Capítulo 5
Después de aquel incidente de las inundaciones, volvieron a la mansión Antares, el griego se sentía mucho mejor después de descansar y tomar su medicamento, Degel no pudo evitar la necesidad de saber cuál era el mal que aquejaba al hijo mayor de Zaphari y se sorprendió bastante al saber que era una enfermedad en su corazón que fue heredada por sus ancestros, muy extraña pero por suerte si se controlaba podía llevar una vida normal.
Días habían pasado desde entonces, la tensión entre los jóvenes de 18 disminuyó considerablemente en ambos al darse cuenta que no eran tan malos como parecían, aunque no por ello eran cercanos ahora.
El desayuno tenía lugar en la mansión Antares donde parecia una realidad diferente a la otra.
Degel encargó en un catálogo unos cubiertos de plata, siempre a la hora de comer ponía en una servilleta de seda los diferentes tamaños de cubierticos y usaba uno distinto dependiendo de la comida, la primera vez que Kardia vio esto no pudo contener la risa pero ya después se le hizo normal verle actuar de ese modo, al principio creyó que era una broma pero el francesito era muy susceptible al tema de sus cucharitas así que no volvió a hacerle burla por ello.
Contrario al sujeto que usaba los cubiertos de plata de manera adecuada los otros cuatro integrantes eran un desastre.
Milo tenía un reguero en su mesa especial donde lo sentaban a comer, estaba pasando por la etapa de explorar las texturas y sabores y se pasaba las manos llenas de puré de frutas por su cabello, cara y por todas partes en general.
Zaphari lo miraba resignado, el tendría que limpiar todo ese reguero.
—Kardia viste las camisetas edición especial que están vendiendo en la tienda de rock del centro comercial Atenas —Hablaba emocionado Ecarlate sin importarle estar aún masticando.
—No hables con la boca llena enano—Decia Kardia con la boca llena.
Pese a que le dijo eso a su hermano el mismo ignoro su consejo y ambos mantuvieron una charla acerca de las dichosas camisetas.
Degel ya había superado un poco los malos modales de sus anfitriones y se dijo así mismo que se mantendría sereno para no caer en la locura.
La mañana paso sin mayor inconveniente y cada uno se retiró a sus respectivas responsabilidades, al llegar al salón de clases Degel se sento junto a Albafica que le guardaba un lugar junto a el, se habían vuelto más cercanos. De hecho hoy se reunirían en casa del jovén Rose a terminar su proyecto con ayuda de Asmita.
Al terminar las clases Degel y Albafica se encaminaron rumbo al hogar del jovén Rose, por la facultad de los de último año de secundaria se empezó a difundir el rumor de que estaban saliendo.
—Podemos tomar un taxi, normalmente suelo ir a pie ya que solo está a 5 cuadras—Sugirio el jovén Rose.
—No hay problema, me gusta caminar —A Degel le gustaba de Albafica que podían tener largos silencios y no se tornaban incómodos, tal vez su padre tenía razón y socializar con gente de su edad no era tan malo...
—Me parece genial que hayas conseguido ayuda de un ex alumno para este proyecto, lo tenía en mente pero no conocía a nadie pese a estudiar aquí toda mi vida—Cruzaron el último semáforo para llegar hasta el hogar del de hebras celestes.
—No es tan complicado, pero no quise rechazar la ayuda —El galo dejo que pasará primero para abrir la puerta.
La casa era de un solo piso pero bastante amplia y con un jardín espectacular digno de revista botánica, todo estaba muy limpio y ordenado, el aura era muy colorida.
—Creo que está será mi mejor calificación de la secundaria —Rio Albafica divertido dándole la bienvenida.
Se pusieron a arreglar todo y momentos después apareció el rubio mayor, nuevamente lo traía el moreno de melena azulada, Ambos chicos se preguntaron si estaban saliendo pero no eran tan atrevidos como para preguntarle y saciar su curiosidad, además no sabían si Asmita era una persona recatada con su vida privada.
En menos de una hora estaba el proyecto listo, y era maravilloso. Albafica estaba completamente feliz era primera vez que si le ayudaba su compañero.
—Muy bien chicos les felicitó, con este proyecto definitivamente obtendrán un 100—El rubio miro su reloj—Bueno al parecer nos sobró tiempo...¿Quieren hacer algo divertido? —Pregunto con entusiasmo mientras movía sus rubias cejas.
—¿Divertido nosotros?—Dijeron los menores al unísono sacándole una carcajada a Asmita por su desconcierto.
—¡Si que les gusta hacer para divertirse! Casi no tengo amigos siempre salgo con los de Defteros, ustedes son los primeros que hago por mi cuenta esto también es nuevo para mí —Sonrio tímido, realmente estaba muy emocionado, en la universidad todos parecían despreciarlo por ser becado...esos jóvenes riquillos eran muy malos con el.
—Amm... diversión —Degel parecía buscar esa palabra en su vocabulario —Pues yo leo.
—Yo cuido el jardín.
—...
—...
—...
—¿Chicos están bromeando? —Asmita les veía extrañado si bien era marginado social en su universidad por no tener una posición económica previlegiada no le impedía pasarla bien con Defteros y sus amigos, aunque su humor era muy negro para su gusto y debía admitir que disfrutaba más la compañía de los menores—No les gusta el karaoke, jugar juegos de mesa tal vez, un picnic—Enumeraba actividades, para el divertirse no era embriagarse o de lo contrario estaría como pez en el agua con Defteros y su pandilla.
—No me gusta cantar, jamás lo haría—Sacudio la cabeza Degel renuente.
—No me gustan los picnic, está lleno de personas — Le siguio Albafica.
—Bueno nos quedan los juegos de mesa —Sonrio el rubio.
Pasaron un par de horas demasiado divertidas entre dados y estrategias de movimientos, los mas jóvenes estaban encantados de la compañía de Asmita y en poco tiempo se sintieron en confianza los 3, eran muy compatibles.
Por otra parte se llevaba a cabo una diversión juvenil diferente, cuatro sujetos de cabello azul estaban en el garaje de la mansión Antares con una cerveza cada uno viendo la moto del heleno.
—Yep está jodida—Aspros veía el vehículo de 2 ruedas con atención.
—Jodida, bien jodida como la cara de manigoldo —Defteros estaba junto a su hermano.
—¡Tan jodida está!—Kardia se preocupo.
—Jodanse ustedes desgraciados—Manigoldo les saco el dedo de Enmedio y les ignoró mientras destapaba otra cerveza, realmente no le importaba.
Kardia veía su moto varada con un deje de tristeza, en la mañana había comenzado a fallar y para cuando llegó a su casa en la tarde le tocó empujarla la última cuadra para poder llegar, el sabía mucho de mecánica, aún así no fue capaz de encontrar el daño, ni siquiera el mecánico personal de los Antares supo dar con la falla
Mientras los helenos y el italiano infiltrado estaban viendo el vehículo como unos idiotas Degel volvia a la casa Antares con un excelente ánimo después de compartir su tarde con los agradables chicos, acordaron verse más seguido, todo estaba muy silencioso así que sospechoso que no había nadie en casa, suspiro algo decepcionado.
Necesitaba que el señor Zaphari le llevará al centro de Atenas a una óptica para cambiar los cristales de sus anteojos ya que estaban rayados por los constantes golpes que le daba el pequeño Milo cuando se los quitaba y los arrojaba al suelo accidentalmente, ya seria para después aunque su visión sin los anteojos era realmente mala.
Un sonido de un motor ahogado llamo su atención y se asomo por el garaje donde cuatro pares de ojos azules se posaron sobre el.
Kardia sintió algo de molestia de que Degel irrumpiera, más aún cuando noto los ojos de Aspros encogerse con esa sonrisa de casanoa que el muy bien conocía.
—Te lo tenías bien guardado eh—Manigoldo le miro con lujuria y la risa contenida.
—Siento interrumpir...—Degel se iba a ir a su habitación pero nuevamente el sonido del motor ahogado lleno el garaje y no pudo evitar quedarse—Oh vaya parece que necesita una limpieza de carburador y bujía, además de colar la gasolina que a veces tiene suciedad aunque el sonido que hace me indica que hay un daño extra.
Kardia rodó los ojos y los otros chicos le miraban con atención —Francesito esto no te incumbe, ve a comer con tus cubiertos de plata y déjame esto a mi.
Degel le miro con molestía, si había algo que odiaba era ser subestimando —Tu no me dices que hacer Kardia.
Los amigos del mencionado veían entretenidos la riña, Defteros hasta destapó una botana.
—No intento eso, solamente que de este tema no conoces...—Realmente le molestaba que le estuvieran mirando con esos ojos curiosos porque el conocía muy bien a sus amigos.
No había mencionado con ningúno que estaba viviendo bajo el mismo techo con aquel francés que le hizo sacar de quicio el primer día del último año de secundaria, sentía que era algo muy suyo, quería que solo el lo conociera...era difícil de explicar... Asmita tampoco menciono nada al respecto con ninguno, no era una persona que husmeara en asuntos ajenos.
—Tu no te imaginas todos los temas que conozco, déjame ponerle una mano encima a tu preciada moto, y si logro algo me deberás un favor Kardia —Se acomodo los anteojos y Antares volvia a tener nuevamente pensamientos agresivos hacia el francés.
Cuando hacía ese maldito gesto...lo iba a volver loco de esta...de esta....
Rabia...agh demonios que era eso.
—Ja... sorprendeme engreído.
Degel le dio un tétrica sonrisa que le hizo estremecer y ante la atenta mirada de los presentes que parecían haberse olvidado hasta de respirar por esa maldita tensión el galo sujeto su cabello verde en una coleta alta y se arremango la camisa blanca y empezó a trabajar en todo lo que había dicho que le faltaba al vehículo, después de unos cuantos ajustes que ninguno entendía se seco el sudor de la frente y ante la mirada incrédula de los otros hizo encender la moto con solo pasarle la llave.
—Sorpresa...—Paso por su lado y se adentro a su habitación para lavarse las manchas de aceite nada aptas a su apariencia acostumbrada.
Algo se movió dentro de Kardia....
—Amigo te acaba de humillar —Manigoldo no se burló estaba en shock.
—Si lo se...pero me gustó esa mierda—Trago grueso sentía su garganta seca.
—¿Oye Kardia no tiene primos?—Pregunto Aspros con emoción.
—Ni lo pienses viejo.
Gifer1710~
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