Capítulo 14: Huellas húmedas. (1/2)
Eran quince para las veintitrés horas cuando llegó a la escena del crimen. No habían movido un solo centímetro de la escena, las pistas estaban siendo contadas, los flashes atacaban a diestra y siniestra, mientras bajaba del auto, algunos reporteros habían acudido volando cuando supieron quien iría a la escena del crimen, el detective de primer grado puso un pie en el suelo y fue brutalmente bombardeado por preguntas apenas cerró la puerta de su auto, su compañero, un oficial que se encontraba en el asiento piloto se bajó para apartar las cámaras del rostro de su superior.
—¡Abran paso por favor! —El joven perteneciente al cuerpo policiaco del departamento de Nueva York tuvo que salir corriendo para proteger al hombre que debía entrar a la escena del crimen. La reluciente placa era aceitada entre tantas luces, era agobiante estar a la par de casi una celebridad y saber cómo la prensa vende sus fotos incluso las de su maldito zapato como pan caliente, le asqueaba, muchos no sabían cómo la prensa lograba saber tan deprisa que uno de los hijos del mismísimo "Nathan Whalker" un boina verde héroe de guerra; estaba involucrado en resolver un crimen. Ver con sus ojos el rostro de Jordan Whalker era sinónimo de encabezar los periódicos del mismo The New York Times. La prensa se pasaba por el culo que Jordan era un hombre... un hombre con mal genio, cuando los reporteros comenzaron a bombardearlo con preguntas estúpidas, los policías presentes ya sabían que habría problemas.
—¡Jordan Whalker acaba de llegar a la escena del crimen! ¡Señor Jordan! ¡¿Declarara alguna noticia sobre su hermano menor y si este está saliendo con el magnate Trevor Rafael?! —Gritó una reportera, y mentalmente Whalker le dijo puta en cinco idiomas.
—¡¿Nos darán alguna pista de los excesos de su padre Nathan Whalker y su hermano Nan que se les acusa del intento de suicidio de Rómulo Smith?! —Espeto otro reportero, mierda, es que cada palabra que soltaban estaba atada a un chisme jugoso sobre su hermano menor, su vida entera ahora estaba ligada al bastardo de Rómulo y no se imagina el infierno que seguro también vive su hermano.
—¡¿Sr. Whalker está listo para dar la cara al público sobre la sexualidad de su hermano Nan Whalker?! —
"Hijos de puta" Maldijo para sí mismo el joven oficial que intentaba escoltar a su superior hasta la cinta del crimen sin que Whalker se desquiciara, y van muy mal, porque Jordan ya iba minimizando el paso para darse vuelta y arremeter con un puñetazo al desgraciado que pregunto eso último. Cada palabra duele, los criminalistas de la escena, compañeros del oficio que conocían un poco de la vida privada de Whalker sabían el infierno que revivía cada que deseaba presentarse a trabajar.
Cuando paso la línea amarilla, se sintió en paz mental, al menos mientras ignoraba las voces que seguían insultando la integridad de su hermano menor. Dolía... siempre duele... y no podía hacer nada para hacer que se detenga. A su lado llegaba el joven oficial, quien intentaba acatar todas las órdenes al pie de la letra, cuidando adecuadamente a su superior Jordan, la compañera detective de Whalker ya estaba en la escena, Emma, quien se abrigaba a ella misma con una campera, hacía un frío de mil demonios a esa hora. Jordan llego a su lado. Emma ya había comenzado a revisar la escena.
—Veo que lograste espantar a tus moscas. ¿Cómo estás? —Pregunta la mujer, mientras se abrazaba y a la vez mantenía ojo en todo momento en su amigo y también atender su labor. Pero antes de que Jordan le dijera una sola palabra, se quitó su gabardina azul y se la tendió. Ella miro la prenda para luego aceptar el abrigo. Diablos, ¿era difícil para Jordan pasar un día sin ser un hombre caballeroso? Emma se puso el abrigo en silencio. —Gracias...—
—¿Qué tenemos? —Pregunta Whalker, su voz, mierda su voz era ronca, sonora y autoritaria. ¿Cuántas mujeres alrededor no le querían verlo agacharse para inspeccionar el cadáver para así poder mirar mejor ese culo firme y torneado que tiene Jordan? Cada palabra suya era demandante, nadie pelearía verbalmente contra esa voz, porque era difícil ganarle en una pelea a palabras, ni se diga a puño. Se agacho a inspeccionarlo, como siempre lo hace, y más de un degenerado miro sus posaderas, dejando a Emma decepcionada de sus compañeros, lo último que necesita Jordan son acosadores que no se enfocan en su deber, por menos intentaban disimular frente a Whalker.
—¿Qué no ves? —Menciona Emma, a su lado uno de los criminólogos tomaba fotos del cadáver, ella se apuraba a explicarle lo obvio, quería que se pusiera de pie ya. —Yo diría que un chicharrón bañado en ácido y después sazonado con fuego... termino: ardiendo en llamas, agg huele fatal —Emma se dio vuelta intentando cubrirse su pequeña nariz. El olor a carne podrida y la combinación del ácido apestaron de una manera asquerosa el cuerpo, y el pene cercenado a punto de estar carbonizado, estaba casi irreconocible. —Quien sea que lo hizo, sí que sabe cómo eliminar sus huellas. Los peritos trasladaran el cuerpo dentro de poco para analizarlo, pero, mierda... sinceramente no creo que logremos rescatar nada de este cuerpo, está limpio. —Emma no se refería a que el cuerpo en si estuviera libre de huellas, sino al hecho de que le habían arrojado tantas cosas para destruir el cadáver que sería difícil determinar no solo la causa de muerte, sino encontrar una pista de su asesino, parecía casi imposible. Pero podrían identificar al pobre miserable.
—Bien... iré a mirar alrededor... tal vez encontramos algo. —Jordan se puso de pie, dejando de insultar visualmente a sus compañeros y algunas mujeres con sus glúteos firmes, resaltando por encima de su traje azul marino. Emma les dedico una mirada de desprecio a los demás, si bien ella conocía ese ambiente, su amigo lo desconocía, ni que decir del joven oficial de prueba. Quien notaba la atmosfera... un poco hostil, no era como usualmente veía en series o películas donde había hermandad, ahí había algo... algo que no sabía decir que es. ¿Odio, envidia, desprecio... deseo? Y todo estaba enfocado en su compañero mayor. —¡Liam dame una mano por aquí! —Llamo Jordan, el joven se fue a su lado, en parte se sentía aliviado de librarse de ese lugar, pero por visto, la prensa no solo afectaba a su superior, sino también sus relaciones de trabajo. —Ayúdame a ver alrededor por favor, la neblina a esta hora está un poco densa. Préstame una de tus linternas también... —La amabilidad con la que Whalker lo trataba era increíble, no era el típico superior que te grita, pero en compensación era un poco estricto, si fallaba en algo se lo recalcaba en privado, no lo humillaba en público como lo hacían los otros detectives. Consideraba ese trato adecuado, y Liam en más de una ocasión le toco que desconocieran su nombre y simplemente le llamaban "novato", se consideraba descortés que se les llamara a los recién ingresados al cuerpo por su nombre, pero bueno... Jordan era así, se pasaba la tradición por los huevos.
Liam saco una linterna extra y se la entrego. Jordan comenzó a rodear el lugar entre los árboles de pino, intentando encontrar alguna pequeña pista. Mientras se colocaba guantes de latex y buscaba a tientas entre los árboles. El joven miraba alrededor, intentando buscar entre las ramas secas un indicio, algo, quería demostrar frente a Jordan apoyo ayudándole en lo que pudiera. Por visto... alguien escucho sus plegarias. Brillo frente a él, como una luz al final de su búsqueda.
—¡Detective Whalker! ¡Encontré algo! —Saco una pequeña bolsita plástica de pruebas, tomando con las manos enguantadas el objeto y echándolo a la pequeña bolsita, y sintiéndose triunfal. Jordan guardaba un papel... y se acercó para revisar el objeto cubierto parcialmente de sangre, cuando lo vieron sus ojos parecieron entrar en pánico, como si en ese mismo instante, hubiera descubierto al culpable, solo conocía a una persona en su vida que tenía ese mismo broche brillante, era un regalo, fue un regalo de Rómulo a su hermano... disimulo lo mejor que pudo. Tragándose su sorpresa y agradeciendo a todos los dioses existentes que Liam no lo noto cuando le entrego la bolsita. Liam supuso que hizo lo correcto en darle la prueba a Jordan en lugar de entregarla él mismo. No supo... que Whalker la guardo en su bolsillo.
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Liam estaba en su escritorio, trabajando arduamente haciendo sus horas por la mañana, doblando turno. A su lado, un periódico mañanero del día mostraba en portada su cara y la de Jordan en la escena del crimen, Emma se lo puso en la mesa diciendo "Edúcate, novato". Personalmente no quería saber sobre los motivos por los que la prensa persigue a Jordan tan arduamente. Y Liam quería respetar la privacidad del detective.
—¿Ya aprendiste un poco más de Whalker? —Pregunta Emma, Liam frunció el ceño.
—No alimentare el chisme de la prensa, no es necesario, su vida privada no me incumbe... —Su respeto por su superior era notorio, Emma lo notaba.
—Lamentablemente, será necesario que lo sepas, por la prensa o no... Jordan tiene dos hermanos, uno mayor y otro menor, su hermano menor es el foco rojo de su vida, son hijos de un boina verde, por propia cuenta Jordan ya es polémico, su hermano es Nan Whalker, secretario de la firma de abogados más importantes de todo Nueva York. —Cada palabra que ella soltaba era un jugoso chisme que todos los noticieros sabían, excavaban por saber todo sobre los Whalker. —Y es... ex pareja del ahora senador Rómulo Smith de partido independiente... quien tuvo un intento de suicidio por supuestos "conflictos familiares" culpa mayor a... Nathan Whalker, padre de ellos dos. Y ahora, recientemente la prensa descubrió que un magnate de Ellenstrentos, llamado Trevor Rafael está saliendo ahora con Nan... cada que Jordan está en la calle la gente quiere saber cómo es que Nan tiene amoríos con hombres tan poderosos, y saben lo homofóbico que es la familia Whalker. —Cuando dejo de hablar, Liam ya se veía venir que Jordan era un hombre "muy importante" pero no se imaginaba la talla que era.
—Detective, no creo que eso sea necesario saberlo, Jordan no le debe respuestas a nadie. —Literalmente lo estaba defendiendo de Emma, y por visto de quien sea. A la par que seguía tecleando.
—Ohhh que dulce, pero Jordan se puede defender solo. Bueno, ya te fastidie un rato, te fastidiare más, dile a tu daddy que el jefe de departamento quiere verlo. Novato... —Ella al igual que los demás lo trataban como si ese fuera su nombre, pero a Liam no le importaba, cumpliría adecuadamente su trabajo y no quitaría del pedestal donde tiene a tan grato hombre, que sea gay, bisexual, hetero o le gusten los panes y sus asuntos familiares con su hermano no le incumben, a menos que tenga que ver con su deber, lo tratara como se debe.
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—Sr. William... ¿quería verme? —Pregunta Jordan, mientras su jefe tenía frente suyo la muestra con el plástico donde yacía el supuesto broche de Nan Whalker, y ese nombre era sinónimo de problemas. Personalmente Whalker mayor se la entregó a su jefe, el tener una pertenencia de su hermano requería un trato especial.
—¡Es que no puede ser carajo! —Grito el robusto hombre, apretando los dientes y dando un golpe en la mesa, el departamento ya había sufrido mucho el acoso de la prensa desde el estallido del intento de suicidio de Rómulo, ese broche significaba otro estallido, no... una bomba, una bomba con límite de tiempo. Significaba entrevistas, interferencia de su trabajo, y por más órdenes de restricción que ponían, siempre había paparazzis —¡No! ¡No necesitamos otro estallido! ¿Sabes quién es este hombre que encontraron? Es Richard Park, el magnate de los casinos, MANO derecha de Trevor Rafael... quien curiosamente, sorpresa, parece que tiene noches locas con Nan...—El hombre miro el broche, después de tomar las muestras de ADN del cadáver les dejo mal cuerpo, y miro a Jordan, quien claro que se veía que tenía una guillotina en su cabeza, esperando a ser cortada. —¿Crees que él en verdad...?
—Hace poco me entere que mi hermano posiblemente esté involucrado con un asesinato... señor... ese broche se parece a uno que... le entrego Rómulo en el pasado a mi hermano...—Cada palabra que decía se le atoraba en su garganta, eran toneladas de problemas, ligados al pasado de su hermano, quien sabía ya de por sí que Nan no quedo muy bien de la relación con el senador. Todo era un círculo, piezas claves que parecían embonar en un gigantesco rompecabezas al que le faltan muchas partes.
—Esto debe quedar entre nosotros, Jordan, ni el departamento ni nadie más sabrá que estamos investigando esto. Este broche... analizaremos su sangre, lo mandare a otro estado para que lo vean, siempre cabe la posibilidad que no sea de Nan... —No podían arriesgarse con teorías, debían tener cuidado con ese broche. William contempla la mirada de Jordan, conocía esa mirada. —¿Tienes alguna pista? —
—¿No es una monumental casualidad que justo en la escena del crimen que me asignaron encontremos algo que vincule a mi hermano y casi a la par... al senador? ¿Y de manera tan incriminatoria? ¿Cuáles son las probabilidades de eso? —Jordan no se tragaba el cuento de que fuera mera casualidad. Había gato encerrado. —Supongamos que sí, que pertenece a mi hermano. ¿Por qué justamente cuando se filtró que yo estaría en la escena mágicamente Liam encontró esta pista que vaya que inoportuno, no había sido descubierta? —Y cada que la analizaba más y más no tenía sentido. —Bien, en la misma escena, encontraron algunas cosas interesantes, pero bizarras entre sí, pelo de gato, perfume de Carlo corinto y una nota... esta la encontré yo entre los árboles antes de que Liam me avisara de esto... —Saco de su bolsillo el papel, envuelto en plástico, esta última prueba si había sido analizada por sus colegas y lamentablemente no había huellas ni en la cinta que se usó para pegarla al pino ni en la hoja. —La nota dice: Mac Bulldog fue mordido hasta la muerte, los sabuesos buscan el rastro de muchos perros, el cazador quiere atacar a la madre de un ruiseñor enjaulado dentro de su mente, caperucita roja está en peligro. ¿Aullaran los perros a la luna antes de que me muerdan a mí? —A medida que leían la nota, notaban que había un acertijo en este, Emma también lo analizaba por cuenta propia buscando simbolismos.
—¿Crees que el asesino se burle de nosotros? ¿O que desea implicar ajenamente a Nan en este homicidio, tal vez jugando contigo? —Pregunto William. Tal vez había un patrón en esas pistas, entre más lo leían, más difícil resultaba de entender.
—No, más bien... se siente como una nota de ayuda. Piénselo, ¿Aullaran los perros a la luna antes de que me muerdan a mí? Suena como si alguien estuviera tratando de decir que no puede revelar quién es, pero que necesita ayuda, y está en un entorno en el que tuvo acceso a la escena, pero no puede decir directamente quien lo mato. ¿Quién es Mac Bulldog? ¿Es el asesino? ¿O es la victima? ¿Hablan de "perros" justamente? ¿Por qué en específico esa raza? ¿Hay por así decirlo, más "razas de perro" involucradas? ¿Por qué lo "mordieron hasta la muerte" y le arrancaron el pene? —Jordan era alguien intuitivo, no estaba ahí solo esperando las muestras de laboratorio, si tenía una declaración verbal entonces podía interpretar, pedir que lo salven antes de terminar siendo mordido le daba que pensar.
—Estoy empezando a creer, —considero William —Que tal vez esté intentando llamar tu atención con ese broche, en específico a ti Jordan, que este pidiendo a la única persona que cree que puede ayudarlo... pero a la vez lo siento como una amenaza. Quien sea que dejo la nota, está relacionada al broche y parecen totalmente ajenos al asesinato. —Su jefe era hábil en el ámbito de deducciones, pero así como pedía ayuda quien escribió la carta, amenazaba. —No es un don nadie con quien tratamos, para tener ese broche, tuvo que convivir con el obsesivo compulsivo de tu hermano. ¿Cuándo Nan soltaría una joya de oro de esta calaña? Y suponiendo que sea falso, ¿Cómo sabe que Nan tiene una posición que solo tú conocerías? —Señala el veterano, mientras más lo ven, pueden creer que alguien quiere que Jordan lo investigue.
—¿Por sabuesos se refiere a nosotros no? —Jordan ríe ante ese posible insulto invisible. —¿Quién sino nosotros nos encargaríamos de encontrar al asesino? Nos considera sabuesos, nunca me habían insultado de tan "bonita" manera...—comenta en forma irónica y luego oye unos pasos entrar en la oficina, al instante llega Emma, quien trae entre manos unas cuantas hojas.
—Ni será la última cosa "bonita" que nos diga. —A completo Emma, había oído toda la conversación, incluido el broche que le ocultaron. —Creía que estábamos en esto juntos... —Confeso en un reproche.
—Emma cierra la puerta... —Ordena el jefe, mientras la chica obedece y prosigue a encerrarse. —No quería desconfiar de nadie de aquí, pero alguien está filtrando información con la prensa, no es casualidad que supieran que Jordan estaría presente. Debemos mantener este broche en secreto hasta saber si es o no de Nan... hasta entonces debemos ser precavidos con todos en el departamento, nadie se debe enterar de que esto implique un nuevo escándalo contra Jordan. En falsas acusaciones nos condenamos a revivir lo malo una y otra vez... vamos a tener que vivir con precaución, no solo de la prensa, sino también de Nan... queramos o no, deberemos consultarlo, en lo que averiguan cuantos enemigos tenía Richard Park... —William padecería perder cabello si tenía que rememorar tantas quejas que llegaron al departamento.
—Richard... bueno...—Emma no quería lucir portadora de malas noticias. Pero era obvio que lo que hablaría no sería nada bonito. —Richard hace dos años intento sobornar a Nan, para que desapareciera evidencia sobre el lavado de dinero de uno de sus casinos el Turnin Blow Resort Casino, para impedir que lo metieran a la cárcel. Nan denuncio el soborno que le hizo Park, y aun así el bastardo salió libre por falta de pruebas —Con eso mencionado Jordan y William chasquearon los dientes, más cabreados que nada, no solo resulta que el sospechoso tiene relación con la víctima, sino que estaban involucrados en algo tan delicado como lavado de dinero.
—A este paso se meterá el FBI, miren... vamos a tener que cortar esto por ahora, mandaremos el broche a analizar, cuando confirmemos nuestras teorías... veremos qué hacer con Nan... —El jefe William hizo un ademán de que se retiraran, ambos detectives obedecieron y se fueron de la oficina.
Jordan termino su turno, no restándole más que esperar mientras en su portafolio se llevaba trabajo a casa, a su lado Liam se despedía de su turno, encontrándose a su superior en el estacionamiento.
—¡Sr. Whalker! —Llamo alegremente el joven, mientras se acercaba a su superior, Jordan quería decirle que estaba cansado y que ya quería irse, ese día fue horrible para él.
—Oh, emm... Liam, muchacho debo de irme...—Ya se disculpaba de retirarse, hasta que el chico lo interrumpió.
—¡Lo sé señor! ¡No tomara nada! —El chico, saco su teléfono para tener su cuaderno de notas exprés. —Sé que muchas veces no le gusta recibir ayuda, pero... le pido su número de teléfono y tenga el mío... —Dice el muchacho. Dejando a Jordan un tanto avergonzado, por lo general no aceptaba darle su número a nadie de los novatos, pero... bueno Liam quería serle de confianza.
—Ah, está bien anótalo y mándame mensaje para agregarte... —Jordan termino cediendo al entusiasta muchacho, quien asentía con una sonrisa. Y así se despidió de él.
—Terminación, 456... ¡Gracias Sr. Whalker, hasta mañana, no se desvele! —El muchacho se despidió con una sonrisa.
Jordan vive no muy lejos de su trabajo. En un departamento amueblado ubicado en Harlem cuya renta casi lo deja sin calzones, dos mil ciento cincuenta dólares, casi pensaba en prostituirse para lograr pagar el mes que viene. ¿Las sugar mommys pagaran bien? Pero, fuera de bromas extrañaba su casa... se estaciono en los aparcamientos, cuando subió por las escaleras, su teléfono sonó. Y sin verlo pensaba que se trataba de su trabajo, no le sorprendería.
—Jordan Whalker, detective del departamento de Nueva York para servirle... —Contesta impulsivamente, casi por inercia. Mientras sacaba sus llaves, pensando que si era de su trabajo debería darse vuelta para regresar a su auto.
—"Hola Jordan..." —Esa voz...
Se detuvo unos momentos de oírla, odiaba esa voz, odiaba cada vez que le hablaba.
—Buenas noches cari...Sara... —Carajo, estaba tan cansado que casi vuelve a llamarla por como la conocía hasta hace unos meses.
—"Lamento molestarte tan tarde, a esta hora volvías del trabajo... pero vi el periódico y sé que siempre estas ocupado durante todo el día. Quería saber si... ¿estabas bien?" —Pero, vuelve a recordarla desnuda con otro hombre en la cama donde solían dormir. Un día volvió más temprano de lo habitual, y a la mañana siguiente tramitaba su divorcio.
—A ti nunca te importo, ni siquiera cuando sucedió lo de Rómulo... ¿Qué acaso la prensa te pagará bien por saber cómo me dejaste sin un céntimo? ¿Quieres ver que más dinero puedes sacar al hablar conmigo y venderlo como pan caliente? —Ellos no se despidieron en buenos términos, Jordan no quiso ni verla, es obvio que logro que no le quitara su pensión porque logro encontrarla con las manos en la masa y la denuncio por adulterio.
—"Nunca he logrado predecirte... ¿eh?, si te soy sincera, si me ofrecieron dinero para saber de ti, pero lo rechace, la verdad es que... siempre cumples con tus obligaciones, no me hace falta, no soy una mujer sedienta de dinero. Pero... quiero saber si estás bien..." —Ella habla con calma, sabía que era la principal culpable entre el deterioro silencioso de los dos.
—Si te dijera que estoy mal. ¿Qué harías? ¿Vendrías a darme apoyo? —Jordan estaba dolido, no se le puede culpar, y claro que era un hombre temperamental con mucho resentimiento, no tiene nada que pasó su divorcio. Por unos momentos oyó silencio, hasta que dijo.
—"Si, iría si así lo quieres..." —Al oírla decir eso Jordan se sonrojo. Conocía ese pequeño tono ronco que ella hacía.
—Sara... por favor no intentes seducirme, conozco ese tonito tuyo... —Whalker ya estaba hasta cerrando la puerta por dentro de su departamento, encendiendo las luces. —Hablaremos otro día, hasta pronto, cuídate...—Al otro lado del teléfono oye su risa, por visto logro hacerla sonreír... ojala hubiera podido haberlo hecho más seguido.
—"Cuídate... aún, tenemos cosas que discutir... —Ella colgó, y el detective simplemente se echó en el sofá, con cuidando de no lastimar la pierna al lado donde se recostó.
—Con permiso Nan... —Dijo Jordan, recostándose y decidido a dormir unos cinco minutos.
—Sí, claro... —Dijo Nan mientras despertaba de la siesta mientras lo esperaba. No fue hasta que lo oyó hablar, que recapacito. Se levantó de golpe, gritando y asustado.
—¡¿Nan?! —Grito Jordan, mientras que el pelirrojo mantenía serenidad.
—Lamento meterme sin avisar, use la llave que me diste y me dieron permiso de subir, los de la entrada me conocen... —Emitió una pequeña risita después, dios, su honestidad a veces le era suficiente para que las personas le creyeran. Nan estaba sentado, manteniendo sus manos enguantadas, con unos guantes que le regalaron. —Debemos hablar hermano...—Explico el pelirrojo, a la par que Jordan volvía a su serenidad.
—Oh... leíste las noticias —Jordan no era nada bueno cuando se trataba de lidiar de toda esa insana atención.
—Oh, sí, también... pero no es por eso que estoy aquí... —Nan saco de su maletín chucherías, dulces y chocolates. —También pedí una pizza para cuando llegaras, quería invitarte la cena... —No era raro que su hermano menor llegara sin avisar, desde el divorcio de Jordan, ocasionalmente se presentaba en casa para ver a su hermano mayor, preguntarle como esta, si se siente bien, o simplemente ver una película juntos. —¿Cómo has estado?
Jordan tomo una de las barras de chocolate hincándole el diente.
—Del culo, no jodas, me toco un caso increíblemente pesado, además hace unos minutos, como si no la estuviera pasando mal, Sara me llamo... —Cuando menciono a Sara, Nan siseo, emulando que era horrible todo lo que tenía que lidiar su hermano mayor, sobre todo con Sara, su ex mujer, Jordan se levantó del sillón, comiendo y platicando mientras iba a su nevera para sacar unas latas de cerveza que tenía por ahí. —Y hombre... el cadáver que encontramos estaba hecho chicharrón lo que sigue... ¿Heineken o Corona? —Le ofrece en cervezas Jordan.
—No gracias, me conformo con agua, hace poco tuve un cruda brutal con... emm... creo que no te he hablado de Trevor y Adam... y... ese tal Hank—Se explicó el pelirrojo.
—Oye... ¿No era mentira? En los periódicos menciona que sales con un tal Trevor, creo tiene algo de dinero... —Jordan sonreía en complicidad.
Nan sonríe con pena, rascándose la nuca.
—No precisamente salimos... ni con él, ni con Adam... verás... estos hombres... empezaron a coquetearme hace poco tiempo —Comenzó a platicarle todo, sobre esos hombres, incluso la alocada noche que tuvieron hace unos días, ya que él mismo quería comprender el manojo de emociones que vivió.
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Las luces iluminaban la roja habitación, a su costado había una pared entera tapizada en marcos de fotos con gente famosa que había visitado el restaurante, mientras iban caminando al interior del restaurante, a una parte más privada. Club A Steakhouse es uno de los restaurantes más lujosos, caros y hermosos de Nueva York, ubicado en Manhattan. Un lugar precioso con acabados sedosos. Nan al pasar se preguntaba ¿Será terciopelo? ¿Se parecerán a los muebles que tenía su madre en su sala como lo recuerda?
La mesera los guio a una sala privada, al piso del club de la casa. Donde Trevor sabía que Nan se sentiría cómodo, comenzaba a tomar en cuenta que gustaba de no sentirse observado. Cuando ambos tomaron asiento y la mesera les dejo la carta. Y permitiéndoles privacidad en su mesa. Nan dejo su maletín en el auto, por tanto solo tenía su teléfono a la mano, y que Trevor le mirara de arriba abajo sin descaró, le avergonzaba.
—No tenías por qué hacer esto... una pizza de Domino's me bastaba —le bromeo Nan, debía admitir que no le gustaban los restaurantes muy ostentosos, pero no quiere se grosero con Rafael, lo invito después de todo.
—La última vez solo me permitiste pagarte un sándwich de aguacate cuando conversamos. No hay diferencia entre las dos. —Presumió Trevor.
—Mil dólares de diferencia no jodas, tendría que prostituirme para pagar solo la reservación —Nan tomo el menú, echándole un ojo, intentando ver con cual comida terminaba menos endrogado. Trevor quería hacer la broma de pagar por ese servicio de prostitución, pero solo se limitó a reírse. —Okey Trevor, este es el plan, si pido el aperitivo que tiene menor costo, a lo mejor si me lleno con dos vasos de agua, que se lo traguen mis abonos en tarjeta y si tenemos suerte me sobrara para comprarnos dos hot dogs de la gasolinera cerca de mi casa. Incluso tal vez y alcanzamos la promoción de dos refrescos y una bolsita de Lays de queso ¿Qué dices? —Whalker más que verse cómodo, se veía preocupado por el precio, por visto, intentaba decirle que se fueran a otro lugar.
Trevor quebró en risas. Las pocas personas alrededor querían saber la gracia, Rafael no solo siendo guapo se robaba las miradas, y su apariencia solo te invitaba a reírte con él. Incluso una mujer oyó lo que comentó Nan y también se rio. No lo sabían claro, pensaban que tal vez Nan fuera un comediante. Sería triste saber que Nan no lo dijo tan en broma.
—Ya te dije, hoy pago yo... tu pide lo que quieras. —Rafael quería someter con lujos y encantos al otro, quien lamentablemente, no estaba cayendo en su juego, es más parecía renegar de él. Nan negó con la cabeza.
—Pagaremos mitad y mitad, que te quede claro Trevor. —Nan lo dijo en un tono como broma, pero hablaba en serio eso de pagar a partes iguales. —Si no voy a comer en un mes por menos hoy comeré muy bien, al fin y al cabo me hace falta bajar unos kilos. —Se dio toquecitos en su barriga, aunque era obvio que Rafael no lo dejaría pagar la cuenta. Más adelante se pelearían por eso.
Adelantando los aperitivos con una maldita sopa de langosta que a Nan ya le había dado un infarto de ver el precio, ni se diga cuando llegó la entrada. Si, la entrada, ni siquiera habían pedido el plato fuerte y Nan ya quería empeñarse un riñón. Ni se diga cuándo Trevor descaradamente pidió un corte de cordero triple para los dos.
—Trevor... no sabes si a mí me gusta el cordero...—En los más pequeños detalles Nan solo le demostraba que no le gusta que tomen decisiones por él.
—Tampoco estas cooperando mucho Nan, no me dices que te gusta. Grosero. —Recalco Rafael en un ademán. Whalker bufó en contestación.
—De acuerdo, perdón... pediré el branzino... me gustan los mariscos. —Le comunico a la mesera, quien anotaba el pedido.
—Tenemos vino blanco para acompañar señor, Chardonnay, Moscatel... ¿O quiere seguir pidiendo agua? —Ese último comentario que la mesera dio hizo a Trevor fijar su vista en ella, fue un tanto descarada con Nan. No le dio ni puta gracia.
—No concibo el precio del agua, no quiero desmayarme con el precio del vino señorita —Se burló Nan, la mesera sonrió en complicidad. Para Whalker ella solo estaba siendo amable, pero Trevor podía oler las intenciones de la chica a una galaxia de distancia. Esa sonrisita que hacen las mujeres cuando desean que un hombre les regrese el coqueteo, pasándose los mechones del pelo tras la oreja, Rafael conoce bien ese lenguaje silencioso que pocos hombres notan.
—El moscatel señorita, y para mí un Limoncello Villa Massa, vi que todavía lo tienen de temporada, nos dejas la última botella. —Se atrevió a sugerir Trevor, la chica se volvió a mirarlo, notando su hostilidad en que se fuera de la mesa. Todo a base de sonrisas de amabilidad.
—En seguida señor. —La mesera se retiró y Nan le agradeció. Suspirando con alivio.
—Ay, gracias por decirle algo, no tengo ni idea de qué me dijo. ¿Qué diablos es un Limoncito? Esa cosa que pediste, es como si pudieras hablar su lenguaje...—Nan desconoció lo que sea que le pidió a la mesera, no sabía nada de bebidas, ni vinos, a lo mucho de platillos. Whalker ya desvariaba viendo alrededor, hasta que Rafael se sinceró, señalándole a un mesero que trajera su pedido "especial", al instante llegó un mesero con un enorme ramo de flores rojas.
—¡Wow! ¿Regalan flores aquí y todo? —Pregunta Whalker mientras huele el precioso aroma que tienen dichas flores, frescas y levemente rociadas en agua, cortesía del mesero para darle un toque más "fresco" al regalo.
El mesero solo se limita a obedecer, los hombres descarados como Rafael, creyéndose la última coca del desierto le asqueaban.
—No exactamente, solo a ti... —Señalo Rafael. A veces la moral le hace malas pasadas a los meseros, tenían ganas de decirle a Nan que...
Trevor siempre hacía lo mismo con todos los chicos que le gustaban...
Pero como siempre, el mesero se retiró y le deseo lo mejor a otro pobre tonto atrapado en las garras del magnate. Paso el rato y trajeron los platillos.
—¿No te gustaría venir a una fiesta? —Pregunto Trevor, no desea que perdiera interés en él tan fácilmente, mientras veía como Nan hundía sus cabellos naranjas en el ramo. Después se giró a verlo.
—Ya estoy un poco mayor para fiestas como las que tú tienes Trevor, no creo que deba... — Nan más allá de sentirse con la edad suficiente para ya no ir a ese tipo de fiestas, su edad era un número que creía le limitaba a todo aquello que le venía en mente. ¿Estaba mal querer acoplarse a lo que dictan una persona adulta debe hacer?
—Venga, solo digo que eres mi Sugar Daddy y asunto arreglado. —Entre sus bromas, Rafael lograba sacarle una sonrisita al otro. Mientras le servían el cordero y una guarnición de puré de patata batida. No tardarían en traer la comida de su acompañante. —Yo te veo con la suficiente energía para divertirte conmigo —Explica a la par que su vista se clava de lleno en los ojos marinos de su presa, estudiándolo, analizándolo. Lo convenció.
—Está bien, ¿a qué hora es y cuando termina? —Sinceramente Nan quería tenerlo apuntado en su cabeza, no olvidar la fecha más precisos y llegar puntual.
En el momento que hizo esas preguntas Trevor se echó a reír, incluso algunos comensales del restaurante volvieron a voltear a verlo, creyendo que se la pasaban bien, pero para Nan no era precisamente eso.
—Oh dios, de verdad me hiciste esa pregunta... —Pequeñas risas seguían en los labios del joven magnate, paro de reír de lleno cuando Whalker le miro con más duda que gracia, ni siquiera con vergüenza, no sabía porque se había reído. Recuperando la compostura se enderezo y explicó. —Es que... no hay horario para que termine ¿sabes?, puede durar horas... o incluso días y además puede empezar desde mucho antes... todo depende del ambiente... —Rafael se lo decía en un tono desdeñoso, que quería hacer burla de lo estúpida que era la duda para Whalker. Pero este seguía en ceros, analizando sus palabras, ahora con el ceño fruncido. Cruzando los brazos y dejando el ramo en la mesa, mierda... se pasó. A lo lejos, el mesero y la chica que coqueteo con Nan, sonrieron en complicidad.
—Has de creer que tengo tanto tiempo libre —Sarcástico, Whalker saca su agenda y comienza a anotar fecha y hora. —A ver, tengo disponibles el viernes, sábado y domingo, todos en la noche después de las 20... y ya —Le explico, ala par que Trevor empezaba a tomarse en serio ese brote de ira.
—Es fin de semana. ¿Qué haces esos días? —Otra pregunta sarcástica, Rafael está acostumbrado a salir con chicos mucho menores que él que pueden disponer todo el tiempo del mundo para sus necesidades de aceptación social e ir de fiesta en fiesta con él. Pero claro, estamos tratando con un profesionista de otra calaña, ni hablar de su sarcasmo, está acostumbrado a que sea bien recibido, bueno... seguimos hablando de Whalker.
—Trabajar, ¿crees que tus sociedades mercantiles y fusiones se aprueban solas? —Nan era directo, odia las mentiras y tiene trabajo.
—Va, está bien perdón por dudar. Viernes a las 22, y puedes irte a la hora que gustes, anciano. — Bromeo el pelinegro, en cambio, nuestro pecoso pelirrojo, anotó la fecha.
—Gracias muchachito —Luego alargo su mano y le acarició la mejilla paternalmente al otro, cual abuelo, en burla claro.
Trevor cuando razonó la acción que hizo Nan y su falta de reacción se dio cuenta de algo. Jamás había dejado a sus citas, además de algunos novios tocarle el rostro públicamente más allá del sexo. Ni siquiera reparó en ello hasta que tenía los suaves dedos acariciándole.
Fue solo una fracción de segundo cuando le acarició. Y no volvió a hacerlo durante su tiempo juntos, pero Trevor deseo que fuera por un poco más de tiempo. No se notó mucho el pequeño color rosado que se escapó entre sus mejillas.
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La Fargue atendía la barra, sus parpados apenas podían permitirse abrirse sin cabecear, su hermano Fermonsel lo acompañaba sirviendo los tragos. Trevor era el peor de sus clientes, pero era quien daba las mejores propinas, tragándose su orgullo acepto con una sonrisa el trabajo. Entre los hermanos Talbot hacían los tragos perfectos favoritos de nuestro perro, era claro que Rafael deseaba tener lo mejor en sus fiestas. Cuando Trevor pasaba al lado de cualquiera de los hermanos siempre les encontraba un error. "Tu moño esta desarreglado" "La camisa va dentro de tus pantalones, ¿te la metes o te la meto?" "El hielo debe estar perfecto para cuando lleguen, más les vale tenerlo listo" "No sonrías, te ves del asco"
—Menudo pendejo es Rafael... —Mencionó Fermonsel, no se arriesgaría a que su "jefe temporal" los escuche, por tanto estaba platicando en español. Se tallaba los ojos ocasionalmente, hubo un punto en que comenzó a preparar los tragos en forma más lenta.
—Ya wey, entiende que necesitamos el dinero, no importa si le servimos martinis al propio Salinas mientras planea matar a Colosio. —La Fargue siguió platicando por igual. Hablar español se sentía tan nostálgico, le recordaba a su mamá antes de que se mudaran a Delaware. —Por cierto, si "Fallito" te pregunta si le echaste algo de esa mierda que apendeja a las personas tu dile que sí, obvio no las eches, bótalas luego. Ese pinche pendejo... no me imagino a quien intento drogar la otra vez... espero no lo haya logrado. —Siguió preparando el hielo, los invitados comenzaban a llegar.
—¡Que no mame! Creía que los gringos no eran tan estúpidos para hacer las mismas mamadas, pero bueno... es triste ver que tan podrido esta todo en cada lugar... por menos si denuncias si te escuchan. —Fermonsel tomo un vaso y momentos después se tambaleo, intentando mantenerse de pie, si bien Fermonsel era físicamente superior y lleno de músculos por sus rutinas en la escuela, él al igual que su hermano tenían muchos trabajos, tenía que mantenerse pleno para ir todos los días de la semana, mantener su promedio, su beca y sus trabajos extras. Nueva York era muy caro, y con su madre en cama, pagando hospital privado mes a mes puede con ellos en un equivalente de casi veinte mil dólares mensuales con todos sus gastos. Momentos después, no pudo mantenerse en pie más, tenía demasiado sueño. Se desplomó.
—¿FER? —Llamó Lafe a su hermano mayor, asustado se arrodillo a su lado, intentando levantarlo y notando que este cayó encima del vaso de cristal, cortándose la mano. —Mierda... ven, levántate —Apoyo en su hombro al otro, mientras lo guiaba al cuarto de despensa, donde podía recostarse un momento, el mayor tenía bolsas bajo los ojos que cubría con maquillaje, este levemente se había corrido al tallarse los ojos con su muñeca. La Fargue no estaba mejor que digamos, pero debían seguir trabajando. —Mira, descansa unos momentos, cuando puedas ven a darme una mano, si tienes mucho sueño duérmete no hay problema, la fiesta durará lo suyo... —Fermonsel se recostó, se notaba que necesitaba una "pestañita". La Fargue tomo un botiquín que tenían cerca de la barra, sacó alcohol y comenzó a limpiar la herida del otro.
Momentos después llamaron a la puerta. Era uno de los asistentes.
—¿Qué diablos hacen? ¡Los invitados están llegando ya! —Les regaño, mientras La Fargue atendía a su hermano.
—Perdona, Fer se mareó, pero en breve voy, lo prometo... —
—No me importa si se droga o no, quiero sus culos en la barra ya, estúpidos saltamuros... —Oírlos hablar español muchas veces generaba comentarios negativos a los invitados. Ni se diga que piensen que todos son delincuentes drogadictos. Les cerró la puerta, y Talbot se detuvo de limpiar la mano de su hermano, carajo... era pesado lidiar con norteamericanos tan idiotas y racistas.
—Que se vaya a la verga... —Dijo Fermonsel, enderezándose y mirando a su hermano menor. —Estoy hasta el pito, vámonos y a la mierda... —El mayor se puso de píe, para tomar su mochila y la de su hermano. —Mira, conseguiremos el dinero de otro lugar, no merecemos esto... dentro de poco me pagaran y no...
—Mira Fer, sé que es horrible, pero... es por mamá...
Y ese perfecto recordatorio hizo que su hermano se tragara sus palabras. Miro la puerta, miro a su hermano, dolía claro, pero dolía más lo que le pasaba a su mamá, bufó resignado.
—Por mamá... —Se repitió así mismo, sonreirá, servirá los tragos y a la mierda. —No volveremos a tomar trabajo con estos. ¿Va?
—Va.
No volvieron a decir otra palabra en español. Aunque ganas de "mentarle su madre" al jefe no les faltó.
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Nan llego a las veintidós con un minuto de retraso, culpa del estacionamiento. ¿Llegó demasiado tarde o demasiado temprano? Ah, sabía que las fiestas de oficina eran diferentes. ¿Sería muy tarde para regresar a su cueva?
Cuando pasaba entre las vulgares y enormes salas del lujoso departamento de Trevor se perdía en pensar cuánto dinero le costaría ese penthouse. Tenía ese estilo minimalista con objetos pequeños y espacios amplios, estéticamente lindos, grandes ventanales con una vista maravillosa que caía directa en Central Park. Sacudió la cabeza, Rafael lo invito, no en las mejores condiciones pero bueno, tal vez hagan las paces en la pequeña discusión que tuvieron en el restaurante, considero seriamente que debería dejar de ser tan temperamental, ni estar tan a la defensiva con el pelinegro. No lo invitaba con mala intención ¿Verdad? Ni siquiera le trajo un regalo. ¿Debía traer regalo? Diablos, odiaba estar tan oxidado en eso, debía decir que sentía que le pegaban los años que no iba a una fiesta con "amigos nuevos", no quería verse como un viejo en medio de puros hombres jóvenes.
Enseño una pequeña invitación que le dio, contemplando sirvientes, guardaespaldas, camareros, una barra, vaya... había de todo. Entró por las puertas asombrado, había mucha gente eso sí, mujeres hermosas y hombres... bastante guapos debe decir. Tubos para darse un buen pole dance, música a un volumen que lo estaba irritando y luces parpadeando. Al pasar lo primero que hizo fue buscar a su nuevo amigo con la mirada, pero solo oyó un grito agudo de emoción a lo lejos y que se acercaba a prisas con él.
—¡Nan! —Grito Adam con un whisky en la mano, sin demorarse a darle un abrazo y robarle un beso en la mejilla, su cabello estaba suelto y dejándose caer sobre sus hombros, pero totalmente desaliñado... tal parece que estaba divirtiéndose con alguien. —¿Qué haces aquí? ¿No viniste a buscarme o sí? —Señalo el rubio, tomándolo del brazo, no parecía querer soltarlo.
—Adam... no esperaba verte aquí... ¿Eres amigo de Trevor? —Sonrió en respuesta, Adam le alegraba el día. Mathews chasqueo los dientes con molestia al ser mencionado el imbécil de Trevor.
—Qué asco no, soy su "socio" por así decirlo, recuerda, pertenezco a la misma empresa solo que en otro departamento, por así decirlo, de algún lugar saca el capital y yo estoy entre esos socios. A veces se te olvida en que trabaja tu novio, primor. —Bromeo el rubio guiñándole el ojo, mientras se dirigía a la barra con Nan pescado del brazo derecho.
—¿Ehh? ¡¿Eh?! ¡Espera! ¡¿Novio?! —Avergonzado decidió tomarlo a broma, claro, era una broma. No eran novios, eso sería absurdo. —Ah... ya entendí...
Mathews lo sentó en una de las sillas altas, a la par que se terminaba su whisky y pedía otro trago. Whalker estaba un poco nervioso, siempre le gusta conocer a un amigo para platicar en una fiesta. Tener a Adam a su lado le calmaba.
—Por cierto guapo... ¿Trevor te invito no? —Adam desvió su mirada hacía él.
—Ah... si, fue muy amable.
Al instante, la sonrisa de Mathews se apagó. No... conocía esa táctica. Muy bien, solo debe sacar a Nan de la fiesta, ningún problema, no permitirá que Rafael le gane en cogérselo.
—Nan, se sinceró. ¿Te gusta Trevor? —
Ante eso, Whalker dejó de sonreír, mirándolo entre sorprendido por el repentino interés, nadie de la fiesta reparaba en los dos, nuestro pelirrojo se giró al frente, notando una cara conocida. La Fargue lo miro, y no le sirvió ningún trago, solo un vaso con hielo y refresco. Sin más se retiró de su presencia... extraño.
—No...
—¿Te gusto yo?
Otra pregunta venenosa, Whalker mantiene su mirada concentrada en su bebida, observando el hielo derretirse.
—No... discúlpame, eres una persona increíble y siento que no estaría mal interesarme en ti, es solo que por ahora... no nos conocemos tanto, aunque siento que no me voy a decepcionar para nada si te conozco a fondo. ¡Eres un amigo increíble para mi Adam! Aunque... ¿tú quieres algo conmigo? —Cuestiona el pelirrojo, tal vez si lo ponía en la misma situación de vergüenza podría evadir esa plática.
—Sí, quiero tu pito. —Puntualizo, mientras se sentía despreciado, dejando a Whalker un recordatorio en que Adam jamás dudara de su boca, ni de sus pensamientos, era fiel a sus intenciones. —¿Qué te gusta en una persona? Digo, me mostré desnudo y no te importo un coño, quiero una idea...
Whalker comenzó a ruborizarse, diablos, a veces lo directo que era Adam no le agradaba, porque le sacaba de nervios de su zona de confort. Carraspeo y se giró a verlo.
—No te preocupes por eso Adam, solo... sigue siendo tú... —
Adam le dio un empujón con molestia, era demasiado considerado a veces. Pero se mantiene indiferente en el ámbito sexual, como si no pasara nada o no debiera pasar.
—Agg, te odio... bueno, iré un rato a moverle el culo al grandote de allá. ¿Quieres venir? —Señala a un hombre musculoso que llevaba comiéndole con la mirada desde el otro extremo del lugar, un hombre alto y moreno de músculos vulgarmente enormes.
—No gracias, no sé bailar. ¡Que te diviertas! —Se despidió con la mano mientras Adam se levantaba y se iba con el enorme fortachón.
La Fargue limpiaba un vaso mientras lo veía, comenzaba a ser una tradición encontrarlo en varios lugares seguidos.
—Hola Lafe, ¿Cómo te va?
El muchacho refunfuño.
—Terrible, ha sido una semana pesada en la escuela y en mis trabajos. ¿Y usted?
El joven universitario no llevaba muy bien eso de mantener tantos empleos.
—Bueno, supongo que igual, ni siquiera sé que estoy haciendo aquí. —Murmuro, Nan comenzaba a arrepentirse de ir.
—Señor... ¿Por qué vino a esta fiesta? —Recalcó La Fargue, el otro lo miro, parpadeando unos segundos, agacho la vista momentos después. —Tenga cuidado...
Siguió atendiendo a los invitados, dejando a Whalker en la barra, sentado y bebiendo su refresco. A unos centímetros estaba otro hombre, mirándolo descaradamente de arriba abajo. Riéndose ocasionalmente. Sintió su mirada y el pelirrojo ya no pudo ignorarlo.
—¡Ja! Esa estuvo buena... —Comenzó a platicarle dicho desconocido, cuyo atractivo hace competencia con su directa actitud, Nan se giró a verlo.
—¿Perdona? —Creyéndolo amigable, no sabía que contestar.
—"No se bailar" Qué mala mentira, eso no te detuvo de hacerle un twerking a Trevor cuando lo viste por primera vez... suponemos que el alcohol hace maravillas. —Cuando dijo eso, Nan se quedó frio, claro que recordaba bailar con Rafael, pero no recordaba que alguien como ese sujeto le viera. —Aunque te doy crédito, nunca vi a la puta de Adam tragarse tan bien las mentiras. —Nan se sintió abrumado, ¿Quién era ese hombre? ¿Por qué sabía tanto de él? —Si te preguntas, estaba con Trevor cuando te vi, aunque me sorprende que les gustes a los dos. ¿Eres su abogado acaso?
—¡Wow! Okey, creo que me iré...—Nan no deseaba ser interrogado por nadie, se iba levantando de la barra cuando el sujeto alzo sus manos en gesto pacífico.
—Eh... tranquilo, soy amigo de ellos, su guardaespaldas por así decirlo, estoy cuidando que no seas un casa fortunas. ¿Acaso esperabas que salir con dos magnates sería privado? Debo custodiar que no les jodas la vida... —Su sonrisa amplia, sus ojos rojizos por beber tanto, y ese porte solo le decían a Whalker, aléjate, no le hables. —Owen Drevis... para servirte culón... —alzo su mano para estrecharla con la del otro, manteniéndole la mirada, Whalker le devolvió.
—¿Necesito presentarme? Apuesto a que no solo sabes mi nombre... —contesto el pelirrojo, sabía reconocer a un chismoso... o miembro de la prensa.
—Está bien... Nan... reconozco que investigue un poco de ti, eres más famoso de lo que aparentas... te pasas la clase social por el culo y eso me gusta. —Señalo, dejando que Whalker regresara a la barra por cuenta propia.
—¿A quién diablos le importa algo tan tonto? Todos seguimos siendo personas. Preocuparse por algo así no lo vale, si vas a sacarme chismes para venderlos, al menos que sea algo bueno de mí... —Ojeo debes en cuando al extraño desconocido que lo interroga, sus asuntos privados ahora forman parte de los diarios, con conocimiento de que estuvo en esa fiesta. No podía pasar un día sin que nadie se metiera en su vida privada.
—Bueno... tu tampoco eres un don nadie. Pero mira, no estoy aquí para preguntarte sobre tu pasado, solo estoy aquí para saber que no le harás nada malo a ninguno de ellos. Y bueno... también estoy curioso... eres un hombre interesante... —Menciono Owen, Nan estaba seguro que era alguien de la prensa colado en la fiesta. —¿Y bien? ¿Hace cuánto te acuestas con ellos? ¿Acaso tienen fetiche por los thicc masculinos? ¿Formas parte de la cultura de los osos o solo estás gordo? —Su lengua era afilada. Nan frunció el ceño levemente, ¿Por qué tenía que sufrir de la prensa ese día?
—No, solo es mierda atorada en mis intestinos. —Señalo Nan, se hartó de comportarse amable con quien le demostraba ser hostil, ni respetaba su vida, pero desgraciadamente tampoco podía menospreciarlo o se formara parte de los chismes, tacharlo como un hombre desgraciado que lastimaba a los paparazzis. Por menos contestara por igual.
—No jodas... ¡Felicidades! Eres el primer pretendiente thicc, bueno, fuera de bromas. ¿Cuál es tu intensión con ellos? —
—Somos amigos y punto. Pero es obvio que dirás que salgó con el que mejor te convenga...—Whalker se resignó, por menos mientras más rápido le conteste más rápido se ira.
—¡JA! Entiendes el juego muy bien, prepárate para ser públicamente "el novio de Trevor" esto será entretenido.
Decidió dejar de ponerle atención, solo fijándose en el trabajo de Lafe.
—Si ya terminaste de fastidiarme te pido te marches... —Nan rara vez alzaba la voz, pero estaba harto, desvió la mirada. Owen alzó sus hombros, sin importarle ser un dolor en el culo, sabe que era idéntico a las moscas volando sobre el culo del burro, tomo una bolsa cercana que tenía en sus manos, apretando el botón de una grabadora que traía, Whalker apretó los ojos al ver eso, diablos... antes de marcharse Owen se regresó a mencionar un último detalle.
—Mira, te haré un favor en decirte que... si fuera tú no me haría su amigo, tal vez solo estén tras tu culo, no importa la razón que sea, una vez te usen, te botaran como al resto de chicos a los que Trevor invita a comer carnes asadas a restaurantes lujosos, o como los que se dejaron engañar por la juventud de Adam... o como aquellos a los que les regalo ramos de rosas... hazte un favor y sal de aquí. —Con un tono altanero Owen se fue de la barra, y Nan se quedó taciturno, siendo contemplado por el joven Lafe.
—No mentías. —Señalo Nan, mientras La Fargue le servía otro refresco.
—Se lo dije, ellos apostaron ver quien te llevaba a la cama primero... —Tal vez Lafe sea un tonto muchachito intentando prevenir, pero si Nan salía ileso entonces podía darse por bien servido.
Whalker sonrió.
—No sé si sentirme alagado o insultado. ¡Nunca nadie en mi vida me había intentado conquistar solo por mi apariencia! Supongo que es un progreso... —Intentaba verlo por el lado halagador, estar gordo solo lo hacía pasar como un buen amigo, nunca aspiraba ser "la pareja" o el interés... La Fargue le había hablado por teléfono hace unos días, advirtiéndole. Hombre... era bueno saber que hay personas amables en el mundo. Por lo menos ese tal Owen puso un último clavo a la advertencia del muchacho..
—Oye... si te sientes incómodo puedo hablarle a alguien para que venga por ti. —Sugirió Lafe, mientras Nan sacaba su teléfono y le señalaba un número en específico, el de Sam, tal vez pudiera hacerle compañía, se sentía un poco mal para irse solo. —¿Este entonces?
El pelirrojo estaba por asentir, cuando sintió un brazo sobre su hombro. Se topó con la mirada intensa de Trevor lo asusto. Su gélido aliento dulce le indicaba que un poco de mata neuronas estaba ya en su sistema.
—¡Oye, llegaste! Ven tienes que conocer a alguien. —Sin darle tiempo a negarse Trevor lo atrajo con fuerza, dejando a Nan demasiado abrumado para poder negarse. Todo lo que hizo Whalker fue dedicarle una mirada expectante al chico en la barra. Nervioso y temeroso, como si algo malo fuera a ocurrir.
La Fargue abandono su puesto para ir con su hermano.
—Fer, necesito que me cubras, tengo que salir a hacer una llamada de emergencia, creo que alguien está en problemas. —Sin más Fermonsel se apresuró a sustituir a su hermano.
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Su cabeza era un revoltijo, Mac Bulterry le entregó su vaso de refresco, el mismo que traía hace unos momentos, raro, no sabía que su vaso podía verse con el reflejo de las luces más blanco. Whalker, sintiendo su garganta seca por los nervios en medio de la cantidad de personas a su alrededor le dio unos sorbos a su bebida, las luces de neón vuelven a tintinear, pasando de rojo a blanco y negro. Rafael usualmente hacía que su cita se sintiera abrumada, brindando la oportunidad de que este pase pegado como chicle a su lado toda la noche.
—Mira Nan, te presento, este es Hank, es co-ejecutivo de varias compañías y uno de mis socios, no quiero soltar nombres pero entre esos esta Ford y posiblemente KIA —Explico con prisas, dicho hombre miraba con una risa prepotente a Whalker, analizando su sobrepeso y luego su rostro. Nan, nervioso se presentó.
—Emmm mucho gusto... —Saludo. Al mismo tiempo que Rafael desviaba la mirada hacía una mujer semi desnuda en uno de los tubos que instalaron, haciendo pole dance, sonriente y descarado, dejo a Nan para ver si podía cogerse a la chica, en parte para que; sin con quien estar en la fiesta, Nan no tuviera otra opción que seguirlo. No tardaría en llegar a donde quería con ese maldito culo gordo.
Whalker se quedó solo con el encantador Hank, quien momentos después comenzó a platicar con él.
—¿Así que Nan? —
Dejando al pelirrojo entrando en pánico.
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Sam salió disparado de su departamento, corriendo por las escaleras, ya que su elevador estaba en reparación. Samuel ya sabía que Whalker le comento que iría a una fiesta, que estuviera pendiente de su celular a la mano, pero que alguien tuviera el número directo de Nan le causo miedo, ya tenía un muy mal presentimiento.
Encendió su auto y por primera vez con rumbo a la parte elitista de Nueva York, piso el acelerador.
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Trevor se cambió la ropa, haciendo un stripper con sus ropas, tirando su saco, sus pantalones y su boxer en frente de sus invitados, bailando impresionantemente bien y con destreza en el tubo, ya que requería mucha fuerza física para ello, se colocó el talco especial que le señalo una de sus putas, desnudo y meneando coquetamente su cadera frente al tubo, posaderas fuertemente trabajadas, hombres le chiflaban mientras le arrojaban una coqueta ropa, una sola tanga con colita de conejo, gemelos para las muñecas y un monito rojo. Claro que se vistió frente a todos, venga ya se había desnudado, vestirse ya no era nada en comparación. ¿Qué era el pudor para su mente en esos promiscuos momentos?
Quedando como un playboy, a diestra y siniestra las mujeres o algunos hombres con los labios pintados esculpían con su labial el cuerpo de Rafael. Las horas se quemaban y su cuerpo, sudando a montones, ya que el esfuerzo en hacer tales acrobacias sobre sus talones requería trabajo. Ya estaba entrando en una fase de inmersión total, soltando y dejando ir al animal que lleva dentro, la música sonando a todo volumen, reventando sus oídos. Suspirando por las lamidas que le daban, algunas chicas restregándose en su torso. Ahogándose en un mar escrupuloso. ¿Cuánto tiempo había pasado?
Oh mierda, Nan.
Esperaba en cualquier momento tener al frente suyo a Whalker, avergonzado de verlo tan expuesto, pero se topó con la desagradable nada... extraño, por lo general siempre le funcionaba con todos los muchachitos estúpidos que follaba.
Adam salió de uno de los cuartos vestido con bikini y tacones como usualmente lo hacía en esas fiestas, ya había follado con varios tipos al mismo tiempo, literalmente se enderezo sobre sí mismo. Adolorido por la tremenda cogida que le dio el último tipo. Se acarició las cachetadas que le habían dado a su trasero, notando un objeto viscoso entre sus posaderas. Jaló dicho objeto, topándose con que le dejaron el maldito condón dentro. —¡Ag! ¡Hijo de tu puta madre! ¡Cómeme el culo idiota! —Maldijo el rubio, oyendo risas desde el interior del cuarto, le arrojo el condón a la cara al tipo, para luego cerrar la puerta de un portazo, su tanga estaba en uno de sus tacones, solo opto por alzarlo hasta tapar su erecta polla. Pero le dolían un poco los chupetones que le dejo en su cuello... y el resto del cuerpo también.
Sonriente buscaba con la vista a Whalker. ¿Dónde diablos se metió? Andaba noqueado de sus sentidos, le hacían malas pasadas. Negro, parpadeo la luz de neón, rojo otra vez, rojo, negro, negro, rojo...
Trevor se bajó del tubo, un imbécil le arrojo vaselina y quedo empapado, sintiéndose viscoso, ya no podría seguir bailando sobre el tubo por esa estupidez. Rafael caminaba descalzo, sintiendo su piel sudada y cuerpo caliente, en contraste con el frio de la habitación lograba sacarle escalofríos.
Camila al otro lado de la habitación miraba esa situación. Mierda... ¿Qué hace? Nan era una presa fácil en medio de un mar repleto de tiburones, pocas veces ayudaba alguna de los chicos que los perros deseaban tratar como su juguete. Pero Camila no era una mierda de persona para permitir lo que iba a pasar. Desde el cumpleaños de Trevor estaba arrepentida de permitir lo que pasó...
Al diablo.
Ella se levantó para acercarse al pelirrojo. Tenía poco tiempo antes de Adam o Trevor regresara a buscarlo hasta el culo de droga. En ese estado de adrenalina, todo se oscurecía en sus mentes. Junto a Camila, con una sonrisa prepotente, otro hombre se fijaba en el bastardo que el arruino la vida una vez, dispuesto a cobrarle la vieja deuda con una dulce venganza..
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Nan, en cambio, se había sentado en el piso a platicar con Hank en una esquina de la habitación.
—¡Y entonces ella me dijo "no me siento lista, debemos darnos un tiempo"! ¡Días después ella estaba desayunando con mi primo en Los Cabos! ¡Maldita zorra! —Extrañamente Hank se había sincerado de una manera bestial al buen oyente Nan. Quien solo asentía educadamente, se sentía un tanto... chistoso y relajado. —¿Qué hay de malo conmigo? ¡Pasó todo el día en el maldito gimnasio para estar decente! ¡Una cirugía de alargamiento de pito y no le es suficiente! —Hank se abrazó a Whalker llorando sobre su hombro, este estaba en modo consuelo, a su lado estaba una gatita que pedía de comer y maullaba tiernamente, agitando su cuerpecito con ellos dos, la minina se acostó al lado de las piernas de Nan, quien la acariciaba.
—Tal vez debas dejar de juntarte con personas como ella, las personas que te quieren de verdad te quieren teniendo o no dinero, estando o no delgado o musculoso. Teniendo no un pene grande, eso no importa, la conexión es lo importante, pero más importante eres tú antes que nadie más... Date un respiro de las citas o relaciones, concéntrate en ti... —Intento explicarle Nan, quien comenzaba a sentirse confundido, no podía haberse emborrachado con solo un par de tragos. Extrañamente, Hank dejo de llorar, un tanto... encantado por sus palabras.
—Creo... que tienes razón... —Sin más, comenzó a inclinarse sobre el pelirrojo. —No recuerdo haber conocido a alguien como tú en toda mi vida... Nan... tan diferente.
Whalker se sintió abrumado y nervioso, ¿acaso dijo algo que no debió?
—¡No lo creo! No existe algo como "único o diferente" todos somos iguales, solo que con diferentes personalidades. Ya desearía ser yo tan guapetón, lo único bueno de mi es mi gordo trasero. —Bromeó para que esa tensión con Hank se fuera. Hank se reía de sus bromas, se sentía escuchado, lamentablemente... una persona sin educación emocional interpretaba esa acción como coqueteo.
—¿Por qué mejor no nos vamos de aquí? —Acerco por la cintura al otro, como un dominante que deseaba reclamar su territorio. Era después de todo. Otro de los tantos perros en esa ciudad, Mac Doberman para ser precisos, que se sentía seducido por la primer persona que se preocupaba por él sin importarle un poco su dinero o quién diablos era. Nan en cambio solo creía que se llevaban bien.
—Bueno, me estoy engentando, aunque debo esperar a...
No pudo terminar de hablar cuando los labios del más alto le callaron las palabras, acariciando su cabello y revolviéndolo. Whalker se apartó avergonzado.
—¡HEY! ¡Me besaste! —Se sorprendió tanto por el gestó que solo podía razonar que lo beso.
Hank intentaba robarle otro beso, cuando Camila llegó sujetándole la mano a Nan.
—¡Disculpa casanova! ¡Pero debe de irse! —Jaló de la manga al pelirrojo. Mientras Hank sacaba una de sus tarjetas y se la ponía en el bolsillo de la camiseta a Whalker.
—¡Llámame! —Recordó Hank. Dejando a Whalker un tanto fascinado por lograr algo tan extraño como ligar a un tipo borracho, pasaba en películas, pero dudaba que le pasara alguna vez en la vida real. ¿Estaba en alguna clase de realidad alterna? Todo era tan confuso y fuera de lo normal para poder entenderlo, todo tintineaba, todo era abrumador y una jaqueca. Bueno, tampoco es que el no fuera influyente. Que le den, simplemente quiere llegar a casa y cenar una hamburguesa con queso.
—Escucha Nan, vete por la puerta trasera, hay una zona en reparaciones del edificio, después te vas escaleras abajo. —Sin más Camila le metió un empujón sacándolo del piso, en una zona oscura y apartada de todos. Le cerró la puerta, dejándolo en una parte desatendida de la planta con solo una ruta, descender escaleras abajo, en una no tan abundante luz, salvo las luces de la ciudad en la noche, una sirena en la lejanía. Con una vista de la gran manzana.
—Bueno... tendré que irme... —En su teléfono notó que había varias llamadas perdidas de Samuel, le hablará después, estaba muy cansado para enojarse por la actitud de la mujer que lo sacó.
Mientras descendía por las escaleras. Tras suyo, la puerta se abría lentamente.
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Trevor se quitaba a la multitud a pasos lentos, mira a Nan besándose con Hank por el flanco derecho, no creyéndose lo que ve, Adam en el lado contrario desde la izquierda, en contemplación de la misma escena. Carajo, las luces marean demás a Rafael, otra chica se acerca y le baja la tanga, dejando ver su pene erecto, sudando por el calor que sentía. Tomándolo del brazo para llevárselo, mostrándole que tenía "sales de baño" con ella.
Adam en cambio, sí logró concentrarse de mejor manera en su tarea. Distinguió a Camila llevándose a Nan lejos de las personas, guiándolo a la salida de emergencia que se encontraba en la parte trasera de la barra, Camila se fue por otro lado, Mathews siguió al pelirrojo, sujetándose a la pared mientras abría la puerta.
—¡Nan! ¿A dónde vas? ¡Es muy temprano para irse! —Llamó Adam, mientras bajaba por las escaleras, a oscuras y solo mirando la bufanda roja, iluminados solo por las luces de la ciudad. Se sentía divertido y libertino, sin preocupaciones, además estar con Nan a solas siempre lo relajaba, más con tan bonita vista.
En seco Whalker se dio la vuelta. Mostrándose un poco incómodo de verlo.
—Me voy, adiós... —Tanto ruido lo dejo confundido, la droga casi en duermevela, era como ese periodo antes de sentir el inminente desmayo, se apresuró a llegar al piso inferior, ahora se sentía un poco a salvo. Siguió su camino para irse de ahí, Adam lo seguía de cerca un tanto harto de que fuera tan seco con él, sus tacones hacen ese característico repicar, un eco sonoro en el piso vació y amplio, con algunas herramientas dispersas por ahí. Solo podía ver a Nan alejándose.
—¿Qué? ¿Quieres que te ruegue idiota? Tampoco es como si la pasáramos fenomenal contigo. —Aun así Adam seguía caminando a su lado, recriminándolo, en el fondo no deseaba que se alejara de su lado. —¿Crees que haciéndote el difícil durara toda la vida?
—¡No me hago el difícil Adam! ¡No voy a coger contigo, ni con nadie! —Nan estaba harto de intentar ser amable con todos, no le había funcionado en una mierda a pesar del esfuerzo que ponía en ello, no quería pretendientes, menos amigos, solo... quería que su vida se calmara.
—Has de creer que no me sé tu jueguito...—Decía el rubio, creía que se trataba del hecho de ser promiscuo, o porque deseaba que se interesara en él románticamente. —No voy hacer esa mierda, no voy a enamorarme de ti con esa de la ley del hielo...
—¡No estoy haciendo ningún juego Adam! ¡Además las únicas personas aquí que han estado jugando son tú y Trevor! ¡Lo sé muy bien! —Señalo Whalker alterado, caminando cada vez más lento. Adam quedo mudo.
—...Lo sabes...
Sin querer decir otra palabra, se volvió a mirarlo. Nan tenía una fuerte migraña lastimándolo, pero podía razonar que no quería pelear, permanecieron estoicos mirándose mutuamente en silencio, solo oyendo la música y las voces de la ciudad nocturna, cuando quiso sugerir hablar mañana con más calma. Pasos se oyeron de lleno atrás de ellos, fijaron sus ojos en una figura que salió de las escaleras por donde llegaron.
Mac Bulldog bajo lentamente, sus pasos retumbaran. Ambos miraron al recién llegado.
—Siento interrumpir su pelea, pero... no dispongo de mucho tiempo para divertirme. Adam, lárgate, tengo asuntos pendientes que atender con Whalker... —Su tono era apagado, burlón y seguro.
—A mí no me dices que debo... —No término de hablar cuando una cachetada le calló las palabras, tirándolo al piso y golpeándose la cabeza, lastimándose sobre sus tacones rojos. Su mejilla se hincho, y su labio inferior sangro. Adam apenas y concebía su juicio, ver como Richard pasaba como en su casa le cabreaba. Nan se intentó acercar a socorrer a Adam.
—Espera... ¿tú?
Nan balbuceo asustado, tomando por los hombros a Adam, intentando en su confusión defenderlo.
—¿Te dije que me las pagarías o no? —Se abalanzó sobre Whalker a puño limpio, dándole un puñetazo en la cara, casi noqueándolo a golpes.
Adam no podía ponerse en pie, sus sentidos ya no coordinaban adecuadamente lo que hacía, no podía ni siquiera medir sus distancias, oír los gritos de Nan era casi irreal, porque nunca pensó que alguien pudiera llorar así, eran callados por las sonoras bocinas de arriba.
—¡Hijo de perra basta! —Reclamó Adam, si, estaba furioso con Nan, pero claro que no le deseaba algo así.
—¡Tu cállate maldita puta! —Le reclamo Richard, sacando una navaja, que asusto sin piedad tanto a Whalker como a Mathews. —Hagamos un pequeño juego putita... ¿A quién de ustedes castro primero? Me llamas más la atención tú... —Al instante tomo por el cuello y bufanda roja a Nan, haciéndolo gemir adolorido, con lágrimas desbordando de sus ojos. Pero en parte, demasiado atontado para comprender lo que le pasaba, todo se sentía como una horrible pesadilla, de la cual no podía despertar. —Aunque si me dices que primero Adam tal vez lo considere, igual te voy cortar la verga...
Sudor frio recorrió la espina de Mathews... carajo, Nan lo iba a señalar, lo iba a vender para salvarse el pellejo, Adam lo sabía... sabía que las personas muestran su verdadero yo cuando están cara a cara con la muerte... entre sollozos lastimeros Whalker comprendía su situación, se cubrió su rostro y lloro amargamente.
—¡Ha... házmelo a mí! ¡Pero deja que Adam se vaya! ¡Te lo pido! —Apretó sus ojos, abrazo su bufanda, ya se hacía siendo castrado por Richard, quien sonreía cínicamente.
—Así me gusta puta...
Richard a navajazos comenzó a despedazar la ropa de Nan, bajando sus pantalones, ya se asomaba el bóxer. Adam entraba en pánico cada vez más... ¿preferiría que lo atacaran a él...?
Fue la adrenalina reaccionando al momento, se quitó el tacón de su pie, viendo como Richard seguía propinando golpes a diestra y siniestra mientras Nan intentaba inútilmente defenderse con sus sentidos estropeados. Que le den a dudar, le arrojo su tacón en la cara a Mac Bulldog, abriéndole la ceja, sangre comenzó a gotear de cara, atontándolo lo suficiente para empujarlo lejos de Nan y atrayéndolo hacía si, con el pene de fuera ya, Whalker intentaba ponerse en pie, pero sus pies ya no le respondían como antes, obligando Mathews a literalmente arrastrarlo lo más lejos que pudiera, su suerte estaba echada, no lograría sacarlo de ahí... y ahora se condenó con él, mierda... ¿Por qué hizo algo tan estúpido? Ni siquiera trajo un algo para defenderse.
Richard se levantó para atacarlo nuevamente, hasta que una masa de músculos se le fue encima para molerlo a puñetazos.
—¡¿Trevor?! —Llamó Adam, quien veía atacaba certeramente al otro perro, los puñetazos abruptos, seguidos y sonoros de Rafael no eran ni por asomo considerados, como si intentara comprobar que tan fuerte le podía partir la cara a cada golpe...más sangre, cada vez los gritos de Richard aumentaban, literal, saliva salía disparada de su boca, las manos brilosas por la baba goteante de los labios hinchados, mientras lo sostenía para golpearlo firmemente del cuello, más fuerte y sin tregua, incluso se veía que los nudillos de Rafael estaban sufriendo por ello. Pero eso no detuvo a Mac Bulterry de seguir, llegado al punto de hinchando las mejillas, los labios, la cara con puñetazos y dejándolo con los ojos morados, salpican los mosaicos de carmín, manchas disparejas que crean una terrible escena en todo a su alrededor. —¿Trevor...? —Adam comenzó a llorar al ver como estaba quedando el rostro de Richard, casi irreconocible y le dio pavor al encontrarse con la mirada de Trevor mientras golpeaba sin escrúpulos al otro. Incluso uno de los ojos de Bulldog parecía que ya ni siquiera podría volver a ver, si es que tenía la oportunidad de escapar, oía los bufidos de Rafael mientras linchaba a su víctima.
Y su mirada mientras lo hacía... sus ojos disfrutando del momento... lo petrificó.
Solo oía la carne y los huesos tronar mientras Trevor destruía la cara de Richard... siquiera, ni siquiera parecía consciente de lo que hacía... ¿O tal vez estaba demasiado consciente de ello?
.
.
Continuara...
Mis amores, habemos dibujos, el presupuesto de dos dólares pago el panquecito que me dio la inspiración, recuerden que tengo grupo de facebook donde subo curiosidades, ¿Que les pareció el capítulo? la historia esta tomando un rumbo más oscuro de lo que aparenta ser, Trevor da miedo enojado. ¿No? ¿Jordan le traerá problemas a los perros? Los leo mis amores.
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