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Capítulo 10: Más que solo quitarte la ropa

La modelo de caderas anchas y ojos vivaces se regodeaba entre los brazos de Trevor, sentada en su regazo sirviéndole una copa de vino. Trevor atendía a otro de los grandes perros de Nueva York.

Mac Bulldog, empresario y accionista. Ambos pasaban el rato de ocio compartiendo rameras. En Turnin Blow Resort Casino. Uno de los tantos casinos que tenía su disposición. Rafael amaba el enervante perfume de mujeres con lencería atrevida, las luces de neón verdes del antro anexado a veces logran marearlo, los altavoces anunciando ganadores en las ruletas, mientras los pobres incautos creen que se volverán millonarios, enriquecían al perro Bulldog.

—Que sea la última vez que le partes el rostro a Adam, idiota— Le regaño Mac Bulldog. Quien a pesar de que sintiera repudio por Mathews, es su modelo de lencería más vistoso, quien más contratan y por tanto le hacen su favorito, después de la fusión que tuvo una de las agencias de modelos que manejaba lo primero que le pidieron fue tener el privilegio de poseer entre sus contactos al mismísimo Adam&Adeline, por tanto tenía que cuidar el rostro de Adam y no podía creer lo que estaba perdiendo con cada escándalo y golpiza que se llevaban sus contrincantes —¡Brigadeiro me habló al medio día y me dijo la gran cagada que hiciste! Nos has puesto la soga al cuello tarado— El hombre era masajeado por una mujer semi desnuda y de cuerpo voluptuoso para relajarlo. Quitarle el estrés momentáneo.

—Y él me hizo perder a mí un millón ochocientos, no creo que sea tan terrible lo que pagarás como lo que yo perdí. Como sea, no vengo a eso... vengo por algo más íntimo— Y la furcia entre sus músculos se fascina con malicia del hombre bien parecido que le daba besos en el cuello. Acariciando la larga erección que acompaña los pantalones de marca que traía encima.

—¿Qué se te ofrece? —

—¿Conoces a un tal "Nan Whalker"? —Bebió de la Copa. Cuál maléfico ente de las sombras, esperando respuesta.

—Nan Whalker... si se quién es, el pez gordo de la mejor calidad de esta ciudad al que podremos acceder—Recordando viejas heridas aparta la mirada.

—¿Por qué pez gordo?

—Tipo difícil de sobornar. ¿En qué problema estas metido?

— ¡Oye, la duda ofende! No estoy metido en ningún problema... por ahora— Y luego se soltó una risita—Pero no tenía idea de que era tan buen abogado, sabía que era medio famoso—

Bulldog soltó el humo del cigarro y siguió hablando.

— Nan Whalker no es el típico abogado que te defiende en un juicio, es un secretario de mesa y tengo entendido que pronto subirá a juez. Mientras que nosotros pagamos abogados caros para que nos representen en juicios difíciles. Nan pertenece a los que califican a nuestros abogados caros. Él es quien guarda mis demandas, tus demandas y las de toda empresa que desfila por sus dedos, él da visto bueno administrativo para que un juicio se gane o se pierda, él es quien archiva toda la evidencia y la entrega a la policía. Impecable y en orden. ¿No sabías? —

—Ni puta idea, hace poco me di un agasajo con él— Estaba bebiendo cuando Bulldog se comenzó a reír entre sonoras carcajadas.

—¿Tú? ¿Agasajándote con Whalker? ¡Es la mejor mentira que he escuchado! No me veas la cara de imbécil Rafael, a Whalker no le gustan las mujeres, pero tampoco le gustan los hombres. ¿Crees que no intente sobornar a ese hijo de puta? —

Frunció el ceño. No le agrada la idea en que alguien más vaya atrás de su presa.

—¿Y qué le ofreciste? —

—Todo, mujeres, hombres, dinero, prestigio, regalos, e igual llegó con esa maldita sonrisa suya al lado del pendejo de su asistente Samuel y me dijo que no. Que igual me debía presentar al maldito juicio. ¡También lo amenace, en mi desespero y estupidez! Resulta que el maldito es hijo de un boina verde Nathan Whalker y yo no me meto con familiares del gobierno, no soy idiota, hay un sicario que lo cuida encubierto que ni él sabe que tiene a sus espaldas. Sus dos hermanos están enrollados en puestos importantes. Jordan Whalker uno de sus hermanos, es el que nos tiene enculados con nuestros casos de lavado de dinero. ¡En seguida estuve como ramera listo para chupársela y me perdone! Luego me enteré de su hermano el teniente coronel, Jonathan Whalker y ahí decidí no insistir en amenazas ni sobornos. Es un peso de los duros. Pero conviene, me dijo que no presentaría cargos conmigo. ¡JA! Vaya idiota, ese pendejo me las pagara en algún momento— Después para quitarse el mal sabor de boca le hinco diente a la cena frente suyo.

El otro suspiro, fumando un puro sabor cereza, aún más interesado de lo que estaba en su apuesta. ¿Quién diría que se encontró con un pez gordo?

—Y yo que sólo me lo quería coger. Me lo topé en un bar y bueno... Me pesa mucho aguantar los paparazzis y no insistí en acercármele. No tenía idea de que fuera tan importante, ahora entiendo mejor porque, el imbécil de Devon no supo buscar ese tipo de información— La mujer a su lado menea sus pies dándole caricias.

—¿Estas de broma? Ese tipo no se acuesta con nadie, si me dijera que hace fotosíntesis yo me lo creo. Nunca tiene sexo con nadie, no hace casi escándalos y tiene casi 50 órdenes de restricción de varios paparazzis y medios en la prensa roja. Que se vaya al carajo, estoy harto de intentar ganármelo. No te conviene solo acostarte con él, quédate a su lado, es mejor que cualquier puta. ¿Verdad nena? — Le dio una cachetada a la mujer, palmeando su culo firme al descubierto, la chica hipócrita asiente.

—Yo no seré la pareja de nadie, le aposté al idiota de Adam que me lo cogería antes que él. Pero... —Trevor lo pensó mejor, asentar cabeza no le viene ni en sus borracheras y menos con sus inhalaciones de coca o fumadera de Crico.

No le era complicado que las personas le desearan. Pero admitámoslo, le viene mejor tener al pelirrojo como amigo que como enemigo, ya le hizo la vida miserable a su compañero de negocios.

—Eso sí Trevor, no te lo vas a ganar meneando el pito frente a su cara. Eso no le mueve, él tipo es morboso y le vas a gustar, siempre le gustas a los idiotas. Pero... descubrí algo peculiar de él además de que no coge—Saco de su bolsillo las capturas de conversaciones. Por visto Nan iba con una psicóloga.

— El tipo tiene una autoestima por los suelos, ya sabes siempre sólo... y aun así yo no logre hacerle ni media, me estoy oxidando—

Le echo un ojo detenidamente. ¿En serio Trevor? ¿Serías tan ruin y desgraciado para aprovecharte de ello? Su lubrica sonrisa entre sus mejillas al besar a la mujer dice mucho.

¿Por qué sonríe un demonio?

.

.

—Deberías de salir Nan...—Sugirió Sam, sorprendiendo a su jefe mientras este tecleaba en su laptop, ante ese comentario se detuvo al creer oír mal.

—¿Perdona? —Cuestiono de vuelta.

—Mira, llevas demasiado tiempo evadiéndolo. No lo niegues, nadie te seguirá, deja la computadora un rato, es fin de semana...—Sam le quito la laptop a mitad de la página que Nan estaba escribiendo.

—¡Pero tengo que terminar el proyecto! Si no lo hago yo qui-

—Yo lo termino por ti, sal, o abúrrete viendo Netflix, pero coño descansa. —A pesar de lo extrovertido que era su jefe muchas veces, la gran mayoría del tiempo Whalker se la vive en una cueva de su trabajo. Claro, habla con mucha gente y es muy querido, pero... muchas veces se descuidaba a sí mismo —Me dijiste que el otro día tú y este tipo que no me agrada platique contigo... emm ¿Quién era?

—Se llama Adam...—Recordó, se sirvió una taza de café con leche de su cubículo, mientras se tallaba las cienes. La oficina solo compuesta por ellos dos, resuena sus voces en las delgadas paredes.

Ante su rápida respuesta, era obvio su disgusto porque su jefe recuerde perfectamente el nombre del tipo que le tira los perros. ¿Tanto le agrada?

—Si... él... Es obvio que quiere contigo—Guardo una pausa antes de tener el coraje para seguir hablando. —¿Sabes? Si él intenta ir más lejos contigo... deberías hacerle caso...—Nan le miro unos momentos arqueando las cejas—No me veas como si no entendieras lo que quiero decir, estás muy estresado. Y es obvio que él quiere acostarse contigo...—

—¿Eso no te molesta? Sé que tu...—

—Olvídate de mí, lamento si te sientes obligado a tener que "guardarte" porque somos amigos, no quería incomodarte al recordártelo, no buscaba eso y lo lamento, porque tú me importas me preocupo ¿Cuándo fue la última vez que follaste con alguien? —Ante la falta de respuesta, claro que sabía tenía razón.

—Pero tengo trabajo que hac-

—¡Que yo lo hago! ¡Solo has el vago por ahí! ¡Si este tipo Alan-!

—Adam...

—¡Como se llame! Si él quiere darte su florecita tu déjate, es normal... ya leí lo que te manda...—Le era lo suficiente incomodo corroborar todos los coqueteos descarados que le manda ese tipo. Nan se lo platico y le mostro solo dos mensajes que bastaron para entender sus intenciones —Y no se te olvide llevar condones.

—¡Samuel! —Se sonrojo, dándole un empujón con la mano, abochornado escuchando las risas de Sam, quien se fue rodando sobre la silla giratoria. Se lo tomaba a bien, por mucho que en el fondo a su enamorado le doliera.

.

.

"Tranquilo Nan... si, Sami tiene razón. Te lo dice para calmar el estrés. ¡Hasta tú lo necesitas de vez en cuando! Es obvio desde hace tiempo que él quiere algo rápido... te invito a su casa...¡Esta claro que quiere algo contigo! ¡Ningún idiota con cámara te ha seguido! ¡No van a ahuyentarlo como a Trevor! Nadie te está viendo, ni juzgando, solo estas tú y... Adam "

Recordando al muchacho, voltea en la dirección por la sala donde se fue Adam. Mira al piso, intentando distraerse con la estética que gobierna el lugar, es de ese tipo de departamentos anunciados para esa elite en la sociedad que gastan de montón y que nunca conocería.

Oh bueno, mentira, ya los ha conocido. Demasiado bien. Menea la cabeza, eso ha quedado en el pasado. El escalofrío pesa en sus hombros. En su bolsillo nota que se trajo algo que no debía, bufá molesto al recordar.

Aunque se viera tranquilo por fuera, Whalker en sus adentros pensaba detenidamente lo que haría.

"¿Le molestaría si yo lanzo el primer movimiento? ¿O el iría arriba? ¿Tendrá condones? ¿Pero y si no quiere? ¿Me dejara de hablar?"

Pícaro taconeo se escucha tras su espalda, Adam volvió, haciéndolo apartar la mirada en cuanto lo vio mejor, haciendo que su cara se cubriera en rosa mate, resaltando las pecas chispeadas en sus mejillas.

Estaba en ropa interior.

—¡Perdón! ¡No quería...! —¿Verlo desnudo? Cual promiscua putita, el joven muchachito tras suyo emite una sonrisita. Con los hoyuelos en sus mejillas, el repicar de los tacones altos suena en el silencio del departamento, sonoro estribillo que repica cuando Adam rodea con sus brazos a su querido invitado.

El carmín de los voluptuosos labios brillosos que tiene le han dejado de piedra, las manos blanquecinas pasan acariciando su pecho, con la yema de los dedos forma pequeños círculos, justo sobre su pecho. Puede sentir la respiración del jovencito tras su espalda, cálida y tenue, silenciosa, cual susurro.

—Oye guapo, yo no muerdo. Bueno, no tan duro—Otra risita.

Se relame los labios nervioso, unos momentos después Adam quito una de sus manos para sacar un objeto del bolsillo en el encaje de la ropa, apretando un botón las luces del departamento adquirieron un tono nocturno, cubriendo sus cuerpos en tono azul opaco y naranja suave, a centímetros podría ver mejor el tono que tenían los muebles del lugar, a veces zonas oscuras y otras muy levemente iluminadas. Sus nervios a medida que pasaban los segundos no hacían más que aumentar cada vez.

Nan, cándido idiota, aún pensaba que seguramente no querría lo que se veía a una galaxia de distancia.

"¿Por qué este chico querría tener algo conmigo? O sea, se supone que le caigo bien ¿No? Incluso ya se vistió muy...muy... ay soy imbécil"

No lo niega, Adam tiene un gusto exquisito para vestirse y actuar, te corrompe cada pensamiento para un solo objetivo, sexo.

Tan sencillo como eso, con mucha vergüenza encara al chiquillo.

—¿Sabes...? Ya es un poco tarde y ya está anocheciendo, creo que debo irme...— Pero antes de que lograra escaparse de aquellas garras que le acarician, sus ojos accidentalmente se desvían a unos cuadros de la pared levemente iluminada, y se fueron parte de sus dudas.

Notando a donde fue la vista de su invitado, Mathews le toma de la mano y lo acerca para ver mejor.

—Te dije que tenía los cuadros de Brigadeiro, ven, estoy seguro que quieres echarle un ojo— Lo invita a sentarse en el sillón cerca del cuadro. Se aleja para después regresar con unas bebidas, el otro estaba muy ocupando viendo los cuadros frente suyos, tan llenos de matices que desvirgan su pudor. —¿Qué me decías que te apetece de tomar? Que no sea agua maldita sea... —Susurra lo último —Tengo para piña colada o de fresas. ¿De cual quieres? —

—Piña colada por favor...— A cada segundo le gana, le mueve, más que solo atributos y encantos físicos. Su voz, su gusto apetitoso en sensual arte y ambiente. Sabe ganarse a los hombres y como otros tantos. Nan se deja seducir.

En lisas caderas torneadas bien vestidas en la ropa interior negra de encaje, las medias de seda con aquellos tacones le roban más que solo la vista.

Regreso a su lado sentándose en el sillón ofreciéndole su bebida y que extrañamente olía bastante dulce, un sabor agradable a su paladar, y con soberbia, el otro pasa el brazo alrededor del hombro que poseía libre, le invitaba al abrazo. Apenado, pero no excitado, le devuelve la caricia, de manera inesperada, acomodándose en su brazo.

—¿Te puedo hacer una pregunta? —

—Esa cuenta como una, te quedan dos intentos. —Y sonrió tomándole unos sorbos al cóctel de champán de fresas, adornadas con rodajas de lima.

¿Dos intentos para qué? ¿Para una oportunidad? ¿Para ganarse algo más que su cuerpo?

Es un juego mental que siempre hacia Adam, sabía de sobra que lo único que siempre buscaban de él, eran las nalgas que se carga.

—¿Sigues trabajando de modelo? ¿No es exigente ese trabajo? Por la dieta y eso...—

"Menudo hombre. ¿Cuándo te vas a quitar la ropa? Yo ya estoy en calzones y tú tienes ganas de conocerme. Ya encuérate..."

Para sus adentros, le estaba aburriendo estar tan apetecible y el otro imbécil no coopera. ¿Podía considerarse grosero no quitarse la ropa en ese punto?

—Por ahora no guapo, me canse de ello. Ya recorrí cientos de pasarelas y varias semanas de la moda en Milán. La de Londres y París, sin contar la de Nueva York. Tokyo, Berlín, Madrid, Australia, Lakme. —Era un presumido de cuidado, para hombre y mujer, era reconocido como uno de los hombres más atractivos del mundo. El sueño de las mujeres y la belleza en corambre, cutis ovalado y precioso, rostro fino y perfecto, con o sin la vendita del hospital que traía, era un adonis. Nan no puede evitarlo, a medida que conoce más de Adam, se siente intimidado.

—¿Y cómo es París? —Era una pregunta común que le hacían siempre que hablaba de sus viajes, no le molesta contestarlos.

—Una ciudad preciosa, sus luces en la noche te dejan con el aliento en la boca, cierras los ojos y piensas. Wow, estoy aquí y están preciosa que te parece irreal, su arquitectura, su arte y los sitios turísticos que la apañen te roban más que solo el dinero para visitarlos —Se endereza y se acerca a su rostro lentamente—Una ciudad vieja en cuyos bares me iba para perderme un rato, y no te cabe la cabeza en numerar. —Se inclina sobre sus labios, Whalker se deja enervar en sus palabras— ¿Cuántos escritores, artistas, músicos, científicos o todo aquel que haga el arte o imite al arte en la naturaleza ha pisado esas calles? Soldados, dictadores, todos concuerdan con su hermosura y fineza...rica en historia y belleza...— Y espero al otro en contestación, para que se acercara a sus labios. En un impulso él mismo tomo la iniciativa, sujeto los hombros de Nan para besarlo, en un silencio que solo es interrumpido con la respiración del otro. Pero su acompañante lo detuvo con las mejillas rojas.

"Belleza..." Resonaba en su cabeza, mira al bolsillo de su pantalón un instante.

—Pe...perdón Adam, me huele la boca—

Oh dios, se la bajo entera.

Adam se quitó con una sonrisa de medio lado, tomando unos sorbos a su trago. ¿Para qué lo intenta? No se puede concentrar, cansado de sus intentos, simplemente se recostó en el pecho de Nan y se acurruco entre sus brazos, este sin pena aceptaba el contacto suave.

¿Cuándo fue la última vez que Adam apoyo su cabeza en el cuerpo de alguien? ¿Fue con su crush de la preparatoria?

Si...lo fue. Lo recuerda con cariño. Aburrido saca su teléfono para checar Twitter, era adicto a quejarse de muchas cosas, mientras Whalker no tenía idea si cometió un gravísimo error ante lo que dijo o no. Pero debía ser sincero, le dijo sobre su aliento solo por mencionar la palabra belleza. Porque estaba más que preparado para darse cariño con Adam.

—Tengo hambre ¿Quieres pizza? —Le pregunto el rubio, de mal humor porque el otro le hubiera rechazado sus coqueteos.

—¿Estás enojado?

—No, soy mamón por naturaleza—

.

.

Adam comía sin pena ni vergüenza rebanadas de pizza con la gracia de una vaca, al lado Nan le acompañaba disfrutando de la cena y viendo con él una serie en Netflix. RuPaul's Drag Race. Que en particular al principio Nan no le gusto, pero la competencia que mostraban en cada episodio ya lo tenía enganchado echándose unos tragos con Adam. Estaban en la eliminatoria de Monét X Change, una Drag procedente de El Bronx.

—Oh...me agradaba—

—¿Qué esperabas? La competencia es una perra cruel—

—¿Tu...emm te gusta vestirte como ellas?—

—¿Ellas? No tanto guapo, no salgo en público muy seguido así, (ignorando mis noches locas) no me gusta tanto el maquillaje y la ropa andrajosa que no sea para coger un rato. Tú mismo lo puedes ver— A pesar de que el labial carmín se había disipado con la comida y las limpiadas de servilleta, el maldito rubio seguía viéndose presentable y... bonita. Por visto su pena y vergüenza se habían esfumado desde que lo vio vestido con su ropa coqueta, como si le hubiera revelado lo que no quiere nadie vea o conozca sobre sí mismo.

Algo que muy pocos hombres tendrían la posibilidad de saber más allá de lo que la piel entrega en una mera noche. Fue más que solo quitarse la ropa, Adam lo sabía y se avergüenza, conoce pena y pudor sin razón. Ni estaba desnudo y se sentía tan vulnerable, expuesto... ni asomo de su pene y siente que le vieron el alma misma.

Pero no le disgusta, se siente seguro, rascándose la barriga y comiendo sin importarle verse todavía medio presentable, incluso cuando salían buenos chistes se olvidaba que estaba comiendo, sonríe. Con la nariz vendada todavía y medio drogado con los analgésicos. Le gustaba pasar su rato con Nan.

.

.

El alcohol ya le había pegado en la cabeza al pelirrojo, dieron eso de las once de la noche, lo único que ahora ilumina la sala es el brillo de la pantalla donde se dieron una maratón de los Drag Queen bien vestidos. Adam no tomo mucho, porque aunque no lo quisiera, tenía medicina que tomar, a su lado su invitado padecía borracho.

—Ahhh, ya no hay...—Se quejó molesto al ver su vaso vacío, meneando el vaso para que salieran las gotas que quedaban sobre su boca, sin medir bien todo le cayó en la cara, manchando su ropa.

Adam se carcajea a su lado en la estupidez del otro.

—¡No te rías! Necesito secar mi ropa...—Se levantó tambaleante del sillón.

La sonrisa del rubio se fue cuando sin pensarlo Nan se quitó la bufanda roja y comenzó a desabotonarse la camisa de color blanco. Sin mediar claro que se acercó a ofrecer piadosamente su ayuda al necesitado.

—Ven te ayudo...—Le desabotono la camisa y el otro frente suyo se cubre la boca, intentando que no le oliera el aliento. Adam entre su vergüenza y con la camisa a medio desabotonar tomo de la mano a Nan para llevarlo al baño. —Te presto cepillo y pasta para que te enjuagues, señor apestosin, de paso tienes que limpiarte esa mancha en la camiseta, no sale fácilmente—

Con dificultad lo sentó en el enorme lavabo que tenía en el baño, y mientras su invitado se cepillaba al fin los malditos dientes, Adam quitaba la mancha en la ropa del otro.

—Oye Adam, mi vecina del piso de abajo encontró ropa interior negra tirada en la calle el día que te quedaste a pasar la noche conmigo. ¿Era tuya?— Y dejo lo que el cepillo prestado, cabeceando a veces, con un sueño enorme en su mirada.

—Si era mía guapo. ¡Pero no importa! Tengo más que usar, así que no te preocupes, ahora...¿Por qué no dejas que te lave también los pantalones?— Se acercó lentamente, tocando el pecho descubierto, cubierto en pecas tiernas, notando el lunar que tenía Nan justamente en uno de sus botones rosados. —Bonito lunar...—le comenta, agachándose frente suyo, arrodillado, le empieza a desabrochar el pantalón.

—¡Gracias! ¡Lo llame Raúl! Dile hola —

Adam intenta aguantar las carcajadas.

—Hola Raúl, Ay no puedo...—Se ríe, pero no pierde la meta de dejarlo desnudo. Le baja los pantalones, viendo las piernas blancas y pálidas que tiene el pelirrojo, un tono rosa en sus rodillas y tobillos es lo que más resaltan en la pequeña oscuridad del enorme baño, Nan desconoce su vergüenza, le baja los boxers negros, queda desnudo, pero con las calcetas azules puestas. Adam quiere quitarle las calcetas pero Whalker le da un empujoncito.

—Oye, hace frío, deja mis calcetas...—Le regaña, se aparta sonrojado, se pone de pie y se sale del cuarto.

.

.

—¿Que estás haciendo guapo? —Adam ya no sabía que hacer entre sus risas, veía a Nan tendiendo la cama de su cuarto, momentos después se acostó dejándose caer en la cama, pero permitiéndole al rubio ver las nalgas al aire del pelirrojo. —Te quedan bien las pecas en las nalgas—Se sentó a su lado dándole unas nalgadas a culito suave de su invitado, notando que era pelirrojo natural de pies a cabeza.

—Adam...creo que tengo que irme ya—

—¿Por qué guapo? ¿Me tienes miedo? —

—No es eso...yo no soy guapo, no lo soy...—Se cubre la cabeza en la almohada, y se tapa con la cobija. Adam se acerca a su oído.

—Eres pelirrojo, con ello ganas muchos puntos—

—Si no lo fuera entonces menos de eso. Soy un puto gordo que no cuida nada de eso...lo siento Adam, no puedo darte lo que quieres...—

Molesto, se quitó de encima, cabreado de tanto esperar, chasquea los dientes, con paso decidido va a la sala por las pertenencias que carga Nan, en específico los pantalones, camiseta y bufanda, dispuesto para echar al maldito imbécil a la calle ebrio y desnudo por rechazarlo.

—Te vas a cagar estrecho de mierda —Y cuando se dirigía al cuarto para echarlo del departamento se cayeron de uno de los bolsillos las pertenencias de Nan al suelo, cabreado aún más al rubio, riñendo se agacho para tomar algunos papeles mal doblado que traía en su bolsillo, su billetera y celular. Mientras los sostenía y los metía en el bolsillo nuevamente, noto en los papeles doblados, letras escritas en manuscrita a puño limpio.

Más chismoso que por curioso, tomo dicho papel para leerlo mejor. Era un pequeño texto:

La Belleza

Que será la belleza que todos buscan. ¿Las caderas más anchas o delgadas? ¿Los pechos grandes o chicos? ¿Los botones rozados y canelas? ¿Las pieles rojas, negras, blancas o finura dorada? ¿Qué es la belleza?

¿Qué hace hermosa a una mujer?

¿Qué hace guapo a un hombre?

Los vestidos, los pantalones, los zapatos altos, los zapatos de cuero, el maquillaje que ruboriza tus mejillas o el rímel de las pestañas. ¿Los músculos por encima de la hombría o la suavidad de almohada de la panza? ¿En cuál recostarte?

¿A quién rechazar o a quien aceptar?

¿A quién querer y a quien olvidar?

Las chicas bonitas no son bonitas, las chicas feas son bonitas.

¿Cómo puedo distinguir una de otra? Si todas serán hermosas o horrorosas.

Los chicos guapos deben ser idiotas para ser amados, los chicos feos deben ser mamados para ser amados.

Deben ser delgados pero no en exceso, deben ser ellos mismos pero sin olvidar su peso.

¿Entonces que hace guapo a un hombre?

El cuero en su ropa, el perfume que te promocionan o su anatomía.

¿Cómo saber que eso está bien? Por cuánto dinero se puede pagar para ello.

¿Cómo distingo a un hombre guapo?

Que hace guapo a un hombre. Aquello que le han dicho debe medir más de veinte centímetros o nadie lo va a querer ni cotizar. Sin ver las cejas, los ojos, sus labios o sus pestañas largas, a veces más finas y voluptuosas que una mujer. ¿Un hombre es hermoso para otro hombre? ¿Los hombres saben que son guapos?

Que hace bonita a una mujer sino la cadera y pechos en un cinturón de reloj de arena. ¿Una mujer es hermosa para otra mujer? ¿O envidia de aquellas que considera virtudes de sí misma?

¿Tú conoces gente bonita?

¿Cómo sabes que es bonita? ¿Cómo sabes que es fea?

¿Tú eres bonita?

¿Tú eres guapo?

¿Porque eres guapo o guapa?

¿Qué te hace verte en el espejo para amarte u odiarte?

¿Los pechos o el pene que no son de tu medida deseada?

¿El cabello largo o corto, de color dorado, rojo, castaño, negro o albino?

¿Debes ser alto o pequeño? ¿Delgada o rellenita?

¿Debes tomar pastillas para ser delgada? ¿Debes comer para ser rellenita?

¿Qué color de ojos debes tener?

¿Debes saber hablar, oír, sentir?

¿Cómo saben los ciegos quien es guapo o guapa?

Hasta los ciegos pueden ser racistas. Pero también se enamoran. ¿Los mudos ven belleza y preguntan por ella? ¿Los sordos reconocen cuando alguien habla de la hermosura?

¿Nadie sabe que es belleza? ¿O todos creemos saber que es belleza?

¿Lo dicen las revistas que compras?

¿Dios te dice si eres bonita o guapo?

¿Si no crees en dios entonces dejaras de serlo?

¿Eres bello porque lo sabes? ¿O lo sabes porque te lo han dicho?

¿Necesitas que te digan que eres bello para amarte? Si nadie te hubiera enseñado quien es bello y quién no. ¿Hubieses necesitado que te lo dijeran?

¿Los narcisos saben que son bellos?

Los narcisos tienen la respuesta de la belleza. ¿La tienen?

Un paisaje es hermoso ¿Porque? ¿Qué hace hermoso un cielo claro o un cielo nocturno?

¿Qué hace hermoso las profundidades del mar?

¿Qué hace hermosa una historia?

¿Qué hace hermosa la vida?

¿Las cientos de personas que la abalan porque te lo reafirman?

Hay ramas para juzgar la belleza en el teatro, el cine, la literatura, la fotografía, la música, la arquitectura, la danza o la pintura.

Hay cientos que se dicen expertos en su juzgar. Y en preferencia todos creerán que aquel que juzga conoce bien el tema.

"Yo solo sé que no se nada"

Es la verdad. ¿Sabemos? ¿No sabemos?

Nadie sabe o todos sabemos.

En la barra y medida del placer a los sentidos. Cada uno será el juez o verdugo de la belleza.

¿Tú eres bello?

Adam no supo porque leyó hasta el final, levanto su vista, titubeando unos momentos en que pensar. Belleza... ¿A eso se refería Nan cuando no le gustaba que le dijera guapo? Belleza...

Que le liga y le coquetea por solo una cosa, sexo y ya, no era tan complicado. Quería reírse de la tremenda cursilería que había leído, tal vez fueron los analgésicos haciendo de las suyas, pero no le hizo nada de gracia. Belleza...

"No imbécil, tú no tienes la culpa de esto... mero coger y ya, nada más y no hay nada de malo en ello. Lo he hecho durante varios años, este pendejo no es la excepción..."

Belleza...

¿Tú eres bello?

"Es obvio que soy bello carajo, mi culito lo abala, las agencias igual, los fotógrafos, los tipos con los que cojo igual-"

¿Eres bello porque lo sabes? ¿O lo sabes porque te lo han dicho? ¿Necesitas que te digan que eres bello para amarte? Si nadie te hubiera enseñado quien es bello y quién no. ¿Hubieses necesitado que te lo dijeran?

Adam arrojo el asqueroso papel al suelo, suficiente de pensar. Ya estaba muy grandecito como para no conocer la respuesta a esas dudas. Era obvio...

Mathews toma las pertenencias del pelirrojo, se queda de pie unos momentos que siente han durado una vida entera.

—Oye guap- Nan... ponte aunque sea una playera mía, aquí hace frío en la noche...—

El pelirrojo refunfuña en sueños.

Ahora una enorme duda corría silenciosa para Adam en su mente.

¿Acaso no era bello para Nan?

Continuara....

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