Capítulo 6
Días habían pasado.
La música clásica de Beethoven sonaba de fondo en aquella habitación blanca, el sonido de la regadera siendo abierta lleno el espacio de las cuatro paredes de cerámica de aquel baño, Degel cerro sus ojos disfrutando como cada gota de agua tibia bajaba por todo su cuerpo hasta perderse en el suelo.
Después de asearse de manera adecuada se puso una de sus muchas camisas blancas de seda y un pantalón caqui color azul rey, sus mocasines estaban pulidos y relucientes, por último peino su cabellera verde.
Se dispuso a buscar al griego que le debía un favor por subestimarle, Kardia se encontraba en la cocina, hace poco había terminado de lograr deshacerse de sus amigos que no le dejaban en paz desde aquel día en el garaje por la presencia del galo en su hogar.
—Kardia necesito que me lleves a un lugar —El mencionado alzó una ceja insinuandole que le faltaba algo —Por favor.
—Por supuesto tu mismo lo has dicho, te debo un favor...aunque lamento infórmate que mi padre no se encuentra por ello su fino auto tampoco, así que no podré llevarte a dónde quieres —Siguio bebiendo su vaso de agua y accidentalmente una gota resbaló de la comisura de sus labios robando la atención de Degel por un breve instante.
—Arregle tu moto, que te hace pensar que no me se montar en ella—Rodo los ojos sin poder evitarlo —Te diría que me la prestes pero quiero que me lleves a una óptica ya que tú conoces mejor la ciudad.
—Oh se trata de eso, pensé que el favor que querías cobrarme sería más interesante...—Sonrio de lado poniéndole algo incómodo.
—Que más querría de ti, te espero en la entrada.
Momentos después Kardia estacionó frente a la casa, ya le quedaba claro que Degel sabía cómo subirse en su moto pero extrañamente el saber que estaría junto aquel francés en su preciado vehículo le emocionaba en sobremanera.
Para Degel no era el tipo de trasporte de su preferencia pero no estaba mal, seguía siendo un hombre y aunque sus gustos iban más a lo literario y clásico podía soportar aquello, Kardia empezo a acelerar.
—¿Acaso no piensas sostenerte?—Le hablo a través del retrovisor.
—Asi estoy bien—No cedió el galo.—El griego aceleró fuertemente casi mandando a Degel al suelo y después freno abruptamente haciendo que la nariz de este Golpeara su espalda. El francés lo tomo de las caderas inevitablemente como acto reflejo.—¡Idiota acaso quieres matarme!
—Ups lo siento, por eso debes sostenerte bien—En este momento Kardia se arrepentía de su acción, pues al bajar la mirada y ver esas manos rodeándole le ponían muy nervioso.
Degel por su parte maldijo está situación que el mismo creó ahora se encontraba absorto en ese perfume embriagante que desprendía aquel griego insoportable, además podía sentir el torso bien trabajado de este.
Después de unos minutos estaban en el centro de la ciudad donde Kardia estacionó y empezaron a caminar dentro de un centro comercial para ir a un buen sitio, ambos tenían algo de dolor en sus cuerpos por haber ido tan tensos a lo largo del camino.
—¿Por qué quieres cambiar tus anteojos? Se te ven demasiado bien—Degel le miro con una ceja arqueada pues no esperaba recibir un cumplido de aquel sujeto que al parecer le odiaba—Es...es decir, si parecen de anciano y por eso te quedan anticuado.
Degel suspiro —A tu hermano le encanta jugar con ellos y ya están todos rayados.
Kardia se sintió algo culpable —Parece que Milo tiene fijación por ti—Tan pequeño y ya con buen gusto, pensó pero jamás lo diría
—Es un niño inquietó, bulloso e intenso —El heleno estaba a punto de agarrarle a golpes por atreverse a hablar así de su hermanito —Pero...es muy dulce y sinceramente no me importa si sigue dañando mis anteojos.
Degel sonrió casi de manera imperceptible ante la atenta mirada del heleno haciendo que algo dentro de él se mueva nuevamente, estaba seguro que nadie notaba esos pequeños gestos dulces del francés pero el que no podía dejar de detallarle cada mínima acción desde hace muchos días veía esas pequeñas muestras de una persona muy dulce.
—Me gusta...—Degel le miro y nuevamente se tensaba, esas palabras y esos ojos azules tan profundos que lo traspasaban—Me gusta que quieras a mis hermanos son todo para mí.
—Bueno que esperabas, son buenos niños, nada que ver con su odioso hermano mayor —Suspiro abochornado con las mejillas encendidas y se adelantó con el ceño fruncido.
Kardia no se molestó por su antipatía, hasta le causó gracia la manera en que quería retomar su personalidad gélida después de hacer esas caras tan lindas.
—¡Hey por ahí no es!
Le alcanzó y despues fueron a su destino, cuando iban saliendo del centro comercial algo llamo la atención de ambos.
—¿Ese no es Albafica?
—¿Ese no es Manigoldo?
•~•~•~•~•~••~•~
Un Italiano de gran altura y enigmáticos ojos azules rasgados veía con atención las joyas en la exhibición de aquella tienda de prendas de oro y acero, veía con atención los diferentes tonos de dorados y gemas que decoraban los collares que le ofrecía la vendedora.
Estaba realmente concentrado buscando un obsequio ideal para su prima Gioca, no muy cerca pero tampoco tan alejado un par de ojos celestes no le perdía el paso a sus movimientos.
Albafica se encontraba detrás de un anuncio de comida rápida, cuando veía que Manigoldo podria mirar en su dirección se encorbaba para evitar ser visto a toda costa, su comportamiento extraño parecía ser ignorado por los consumidores del centro comercial que no le daban importancia y pasaban velozmente para encargarse de sus asuntos, pero para Kardia y Degel que conocían a ambos compañeros de clases y amigos simplemente no podía pasarse desapercibido.
Los ojos celestes de Albafica se encogieron mientras trataba de enfocar mejor la vista para ver qué había elegido de aquella tienda el italiano.
—Albafica que estás haciendo.
El mencionado sintió un escalofrío en toda su espina dorsal al reconocer esa voz con acento Francés.
—Degel...—Le miro impactado, no esperaba encontrarse a nadie del instituto o algún conocido.
—Hola hola también estoy yo—Albafica sintió que moriría al ver qué Kardia Antares alias EL MEJOR AMIGO DE MANIGOLDO estaba ahí también observándole.
—¿Alba estás bien? Te noto pálido—Degel se veía preocupado por ver aquel semblante de su nuevo amigo.
El jovén Rose endurecio sus facciones volviendo a su expresión común y se dirigió a Kardia—Tu no me viste aquí Antares, esto jamás sucedió —Le miro con esos ojos decorados con un coqueto lunar pero de hermoso tenían muy poco en este momento, era espeluznante.
Antares dio una risa seca—No me incumben tus asuntos Albafica, solamente te advierto que si mi amigo sale dañado por tus excentricidades te vas a arrepentir —Los ojos de Kardia brillaron aún más con aquel matiz rojo que tenían.
Ambos jóvenes parecían dos rivales y hasta Degel que no entendía nada podía sentir esa tensión y hasta los rayos imaginarios que se lanzaban con sus miradas.
—Creo que no estoy entendiendo...—Ni toda su inteligencia le era útil para comprender lo que estaba pasando.
—Deg ven conmigo—Albafica le tomo de la mano y se encamino hacia la salida del centro comercial.
El galo se dio la vuelta para avisarle a su acompañante que se iría pero este parecía que ya presentía algo así y con una pose desinteresada movió su mano a son de despedida dándole a entender que se fuera.
Al rededor de una hora después en la casa Rose se encontraba el anfitrión ante sus amigos que le miraban con curiosidad y sobretodo con confusión.
Asmita también fue convocado, los últimos días habían pasado mucho tiempo los 3 y se podía decir que ya eran bastantes cercanos.
El rubio y el de hebras verdes miraban al joven frente a ellos esperando a que soltara el motivo para esta reunión que parecía ser muy seria.
—Oye Alba tranquilo, solo dinos que sucede—Asmita le sonrió para trasmitirle confianza y esto parecío funcionar.
—Jamas he hablado de esto con alguien...si les he llamado es porque confío en ustedes—Suspiro preparándose para aquello que les iba a confesar.
—Imagino que debe ser una situación complicada pero en lo que podamos ayudarte lo haremos —Degel le dijo con determinación, realmente le agradaba el Pisciano y lo consideraba su amigo.
—Es algo fuerte ok...no se vayan a sorprender.
Asmita y Degel le veían expectantes dándole su tiempo para que soltara aquello que lo atormentaba, ya estaban empezando a perder la paciencia por tanto suspenso demonios...¿Que podría ser tan malo?
—¡Por los dioses Albafica ya dilo!—Asmita perdió la compostura.
—Es que....es que...—Cerro sus ojos sin poder decirlo.
—¡Sueltalo!—Degel también se desespero.
—Es que a mí...a mí....
—¡Dilo!
—¡A mí me gusta alguien!
Soltó con las mejillas enrojecidas, después de mucho esfuerzo sentía que se habia soltado una gran carga.
Asmita sintió su ojo temblar de la irá y fue sosteniendo justo a tiempo por Degel antes de que se lanzará encima del peliceleste.
—¿¡Que demonios Albafica? Que tiene eso de malo casi me matas del susto!.
—No le veo la gravedad al asunto realmente —Degel estaba muy extrañado, pensó que era algo grave.
Después de que pasó la tensión innecesaria los 3 chicos tomaron asiento nuevamente para seguir su charla.
—Es que ustedes no lo entienden amigos...me gusta un chico.
—Alba no le veo lo malo a eso, yo soy gay —Asmita le intentaba contener ya más calmado volviendo a su yo dulce y angelical.
—No tiene nada que ver el género de la persona, lo realmente importante es que te llene de manera emocional y sexual —Se acomodo sus anteojos tomando el tema como algo intelectual.
—¿Oh Degel a ti te han llenado en esos ámbitos? —Pregunto Albafica algo abochornado, su amigo lo decía con tanta naturalidad que debía ser un experto en el tema.
—Por supuesto que no, soy completamente Virgen, es solamente la teoría básica de las relaciones sentimentales.
Ambos se golpearon la frente con la mano, esas cosas no eran tan simples como un concepto.
—El problema no es que sea un chico es que yo...—Respiro—Tengo problemas para relacionarme, se me acerca a hablar y le ignoro aunque por dentro estoy gritando internamente no se cómo controlarlo, el debe pensar que lo odio—Puso su cabeza entre sus manos agobiado, ambos por fin entendían el "Grandísimo problema"
—No te sientas mal Alba, no todos demostramos el cariño de la misma manera—Albafica por un momento imagino que Asmita tenía unas alas de ángel y aureola.
—Creo que podemos arreglar eso sí practicamos —Degel se veía muy serio y empezó a rebuscar en su cerebro las teorías más beneficiosas para que su amigo logrará triunfar en su vida amorosa —¿Tienes alguna fotografía?
Albafica se emocionó —¡Si tengo varias, de hecho tengo un álbum repleto!—Se dio cuenta que eso no sonó tan bien—No quiero que piensen que soy un acosador y se alejen de mi... realmente son mis primeros amigos, es que me cuesta mucho acercarme a las personas y yo...—Sintio sus ojos aguarse.
Asmita y Degel le abrazaron, el rubio con completo cariño y aunque el galo estaba tenso porque no era de demostraciones físicas le parecía la mejor manera de hacerle saber que le quería y podía confiar en el.
En aquel grueso álbum habían fotos por doquier de Manigoldo.
Manigoldo en el salón de clases, en sus años más tiernos, mientras jugaba básquetbol, hasta habían unas en las que babeaba con la boca abierta dormido en la mesa.
Asmita estaba en shock, era intimo amigo del italiano y sabía que esté estaba completamente prendado al joven Rose siempre hablaba de él, al parecer sus amigos menores comparten una atracción mutua, pero no le pareció correcto intervenir entre ambos, ayudaría a Albafica para que pudiera acercarse a Manigoldo por su cuenta ya que estaba prácticamente convencido de que sería correspondido.
Se podía ver cómo se realizaba una escena bastante peculiar, Asmita tenía pegada una foto de Manigoldo en su rostro y Degel parecía apuntar en una libreta, estaban recreando escenarios en los que el italiano se acercara a el.
—Hola bella Fiore, quieres salir está noche a comer y si quieres cenamos—imitaba Asmita a Manigoldo, con un acento Italiano forzado.
—Hpm en tus sueños, ya déjame en paz—Respondio de manera instantánea, su boca fue más rápida que su cerebro.
—Jumm vi un pequeño progreso Albafica, por un breve instante te vi una facción de alegría y no de repulsión en el rostro —Degel observaba los intentos hasta obtener avances.
Así siguieron por un par de horas hasta que el joven Rose pudo aceptarle una cita a la fotografía de Manigoldo, estaba realmente agradecido con sus amigos y no podía esperar a poner en práctica todo lo aprendido.
—Oye Fica...—Degel no podía dejar de pensar en aquella escena en el centro comercial —Hoy cuando nos encontramos y estabas siguiendo a Manigoldo Kardia reaccionó de una manera inusual ¿A qué se debió?
Albafica tomo su mentón pensando —Kardia sabe cosas, se ve estúpido pero es extremadamente detallista, estoy completamente seguro que sabe lo que siento por Manigoldo pero quiere dejar que yo mismo se lo diga.
—El es...una caja de sorpresas definitivamente, se ve tan imbécil y lo es por cierto, pero a veces es tan brillante y nota cosas, además siento que es profundo y ...—Degel noto como le veían y pareció caer en cuenta que estaba hablando de más de ese sujeto que ...¿Detestaba? Ya no sabía que era esto.
—Puedes continuar hablando de las virtudes de Kardia Degel, ya oímos a Albafica hablar de las de Manigoldo por mucho tiempo —Dijo Asmita divertido, definitivamente si alguien estuviera enamorado de él lo notaría al instante.
Pero ese no era el caso. Nadie estaba interesado en el.
—¡N-no se de que hablas! Solamente divague ese bicho ni virtudes tiene, es insoportable con esa sonrisa de lado, temperamental, un bruto que no respeta el espacio personal es más ¿Por qué seguimos hablando de él?
—Tu hablas de el, nosotros solo escuchamos tus penas —Dijo Albafica y Asmita sintió un deja vu.
—Cambiemos de tema por favor —Degel negó más que nada para si mismo—Alba tienes que poner en práctica todo lo que avanzaste hoy, aunque considerando que prácticamente tienes una respuesta inmune negativa a la cara de Manigoldo creo que el mejor escenario sería que aceptaras una salida o en su defecto le invitaras tu a salir en la noche.
Asmita pareció tener una idea—¿Que no la fiesta de cumpleaños de Gioca la prima de Manigoldo es este fin de semana?
A Albafica pareció iluminarsele la vida—¡Claro! Es perfecto, tengo que asistir a esa fiesta y ese día romper la maldición de rechazos, tienen que venir conmigo por favor.
—Por supuesto que iré, de hecho ya estaba invitado —Rio divertido el rubio.
Degel se removió incomodo —Yo creo que pasó, no es mi estilo en absoluto y jamás he ido a una y tampoco tengo intención de hacerlo.
—¡Degel por favor, no puedo hacerlo sin ti!—Albafica tomo sus manos y le miro con esos ojos de cordero degollado, ahora el galo notaba lo blando que se volvía con las personas que quería.
Así que terminó aceptando asistir a una fiesta por su amigo, aquello que tanto criticaba y le veía sin sentido, pero bueno por Albafica haría el esfuerzo era solo una fiesta estúpida de adolescentes.
¿Que tanto podría suceder?
Gifer1710~
Uhhh en esa fiesta van a pasar cositas...
Prácticamente estoy reescribiendo el Fic, ¿Que tal les ha parecido está nueva versión?
Nos leemos pronto.😘
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