciarlos solo conocerlos. Porque los ve como un estorbo. Pero Adam no podía odiarla aunque tratara, ella emitía tanta amabilidad y suavidad que dolía, ya que en cierto modo, fue un amor de Nan y al instante la considero su rival.
—Oh no, soy un ejecutivo de la empresa Rebestry... emm amigo de Nan... —Adam moderaba un poco su jerga, ya que el pequeño Lázaro estaba presente.
—¿Eres amigo de mi papá? ¿Por qué no te había mencionado antes? —Preguntó Lázaro abiertamente, Miranda miro a su hijo con espanto y con una mirada de "¡trágame tierra!".
—¡Lázaro! No molestes al señor... —Lo regañó Miranda avergonzada. —Dios santo, perdona al pequeño, por lo general es muy tranquilo...—se sinceró Miranda apenada, sus orejas ardían en rojo tomate y sus mejillas amenazaban con detectarle fiebre, Adam debía admitir que era una mujer muy hermosa, rivalizaba en belleza con Nan. Mathews simplemente sonrió, usualmente son los niños los que dicen cosas muy impropias, pero consideraba que Miranda exageraba.
—No hay problema, hace rato también me llamo señorita, pero yo lo confundí, nada malo. —Aclaro, momentos después contemplo el rostro de Miranda en fase "grito interno", Nan se acercó pasándose una bolsa con cubitos de hielo en la cabeza, ya que al desmayarse se dejó un chichón.
—¿Mataron a la rata? Díganme que si... —Pidió saber Whalker, el pequeño Lázaro negaba con la cabeza.
—Después de que Wilfrido abrazo a la señorita se fue por una ventana —Platico el niño, en efecto, el desalmado Wilfrido se dio a la fuga mientras Adam se desangraba en el piso. Miranda, temiendo que su niño volviera a decir algo que molestara la visita de Nan señaló la pantalla de la sala.
—¡Lázaro cariño, ya te puse Lady Oscar! —A punto Miranda, al instante el pequeño salió disparado de su lugar agachado en el piso y fue corriendo al sillón de la sala, tomando una espada de juguete y un sombrerito estilo napoleónico. Adam solo vio al pequeño encender un botoncito de un reproductor y ver una serie anime. Miranda dio un suspiro de alivio, continuando con la cura de Adam. —Le encanta esa serie...—Le señaló Miranda mientras terminaba de curarlo, pasándole su camisa. —No te fastidiara más...
—No se preocupe, gracias...—Comentó Adam poniéndose su camiseta y saco azul, Nan se sentaba en una silla cercana, pasándole un vaso de agua al rubio.
—Por cierto, pensaba que estabas con Jordan... —Reconoció Miranda mientras exprimía una toalla en un pequeño recipiente. —Nan ya te dije que llames a un exterminador para matar a las ratas...—Luego prosiguió a custodiar al pequeño pelirrojo en la sala.
—Oh, tienes razón, lo había olvidado—Se disculpó Nan al cruzar con Miranda, mientras este se sentaba en la isla de la sala, seguido del rubio. —Rayos, que pésima primera impresión has tenido de mi familia...—Explico a Adam, Nan se veía avergonzado por todo lo que vivió en su departamento, pero Mathews no tenía problemas con ello, se divertía al ver al pequeño mini clon de Nan, todo lo que hacía le costaba trabajo, Miranda fue a la sala con su niño para ayudarlo a sentarse en el sofá, ya que era pequeño en estatura.
—Es cierto —Señaló Adam. —Si fuera mi caso mi hermano hubiera estado borracho en la sala y mi madre hubiera estado apagando un incendio en la cocina. —Y luego le dio un empujoncito amistoso, para que no pensara cosas negativas. —Amo a tu familia, Miranda es linda y Lázaro es adorable. —Después de eso miro al pequeño pelirrojo gritando.
—¡Francia libre! ¡Francia libre! —
—¿Todo un revolucionario eh? —Se burló Whalker con nervios, su niño era hiperactivo y no se guarda sus comentarios. —Me alegra que no me satanizaras, además por lo general no me desmayo por ver una rata lo juro...—
—No pienso que seas buen mentiroso Nan, así que no te preocupes, te creo—Mathews emitió un gemido al sentir un escozor en una herida que le hizo la rata. —Hay que vernos más seguido, debes conocer a mi familia, mi madre te amaría— Adam tenía claro una cosa, era probable... que Nan conquistara su corazón más rápido, y la idea no le desagrada para nada. Con todo el alboroto que vivió al lidiar con la alimaña de alcantarilla no reparo en el interior del departamento, al igual que en la primera vez que entro, siempre había un tono alegre en el lugar, pero nota algo peculiar, algo que no notó la primera vez.
El piso... estaba cubierto, por encima de los mosaicos blanco y naranja, había una capa, que cubría casi por completo hasta el último rincón del piso en manchas, machas de todos los colores, tamaños y... ¿olores? Casi no se notaba, las machas al mismo tiempo que las ve; si no hubiera reparado en ellas jamás las hubiera notado, estaban totalmente apoderadas del lugar, tal vez se deba a que todos los colores son cálidos, resplandecen siempre en un tono pastel, y si se comporta como un sabueso, nota el aroma del acrílico, pintura, papel, madera, ese picoso aroma que desprende el aguarrás. Inclino su cabeza por inercia, no creía equivocarse al pensar que había una figura hecha por las extrañas gotas.
—¿Adam? ¡Oh sí! Las manchas —No tardo ni un instante en ser descubierto, pero Nan estaba acostumbrado que sus invitados también miraran curiosos el piso del lugar. —Es mi pasatiempo, amo pintar, así que tengo una que otra machita en el piso.
"¿Manchita?" Pensó para sí mismo Adam, el piso entero estaba casi tapizado por "manchitas", esas pringas no parecían muy casuales.
—Ya veo...—Mathews tenía una maraña de dudas en su cabeza, pero a su mente llegó el recuerdo de "La Belleza", cuando se pelearon no se lo dijo directamente, pero... ¿Nan escribió eso? —Oye Nan... sobre lo que pasó hace rato...—
—Lamento haberte gritado, pero me tomaste por sorpresa con todo lo que mencionaste...
—Si eso lo entiendo... pero hay algo que quiero preguntarte...—Era un engorro lo que deseaba pedir, pero, conociendo a Whalker, aclarara sus dudas. —Te mencione algo... que, es tuyo... ese papelito con algo escrito...
—Ah... "La Belleza" —Enunció, claro, sabía exactamente de que hablaba.
—Ese sí, ¿es tuyo? Digo... ¿tú lo escribiste? —Con entusiasmo quería saber un poco más de ese escrito, no podía empezar a decirle al pelirrojo como lo hizo sentir, le pregunto tantas cosas que se perdió en la respuesta. No muy convencido de comentar del tema, Nan asintió en silencio.
—Sí, yo lo escribí...—Para sorpresa de Adam, el otro no se veía muy contento de explicar que era creación suya. —Ya sé, es algo extraño ¿No?
—¿Qué? No... ¿Por qué lo sería? Es muy hermoso...—Pocas cosas le tocaban tan profundamente a Adam; quitando los penes por supuesto. Se refería en el ámbito sentimental, las pocas que lo lograban como aquella escena de una película que lo hacía llorar, una canción melancólica, un texto que le cambia la vida... le parecían maravillosos.
—Adam es muy lindo que lo pienses pero no debes exagerar solo porque te agrado, esta al mismo nivel de mal literario como Paulo Coelho...bueno no tanto, él gana millones a diferencia mía. —Encogía sus hombros para hacer énfasis, pero Adam no lo tomó muy bien.
—¿Entonces no era real? Digo, eso que escribiste... sobre la belleza, sobre lo que nos hace bellos ante nosotros y ante otros... ¿No era real? —Ahora se sentía como un imbécil ingenuo, por creer que algo de aquello fue genuino y sincero. Era un muchacho impresionable con palabras que dan en el clavo de sus inseguridades.
Recibió en contestación la pena de Nan, emitiendo un gemido de incomodidad. —Para mí lo es Adam, para mí lo es. Y como sé que sólo para mí lo es, no me gusta que nadie lo lea... porque muchas veces me han contestado con un puñetazo de realidad en mi cara, a lo largo de mis años aprendí lo obvio, la mente se pudre o se a molda a ser hermosa, el cuerpo por otro lado, tiene fecha de caducidad. Pero son sólo los pensamientos de metas frustradas de este treintañero Adam, no te rompas mucho la cabeza. Pero oye... si a ti te encanto, puedes darle el significado que tú quieras, mientras te traiga cosas buenas está perfecto, yo no soy nadie para decirte que Nan Coelho es malo o bueno para ti, yo me doy por bien servido...— Whalker se veía así mismo como un fracasado en el ámbito literario, para él es basura mal hecha sin sentido que sólo funciona para quejarse de sus propios problemas, "el arte imita la vida", pero eso no quitaba que si alguien, quien sea, empalizaba con él, bastaba para traerle una pequeñita alegría.
Mathews permaneció serio unos momentos, para luego como un bobo, jocoso miro al pelirrojo, colocando su mano para sostener su mentón, observa al suelo. ¿Qué forma tendrán esas manchas en el piso? Para Adam, tenían la forma de un tulipán. Muy bonita si...
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20:56 PM.
—¿Me voy a morir? —Pregunto el magnate a la doctora, limpiándose con un pañuelo en ocasiones, su rostro estaba parcialmente cubierto de sangre, su ropa arruinada y su cabello desaliñado, su doctora intentaba mantenerse serena ante el descarado sarcasmo de su paciente. Viendo que no obtuvo el efecto deseado, resopló, sus chistes no suelen ser para casi nadie, ni siquiera cuando finge su voz, ¿acaso sólo Nan entiende que está bromeando? Claro, su broma es de mal gusto para alguien que desea mantenerse seria y enfocada con su deber como la doctora, ¡pero por lo menos Whalker lo entiende! —Uff, publico difícil...
—Mire Rafael... —La mujer cruzo los dedos, siendo lo más franca posible. —Usted tuvo vomito sangriento, provocado por una ulcera péptica, la cual se genera usualmente por estrés. —Señalándole el análisis que le realizo en la orina y al ver su vomito. —Ahora, esto es aparte, pero sigues en el enorme factor de riesgo de padecer cáncer de pulmón... además nunca había visto una orina tan llena de drogas—Reconoció ella alzando una ceja y juzgándolo con descaro.
—Gracias, me esforcé en mear bien. —Rafael estaba de brazos cruzados, observando como la doctora anotaba su consulta, las luces de la nocturna ciudad le inducían sin casi desearlo en un pesar de sus pestañas, porque sabía que era de noche y que para ese momento debería reposar en cama, pero le ardía tanto la garganta por vomitar que esa carraspera le impedía pegar los ojos. Desde que llegó a Nueva York su horario de sueño, era una porquería... él no era sí. —Está bien, dejaré el cigarro un tiempo, deme la medicina para ya no molestarla, me estoy cayendo de sueño...
—Señor, no es cosa de dejarlo un tiempo, me veo obligada a advertirle que si no se detiene de fumar ya, garantizo que en un año usted ya padecerá cáncer, sus pulmones no lograran darle la capacidad para que su cuerpo pueda hacer ejercicio, por muy bien que usted luzca, puedo garantizarle que por dentro su cuerpo grita ayuda...—Intento explicar, no es que ella sea una buena samaritana y le preocupe su paciente Rafael, sino que sabe quién es y no desea tener problemas por no advertirle en tiempo y forma sobre su estado de salud, si desea matarse lentamente eso ya no sería su problema —Debe dejar de fumar, a menos que quiera volver para que comencemos a tratar su tumor.
—Ag... mierda...—Trevor frunció el ceño, en verdad estaba pasando, ¿de verdad estaba tan mal su cuerpo? ¿Tanto así que cualquier examen que le hagan escupirá blasfemias de su mala vida? Se dejó caer contra su asiento, tenía que cuidarse, mucho —¿Qué debo hacer?
—Mire, tenemos pastillas antitabaquismo, que reducen la necesidad de la nicotina. Una semana después puede comenzar a tomar estas pastillas, pero eso será después de tratarle la úlcera, pero por ahora comenzará la abstinencia, es posible que tenga mareos, vomito, mucho apetito. —Sacó un papel donde ya tenía su recetario. —Dado a que eres un adicto y ya has padecido cirrosis, se nota que consumes una cantidad vulgar de alcohol, por tanto... la ulcera nos dice que no debes consumir ninguna bebida alcohólica mientras te la tratas, ni fumar, ni las comidas que le voy a anotar a continuación. ¿Entendido?
—...Si...—Reconoció un poco avergonzado Rafael, pocas veces le regañaban en un auto daño que él mismo se hacía, detestaba que le pusieran los pies en la tierra, un recordatorio de que la muerte lo persigue.
—Estrés y el uso excesivo de alcohol...—Reconoció la doctora, en parte de reprocho. —Ahora hay que mantener vigilado tu tratamiento, usualmente esto se calma, pero si decides seguir fumando te vas a desarrollar no solo cáncer en los pulmones, sino también en el estómago y la úlcera no se quitara. —La doctora Nilham ya sabe cómo lidiar con tipos como Trevor, ya que lo ha tratado en más de una ocasión y a Rafael siempre hay que explicarle todo sin pelos en la lengua, se creen inmortales hasta que les saltan las complicaciones, en parte Trevor la ha amargado. —Hijo, hazte un favor y no te mates, deberás dejar el cigarro. Si no quieres terminar desarrollando nuevos tipos de tumores.
—Va, va, deme el recetario de medicinas entonces...—
—Bien, también le daré el numero de una psicóloga que pueda tratarlo, deberá moderar su estrés y eso ya no me concierne, ya que debes tener buenos hábitos de vida para amortiguar la abstinencia que vas a padecer. —Mientras sacaba el número de un directorio que tenía a la mano, Trevor arrugo la nariz, como quien huele mierda y negó con la cabeza.
—No necesito una psicóloga y no necesito algo similar. —Ni siquiera lo considero, tampoco pareciera tenerlo a discusión. —Tan solo tuve una semana pesada, no estoy estresado ni nada de eso...
—No es lo que su cuerpo dice...
Trevor salió iracundo del hospital con un cargamento brutal de medicina, no será solo una visita al hospital, va a tener que seguir un tratamiento riguroso si quiere vivir más tiempo. Era la primera vez que la salud de un cuerpo musculoso no le ayudaba como creía, come bien, se ejercita pero... ahora que se pone a pensarlo, él mismo ha disminuido su rutina de ejercicios porque le cuesta respirar. Aunque le joda admitirlo, la perra anciana tiene razón, debe dejarlo o se arruinara todo el cuerpo, en el asiento conductor de la limosina esta uno de sus guardaespaldas, quien le observa en silencio, Brutus se llama.
—¿Fue un problema médico señor? —Brutus nunca le pregunta muchas cosas a su jefe (ya que Trevor directamente ni siquiera le contesta) Mac Bulterry no contrato esos guardaespaldas... los perros de Nueva York no sólo estaban limitados a Trevor, Rómulo, Adam y el difunto Richard Park. No... Brutus es más que sólo músculos para Trevor, era también la boca y oídos de la élite a la que pertenecen los perros, porque entre los perros, hay un "lobo y un cazador". Brutus era uno de los tantos ojos de aquellos dueños de la élite, siempre hay espías para custodiar a cada "perro" en la ciudad. Saben quién mató a quién, pero Brutus tiene sus propias conjeturas. Nunca se ha conocido al nombrado "lobo", pero se rumorea entre los perros y guardaespaldas que es el alfa de la ciudad de Nueva York.
A raíz del asesinato que cometió Trevor, es posible que hiciera cabrear al "lobo", era una probabilidad que el propio Rafael ya dedujo.
—Brutus... ¿el "lobo" mando al "cazador" a liquidarme? —Con descaro y todos los cojones Trevor sacó su conjetura, si hay algo que nuestro perro conoce de sí mismo, es que, aunque parezca un poco indiferente de su parte, él no se estresa por cometer asesinatos, ni por esconderlos. No, no se traga el cuento de vomitar sangre sólo porque sí, aunque debe admitir que su conjetura se confirmaría si tuviera mejores hábitos de salud.
—Señor, si lo supiera no sólo no se lo diría; si mis jefes no lo quisieran así no me detendría a matarlo, Señor Rafael... esto no fue mío, ni tampoco de nuestra élite. Aunque apunto que usted debe cuidar su salud. —Señaló Brutus, recalcando que seguro eran paranoicas ideas de su jefe.
—No te creas, yo sé mis problemas, eso lo puedo solucionar... pero por favor ¿estrés? He traumado a varios psicólogos, créeme, no sé quién me quiere muerto, pero pobre del estúpido miserable... —
Hasta Brutus sintió un escalofrío cuando Trevor descanso su mirada en sus hombros, se alegra de no haberle dado nada para ello, no, no,... ese fue su compañero. El otro guardaespaldas de Trevor hace poco descubrió que el abogado Nan Whalker es asmático, por tanto al investigar sus pertenencias, (en específico su maletín en su auto), descubrió medicamentos "antiasmáticos", en cuyos efectos adversos se encuentran temblores o efectos nerviosos, agréguenle la cafeína y la nicotina que consume Trevor y ¡Bum! Advertencia silenciosa dada...
Trevor se pensará dos veces antes de matar a uno de los "perros" sin el permiso del "lobo". Trevor ya sabía en qué tipo de embrollo se metía cuando puso un pie en esa maldita ciudad, aprender otro idioma, alejarse de dedushka. No duerme bien, tantas reuniones, cambiarse para ir a cuidar al imbécil de Devon, anotar todos los sobornos que debe a casi cada funcionario y político que conoce dentro y fuera de la ciudad, no romper sus pactos y promesas con sus compatriotas de la Bratva, la mafia italoamericana, no cabrear a los mexicanos y sobre todo no joder a la policía (ya se estaba cansando de matar detectives) coger y meterse porquería ya le estaba pasando factura, sabía que no aguantaría mucho tiempo, estaba harto, no sólo tenía que soportar toda esa montaña de mierda. No, no solo eso, se había estancado, no tenía idea de que podía estancarse, como un barco varado en las olas de la nauseabunda rutina, matar, follar, encubrirse, repita hasta que lo envíen a la cárcel, lo deporten a la prisión de San Peterburgo o se muera asesinado.
Luego, al verse en el reflejo le dio un asco como ninguno, pocas veces se sentía miserable, se amaba más que a nadie en ese podrido y quejumbroso mundo. Pero le frustraba no saber ahora quién de todos lo quiere muerto. ¿Greg? Hace rato el imbécil de su hermano no se presenta endeudado a su departamento rogando como una perra hambrienta las tetas de su cartera para sobrevivir a final de mes. Cuando Rafael estaba enojado le gustaba desquitarse con el pendejo de Greg, o Adam, cualquiera de los dos le viene bien, también sospechaba de Devon, pero no estaba seguro, no desde que Devon se lleva de perlas con La Fargue, el imbécil por el que su puberto cuerpo se pone duro, casi no sabe nada de él.
Luego... esta Nan... Nan... Nan...
Agito la cabeza aterrado y avergonzado al mismo tiempo, incluso pensar en él le trae dolor de cabeza. Aunque no lo descarta, ese maldito diablo de cabellos rojos y una sonrisa brillante...
El magnate pierde su mirada en las luces de la ciudad, iluminadas a través del cristal de su limosina.
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21:23 PM.
Emma mantenía su vista fija en el enorme ventanal, contemplando a los autos y una limosina pasar, y que daban lugar a la impresionante vista sobre los rascacielos de la metrópolis, un coqueto saxofón acompañaba su mente dispersa que es brindada por la música del restaurante, perdida en la infinidad de las avenidas y callejones ante sus ojos, las luces de los autos se dispersan en las calles como serpientes escurridizas que se pierden hasta el infinito, mareándola, estaba sentada en una pequeña mesa para dos, puesta para que se comenzaran a servir los platillos de la cena. Frunce el ceño, le gustaba estar sola, pero no cuando está esperando a alguien, la hacía sentir observada. En especial cuando espera al imbécil de Zacarías. Pero estaba tan inmersa en las luces que se asemejan a lentejuelas de la metrópolis que al oír la puerta abrirse de la habitación privada dio un brinco sobre su asiento.
—Hola nena...—Y empezamos mal, detestaba hablar con Zacarías, este llegó pavoneándose en su traje blanco hecho a la medida, con el cabello de corte alemán que usa exclusivamente para lucir guapo, más que ser una cena para hablar sobre la demanda que le puso, estaba dispuesto a ligársela, tenía toda la pinta de ser un chulo, engreído y orgulloso. —Lamento estos agonizantes minutos que has pasado sin mi presencia preciosa, tranquila ya llegue, disfrútame —Adoraba fastidiarla con su presencia, porque amaba verla con el ceño fruncido, arrugaba su pequeña naricita rosa y a sus ojos se veía tan tierna.
—Sobre la demanda...—Emma fue directo al punto que le importaba, ¿para qué hacer este momento más incómodo de lo que ya es? Zacarías tenía un aura amenazante tras ese desgaste de presunción que irradiaba el abogado, algo más oscuro que sólo trapos sucios por defender corruptos.
—Ah sí, que cliente tan mierda tengo. ¡Quiere hundirte preciosa! A ti mi diosa, treinta mil dólares por daños a su pobre y pisoteada moral, ¿acusarlo de matar a su hermano nena? Eso fue frío hasta para ti, y yo estoy acostumbrado a tu crudo y frío corazón...—Sacó de su saco una cajetilla de cigarros, ofreciéndole uno a la detective. Ella negó con la cabeza y la mano. Él prosiguió a encenderse uno.
—Tú y yo sabemos que lo hizo... perdieron esa evidencia Zacarías...—Sus ojos al estar enojada tenían un brillo particular que la hacía lucir más radiante, más osada y era una de las tantas cosas por las que Zacarías la deseaba. —Sabes la verdad... ¿Por qué no lo admites?
—Emma, incluso si me lo pidieras jamás revelaría ningún secreto de este cliente, ni siquiera si durmieras conmigo... —Sirvió dos tragos con la botella de Roccolo Grassi que les trajeron. — ¿ya te dije lo hermosa que luces en ese vestido verde? Te resalta esas curvas...
—Me citaste aquí por algo... habla...—Emma no quería alargar esa maldita platica más de lo necesario, quería irse lo más pronto posible. Mirándola de arriba abajo Zacarías soltó el humo de su cigarro. Como un dragón que escupe fuego, un hombre amenazante cuyos ojos eran idénticos a los de un depredador que mira y estudia a sus futuras presas.
—Tu lado detective en su máximo esplendor... je. Me atrapaste, si tengo un motivo mucho más grande para traerte aquí... —Zacarías chasqueo sus dedos, y se escuchó el pestillo de la puerta de fuera cerrándose, señalándole a quien sea que estaba tras la puerta dejarlos solos, quedando encerrados. Emma sintió un escalofrío. ¿Por qué cerro la habitación sabiendo que son solo ellos dos?
—¿Por qué cerrast-
Zacarías se levantó de su asiento, alertando a Emma quien deseaba salir disparada de la mesa pero fue detenida por la recia mano de Zacarías, sujetándole el brazo derecho, era más fuerte de lo que esperaba, siente una disnea por su garganta que le quita el aliento, la detective se enmaraño con las tiras de su bolso de mano. Antes de que le tirara los dientes de dos puñetazos al maldito abogado, la acerco a su rostro, susurrándole.
—Alguien trata de matarme...—Confesó el hombre, con una maraña de miedos aflorando de su voz. La detective quedó unos momentos dudosa, esperaba un ataque, no una confesión de los miedos del otro, estaba titubeando, sin creerse lo dicho del otro.
—Ay dios que alegría...—Emma suspiro con sumo alivio. Cuando reparo en lo que dijo notó como Zacarías alzaba una ceja en confusión, eso fue cruel de su parte. Sonrió nerviosa. —Digo, que feo...
—Sé que puedo llegar a ser un bastardo que emana miedo nena, un hombre misterioso de esos que te encantan, pero no soy un despreciable asqueroso, no, no, nunca sería tan imbécil para hacerte enojar, capaz me castras y nos quedaríamos sin tener hijos. —Se estaba tardando en sacar su narcisismo. —Per, no estoy mintiendo, hice... algo muy estúpido y estoy en problemas... GRAVES problemas...
Ahora comprendía porque susurraba.
—Podías sonar menos sospechoso, me diste miedo...—Emma le puso el seguro a su pistola, y guardándola otra vez en su pequeña cartera verde olivo que hacía juego con su vestido, al instante Zacarías rio nervioso.
—Diablos, ¿en verdad me ibas a volar las pelotas? ¿Y eres la que tiene miedo? —Sudor frío recorrió la frente del abogado, sabía que Emma era peligrosa pero no se imaginaba cuanto, tal vez deba dejar de comportarse de manera sospechosa —Mira, no te hago el cuento largo... tiene que ver con tu novio, Jordan...
—Ojala fuera mi novio —Se mofó ella de vuelta, la broma ya no le gusto a Zacarías, no esperaba que se lo afirmara. —¿Tiene que ver con el caso de Richard Park?
—Ese mismo... no puedo darte muchos detalles, el maldito que me tiene el ojo puesto tiene espías y ojos en casi todos los lugares de la ciudad, incluso en el Bronx, necesito protección, no creo tardar en palmarla si alguien me ve contigo, para disimular deberíamos besarnos... —Tenía un dote para aprovechar una oportunidad con Emma cada que pueda, alzando sus cejas con descarada coquetería, pero la detective opta por sólo sonreír.
—Claro que si campeón, mira, a menos de que tengas algo que nos a algo que vincule al asesino de Richard no puedo protegerte, pero asumo que eso sería contraproducente de tu parte, sabría enseguida que se trata de ti quien lo delato... ¿Es uno de tus clientes?—
—En efecto nena, el maldito no confía en nadie, es un tipo demasiado acaudalado, y... elegí este restaurante porque se encuentra en el territorio de Sandro uno de los peces gordos de la cosa nostra, me tiene en un muy explícito y pequeñito pedestal desde que le ayudo en algunos casos, siempre los gano, pero... no estoy seguro de que el lugar este del todo libre de ratas que me delaten... Emma necesito la protección de testigos...—Luego de terminar de hablar, sacó su maletín, colocándolo en la mesa. —Sé que sonare que tengo más culpa que inocencia, pero tienes que saberlo, intenta no gritar...—Tras decirle eso saco una pequeña libreta y de esta un documento, en letras grandes resalta "Acta de matrimonio", Emma volvió a mirarlo con desgano, alzando una ceja en fastidio. Lo más gracioso es que tenía su nombre y el de Zacarías para firmar como pareja, Zacarías sí que le tiene manía. El abogado le hizo señas de darle la vuelta al documento, cuando lo hizo, la detective abrió sus ojos, mirándolo al papel y luego a Zacarías.
—Eres un imbécil... —Se levantó iracunda de la mesa, tomando firmemente el papel entre sus manos. —Esto... no puede ser real... ¿Por qué haría-
—Shhh...—Le chitó el abogado, Emma a veces era muy impulsiva, ella no quería seguir en ese lugar, en un momento le había hecho sentir un trago amargo de la realidad de su trabajo. —Ya sé que soy un embustero Emma, pero tu trabajas con alguien que esta incluso más podrido que yo, ¿crees que tus jefes y compañeros son tan inocentes, llenos de sentimientos patrióticos de justicia, en qué lugar quedas tú juzgándome mientras eres la jornalera de alguien como este bastardo? Lo hacen por dinero, es algo sumamente obvio que es hasta estúpido recalcarlo, es un distribuidor de información de la policía...—Zacarías contempla el rostro de decepción de la detective, tal vez fue demasiado duro con ella, después de todo, no es sencillo aceptar las traiciones. Tendría que aligerar el ambiente —A cambio por darme tu ayuda... yo también podría ayudarte no solo a darte información, sino también con tu demanda... Was denken Sie?...—Zacarías tipiaba sus dedos sobre la mesa, esperando ansioso la respuesta de Emma. Ella por su parte inclino la cabeza.
—No te entendí lo último...—Después le regreso el mismo documento que le pasó, Emma es demasiado orgullosa para verse derrotada frente a cualquiera. —Y tampoco quiero entenderlo, yo no hago trueques. ¿Quieres delatarlo? Hazlo, no te detengo, yo no vine aquí para mendigar tu ayuda, ya tengo un buen abogado, si me quede a escuchar tus mentiras fue porque tú eres quien más me necesita ahora...—Luego para sorpresa de Zacarías ella lo sujeto por los hombros, encarándolo para juzgarlo de frente. —Conozco tus mañas, no me distraerás, esto es otro problema que puede ser falso, vamos a lo que a ti te importa, ¿Qué tienes para ofrecer a parte de mentiras?
—Para ti mi cuerpo y más... —Alzó sus cejas con una sonrisa burlona, para luego chasquear la lengua, pensó que serviría su treta para que ella accediera para ayudarlo sin reparo, subestimo a la detective, muy lista para caer en sus trampas. Emma prosiguió a soltarlo y bufar.
—Bien, si no me tomarás en serio puedes despedirte de la custodia de testigos, puede que esto que me muestras este trucado, te veo capaz...—Con elegancia y orgullo se levanta de la mesa para irse. Zacarías la sigue tras suyo, pensando abrirle la puerta y detenerla, sorpresa del abogado cuando de un rápido golpe e impulso destrabo el seguro de la puerta. Emma al salir del lugar privado sacó su billetera y le entrego cien dólares.
—¿Y esto? —Pregunto Zacarías.
—Por la cena y por la puerta... cuando tengas información importante que darme llámame, tienes mi número...—
—¡Espera Emma! —Le pisaba los talones mientras la seguía a la salida.
—¡Ya te dije! Necesitas soltarme información que de verdad me interese para considerar...
—¿Cómo quién es Sasha Petrova? —
Emma se giró confundida.
—¿Cómo lo sabes? —Preguntó ella, no debería de conocer nada de su caso.
—¿Ahora crees en mi contacto con la policía? Lo sé porque "quien te mencione" vende esta información al por mayor, a la prensa, a criminales, a quien sea, mi cliente que tiene que ver con Park tiene contactos poderosos con la policía y han estado perdiendo pruebas de varios casos, como el de Richard y con el colgado del Empire State, este empinador ha trabajado por años en tu cuerpo policiaco perdiendo pistas y evidencia, si tengo parte de la culpa pero tú mejor que nadie sabes lo poderoso que es este maldito, por ahora, es mi palabra contra la suya, estoy en peligro Emma por favor, ayúdame...—Zacarías estaba casi rogándole que no lo dejará a su suerte. La detective suelta un suspiro con fastidio.
—¿Sabes lo que esto significa? ¿Las horas que tendré que pasar buscando evidencia para incriminarlo y lograr despedirlo? ¿Sabes todo el tiempo que tendré que pasar contigo para que no termines con una bala en tu cráneo? —Emma cruza sus brazos porque sabía todo lo que tendrá que hacer para ayudar a Zacarías. Tal vez si ella sale corriendo del restaurante podría asignar a otro detective para que ayude a Zacarías, no quería verse amarrada con él.
—Oh vamos, no será tan malo...—Zacarías sacó de su bolsillo su celular, el cual sonaba estridente con su tono de llamada. Contestó la llamada con alta voz. —A veces me marcan números desconocidos como este para amenazarme, saben todo lo que hago casi cada día y si ven algo sospechoso de mí me condenan...
"No debiste contactarte con la policía imbécil, Emma y tu están en la lista negra"
Tras colgarle Emma se talló las cienes con desdén. Era una voz distorsionada, se notaba que quien le llamaba sabía sobre encubrirse y despistar a la policía. Emma vio el teléfono y luego al abogado con el ceño fruncido.
—Claro, ¿Por qué la vida me lo haría fácil?
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21:55 PM.
Jordan ya se había puesto el chaleco y llevaba su arma cargada, estaban aparcados en cubierto en los estacionamientos de un almacén abandonado a las orillas de un muelle, a su lado Liam terminaba de anotar y guardar las grabaciones de las cámaras de vigilancia que consiguieron, obtuvieron la original y el novato Harper le estaba haciendo una copia de seguridad en una memoria de su laptop. Esperaban a la señal del soplón que tenían de su lado. Mientras esperaban Jordan meneaba su pierna con ansiedad por lo descubierto en las cámaras de diversos locales
—Cinco locales captaron su cara de casi cuarenta... ¿Qué diablos? ¿Cómo es posible que tantos locales no posean las grabaciones de ese día en específico? Ni siquiera ellos mismos lo sabían. —El detective Whalker se topó con una sorpresa desagradable, investigando la ruta que seguía su sospechoso, busco las cámaras de toda la avenida Broadway por el rostro de ese muchacho, y no hay rastro de él. Más que sólo la pista de cinco cámaras y es todo, cuando fueron a mirar el resto de las grabaciones en otros locales directamente la hora a la que debía aparecer ese chico sólo mostraba un leve pantallazo y ni rastro del muchacho. —¿Quién diablos se tomó el tiempo de borrar la presencia de ese chico en cada cámara que revisamos? La grabación se corta un instante y termina, como si la hubieran editado un mini instante, y no solo eso. ¿Cómo puedes acceder a la red de seguridad en todas las grabaciones de cada local de la avenida para editar eso? —Jordan estaba más que sorprendido, no sólo por la osadía de editar cada grabación de cada local, sino de la cantidad de locales que logró burlar su seguridad. —Liam, yo soy un anciano de la tecnología, pero hasta yo comprendo que eso no es nada fácil. ¿Es posible borrar remotamente grabaciones de las cámaras de seguridad sobre negocios particulares? ¿O mostrar como si las hubieras editado? —Preguntó, Liam asintió.
—Sí, sí se puede, pero... hay un enorme pero, Sr. Whalker, no es sencillo, menos hacerlo con casi cuarenta lugares diferentes, requiere tiempo, aunque si la persona que hizo el asesinato de Richard contrato expertos en burlar la seguridad de las cámaras del sospechoso... si soy sincero entre varios adiestrados en ello creo que podrían hacerlo rápido, además ya estamos a 28 de septiembre, tiempo tuvieron...
Jordan estaba armando su esquema.
—Encontramos a Richard el lunes 24 de septiembre, el 15 compraron la réplica del broche, con más de una semana de antelación tenían el broche... aunque... mierda...—Whalker analizo un poco mejor lo que le platico Nan. —Liam... mi hermano Nan me platicó algo cuando me reuní con él este jueves en la noche...—Comenzó a explicar. —Dice que estuvo en una fiesta con el magnate Trevor Rafael, en resumen Richard era la mano derecha de Trevor antes de morir, por alguna razón Trevor invito a mi hermano a una fiesta celebrada el sábado 22, invito a mi hermano en esta reunión casi privada... fue dos días antes de que Richard fuera encontrado, Nan nos dijo que jamás vio a Richard y que eran muy pocas personas, que se acordaría de haberlo visto... pero...—No se atrevió a decir más, no quería suponer lo que su intuición le gritaba firmemente.
—Sr. Whalker... no quiero sonar grosero ni ofender a su hermano con lo que diré... tómeselo como una suposición —Se excusó de antemano Harper, Jordan asintió. — ¿Y si lo que Nan está diciendo no es verdad? — Jordan sintió recorrer una punzada en su mente, era justo lo que estaba a punto de decir. —No trato de acusar a su hermano detective, no se ve como el tipo de persona que mataría... pero si se ve muy manipulable, ¿Y si le han obligado a callar? ¿No su hermano menciono que se desmayó dos veces en la fiesta? ¿Y si no fue un desmayo? —Liam pegó en el clavo cuando dijo eso, quizás lo de Nan no fue un desmayo. Pero el novato se atrevió a decir más, quería encontrar una razón para dudar, para comprender porque un hombre como Nan mentiría. —El magnate Rafael ya tiene denuncias de abuso sexual y acoso... ¿y si drogo a Nan en la fiesta para... abusar de él? ¿Y ha callado por miedo? —Cuando Liam termino de comentar su teoría Jordan lo encaro temeroso, no le gustaba nada lo que suponía. Pero conocía a su hermano.
—Cuando Nan miente... su nariz se mueve un poquito... —Explico Jordan, enfatizando en atributos particulares de su hermano. Liam lo escucha en silencio. —Cuando platique con él este jueves su nariz no tenía ese tic... pero en el interrogatorio, se meneo dos veces...—Jordan sólo se concentra en el arma cargada que tiene en sus manos, intenta no enojarse, pensar las cosas con la cabeza fría y no en un impulso irse por las ramas para lo peor. —Tal vez estamos sobre pensando las cosas Liam...
—Sr. Whalker, mi papá tenía un pequeño dicho cuando yo pensaba lo mismo y me decía "Piensa mal y acertarás"... —Liam defiende un poco su punto, estaban hablando de Trevor Rafael después de todo, pero era claro que su oficial superior no quería pensar ni por asomo que algo así de horrible le pasó a su hermano, tal vez incluso ni él mismo lo sepa, se desmayó en dos intervalos de tiempo. Harper reintentando aliviar el ambiente comentó —Aunque bueno... mi padre era una persona desconfiada que venía de un país peligroso, como lo es México, también depende del lugar...
—Tú padre tiene razón, lo tendré en cuenta Liam, pero intentaré... no pensar lo peor... —Jordan le dio palmaditas en la cabeza al novato, quien no supo cómo tomar ese gesto, ¿El detective Whalker tenía una manía por darle palmaditas gentiles a sus compañeros? Porque Liam se puede acostumbrar a eso. No tardará ni una semana en empezar a decirle Papá Jordan. Su radio sonó alertando a ambos oficiales.
"—Detective Whalker, nos mandó la señal de luz en el segundo piso de la bodega. ¿Nos da la orden? —"
Preguntó una compañera suya por la radio, mientras Jordan tomaba posición y asomaba su rostro por la ventana del conductor. Tomó el comunicador y llamó a las unidades.
—Nuestro soplón nos recomendó entrar cinco minutos después de dada la señal porque lo tienen vigilado, mantengan posiciones, les avisaré dentro de poco...—Luego cortó la comunicación y observo con detenimiento la sombra de la ventana que refleja el almacén que les dio la señal, al principio le pareció ver sólo una silueta, pero después de unos momentos comenzó a ver forcejeos entre las sombras. Jordan chasqueo los dientes y llamó por el comunicador otra vez. —Olvídenlo, creo que agarraron a nuestro soplón. ¡Entren ya! —De lugares aledaños fueron apareciendo más oficiales armados para allanar el lugar. Cuando abrieron la puerta se dejó ver completo una mesa con cientos de dólares y kilos de posible cocaína. Jordan entro primero y le siguió Liam quien vigilaba la salida, hasta que notó que justo de donde espiaban la ventana, salió disparado un individuo encapuchado, quien rodo por las escaleras de emergencia que se encontraban al flanco derecho de la bodega, Harper pegó carrera yendo tras el individuo.
—¡Alto ahí, policía de Nueva York! —Gritó en advertencia, pero el encapuchado acelero al verlo.
—¡De pendejo me detengo! —Gritó el encapuchado tras subir las escaleras de otro almacén, dándose el dedicado tiempo de fastidiar al oficial, no lo niega, Liam puede ver una agilidad y destreza brutal del individuo para escalar rápido, al verlo mejor puede notar que es bastante delgado, y alto. Liam corre cuesta arriba mientras Jordan sale a ver dónde se encuentra Harper y los observa desde el suelo corriendo entre las escaleras.
—¡Iré al otro lado! —Whalker se movilizo a rodear el almacén donde se dio a la fuga el encapuchado.
Harper ya estaba corriendo por las escaleras cazando al encapuchado, quien en un santiamén se deslizo escurridizamente entre las barras de una verja súper delgada y cayendo al otro extremo de las otras escaleras de emergencia pasando a otro almacén. Para el problema de Liam, los dividía una cerca de metal que sólo tenía por hueco el lugar por donde se escapó el encapuchado, eso significaba que debía bajar todas las escaleras para atraparlo, Harper era demasiado corpulento, y ese maldito corre como gacela.
El encapuchado bajo hasta el final de las escaleras y al colocarse en la parte trasera del almacén una bola gigante de músculos lo tacleo, con tal fuerza que lo mando por los aires, suficiente tiempo para que Jordan lo inmovilizara contra el suelo, el encapuchado se debate meneando sus piernas para soltarse de la fuerza abrumadora de Whalker.
Jordan le quitó la capucha, dejándolo mudo al verle la cara.
—Mierda, ¡eres el de las cámaras de seguridad! —Exclamó sorprendido, el tan cotizado "Sasha Petrova" estaba ahí, como si esa acta de defunción no fuera más que mentiras.
—¡Suéltame! ¡Imbécil cabellos de menstruación! —Grito el muchacho debatiéndose boca abajo, con un peculiar y casi inadvertido asentó ruso.
—Dios, ¿con esa boca besas a tu madre?...—Por alguna razón, ese modo vulgar de hablar le resulto un tanto familiar. Pero está demasiado ocupado sujetando al escurridizo muchacho.
—¡Bésame esta cyka! —Y con rapidez le pegó una patada en la cara al detective que le ardió todo el mentón y lo aturdió unos momentos, por fortuna Jordan le había colocado las esposas tras la espalda para evitar su huida, se aturullo por ese golpe y volvió a sujetarlo, para cuando se recuperó, Liam ya sujetaba la cabeza y las manos del muchacho, el joven detective se aterro por la sangre que desbordaba de los labios y nariz de Jordan y su piel blanca marcada por aquella patada.
—Sr. Whalker... la sangre...—Harper recibió una patada en las bolas cuando se acercó al chico tirado en el suelo, no podían descuidarlo un segundo o se daría a la fuga sin dudarlo, ese mocoso vaya que sabe pelear.
—Esto es un piquete de mosca comparado con lo que me ha pasado antes Liam, no te preocupes... la duda es ¿Qué hace este zombie caminando como si nada? —Whalker se limpia la sangre que le escurre de los labios y juzga al muchacho, tenía el mismo rostro de Sasha y concordaba con la cara del mismo tipo en las cámaras, ojos claros, cabello negro, piel pálida.
—¿Quién eres niño? —Preguntó Liam mientras este jadeaba intentando pescar aire.
—Soy Stalin camaradas...—Explico con una sonrisa, buscando jugar con ellos, como un chico que no le interesa un comino hacerles su trabajo fácil.
—Esto no es un juego niño... agg, tendremos que llevarlo a la estación, tal vez te pareces demasiado...—Jordan y Liam caminaban de retorno al almacén para encerrar a todos los involucrados, hasta que una compañera suya fue corriendo hacía ellos, sujetando en alto un pedazo de papel envuelto en plástico.
—¡Detective! ¡Esta carta tiene su nombre! —La chica iba a entregar dicho mensaje, hasta que exhalo de temor al ver el golpe en la cara de Jordan. —¡Santo dios es mucha sangre! —Señaló la chica, Jordan caminando un poco aturdido sujeto el papel, tal vez el golpe fue más fuerte de lo que espero. Pero no se iba a dejar caer por el golpe de un infante, que vergüenza, antes muerto que reflejarse como delicado.
—Tranquila... no es nada...—toma la hoja para leer su contenido.
"Querido detective Whalker: El cazador se está adelantando en castigar al perro malo. El tiempo se agota y el lobo se muere por comer a caperucita"
Whalker junto miradas con el denominado Stalin, quien se excomulgo de acusaciones al apartar la vista. ¿Qué mierda hacía algo relacionado con su caso con aquella redada? ¿Qué mierda tenía que ver que el tal Sasha y esa amenaza estuvieran en el mismo lugar? ¿Dejo la estufa encendida ya que estamos con preguntas?
—Sabes de donde vino este papel, ¿verdad niño? —Jordan acusa al encapuchado y cada que analiza sus gestos, su desdén y total indiferencia, le suena que lo conoce y a cada gesto de nervios le parecía más culpable.
—Nyet imbécil, ahora si me disculpas, tengo hermanos que alimentar, así que ¡Suéltenme! ¡Le están quitando el sustento a unos huérfanos sin familia ni amor! —Por si fuera poco, era un chico manipulador, ese tipo de malvivientes que tenían toda la pinta de ser ladrones de poca monta.
—Ha puesto a que ni tienes hermanos...—Whalker se terminó de limpiar la sangre.
—Hombre, que soy menor de edad, no me puedes mandar a la cárcel, de hecho ni siquiera puedes detenerme, yo estaba en ese maldito lugar en contra de mi voluntad, me subieron en un auto y corrí aprovechando que vi a la policía...—Se excusó Stalin, diablos, ese chico de idiota no tenía ni un pelo.
—Maldición. ¿Qué les dan a los niños hoy día que están más vivos que uno? —Whalker estaba impresionado por la contundente y buena cuartada que armo el muchacho en cuestión de segundos, prácticamente desligándose de haber escapado de la ley.
—No suena mentira...—Harper se puso del lado del muchacho, porque al final del día era un chico, y vaya que sabía improvisar para zafarse de problemas.
—Por favor, tengo que cuidar a mis hermanos... soy todo lo que tienen no puedo volver tarde hoy...—Era difícil no caer en la trampa. Sus ojos eran ampliamente brillosos con ese verde que se tiñe de irritación por el nacimiento de lágrimas. Jordan, aunque le duela admitirlo, el mocoso tenía un punto creíble, actuó por instinto al verse en problemas.
—Carajo... bien, llevaremos al chico a la estación, tenemos que interrogarlo antes, si dices que tienes hermanos y te preocupas por ellos dame su dirección y mandaré a alguien que los cuide... claro, si es que tienes hermanos...—Tras la breve explicación pescó a Stalin por su codo y lo condujo hasta su auto, que noche tan pesada.
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00:02 am.
El pequeño Stalin descansaba en el escritorio de Jordan, mientras veía un refrigerador que tenía al lado, Jordan se quitó su chaleco colgándolo en un perchero, tomando una bebida de café exprés frío que tenía guardado y sacando una lata de tonicol, amaba esa bebida mexicana un refresco de vainilla frío que por supuesto nadie de sus compañeros bebe, porque para los demás sabe asqueroso, para su fortuna, lo usa para torturar criminales a los que tiene que hacer declarar. Colocó la bebida frente al chico, quien veía con extrañeza dicha bebida.
—Dude, esa cosa sabe a miados... —Sentenció Stalin arrugando su nariz al ver dicha bebida, Jordan sonrió para sí.
—Si decides cooperar te doy otra cosa.
—Hecho, dame el expreso —Ni lo estaba pidiendo, no, estaba exigiendo que le entregará su pequeño vaso. Pero Jordan se lo entregó sin más. —Estaba caminando de regreso de mi trabajo porque soy pobre y me explotan, cuido de dos hermanos no consanguíneos que viven conmigo, mi madre es una prostituta que se gasta todo en drogas, los tipos que le venden droga me secuestraron, llegaron ustedes y quise darme a la fuga para no meterme en líos como AHORA...—Stalin se reclino en la cómoda silla que tenía a su disposición. Stalin espía la mesa del detective la cual esta tan bien ordenada y decorada que parecía escritorio de una mujer. —Esas libretas rosas parecen de niña...
—Son bonitas, a la moda y la cosa más masculina que he tenido en esta mesa, además baratas... —Jordan se encogió de hombros escribiendo su informe en computadora. —Muy bien, Sr. Stalin, ¿tienes algo que ver con esta carta? —Y apunto a la carta que habían encontrado. Stalin negó. Jordan suspiro con fastidio, sacando de su computadora la grabación de él en la tienda de joyería. —Este eres tú. ¿No es así?
Stalin asintió entonces.
—Si... —Luego su espíritu atrevido decayó un poco. —Los que me secuestraron amenazaron con... lastimar a mi familia... me dijeron, "pon esta nota aquí" "Recoge esto allá" "Estarás a salvo y tú familia estará bien..."—
—¿Quién te dijo que hicieras esto?
Stalin se encogió de hombros. —No lo sé, nunca me dijeron su nombre, simplemente me decían que hacer y yo lo hacía...
—¿No sabes el nombre de alguno? ¿O sus apodos?
—Bueno, sí, mencionaban apodos, en teoría quien me mandaba a hacer todo esto se llamaba "El zorro rojo" decían sobre un "cazador" "un lobo" y sobre perros y sabuesos, la verdad ni entendí un carajo de nada de lo que me decían... todos actuaban raro, con miedo...—Stalin destapó el expreso y le dio unos sorbos para luego casi escupirlo al reconocer el sabor. —¡¿Qué mierda?! ¡Es el tonicol! —Hombre, Jordan lo estafó a lo grande.
—Oh, creo que me equivoque, pero tengo una fanta aquí...—Luego le dio la bebida de su mini refrigerador. Stalin la tomo y la abrió con rapidez, la olió, le dio unos sorbos para corroborar que era de naranja. —Bien, no sabes los nombres, eso nos pone en un apuro muchacho, como lo suponía, eres un chivo expiatorio... y me sorprende que de verdad te llames Stalin...—
Liam descubrió el acta de nacimiento de Stalin y vaya vergüenza era descubrir que en efecto, se llamaba Stalin, Stalin Morozov. Tenía trece años, pero era un chico alto y delgado, no aparentaba su edad.
—¿Ya me puedo ir? —Preguntó el pobre niño maldito a llamarse Stalin. Jordan asintió.
—Si puedes irte, pero Liam te acompañara y llamaremos a tu mamá si hace falta. —
Harper mandó al muchacho a su auto, acompañado de Jordan caminando al estacionamiento, cuando subió al muchacho a su auto retó a su jefe.
—Sr. Whalker. ¿Por qué lo dejo marchar? —Pregunta Harper confundido.
—Porque su ADN y el de Sasha no concuerdan, eso quiere decir que este muchacho y el tal Sasha comparten rostro, pero no la misma sangre... está limpio, pero de todas maneras tenemos que tener contacto con él. —
Liam se talló los ojos, ya que su turno ya había terminado, dejaba al muchacho y se iba. —Bueno me retiro por hoy detective, cuídese, no duerma muy tarde y que pase buena noche... —Liam arranco el auto y se marchó con Stalin.
Jordan se quedó unos momentos en el estacionamiento, rondando el lugar, mira su teléfono y mira la hora. 1:00 am.
El Detective Whalker se está atrasando con ese caso, no tardarán en quitárselo a menos que saque algo pronto que lo lleve al culpable. Esa noche se pondrá aún más pesada, no iba a dormir, regresó a su lugar, en el otro extremo de la calle estaba Brutus, tomando fotos del detective Jordan caminando de regreso a su edificio. Mando las fotos a Devon, para luego recibir una llamada de teléfono.
—¿Quién es el pelirrojo que estaba con Stalin? —Preguntó Brutus, tomándose una malteada que tenía al lado.
—"Es el detective que sigue nuestro caso, Jordan Whalker, hermano mayor de Nan. Vaya coincidencia... el otro es Liam Harper..."
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Sábado 29 de septiembre.
2:00 am.
Camila terminaba de desempacar la bufanda roja, al fin, tardo un poco, pero consiguió otra bufanda de Nan, resulta que la hermosa bufanda de Nan es tan peculiar por una razón, era una edición limitada de temporada otoñal del 2015, le costó mil quinientos dólares, era un ejemplar raro de conseguir y cotizada, aunque no lo pareciera Whalker tenía un gusto sencillo, pero exquisito, minimalista y costoso de la moda, pero al fin podía reemplazar la bufanda del pelirrojo, cuando se pudiera reunir con él le quitará la bufanda, está más que claro que esa maldita bufanda tiene el ADN de Richard de una manera u otra. Guardo la caja que le llegó bajo llave en un buró de su cuarto. Se escuchó el pestillo de su departamento al abrir, era su hermano.
—¡Camila! ¡Ya llegué y traje comida china! ¿Ya te dormiste? —Liam tenía la mala maña de preguntar si su hermana ya estaba dormida cuando por lógica sabrías que si no te contesta es que está dormida, Camila abandono su habitación cerrando bien su cajón y yendo a recibir a su hermano.
—¿Cómo diablos podría contestarte si estuviera dormida? Si, convídame muero de hambre, el imbécil de mi jefe me está jodiendo y tendré que desvelarme lo mío... ¿Y él tuyo cómo va? —Cuestiona ella sacando los rollos primavera he hincándoles el diente.
—Son amables pero estrictos, aunque Jordan puede regañarme lo que quiera.
—Creía que eras hetero...—se burló su hermana dándole tragos a su bebida.
—Por él me hago gay. Nah broma, solo me cae bien, tenemos un caso pesado, ya sabes la típica trama de toda película, traiciones, asesinatos. No entiendo porque es tan difícil encontrar donde diablos murió Richard...
Camila se mordió la mejilla al comer, un poco tensa, desde que sabe que Liam lleva su caso vive llena de pánico, miedo y remordimiento. Espera que pronto le den carpetazo al asunto.
—Eso suena terrible, ¿perderás el caso sino lo resuelven dentro de poco no? —
—Se lo quedará delitos mayores, nosotros nos hemos partido el culo estos días para dar con este tal "Petrova" pero bueno, espero no lo vayamos a perder, es el primer caso importante que he tenido...
Camila le dio un abrazo a su hermano.
—Lo harás bien, eres un excelente detective. —Luego pensó para sí "Depende de mí ser mejor que tú para no cagar nuestra vida..."—La noche la estaba molestando mucho, no parecía tener un fin, para amanecer con la cabeza limpia, aunque llena de culpa.
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Un mañana sin tiempo.
Sábado 18:40 pm.
Nan hacía vibrar sus zapatos a cada paso que daba, desde sus escritorios los empleados un poco confundidos lo observaban al verlo pasar por ahí pero pegaba una caminata rápida impresionante, tiene una alta vergüenza que lo miren caminar en lugares desconocidos, su paranoia no puede ser desatendida ni un día, era probable que solo desee llegar a su destino lo antes posible.
Jacobo Darrow como todos los días de su miserable, cotidiana y decadente vida tecleaba intentando olvidar al imbécil de su jefe que amaneció con ganas de joderle la vida aún más que ayer, no terminaría de archivar lo encargado hasta el año 2021, una sombra suave se posó sobre su lugar, se confronto con aquel que se atreve a estorbarle, le dio un ataque al corazón al contemplar la cabellera roja, pegando un grito cuando Nan reacciono.
—¡Verga! Na, Na, Na, Na...—Tartamudeo por casi cuatro segundos intentando decir el nombre correcto de Whalker, era la persona que salía en cada periódico y que era el cuchicheo de todo el edificio, el abogado agacho su cabeza con jovialidad.
—Buenas tardes, soy el abogado Nan Whalker secretario de mesa adjunta de uno de los juzgados de la Criminal Court of the city of New York. Vengo a hablar con el Sr. Rafael, sé que es repentino y que seguro este algo ocupado... ¿pero podrías ver si puede atenderme...? Es un asunto urgente.
Jacobo emitió un gemido de inconformidad observando el itinerario de Trevor (el cual ni una sola vez ha seguido en lo que es su jefe) pensando con detenimiento si hablarle a Trevor o no, en teoría Whalker era su pareja... tomó el teléfono que lo conecta a la oficina del mujeriego, cuando activo el alta voz Jacobo aspiro profundo para recibir los insultos del día.
—Sr. Rafael, tiene una visita de...
"—Jacobo que bueno que hablas. ¿Dónde pusiste mis cajetillas de cigarros?"
Darrow inhalo y exhalo con fastidio pidiéndole unos minutos a Nan para hablar con Trevor con un ademán de su mano.
—Sr. Rafael tiré todos porque usted los llamó "mini creadores de cáncer crónicos"
"—¡Pues tráelos otra vez! ¡Necesito veneno en mis pulmones!
Jacobo frunce el ceño y abre uno de los tantos anotes que tiene en su libreta. —La doctora Nilham me comentó que cada que usted me pidiera eso le leyera el encantador mensaje que tengo aquí "Bien bonito de vez fumando cuando te dije que no, si, deje un memorándum con tu secretario porque sé que eres un inmaduro que si se llega a enfermar me terminará echando toda la culpa a mí" acompañado de una imagen de un dibujo de piolín enseñando el dedo corazón. Tiene 3 recordatorios más de estos por parte de tres ex parejas, treinta quejas de empleados y una visita de...
"—Si, si, si me importa un coño quien sea, si es Adam dile que agarre el tubo de la escalera de incendios y que me baile como la puta arrabalera que es y que con el contrato que me rechazó, hacerlo rollito y metérselo por el an-"
—El secretario de mesa adjunta de uno de los juzgados de la Criminal Court de Nueva York Nan Whalker está aquí conmigo en alta voz, preguntando si puede reunirse contigo aunque no tenga cita. Pero si está muy ocupado le asigno que regrese otro día...—
Un largo he incomodo silencio se prolongó, Whalker se mecía despacito esperando con paciencia la respuesta, Trevor no emitía ningún comentario.
"—Emmm dile que puede pasar, digo... si Nan pasa...
Trevor por el otro lado de la oficina estaba que quería que la tierra lo tragase y lo escupiera otra vez en Rusia, Rafael se acomodó el saco de su perchero, se peinó el cabello de mejor manera para no lucir tan desaliñado, la abstinencia había comenzado y ya llevaba un paquete de galletas integrales que saben asqueroso pero debe picar para no pensar en cigarros, boto los restos en el cesto de basura de su oficina, viéndose en el espejo de su bolsillo, el maquillaje le hacía maravillas a su cara. Vio la puerta abrirse y se acomodó lo mejor que pudo, termino con su codo abarcando la mitad del escritorio. Nan, como se esperaba, le dio un saludo y se quedó de pie en la puerta tras cerrarla.
—Puedes sentarte...—Señaló la silla de cuero frente a su basto escritorio. El pelirrojo con su debida moderación se sentó y se mantuvo en silencio. Trevor no tenía idea de qué diablos decirle, detestaba que le pasarán cosas de sorpresa como esa. Rafael le señaló una jarra de agua fría que tenía en una bandeja cercana a su escritorio, Nan asintió en silencio con un muy pequeño "si, por favor" tras servirle el vaso de agua se quedó sin tema de conversación. "Odio que me tomen por sorpresa".
—Lamentó molestarte en tu trabajo, prometo que si puedo mi visita será corta— Se excusó Whalker, y mierda, quién sabe que perfume se hecho ese día que tenía a Trevor olisqueándole hasta la consciencia, ¿era aguarrás? ¿Qué diablos hacía en su oficina? ¿Por qué tuvo que lucir como un imbécil con sus empleados frente a Nan? ¿Eran antes sus ojos tan brillosos y melancólicos? ¿Será su tímida sonrisa que lo tiene atolondrado? ¿Su ropa acaso, la cual tiene tantas capas de protección, que incluso si asomarse un codo fuera una invitación? ¿Era su bufanda roja un sinónimo de caperucita roja a punto de ser devorada por el lobo Rafael? Oh, desde que ha romantizado a Nan como una presa todo en él se intensifica, no puede esperar para darle la caída, Whalker lo tiene comiendo de la palma de su mano, y a la vez... esta tan vulnerable a su voluntad.
Trevor siente la garganta seca, suda bajo su cuello, el hombre con cabello de fuego lo pone nervioso, en parte, por su tenue aroma a café, a papel nuevo, y ese picante toque de aguarrás en sus ropas, era como el otoño, igual de rojo, un naranja melancólico, cálido y agradable. Whalker cubre sus manos enguantadas, acariciando su maletín y mirando al escritorio, estaba apenado.
—Bien, no seas modesto. ¿Me dirás a qué debo tan grata visita? —Rafael, por favor, menos descarado.
—Jeje... grata. —Las pecas en las mejillas de Whalker ahora resaltan más por su sonrojo, pero Trevor, vista de águila que analiza a sus presas, nota un ligero temblor en las manos de Nan... ¿Estaba nervioso, tenía ansiedad o miedo? —Hace poco, fui consultado por la policía... —Cuando dijo esas palabras, Trevor frunció el ceño con lentitud, alzando una ceja —La noche que me invitaste a la fiesta, fue en Sábado, nos dio el domingo... había casi cuarenta personas en tu fiesta, pero yo dije que había menos de diez o veinte... —Cada palabra de Nan no hacía más que hacer enojar y cabecear a Trevor, curioso. —Estuviste con tantas personas ese día, pero yo aclare que jamás me despegue de ustedes y que ustedes nunca me dejaron, siempre me "cuidaron" aun cuando intentaste drogarme... —Con eso último, Mac Bulterry había despertado su instinto mediador y cazador, Nan sabía la verdad. Y Trevor tenía claro una cosa, Nan debía cuidarse la boca...
—¿Acaso Adam te dijo alguna mentira para hacerme quedar mal? —Pregunto, no lo iba a negar, ese pelirrojo lo tenía contra las cuerdas ¿Y si estaba grabando la conversación? —Ahora que te veo bien traes más ropa de lo ordinario... Whalker ¿Dónde tienes el micrófono? ¿Lo traes en vibrador de casualidad? —Rafael perdió las sutilezas; como cada vez que revela su naturaleza, Nan estaba a punto de conocer su verdadero yo, al perro despreciable y cruel que se escapa a cada instante de sus labios.
—No traigo ninguno. ¿Quieres que me quite la ropa para comprobarlo? —Comentó Nan en un arrebato jocoso. En sorpresa el magnate abrió los ojos, con un sonrojo en sus mejillas, nunca había oído a Nan hablar de esa manera tan insinuante, tan vulgar de escuchar... —No te emociones, estoy bromeando, pero la respuesta es que no y no, Adam mantuvo el secreto —La derecha de su rostro fue iluminado por un rayo que surco la ciudad, había comenzado a llover, el magnate no podía decir porque, pero Nan lucía más amenazante y atractivo a sus ojos. —Yo lo recuerdo todo...hasta ese modo peculiar de hablar tuyo, no eras tan descarado...—Conocía su verdadero yo.
Un sepulcral silencio invadió la oficina, la lluvia empaña el cristal donde solo pequeñas grietas dejan ver destellos de lentejuelas, haciendo cada vez más difícil ver los edificios, borrosos como una foto movida, Rafael se pierde en los belfos del abogado, tan brillantes y rojos, que siente que le dañan la retina.
—¿Todo querido Whalker? —Preguntó devuelta Rafael, con una sonrisa socarrona, meciéndose con diversión sobre su silla reclinable, como si esto que platicaran, no fuese más que un juego para el perro.
—Todo... hasta las últimas palabras de Richard, antes de que la señorita Camila le enterrara un clavo en la cabeza... —
"Hijo de perra, te adoro" Pensaba Rafael, Nan a cada instante le fascinaba y embrujada. No podía dejar de descubrir facetas en aquel hombre que aparentaba bondad e inocencia y por dentro, no teme a un asesino. ¿Si no, porque vendría directo hasta él para acusarlo y con unos cojones inmensos echárselo en la cara?
—¿Y bien? ¿Vienes a que me entregue? ¿A qué admita algo que tal vez soñaste? ¿Qué quieres Nan? Porqué viniste aquí con un propósito, dímelo... —Trevor quería robarle un beso a Nan y de paso arrancarle cada prenda que trae encima, cogérselo sobre el escritorio, sentirse su dueño. Y si se ponía difícil, tal vez Nan no salga de la oficina nunca más.
—Sí, vine aquí con un propósito —Lo mantuvo en intriga unos momentos, frente a frente, le sostenía la mirada sin miedo ni descaro, y eso le encantaba al perro. Le fascina su mera presencia ¿Lo odiara? ¿Lo intentará delatar? Quiere acaso ¿Un soborno? Porqué entonces tal vez pudiera dárselo, y no tendría problema con ello.
—¿Cuál es tu precio? ¿Qué quieres a cambio de tu silencio? —Reclamó el magnate, cuya erección ya amenazaba salir de su pantalón, apuntando en la dirección donde estaba sentado su invitado.
—Vine aquí solo con un propósito Sr. Rafael —Platico Nan para luego alzar su mano, lo que le provoco un ligero susto a Trevor, estaba muy tenso en ese momento, Trevor contemplo como Nan alzó su mano, se quitó uno de los guantes que traía, dejando ver una mano bañada en leves pecas, blanca y desnuda se descubrió; la sola idea de ello, la desnudes. Hace viajar los sentidos del verdugo. Casi dejándole sin aliento, Nan pone su mano sobre la de Trevor y siente su calor, Mac Bulterry suda frío, mierda está sudando, que no toque sus dedos con un demonio. Nan le roza con una pasada de sus dedos y Rafael pierde los estribos, se sentía como un imbécil al ser consciente de su conmoción, le había pasado lo mismo en el restaurante.
Lo tiene en intriga con una sola acción y fracción de segundos.
—Vine a darte las gracias... —
Y eso se la bajo de golpe, esperaba que fuera... ya no lo sabe... ¿verbalmente abusivo y victimizarse con él quizá? Cada que siente que conoce a Nan, viene a corregirle tal error.
—¿Darme... gracias? —Su mano ya no sudaba, pero siente la mano de su presa temblar, su mano pálida, sus labios y mejillas irritadas, había llorado, tal vez anoche, tal vez antes de llegar a su oficina. Su voz estaba rota y titubeante.
—Ayer, Adam vino a mí, pidiéndome perdón, por ese burdo juego de la apuesta de acostarse conmigo, si soy sincero. No lo hubiera perdonado, sino lo hubiera recordado... —Señaló Nan, dejando a Trevor con una expresión de fascinación. —Tú y él, me salvaron de lo que estuvo a punto de hacerme Richard, cortarme el pene indudablemente me habría matado... hubiera muerto —Y no soltaba la fuerte y recia mano de Trevor, apretó su agarre, y Rafael no se sentía capaz ni de ponerle la punta de su meñique encima, no sabía bien cómo reaccionar todavía. —Y pensé, cuando estuve organizando el cumpleaños de mi hijo. Que pude no volver de esa noche... ¿Qué hubiera sido de mi niño? ¿Hubieran hecho justicia por mí? ¿Miranda, mi familia, me hubieran encontrado si desaparecía? ¿Enviarían a la cárcel a alguien con la influencia de Richard? Porqué yo de primera mano fui testigo de que se salió con la suya una vez, ¿se hubiera salido con la suya también conmigo? —Nan rompe con la indiferencia de Trevor, y sujeta con suma delicadeza sus dedos, admirando los nudillos tatuados con palabras en otro idioma, tal vez ruso. —¿Si tú o Adam no hubieran estado conmigo en ese momento, podría siquiera estar aquí hablándote? —Y le sostenía con una duda presente.
—¿Me crees tú justiciero? ¿El antihéroe que necesitabas? —Acaricia de vuelta la piel de Nan, y se siente en paz, era una sensación nueva y bastante peculiar.
—Tenía razón, desde que te conocí tenía un sentimiento en mi pecho de qué eras alguien peligroso, la noche en que te vi casi matar a golpes a Richard lo confirme, verte quemar su cadáver y mi ropa, eliminaste tanta evidencia que me resulta imposible creer que sea la primera vez que haces esto... —Contesta la caricia de Rafael, tocando allí donde tiene los tatuajes, y algunas pequeñas cicatrices, arañazos de gatos. — Adam fue más sincero, directo y claro con sus sentimientos, pero tú... —Mencionó con un hilo de voz. —Tú eres... indiferente a mí, no sé si te importo, nunca te he visto sonreír genuinamente, siempre tienes la misma mirada fría, ausente, como si ya nada te importara y estás conforme en ello... —Con sentir su caricia de vuelta, es el único modo en que confirma que está vivo —Sr. Rafael, eres un hombre sin escrúpulos, cuya mente me asusta, pero... no puedo negar que me salvaste la vida, a ti, a Adam y Camila, les debo mi vida... —Sin esperarlo, Nan avanzan su caricia, ahora se dirige a su muñeca, haciendo círculos en su piel, en sus tatuajes escondidos tras las mangas del traje del magnate.
—¿Cómo sé que no estás mintiendo? En este momento ya pudieras intentar sacarme una confesión y yo ni en cuenta, incriminándome, culpando mi persona... —Sin más, Rafael se aventuró a sujetar a Nan por el mentón, obligándolo a verlo a la cara alzando su mirada, juzgándolo como un dios vengativo a sus corderos mal portados, pecando en pensamiento. —¿Cómo sé que me dices la verdad?
—Odio las mentiras... le mentí a mi propio hermano por ustedes, y... —Whalker suspiro aterrado, titubeando. —He mudado tus antecedentes a mi mesa de trabajo junto con los de Adam, ustedes... están legalmente bajo mí... tutela...—
Cuando dijo eso, Trevor echó para atrás su asiento, impresionado, y fascinado.
—Eso quiere decir... —Trevor no se vendería tan fácil como aparenta, que Nan tenga los huevos para terminar de acabar lo que esta insinuando.
—Incluso si llegarán a atraparlos, apelaría a salvarlos, porqué actuaron en defensa propia para salvarme, no estoy diciendo ninguna mentira en ello. — Whalker apartó su mano de la de Rafael, y este se sintió desnudo a falta del calor del otro. —En unos días, Trevor, oficialmente ascenderé en un puesto de la corte criminal de la ciudad... llevo meses presentando mis solicitudes para lograr... ser juez...
—Un juez nos respaldará... —A completo Mac Bulterry, porque Nan ya soltó lo que quería oír, había hecho un aliado DEMASIADO poderoso, aunque no lo pareciera Nan tenía múltiples influencias, ¿fue expareja del senador Rómulo no? Vaya que Trevor; si Nan presume la verdad... entonces tenía la vida arreglada. —Nan Whalker, eres un hombre atrevido. ¿No? —Nunca espero ese tipo de conversación con Nan. Ni siquiera pensó aspirar a tenerlo de su lado, nunca se le pasó por la cabeza, porque el abogado tenía toda la pinta de ser un buen samaritano intolerante al crimen, no ha alimentarlo.
—Tampoco es una invitación al exceso, Sr. Rafael, solo tendrá mi apoyo en el caso de Richard... —Bueno, eso le resta puntos. Pero igual la oferta está presente. —Nunca hubiera pensado que lo que más me vincularía a la vida de alguien, sea la muerte —Posó sus ojos en contemplar la lluvia caer, y siente su pecho oprimido.
—¿Me tienes miedo? —A punto el magnate.
—Claro, no lo niego, pero... puedo casi jurarte, que pocas veces lo notarás... —Luego sonrió —Es extraño... no me siento amenazado, aunque siento que debería... te vi matar a alguien... pero fue por mí, eres un hombre peculiar Trevor... lleno de vicios y extravagantes apetitos. ¿Podría preguntarte... si de verdad pensabas llegar tan lejos conmigo? —
Mac Bulterry se levanta de su asiento, caminando a pasos lentos, rodeando su escritorio, acariciando con su mano el filo de la mesa, para luego llegar hasta el hombro de su presa.
—Si... —Confesó Trevor —Pero por el viejo arte de la seducción —mentiras, como no —Al conocerte más y más... no dejo de pensar en si formar una relación contigo o no, digo, no pienso que nos vaya tan mal, no siento equivocarme al decir que me encuentras fascinante... —El perro Bulterry ladra una sarta de mentiras, farfullando con las verdades, colocándose al lado de Nan, sonriendo y apreciando la misma vista de la ciudad con él, sobre su hombro.
—Sería muy terrible de mi parte aceptar una relación con mi salvador. ¿Estaría enamorado de ti o de haberme salvado? Romantizándote como mi héroe, cuando... jamás iniciaría una relación seria con alguien por eso, no te conozco... y eso me aterra —Se colocó su guante de cuero. —No, no podría hacer eso, además, si solo es por el mero acto de follar, garantizo que no vas a verme ceder ante un impulso del cual tengo absoluto control, porque carezco de el. Probablemente a diferencia tuya... —
"¿Por qué no mejor me llamas putañero de una vez?" A conciencia de Trevor, Nan lo estaba llamando promiscuo, vulgar, adicto al instinto salvaje del sexo. Como el animal que es y eso le encantaba, pero era probable que Nan solo lanzara una moneda al aire.
—¿Viniste a verme solo por eso? —Pregunto el perro, ya entrados en confesiones, Nan le debe una. —¿Por qué haces esto?
—Tal vez para aliviar mi corazón, a pesar de todo me siento culpable, de un acto que ni siquiera hice, pero me hace cómplice. Quizá estoy aquí, hablándote de mis penas para aliviar mis pecados, al final de manera indirecta un hombre está muerto por mi culpa —Whalker que hombre tan peculiar,
—¿Quieres acaso que haga de cura? ¿Qué logre expiar tus pecados señalando que sacramentos debes leer para ganarte el perdón de dios? —Trevor cada vez se parecía más a la sombra del teatro de los sueños del abogado, ¿Cuánto tardará en tener forma de lobo?
—Oh, ¿no era uno de los mandamientos "no matarás"? ¿Eso donde nos deja a ti y a mi Señor Rafael?— Este Nan que hablaba, se oía arrepentido de la muerte de Richard, aunque fuera necesaria para salvarlo de su destino. —No cuento con nadie más que contigo, y tal vez Adam o Camila... para hablar de esto, aunque la ley me diga que esto fue un acto de injusticia. ¿Quién soy yo para juzgar, soy el que pone la firma a la pena, el juez que dicta la sentencia moral, que es el bien y el mal? ¿Yo soy entonces el que a conveniencia dice dónde termina la justicia y empieza la inmoralidad? ¿Estuvo bien su muerte? Luego recuerdo lo que me había hecho pasar con anterioridad y pienso... ¿Se hubiera hecho justicia? —Whalker acaricia sus muñecas, sintiendo el frío de las ventanas, Rafael toma el control de la calefacción y la aumenta, bastante frío hacía con la lluvia y la reciente temporada inicial de otoño.
—Podríamos pasar toda la vida hablando de lo que estuvo bien y mal, Sr. Whalker, pero la realidad es que ya no importa que hablemos ahora, no podemos cambiar el pasado, lo hecho, hecho está. Al final, yo soy el asesino, tú el pobre incautó que quedó atrapado en medio de esto... —Explicó Trevor, si ansiedad a falta de la Nicotina era pesada de soportar, pero al lado de Nan era tolerable.
—Si fuera a la policía y dijera la verdad... entonces lo entenderían, podría armar un caso sólido, puedo... cambiar todo eso Trevor, explicar que si no lo hubieras matado hubiera muerto, yo tengo signos de abuso. Todavía mis heridas están presentes... —Eso explicaba que sus moretones de la fiesta habían empeorado, y se veía obligado a cubrirse más, bueno eso demuestra porque traía tanta ropa.
—Queme su cadáver y le corte el pene, ¿de verdad piensas que saldré ileso? Tu bondad a veces te juega malas pasadas. Pero... si planeas delatarme, agradecería que me lo comunicaras, para irme preparando para defenderme... —Trevor regresó a su escritorio, todo el rato se paseó por la inmensa oficina, se sentó en el sillón de cuero, contemplando al abogado escondiéndose en su bufanda.
—¿Qué clase de hombre soy entonces? ¿Qué valores morales le estaría inculcando a mi pequeño niño si sabe que su padre es cómplice de tal cosa? ¿Cómo podría ver a los ojos a mi hermano? ¿Cómo seguiría defendiendo a los inocentes, impartiendo "justicia"...? —Hombre, para Trevor, Nan hacía una tormenta en un vaso de agua, pero con cierta extrañeza, simpatizaba con los sentimientos de culpa y remordimiento que Whalker estaba pasando, no tenía sus mismos pensamientos, ni su mente, Nan está sufriendo la muerte de Richard como persona.
—Eres un hombre mil veces mejor ahora de lo que yo alguna vez seré, por el simple hecho de tener la empatía de ese pedazo de mierda muerto bajo tierra... —Trevor tomó un largo trago de agua, en el cual le secundo el abogado, no pasaron ni dos segundos que termino de beber y Nan ya estaba comenzando a llorar. —Eh... tranquilo, no fue tú culpa, o bueno si fue tu culpa que terminara quemando a Richard, pero te drogue, así que no eres el único culpable... —A veces Mac Bulterry podía ser un cretino muy atroz, tras decir eso Whalker incremento su llanto quedado, cubriéndose con sus manos los labios para no soltar gimoteos.
—¡Perdón! Yo no... —Con la punta de su bufanda limpia sus sollozos, padeciendo la culpa en carne propia. —Quisiera poder no ser así, aguantar como tú lo que está pasando... pero no puedo... —
Trevor se levantó de su lugar para tomar una caja de pañuelos que tenía a la mano, la usaba para limpiar su esperma cuando se toqueteaba con alguna chica o follaba de manera exprés, espera que la caja no apeste, con todo el descaró le extiende la caja a sabiendas de lo que puede contener semejante asquerosidad, pero Nan negó con la cabeza, sacó de su traje un mini pañuelo, limpiándose su amargura por su cuenta. Es probable... que Nan supere más rápido esta muerte de lo que cree.
Rafael se inclinó en frente suyo, para verle el rostro cubierto en lágrimas.
—No llores... comienza a incomodarme... —Seco, como era de esperarse. —Cuando lo necesites... — Comentó para luego sacar su número de teléfono personal en una tarjeta —Puedes llamarme, para hablar de... esto si gustas lo que hemos hecho es algo que debemos mantener guardado, un secreto bajo llaves—
—Miranda, emm mi ex pareja, es psicóloga, pero diablos, no podría hablarle nada de esto... nunca he guardado un secreto así jamás, verla será difícil... y tú te ves tan tranquilo. ¿Cómo lo haces? — Whalker intenta calmar sus ánimos lo mejor que puede, intentando dejar los gimoteos. Toma la tarjeta.
—Yo... —¿Qué estuvo a punto de decirle? Se interrumpió así mismo, porqué le iba a hablar con sinceridad. —Digamos que yo ya estoy podrido por dentro en cambio tú, ehh la vas a tener un poco difícil...ya no estés triste —Demandó Rafael, ya algo incómodo por los llantos del pelirrojo, hasta él mismo admite ser un imbécil. —Venga, si te hace sentir mejor, eres un buen hombre...
—No creo en algo como el bien y el mal, solo creo que eres lo que haces... —Carajo Nan, Trevor está haciendo un esfuerzo en no ser tan imbécil y no le ayudas. Nan tuvo unos minutos de calma ya que Trevor lo dejo respirar y dejar de cuestionar un poco.
—Bueno, eso me deja muy mal parado... —Con un total orgullo y cinismo soltó una risita, que dejo mudo a Nan, conocer esa faceta de Trevor, burlona, irónica, cruel y despiadada, le parecía algo muy nuevo, y se ríe de un asesinato, como si no fuera la gran cosa, se seguía sintiendo de la mierda, pero intento reponerse, Nan comienza a ver que no es buena idea mostrarse miserable ante Trevor. —¿Entonces me disculpas por apostar acostarme contigo? —
—No.
—Auch... —Comento con ese ácido sarcasmo, no tardo para menospreciarlo. —¿Y disculpas a Adam? ¿No es eso hipócrita? —Era claro que le iba a reprochar, Nan estaba en lo correcto, permitir al magnate una entrada a su espacio personal es un terrible error.
—Adam se interesa de verdad por mí, sus disculpas fueron sinceras, ¡peleo contra una rata para que le perdone! Le importo Trevor, si te disculparas, no creo que te importe de verdad... —
"Bueno, tiene razón " Se sinceró para sí mismo Mac Bulterry.
—Eso es cruel de tu parte... —y acomodo su codo en la mesa apoyando su mentón sobre su palma. —¿Me crees tan peligroso? —
—Creo que sería muy estúpido no tenerte miedo Trevor... yo mismo te oí decir que si te estorbaba... —
"MIERDA" Pensó Trevor, sí que la cago en decir eso. Debía solucionar lo dicho.
—Oh Nan, siendo sincero si estuvieras conmigo... tendrías un seguro fiable de que no te haría nada... estarías a salvo —Vamos, chantaje como no.
—¿Estar contigo? —Pregunto Nan frunciendo el ceño, tal vez Trevor estaba pisando hielo delgado. —Sé que eres claro, háblame con franqueza Sr. Rafael. ¿A qué te refieres con estar contigo? —
—Tranquilo, estoy empezando a entenderte mejor... ¿Eres asexual no? —Preguntó el magnate, retándolo con la mirada, quería escarbar un poco de la paciencia de su invitado.
—Bueno era un poco obvio —Le sincero encogiéndose de hombros.
—Entonces ¿no te gusta el sexo en ninguna de sus formas? —Eso, quería saber si tenía una mínima oportunidad de engatusarlo con sexo. La mínima, solo un mínimo le bastaba para hacer maravillas y regalarle las mejores mamadas y poses que pueda pensar.
—No. —Mierda Nan, no le dejas muchas opciones a Bulterry.
—Te propongo algo...finjamos ser una pareja, la prensa te dejará de joder, yo no permitiría que... —Esto para Trevor era otra compra venta, una inversión, que Nan no estaba dispuesto a tratar, Nan sonrió, se apeno, se levantó y le dio la espalda.
—No me siento cómodo con aparentar nada en respecto a relaciones, muy mal la estoy pasando con esto, hablé contigo de lo que buscaba y ya me voy, que tengas bonita tarde. —Y tomó su maletín para irse.
—E... espera ni siquiera he terminado de decirte la propuesta —Intentaba explicarse Trevor, diablos, no tardo ni un minuto y aprovecho la más mínima vulnerabilidad del pelirrojo para encertarle una relación con él. Nan se acomodó su bufanda para encaminarse a la puerta, no sin antes escarbar en su maletín una cosa.
—¡Qué tengas bonita tarde! —Dijo Nan sacando de su maletín un paquetito con una bolsita pequeña en su interior, se dio media vuelta, en el borde del pomo se detuvo, se dio unos golpecitos en las mejillas y salió con una sonrisa de la oficina.
Trevor tenía en su cabeza almacenado todo lo que vivió con Nan esos momentos, tomando notas mentales, no podría pasar un minuto sin analizar nada de lo que siente o vive.
1.- No insistir con el sexo, Nan es muy seco y reacio a tratar el tema.
2.- Nada de propuestas estúpidas, Nan es demasiado inteligente para siquiera considerarlas, eso será una enorme desventaja para su plan.
3.- Su amor aumentó, Nan vale la pena de matar, es interesante.
4.- Nan finge también, tal vez no con las terceras intenciones con las que lidia Trevor, pero finge un poco, muy probable para no causarle un daño a quienes ama, se le nota en toda su actitud y forma de ser.
5.- Lo considera su salvador, y acepta que es un imbécil de cuidado, eso será de utilidad.
6.- Verlo llorar le partió el alma y le hizo sentir incómodo, tomar nota, si le llora cuando quiera matarlo se puede ablandar.
7.- Nan es otoño, punto final.
8.- Olvidó pagar el gimnasio, debe recordárselo a Devon, lo va a necesitar ahora más que nunca.
9.- Nan tiene un hijo, carajo, odia los niños, no es muy bueno lidiando con ellos.
10.- Adam le está pisando los talones y puede que se vuelva un estorbo.
Mira la bolsita pequeña en su escritorio, la toma y mira en su interior con curiosidad, no sabía que esperar. En el interior observa galletas envueltas en papel decorativo, con chocolates y una nota en la bolsa, esta una nota con una caligrafía hermosa y digna de admirar.
"No sé cómo lidiar con esta situación, ten galletas ¡Espero te gusten!
Pd: Gracias por las flores, decoran mi departamento y las riego todos los días. "
Confundido era la palabra adecuada que describía a Trevor, no tenía idea de que sentir o porque diablos tenía en sus manos galletas en una bolsita decorativa. ¿Por qué galletas? ¿Están envenenadas? ¿Debería sentirse alagado o insultado? En su cabeza ese gesto parece relacionado a la manera en la que la mafia italoamericana trata a sus socios, peculiarmente amistosos. Aunque tampoco puede culpar a Whalker por no saber qué hacer en esa situación. Además...
—Te gustan las flores...—Se dijo para sí mismo Trevor con una sonrisa, luego prosiguió a llamar por teléfono a Jacobo. —Darrow ven, prueba unas galletas, quiero saber si no tienen veneno.
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19:50 pm.
Devon tragaba una rebanada de pizza que picaba como mil demonios, a su lado Stalin refunfuñaba mientras cortaba una hamburguesa.
—¡Dijiste que la policía tardaría más pendejo!
Luego al pasar de su lado le pegó semejante zape, casi desnucando al pobre Devon. O'Neil seguía tecleando.
—¡No es mi culpa que te hayan atrapado pendejo! ¡Se suponía que eras como tú mismo mencionaste "un chita corriendo"! ¡Trevor nos matará si se llega a enterar de esto! —Explicó Devon, viendo como Stalin se arrojaba a la pila de cajas de comida chatarra, comiendo su hamburguesa.
—¡Te matará a ti putito! Sabes que a mí no me tocará un pelo...—Stalin presumía de tener una cierta cercanía a Rafael, en efecto, Devon era quien más estaba arriesgando su cuello al lidiar con la policía, los matones de Trevor, las amenazas de Rómulo, intentar que La Fargue y sus amigos no lo rechacen por ser un imbécil, Stalin era otro grano en el culo.
—¡Stalin por favor! ¡Sabes que no hago esto con mala intención! ¡Es necesario! Tenemos que despistar a la policía, inculpar a otro y todo esto en menos de lo que se acaba el mes, no tienes idea de lo complicado que es lidiar con todas las cámaras, no me doy abasto...—Devon tenía unos aires de desesperación y estrés difíciles de ignorar.
—Cyka, ¿Quién te manda a trabajar con papi? —Stalin se recuesta encima de las pertenencias de Devon, desde hace años que se conocen y parecen hermanos que se molestan todo el tiempo.
—Porque paga bien al igual que a ti, soy solo un mocoso... como tú... —
Stalin no se tomó muy bien el comentario. —Vete a la mierda...
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20:00 pm.
Por fin podía descansar, Nan había pasado una semana terrible, primero Jordan, luego Adam y después Trevor. Lidiar con el último le hizo temblar las piernas, regreso a su departamento cabizbajo, alcanzó a despedirse de Lázaro y Miranda, ya que iban de regreso al departamento de Miranda, comentó que su madre y hermanos estarían de visita en la ciudad porque una prima de ella estaba por casarse y la eligió como dama de honor, por tanto tienen una boda que planificar y quería acaparar a su niño.
—Mamá pregunta cómo te ha ido y te ha extrañado. ¿Seguro que no quieres venir? —Pregunta Miranda terminando de vestir al pequeño pelirrojo, quien menea sus piecitos esperando a su mamá. Nan, absorto y disperso estaba muy ocupado observando las palmeras que estaban en la zona exclusiva de los departamentos, un espacio conjunto donde estaba todo tipo de belleza, las palmeras le gustaban mucho, porque cuando llegaba la tarde noche, las siluetas de las hojas parecían un tejido que cubría el cielo, protegiéndolo de la luz del otro lado de la ciudad. Cada pequeño rabillo de hoja era como las líneas que dividen cada piso de ascensor cuando baja, una sombra que paso a paso, lo llevaba en descenso a su locura. —Nan...
Whalker volvió en sí, apenado por distraerse.
—Tal vez vaya... ¿a qué hora llegan?
—A las nueve y media, pero tengo pendiente comprarle a Lázaro su ropa de cumpleaños, así que aprovecharé a irnos yendo para cenar y conseguirle algún traje bonito. Llevaré a Lázaro a comer algo antes de vernos con mamá, ella ahora está obsesionada con la comida China y yo quiero digerir algo que no me haga daño, aunque si estás ocupado pero igual quieres venir, quedamos de vernos en un restaurante, te digo cual, vas a la reserva y di que vas de mi parte... ¿Qué dices?
Miranda se notaba que quería levantarle el ánimo, aunque no comprendiera porque se sentía mal. El abogado asintió en silencio.
—Entonces nos vemos a las nueve y media...
Le dejo anotada la dirección del restaurante y el número de mesa reservado, se despidió de ambos con un beso y los vio partir por el pasillo. Quedando él en privado con sus culpas y remordimientos, su cocina estaba recién limpia, en un tarro de cristal tenía galletas que había horneado y no le entregó a Trevor, porque él también era un goloso de gustos dulces. Tomo un buen puño de galletas y las guardo en sus bolsillos, las palmeras se mecen serenas, su departamento estaba bañado en un silencio tan tenso que podía escuchar las hojas de las palmeras chocar entre sí a cuatro pisos encima suyo, anunciando que se avecina en viento helado, recordándole una visita que tuvo en Miami, la ciudad se tiñe de morado, al pensar en Trevor, frunce el ceño.
¿Qué mierda era Trevor para él?
Le debe su vida, a él, a Adam y Camila. ¿Estuvo bien mentirle a su hermano? ¿A su propia familia? Al soltar semejante carga solo ha quedado como jamás quería estar, como un mentiroso, dicen que está mal hacerte justicia por tu propia mano, pero la venganza es algo que muchas veces tarda en llegar, dicen que te consume y te destroza, pero... había un miedo más profundo al que se enfrentó Nan.
La muerte.
Y para escapar de ella hizo la vista larga, cerró sus ojos y dejo que la sangre de rojo lo tiñera, que sus labios se cierren con tal de no sentir el frío aliento de la muerte besándole la nuca mientras escuchaba los alaridos de dolor de su futuro asesino, es un acto de neta supervivencia. ¿Está mal pensar sobre su vida que sobre otros? Al intentar compensar todos esos pensamientos con la procastinación del que hubiera pasado si...
Lázaro hubiera tenido que soportar sus futuros años venideros pensando en que cerca de su cumpleaños había sido asesinado su padre, en que Miranda tendría otra crisis. ¿Quién la ayudaría a cuidar de Lázaro? Nadie cuidará de su niño como lo hacen ellos dos. Ellos se rolan su tiempo como reloj a cada hora y minuto que pasan a su lado, dándole todo el amor, enseñanzas y apoyo que puedan otorgarle a su hijo, ¿Cómo explicarle sobre la muerte a Lázaro? Él ni siquiera sabría porque Nan se fue y porque no puede volver, pensar en la enorme herida que le ocasionaría a sus hermanos y a su madre le lastima de solo pensarlo, su madre ya había pasado mucho dolor con la desaparición de su hermano mayor cuando no volvió de Turquía y fue un suspiro de vida cuando supieron que estaba vivo. O cuando Jordan fue herido de muerte en su trabajo, claro le valió una medalla de honor, ¿pero para que mierda quería una puta medalla si su hermano moría?
Eso aplicaba para él también, Jordan siempre se lo ha recalcado "preocúpate por ti, nos destrozaría que algo terrible te pasara" ese tipo de conversaciones se volvieron recurrentes después de tener que convivir con la muerte casi respirándoles en la cama, jadeante de reclamarlos como suyos. Cuando tenía sus veintes Nan jamás se planteó la idea de la muerte, o cuando daño le causaría, hasta que le ocurrió a Rómulo, la vida se le escapa a quien sea en cualquier instante, al siguiente minuto pudo tener que cargar con una cruz en su espalda, arrastrándola por el resto de sus días por el deceso de Rómulo. A nadie le desea el terrible dolor que vivió, y de pensarlo la cabeza le da vueltas, había tanta sangre rebosando de la bañera... sus pasos quedarían teñidos de rojos a donde fuera, penando en las calles de esa metrópolis culpa, pena y desgracias.
Sus pies por inercia lo llevan debajo de las palmeras, porque se siente seguro entre sus sombras, porque lo hacen descender de sus penas. Ahora el viento que cruza sus ropas es todo lo que le queda estando en la soledad de la azotea, había muy pocas personas presentes para aliviar un poco su soledad, la ciudad se despide del sol para darle hola a las noches otra vez, y cuando ve al cielo de los ventanales de los edificios, no borra de su mente la sangre esparciéndose en el azulejo de baldosas blancas, los puños de Trevor empapados de carmín, la verga erecta de su salvador ante el vulgar despilfarre de poder al decidir sobre la vida de otro, a Adam arrancándole el pene, el fuego, las manos tocándolo, los gritos de Richard, la ciudad tan ruidosa, tan carente de vidas genuinas que le asusta. Alarmas de auto, caos, ladridos de perro. Un vagabundo pidiendo limosna, putas en las esquinas, llantos suyos en los mosaicos rogando por no ser asesinado también. Un lobo en la cima del Empire State aullando a sus víctimas como un déspota y tiránico ente, mira al vacío de los ventanales que caen hacía la muerte, vértigo...
—No vayas a saltar...—Dijo Trevor a su lado, causándole una impresión tal que Nan se cayó de espaldas aterrado de su presencia.
—¡Mierda! ¡No hagas eso idiota! —Whalker se dio un susto impresionante, tomo desprevenido a Rafael con su insulto, pero este se rio con una carcajada que le dio escalofríos a Nan.
—Me gusta que me insulten, continua...—Señaló el magnate, vestido con un largo abrigo de cuero negro. Recargándose por igual en el barandal.
—Perdón pero... eso no se hace. ¡Me asustaste! ¿Cómo entraste y como me encontraste? —Se alejó unos pasos del otro, admirando su porte gallardo y presuntuoso.
—Una puerta no me va a detener, dije que soy un huésped que quería ver los departamentos y me dejaron pasar, algunos me tomaron fotos al reconocerme andando en el primer piso, el dueño me pregunto si no estaba interesado en adquirir el lugar, en fin, busque tu nombre en el listado de residentes, vi que saliste de tu departamento y te seguí, estabas tan distraído que simplemente llevo observándote unos... creo que diez minutos, llevo rato aquí...—Trevor terminó de explicarse, pero eso no aliviaba los temores de Whalker.
—Pero... ¿Por qué estás aquí ahora? —Nan era muy desconfiado, mirándole las manos a Trevor y si no tenía nada en ellas. Trevor con una risa jocosa alza sus manos.
—Tu viniste hace rato sin anunciarte, llegaste a mí sin cita. ¿Por qué yo no puedo hacer lo mismo? —Regañó con igual el magnate.
—¡Pero fue en tu oficina! ¡No en tu departamento! ¡Hay una gran diferencia en invadir mi oficina a invadir mi privacidad! Primera y última vez que me haces esto, ¿entendido? —El pelirrojo jamás titubea cuando se trata de poner límites, con calma Trevor se encoge de hombros.
—Está bien, perdón, no lo volveré a hacer hasta que me des permiso...—Antes de que Nan le preguntara a que se refería Rafael invadió su espacio al acercarse hasta su hombro, quedándole a solo milímetros de tocarlo. Whalker por si parte volvió a concentrarse en la vista de la ciudad, Trevor había dado un progreso, ahora intimidaba a Nan con presencia, ya no le contradecía en su espacio, iba progresando decadentemente. —Eres más guapo cuando las luces de la ciudad te alumbran...
—¿Eh? Ya vas a empezar...—Nan ya comenzaba a comprender el lenguaje vulgar y coqueto de Trevor y una vez que lo conocía, ahora le parecía algo normal, porque se parecía a Adam. Soltó un largo suspiro, contemplando el vacío un largo rato, admirando la caída y Trevor se le unió. —Por un momento considere en que me empujarías —Comentó Nan, Trevor guarda silencio.
—Que va, no es mi estilo, me gusta el trabajo manual... —Luego soltó un bostezo, tenía sueño por desvelarse en la noche anterior, recién había tomado sus medicinas y estaba somnoliento —Por un momento pensé que te tirarías tú y tendría que atraparte, mirabas demasiado al vacío —Nan por su parte, fue sincero.
—Pensaba que las luces de la ciudad eran como un cielo inverso, y si miras descuidado, te dará un vértigo tan poderoso que apena comprenderás que momentos antes eras un humano... ¿La noche no están maravillosa? Yo, desdichado por mi estupidez, la considero el acto más insano de despilfarre, miro el Empire State y pienso. ¿En algún lugar de esta ciudad alguien está viviendo lo que yo viví? Recuerdo esa noche y... y... iba... iba a morir... y no puedo olvidarlo por más que trato...
Trevor se quedó de piedra al oír toda la palabrería que comenzó a decirle Whalker, ve su cabello rojo al viento, fuego y otoño juntos. ¿Por qué Nan siempre huele a comida dulce?
—Me gustaría poder decirte que algún día pasará, pero ese tipo de momentos se queda gravado en tus memorias, enterrado, como una uña en tu piel, que jamás podrás sacar quieras o no... —Trevor no estaba soñando, estaba teniendo esa plática con Nan ahí y ahora, ahí y ahora Whalker toma su mano, sujetándose de sus pies para observar mejor la vista en vértigo. Pobre pelirrojo, esperaba consuelo y con desgracia Rafael sólo puede ofrecer reproches y traumas. —Perdona si no puedo ofrecer un mínimo consuelo o empatía... no soy nada bueno, no te lo tomes a pecho...
—Está bien...—Se inclinó un poco más, sujetándose de la mano de Trevor. —Inténtalo... marea... —Si Trevor lo quisiera, podría soltar esa cálida mano.
—Le temo a los mareos... —En cambio el magnate se siente incómodo con acercarse demasiado a la baranda.
—¿Y no a las alturas? —Preguntó Nan, y su bufanda al aire revolotea en el viento.
—Me fascinan las alturas, y todo lo que ponga mi corazón a latir rápido... —Rafael intenta no dejarse llevar, tal vez a estaba siendo muy amistoso con su víctima. ¿O debería dejarse llevar? Estaba rindiendo frutos hacerse su amigo.
—Eres un hombre muy extraño, extravagante, peligroso, narcisista...—Comienza a enumerar Nan.
—Único, excéntrico, irascible, guapo y pitudo nene... —Corrigió Trevor alagándose así mismo, tomando el cuello de su abrigo, alzándolo y soltándolo para recalcar su soberbia. Guiñándole un ojo, Nan comienza a ver esas alzadas de presunción con gracia, porque no podía evitar reírse de las gracias del otro, su sonrisa es linda.
Solo Trevor puede enmarcar a tan perfecto candidato en su piel, nadie mejor que él apreciara ese recuerdo...nadie. De su bolsillo tiene una navaja, un corte limpio en la garganta mataría a Nan, no propondría mucha resistencia, morirá en segundos sí, pero... no es divertido.
No, que estupidez, lo que quiere, es la mirada que solo una persona traicionada puede otorgar, una mirada que solo el sufrimiento personal llenará.
"Hagámoslo divertido Nan..." Sin previo aviso guarda la navaja y coloca la misma mano que pudo matar esa noche al pelirrojo, sujetándole el hombro, con descarada coquetería, lo convierte en una caricia para darle un abrazo. Nan corresponde este gesto, y toma por sorpresa a Trevor, coloca su cabeza en el hombro del otro. Se sentían cansados, uno demasiado cansado para matar, el otro demasiado cansado para pensar en la muerte.
—Creo que ya debería irme, mi niño y Miranda me esperan para cenar...—Luego se enderezó, apartándose un poco apenado del otro, quien sintió la respiración de Whalker rozándole un pectoral, era bastante menor en estatura que él.
—Oh... pensaba invitarte a cenar...—Rafael se sintió estúpido por revelar algo así, ¿Por qué mierda le dijo la verdad? Pensará que está desesperado por tenerlo cerca, el chiste es hacerse el difícil y ahí va como idiota y le muestra interés. "Tranquilo, es que estás desentrenado" se excusa para sí mismo, ya que jamás había coqueteado con alguien mayor que él, a sus ojos Nan debe de verlo como un mocoso. Nan le acaricia el brazo, luego se arrepiente de hacerlo porque sintió el bícep de Trevor y se sintió invasivo.
—Perdón... no era para eso...—Su cara (que antes ya era sonrosada) ahora quería adquirir el color de un tomate, quito con lentitud su mano del cuerpo del magnate, piensa en la incomodidad que pudo sentir Trevor.
—No, adelante tócame cuanto quieras...—Era obvio que aprovecharía para burlarse.
—No era para eso... iba a decirte que podíamos vernos otro día...—Señaló con un sonrojo en sus mejillas, mientras Rafael intentaba acercarse para otro abrazo. ¿Qué tenía ese maldito tipo que siempre lograba sacar a flote su lado más vergonzoso y humano? ¿Cómo si pudiera ver cada parte de su cuerpo, conocer cada herida, tatuaje y marcarla con sus dedos? No sabía que sentía comezón cada que lo tocaba, o eran nervios... y se siente desnudo.
Se separarían, pero mientras Whalker evaluaba la figura de su antihéroe, el perro recorría con morbo cada parte visible de su víctima, Nan siempre tiene este broche en aquella bufanda roja. ¿Qué representa? ¿La pertenencia de un lobo, su falta de lujuria, su vida cotidiana? ¿Una herida? ¿Una historia? ¿Una promesa? Trevor ya estaba harto de Nan y ese silencioso embrujo que le lanzaba cada que se veían, se espiaban y se analizaban, tal vez Rómulo fuera eso, se contesta Rafael para sus adentros; un lobo reclamando, exigiendo su propiedad con objetos sobre las personas, dejándolas "marcadas" ¿eso era Nan para Rómulo? ¿Algo de su propiedad? Algo que le pertenezca sin rechistar ni obligación. Cada que Nan tomaba ese broche, lo hacía con el sumo de sus cuidados, como si fuera un objeto valioso para él.
Tal vez Rómulo tuviera engatusado a Whalker de una manera especial más allá del romance. Venga... ¿Amor sólo basta para cargar un objeto ceremoniosamente todos los días? No,... ha cada instante Nan le fascinaba y le molestaba, quería conocer todos sus secretos, desnudarle la mente, corazón, la fuerza de su ka, aquella cosa opuesta o extensa, mónada, su aspiración infinita, psyche de vida, su super-yo, vigor místico, sustento de ideas o alma, cuanto desees llamarle, su cuerpo solo será gane, ese era su arte, el arte de la cacería no era el resultado, que culminaría en la muerte de Nan, sino el viaje a recorrerlo, y el inicio de su jornada le estaba fascinando tanto que apenas y se sentía con los pies en la tierra, olas de deseo.
Nada promiscuo, lo glorifica, aquellos que muestran mucha carne y se exponen ante las manos de cientos de vergas no hacían más que darle asco, eran calienta pollas que se merecían su desprecio, él era el hombre, su caso era diferente, claro que si, como no. Nan se hacía digno de presumir, digno de derrotar, o se ablanda, o se endurece con él. Eso era Whalker, fortaleza y sensibilidad en partes similares, amabilidad que quema, ojos inocentes, labios de seda.
Era su reflejo, todo lo que podría ser, y jamás será en esta vida, tal vez en otra. Solo quiere sentir la brisa de los muelles y sostiene la palma del hombre con cabello de fuego.
"Nada es eterno, la felicidad es un momento, no un estilo de vida, todo se apagará y vendrás a mis brazos para caer en ese pozo sin fondo de miseria... y en el fondo de la bruma oscura, estoy yo, para hacerte compañía en tu soledad, hagamos del odio, tu nuevo hogar" Y Trevor dejó que la noche de la ciudad matara los pensamientos de dos don nadies quejándose de la justicia.
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Continuara.
(Estoy viva y actualizando bebés, regresamos recargados y con mucho drama, clara que sí, mis amores esta historia para el tiempo que actualizo ya debería tener sus treinta mil vistas, dios de mi vida muchas gracias por leerme y conocer las aventuras y desventuras, putería, estafas y desdichas del bastardo infeliz de Trevor. Gracias por su paciencia y como verán, andamos agregando más dibujos y detalles a los capítulos, lo haré con todos, gracias a Natalia Candia por condecorarme con dos dolarucos que son el equivalente a unos 40 pesos con los cuales me pagaré dos pasajes y un gansito, vales mil. :D (ella es de booknet, si pudiera le dedico el capítulo, pero le agradezco igual)
Mis amoras, este capítulo, fue putamadre de intenso. ¿Quién chingados es Stalin? O sea, el de esta historia no el genocida claro, ¿y que relación tiene con Devon y Trevor? ¿Quién es el lobo y el cazador? ¿Trevor se está interesando de una manera muy peculiar en Nan más allá de matarlo? ¿Sera que planean atacar a Jordan para detener la investigación? ¿Emma ahora será otro nuevo problema para Trevor? Ay Emma, pobrecita ¿De qué manera moriría terriblemente asesinado Zacarías por intentar librarse de Trevor? ¿Nan ya está cayendo en la trampa de Rafael?
Muchas preguntas, pocas respuestas, mis amores, gracias nuevamente por su paciencia y apoyo, los adoro y ¡Treinta mil vistas ahhhhh!
Les mandó mi amors. Los leo uwu. No se les olvide seguirme en mi facebook para tener adelantos de mis historias uwu
Extras: me estoy haciendo adicta a hacer memes.
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