4. ¡Que comience la aventura!
Nos habíamos quedado sin nada. Sin padres y sin hogar. ¿Qué haremos ahora? ¿Dónde viviremos y dónde comeremos? Sigo patidifuso. ¿Por qué justo a nosotros?
- ¿Qué hacemos ahora, hermanito? -seguía muy triste Tiara.
- No lo sé, Tiara. -le respondí. Los dos nos pusimos a llorar abrazaditos.
Seguía teniendo muchas dudas en la cabeza, como por ejemplo: ¿dónde estaban mis padres? ¿Qué habría sido de ellos? Yo seguía sin ideas en la cabeza, hasta que un sombrero nos interrumpió nuestro lloriqueo:
- Menos llorar y más trabajar. -dijo un sombrero desconocido.
- ¿Cómo vamos a trabajar si no tenemos hogar? No podremos hacer nada. -le respondí a aquel sombrero.
- Yo creo que, en mis tierras, deberíamos encontrar otro hogar, no quedarnos de brazos cruzados. -me contradijo el sombrero.
- Disculpe usted, pero, ¿quién eres? -le preguntó Tiara al sombrero.
-Yo soy Salacot -respondió el sombrero-. Soy un sombrero que lo único que quiere hacer es vivir aventuras y, en este caso, encontrar un lugar donde vivir, así que tengo un plan.
Salacot era de color amarillo y tenía los ojos naranja. Su cuerpo también era de color amarillo.
Salacot se puso a gritar a voces para llamar la atención de todos para poder decir su plan. Cuando vinieron todos y cada uno de los sombreros de Villa Sombrero, se puso a contar su increíble plan:
- Muy bien, este es el plan -empezó a explicar-. Vamos a irnos de esta villa para buscar un nuevo lugar donde vivir, incluso tengo ya planeado uno por si pasaba esto. Se llama Reino Sombrero, donde allí hay una ciudad llamada Villa Chistera. Será mucho mejor que este, y contaréis conmigo para lo que necesitéis.
- ¿Pero cómo vamos a encontrar Villa Chistera? -preguntó un sombrero tipo canotier que estaba escuchando-. No tenemos ni idea de dónde está cada reino y a qué nos enfrentaremos. Será muy peligroso.
- En eso tienes razón, pero... -nos dijo con intriga Salacot.
- ¿Pero qué? -preguntó un sombrero tipo boina.
- Tenemos a alguien que sabe todos los reinos y sus características y enemigos. -exclamó satisfecho Salacot.
- ¿Ah, sí? ¿Quién? -volvió a preguntar el sombrero boina.
- ¡Mi hermano Cappy! -exclamó feliz mi hermana.
- ¿Yo? -pregunté dubitativo-. ¿Por qué?
- Porque te has leído miles de libros sobre todos los reinos del mundo -me respondió mi hermana. Está en lo cierto, he leído mucho sobre todos los reinos para conocer mucho sobre sus características-. Eres el más indicado para llevarnos. ¡Por favor! ¡Por mí!
- De acuerdo -me convenció. Me había puesto esos ojos con los que había que asentir siempre, por eso, como podéis ver en mi respuesta, asentí.
Todos los sombreros y sombreras aplaudieron. De todos tipos. Pero yo todavía tenía una duda:
- Pero Salacot, ¿cómo vamos a ir al Reino Sombrero?
- Iremos en mi nave Odyssey -respondió Salacot-. La tenía reservada para este tipo de ocasiones.
- ¡Genial! ¡Nos vamos de aventura! -dijo ilusionada Tiara.
Nos fuimos, esquivando los escombros, hasta llegar a la nave Odyssey de Salacot. Era de color amarillo, como el dueño. Tenía pegatinas de diferentes reinos. Se notaba que era un gran explorador. Nos metimos dentro de la Odyssey, y vimos que había muchas cosas. Muchos accesorios de los diferentes reinos que había.
- Sombreros y sombreras, necesito muchas energilunas para que partamos. -dijo Salacot.
- ¿Por qué? -volvió a preguntar el sombrero boina.
- Porque las energilunas son la energía para todas las naves Odyssey. -respondí yo. Conozco mucho de energilunas gracias a miles de libros que me he leído. Me los leo para cuando vaya a viajar por todos los reinos que existan. ¡Y es lo que voy a hacer ahora!
- Muy bien, pues hay que traer algunas energilunas para que podamos partir -explicó Salacot-. Traed todas las que podáis de vuestros hogares. Yo también iré a mi casa a encontrar algunas que tenga sueltas o guardadas.
Le hicimos caso y nos fuimos a nuestras casas para traer todas las energilunas que hayamos recolectado, pero yo antes de irme a buscar, le pregunté una cosa a Salacot:
- Una pregunta, ¿cómo sabías que yo sé mucho de libros?
- Porque te vi a ti y a tu familia hablando con el propietario de la bolera y, supuse, que sabrías mucho sobre el tema de los reinos. -me explicó Salacot. Tenía razón.
Cuando se me hubieron aclarado mis dudas, volví a mi casa a buscar energilunas y mi libro sobre reinos. No me pude creer como ese desalmado de Bowser había destruido cada parte de mi casa. ¡Estaba en ruinas! Fui a mi habitación porque allí estaba mi libro, pero, ¡estaba destruido! ¡Ahora todo dependerá de mi memoria! ¡Maldición! Después fui a la habitación de mis padres para ver si había energilunas allí. Encontré, en mi opinión, pocas. Sólo 10.
Regresé a la Odyssey de Salacot, y allí ya me encontré con el resto de sombreros, que creo que me estaban esperando. Las energilunas que estaban en la Odyssey de Salacot eran 46. ¡De acuerdo! Más las mías, 56. ¡Genial! Al haberlas puesto todas, Salacot exclamó con aire de aventura:
- ¡Rumbo al Reino Sombrero!
Salacot puso en marcha su Odyssey y, en ese momento, es cuando comenzó mi gran aventura junto a Tiara, Salacot y el resto de sombreros que me acompañaban. Éramos un gran equipo.
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