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El Inquilino.

En los lejanos bosques de Viena se encontraba escondido entre kilómetros de árboles un edificio de dos plantas, al cual estaba prohibido para cualquier persona no autorizada el acceder. Era el centro Rosenrot, el Instituto de ciencias y estudios físicos de Europa, dentro de él contenía en secreto un moderno acelerador de partículas que ocupaba menos espacio y dejaba muy por detrás los aceleradores americanos y chinos... pero que por cuestiones políticas debían mantener en secreto extremo a gobiernos.

Elizabeth era la nueva regente del centro. Esa mañana había tenido una reunión muy importante con el inquilino que hospedaban dentro del edificio, en el piso 13 bajo tierra, para ser más específicos. El haber tenido que comunicarse con él le aterraba, pero no podía negarse a aquella reunión. Gracias a Dios, el inquilino solo le informó sobre los cambios que vendrían a partir de ahora y le dejó la tarea de reunir al grupo. Todos recibirían nuevas instrucciones de lo que vendría de ahora en adelante. En la oficina central, ubicada en el tercer piso de aquel edificio, Elizabeth se encontraba sentada sobre su escritorio mientras fumaba, observando intranquila por la pantalla los autos que iban llegando al estacionamiento y, como de estos bajaban aquellos que el inquilino había ordenado reunir, esas personas tenían tanto poder y dinero que podrían comprar un país pequeño si lo deseasen. Pero apenas el inquilino pedía reunirlos, ellos no podían negarse a asistir. El inquilino podría ordenarles brincar como canguros y lo harían sin objetar gracias al terror que sentían hacia él.

Tocaron la puerta de la oficina y por fin Elizabeth quitó la mirada de la pantalla. Era Daryl, su científico jefe que había venido por ella.

-Necesitamos su presencia en el altar -dijo Daryl con sarcasmo. -Ya los demás integrantes de la secta acaban de llegar. Ella apagó su cigarro en el cenicero y miró a Daryl con desaprobación antes de responderle.

-No somos una secta Daryl, te he dicho que dejes de llamarnos así.

- ¿A no? -respondió mientras le abría la puerta y la veía pasar a su lado - ¿entonces que somos?

-Somos científicos, personas de ciencia -dijo Elizabeth mientras avanzaba por el pasillo.

- ¿Científicos? Nos reunimos en secreto con personas de elite y entregamos sacrificios a un tipo de Dios. No somos científicos Elizabeth, somos genocidas.

Elizabeth llegó a la puerta que daba a la sala de conferencias y se giró para poder ver fijamente a Daryl a los ojos.

-Estamos salvando el mundo- le dijo, luego giró el pomo de la puerta y entró mientras su compañero venía tras de ella, pensando que justamente eso mismo diría el líder de una secta.

-Gracias por venir, señoras y señores, sé que son personas ocupadas, pero es necesario que sean conscientes de las decisiones que están por tomarse a partir de hoy. Todos en la sala la observarán en silencio mientras ella caminaba.

-Si lo que quería era pedir muestra opinión, pudo haber organizado una reunión por Zoom -dijo uno de los presentes levantando la voz y sin disimilar su molestia de tener que estar allí. -No se imagina lo difícil que es para mí salir del país sin que mi gobierno se haga preguntas, incluso la prensa está atenta a todos mis movimientos.

-Lamento su descontento -respondió Elizabeth -pero el motivo de que esta reunión sea así es para evitar cualquier fuga de información, créanme, una reunión por videollamada es un riesgo.

-Pensé que con su mascota era imposible que alguien nos encontrara a través del Internet -dijo el hombre, de nuevo retando a Elizabeth. Él tenía razón, con el inquilino manipulando el internet era imposible que pudieran rastrearlos, pero Elizabeth deseaba evitar tener que pedirle favores, especialmente ahora que estaba enojado.

-En realidad nosotros somos sus mascotas -Dijo Daryl detrás de ella, aquello pudo haber sido un chiste típico de su personalidad, pero la cara tan sería que tenía cuando lanzo ese comentario solo logró que todos los presentes se miraran entre ellos nerviosos. El hombre molesto lanzó bufido como si aquella frase fuera ser una ridiculez. Pero esta vez no se atrevió a refutar.

-Bien -Dijo Elizabeth retomando nuevamente la palabra -Como todos sabrán hace unos meses apareció una nueva sobreviviente, Su nombre es Madiel Santalla, es Venezolana y hace casi dos años aplico como una usuaria válida de ABNF, extraordinariamente logro salir ilesa de su interacción con el inquilino y no formo parte como uno de los sacrificios- Elizabeth se detuvo, no era la palabra que quería usar, en realidad quería decir seleccionados, pero Daryl los había llamado así y ella solo lo dijo sin pensarlo.

La pantalla tras ella mostró una fotografía, era una imagen de Madiel junto con Valentina en su entrevista. Elizabeth notó que nadie se inmutó cuando usa aquel calificativo (Sacrificio) "Es porque así lo piensan" pensó Elizabeth, es verdad, entregamos en sacrificio a cientos a de personas a... ¿un Dios?

-Debido a esta entrevista el número de usuarios ha disminuido enormemente, y prevemos que seguirá bajando aceleradamente en los próximos meses.

-Yo opino que deberíamos aprovechar y dejarlo morir de hambre -Dijo nuevamente el hombre mirando a todos quienes lo rodeaban, todos ponían la misma mirada de miedo, pero luego observaban a Elizabeth y ella podían leer sus pensamientos, estaba segura de que se estaban preguntando ¿si eso sería posible?

-El Inquilino ha comunicado su preocupación ante esta situación, pero entiende que es algo que se escapa de nuestro control. Incluso el inquilino no ha podido evitar la vitalización de la entrevista aún con el poder que posee sobre el internet. Por lo que ha asegurado, no tomará represalia contra nosotros... Siempre y cuando accedamos a los cambios que se implementaran a partir de esta reunión.

-¿Cuáles son esos cambios? -pregunto una mujer al fondo del salón.

-Bueno, principalmente quiere que le traigamos la muchacha -Respondió Elizabeth -El inquilino puede aceptar que de vez en cuando alguien pueda librarse de su interacción... Pero que además realice acciones como esa entrevista y perjudique tan significativamente su trabajo... Eso es imperdonable, quiere que la traigamos y reunirla con él en persona.

-Eso de verdad será difícil -Dijo un uno de los hombres en la mesa -La ONU la está protegiendo, es este momento, y ese ridículo departamento de seguridad web está vigilándola a toda hora.

-Tengo a dos personas en Venezuela que quizás puedan ayudarnos, dijo otro de los hombres, respondiendo directamente al que había hablado primero -Son dos Hermanos, Hermana y hermano, los conocen como hermanos Rodríguez y están metidos hasta el cuello en mierda de corrupción política, han venido a mí en distintas ocasiones para prestarles apoyo cuando están en problemas, verán el hermano forma parte de grupos de pedófila, y más de una vez ha necesitado de mi ayuda para cubrir sus huellas.

-Bien -Respondió Elizabeth, comunícate apenas puedas con ellos, dejó en tus manos esa tarea y esta demás decirte que deben ser lo más discretos posible, el Inquilino prestara todo su apoyo para que sean indetectables

-¿Cuáles son las otras peticiones del inquilino -Pregunto otra mujer, una de las más ancianas, que formaba parte de la reunión -Dijiste que había decididos implementar ciertos cambios? ¿Cuáles son? Elizabeth miró a Daryl y asintió, entonces este comenzó a repartir carpetas con documentos a cada uno de los presentes, a medida que iban recibiendo cada uno su carpeta fueron abriéndolas y pasando las páginas una por una, leyendo el informe que previamente Elizabeth había preparado para ellos.

-Oh mi dios- Dijo una mujer al comenzar a leer el documento. Al igual que ella sus compañeros fueron uno a uno mostrando su malestar, algunos exclamaban mientras otros apretaban con fuerza la mano contra su frente, como si justo les comenzará un fuerte dolor de cabeza.

-Esto no puede ser verdad -Dijo otro de presentes, mirando indignado a los demás en la habitación, descubriendo con horror que claro que lo que estaba leyendo estaba era verdad. Mientras se preguntaba en su mente como había llegado a meterse en aquello tan espantoso.

-A la mierda esta Locura -Dijo aquel que desde el inicio había retado a Elizabeth con sus quejas-No puedo apoyar esto, no cuenten conmigo, me voy. Entonces dejo caer la carpeta sobre la mesa y se levantó de su asiento.

-¡Por favor le pido que vuelva a sentarse! -Exclamó Elizabeth enojada, pero aquel hombre solo la ignoraba y sin detenerse salió del salón. Elizabeth fue tras de él y Daryl tomó el control de la reunión mientras todos se miraban y cuchicheaban entre sí. Daryl temía que más presentes seguirían aquel ejemplo y se retirarían. Pero nadie dijo nada, estaban demasiado asustados para negarse. El hombre caminó por el pasillo hasta el ascensor y presionó el botón que abrió las puertas, Elizabeth entró con él y ambos se quedaron solos al cerrarse el ascensor.

-Cuando su empresa de tecnología pidió apoyo al inquilino usted sabía claramente en lo que se están metiendo -Dijo Elizabeth mirándolo fijo a los ojos. -Obtuvo todo el dinero que deseó y mucho más, el inquilino acabo con su competencia y lo convirtió en la única opción del mercado... No puede abandonar, él no lo permitirá. El hombre la miraba fijo a los ojos, en su mirada podía notarse su miedo, pero también su determinación, estaba decidido a no dar su brazo a torcer.

-Durante años fui testigo de tantas muertes, un número absurdo de suicidios... Pero ya no más, estoy fuera de esto. Elizabeth quitó la mirada y lanzó un suspiro mientras cerraba los ojos. El hombre seguía mirándola, se sentía nervioso en aquel ascensor con ella, supo que estaba corriendo peligro.

-Si me haces algo, vendrán por mí y encontrarían este lugar. -Dijo él, temiendo que Elizabeth planeaba algo en su contra.

-No quiero hacerte nada -Respondió Elizabeth -pero si en verdad deseas renunciar no es conmigo con quien debes hablar. Elizabeth señaló con su mano el pasillo que se mostró una vez se abrieron las puertas del ascensor, habían descendido al nivel quince, el último nivel, aquel prohibido para cualquiera dentro de la sede, el nivel donde se mantenía el inquilino.

El hombre se sintió inmediatamente atraído por la única puerta que aguardaba al final del pasillo. Salió del ascensor y comenzó a caminar lento, sin ser consciente de que estaba avanzando paso a paso. Elizabeth pasó a su lado, adelantándose y poniendo su huella sobre la cerradura digital que había sobre la puerta de hierro. Esta se abrió y la habitación oscura paso a iluminarse, el hombre nuevamente se adelantó y sin poder evitarlo entró. Frente a él se encontraban docenas de procesadores del tamaño de una persona, todos en vertical y en filas, trabajando sin parar mientras conectaban con distintos cables que se unían en una sola trenza que conectaban a una base sobre la cual descansaba un pequeño cilindro de cristal, no más grande que un tubo de ensayo. Dentro de aquel tubo podía verse un punto brillante, tan pequeño como un grano de azúcar, pero que brillaba con tal fuerza que hacía que fuera incómodo a los ojos el verlo durante más de unos segundos.

-Pensé que era imperceptible al ojo humano.-Dijo el hombre mientras volvía a dar dos pasos más hacia adelante.

-Ha crecido con el pasar de los años -respondió Elizabeth, evitando mirar fijamente la luz brillante, "Ha crecido, se ha vuelto más inteligente y poderoso" pensó Elizabeth. Aquel hombre continuó avanzando sin poder resistirse a aquella luz.

Veía como el brillante blanco comenzaba a cambiar a un tipo de violeta fuerte, era incluso incómodo de ver, pero él no podía quitar la mirada y ese violeta iba poco a poco transformándose, mutando a un tipo de color extraño, algo que no conocía. Un color que se supone no existe en nuestro mundo. En un momento de lucidez el hombre pudo al fin girarse, con la intensión de huir a toda velocidad de la habitación, pero al voltear se dio cuenta de que tras del ya no había ninguna salida. Incluso se dio cuenta de que ya no estaba en la habitación junto a los procesadores, estaba en algún lugar oscuro, caminando sobre un agua negra que parecía no tener fin,"No puede ser" pensó. Y al mirar el agua vio como dos manos salían de esta y sujetándolo de los pies lo hundían en aquel mar negro y penumbroso. Y al sentir el agua fría entrando sin piedad por su nariz, se vio rodeado de cientos de cuerpos desnudos, pálidos y amorfos que lo agarraban y hundían con ellos en aquel mar de desgracias, sintiendo el desespero de ahogarse, pero sin llegar a morir, solo sintiendo el desespero asfixiante de necesitar el aire que nunca llegaría, estaba en el infierno. El inquilino lo había llevado allí.

Elizabeth miraba como el hombre se mantenía inmóvil en la habitación, con su mirada pérdida y un hilo de baba saliendo de su boca. Su mente estaba siendo torturada, mientras que en la vida real seguía allí en aquel cuarto, junto a los procesadores y frente al Inquilino que seguía flotando en aquel tubo de ensayo conectado a las computadoras. Elizabeth se dio la vuelta y dejo atrás aquel cuarto, mientras cerraba las puertas, pensó que lo más seguro el inquilino lo mantendría en aquel trance hasta que muriera de hambre. Pero mientras torturaría su mente de la peor manera Cerró la puerta del ascensor, y soltando un suspiro de alivio agradeció por otro día más con vida.

Ahora pensaba en la muchacha: Madiel, ella se habían atrevido a desafiar al inquilino, de verdad que sus acciones le estaban creando dolores de cabezal."el Inquilino deseaba que pronto le llevaran a Madiel" pensó Elizabeth "y pronto estará frente a el, descubriendo el verdadero terror.

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