Cap 3. Un Perro Llamado Royer -Parte 1-
Madiel paró de hablar y se cubrió el rostro con ambas manos... Había comenzado a llorar.
Valentína volteó a mirar a la doctora Francis. Esperaba verla levantándose de la silla a detener todo, pero ella seguía concentrada en su cuaderno, escribiendo muy rápido. Levantó la cabeza, casi como si sintiese que estaba siendo observada, y su mirada se cruzó con la de Valentina. Francis solo elevó su mano derecha, unos centímetros en el aire, y la abrió pidiéndole a Valentina que esperara.
El llanto de Madiel pasó a ser un leve sollozo, cuando retiró las manos de su rostro, sus ojos se habían hinchado un poco, se limpió las lágrimas con la manga de su camisa y tomó nuevamente el envase de agua.
—Disculpa, —dijo Madiel débilmente, mientras llenaba su vaso.
—Madiel, si lo necesitas podemos parar por un...
—No —interrumpió Madiel a Valentina. —Vamos a continuar.
Valentina esperó que Madiel terminara de beber agua tranquilamente.
—Madiel, necesito que me aclares muchas cosas, primero... Me dices que si llenas todos los datos que pide la aplicación, y esta no te descarta como un USUARIO INVÁLIDO... ¿Alguien va a llamarte?
Madiel solo asintió con la cabeza.
—Ok, entonces —continuó Valentina. —Esta mujer, me dices que te habló en perfecto español, ¿cierto? ¿Notaste algún acento? ¿Alguna pronunciación extraña? Sabes, la tecnología ha avanzado tanto que es probable que usen algún tipo de inteligencia artificial, capaz de recrear la voz humana.
—Valentina —dijo seriamente Madiel mirándola a los ojos —Sé todo lo que intentaras decirme. Todo fue real, la llamada, la voz de mi hermano y por supuesto la mujer saliendo del baño.
Valentina tenía en su mente un torbellino de preguntas y suposiciones sobre lo que contaba Madiel, o por lo menos de lo que ella creía que había experimentado esa noche.
En su canal jamás había hablado sobre un tema que se acercara siquiera a lo paranormal. Y aunque, obviamente, todo lo relacionado con la aplicación ABNF se catalogaba como una "Aplicación Maldita". Valentina siempre se arriesgó a pensar que era un tipo de tecnología desconocida, alguna clase de frecuencia, o imágenes que podían alterar las percepciones del usuario e inducir al suicidio.
Pero ahí estaba en aquella habitación, entrevistando a la única sobreviviente conocida de ABNF en toda Venezuela, y estaba confirmándole que todo el secreto de la aplicación sí tenía que ver con aquello qué tanto Valentina quería negar.
—Madiel perdona —dijo Valentina. —Solo trato de entender como funciona ABNF. Al ser una aplicación Maliciosa, obviamente puede entrar en tu información personal: contactos, fotos y tus conversaciones. Sin necesitar tu consentimiento, ¿quizás en tiempo récord creo? Debió encontrar el tema de tu hermano en alguna conversación con él, ¿o con cualquier otro familiar?.
—Antes de esa noche no había hablado del tema con nadie —dijo Madiel muy seria. —Jamás en mí vida le había contado sobre Royer a otra persona, nunca lo escribí, ni lo compartí. Lo había enterrado tan hondo en mi pasado qué ni yo recordaba qué había sucedido...
Hasta ésa noche.
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