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Capítulo 4


En el Bugatti Voiture Noire color negro propiedad de Zaphari Antares había un silencio sepulcral, los jóvenes de 18 años parecían renuentes a dirigirse la palabra, Degel se sentía cómodo estando en silencio y observando a través de la ventana pero Kardia no soportaba estar en Estado de quietud así que como ya era costumbre con sus si podía llamarlo charlas con el francés fue el primero en romper el silencio.

—¿Te habías montado en un auto así de lujoso antes?—No sabía de qué hablar, Degel lo miro cuál bicho raro por su pregunta a su parecer fuera de lugar.

—Por supuesto, no es la gran cosa, mi auto es un Rolls Royce Sweptail y si no sabes cuál es déjame decirte que está más valorado en el mercado que este—Se acomodo sus anteojos y cruzo sus piernas, a Kardia le pareció la persona más soberbia del mundo.

—Eres un hijo de papi riquillo—Despocrito con desdén.

Degel suspiro pareciendo cansado por hablar con el—No lo soy, lo compre con las ganacias y finanzas de mis acciones de la empresa Versau, además tu fuiste el que empezó con el tema.

Kardia rodó los ojos molesto de que no pudiera mantener esa boca cerrada y siempre tenía algo para refutarle, no había conocido nunca a alguien que le sacará tanto de quicio.

Se detuvieron en un semáforo, el heleno decidió no charlar más ya que con ese chico era imposible, esperando a que diera en verde la luz no pudo evitar detallar esas largas piernas cruzadas con elegancia, nuevamente el francés acomodaba sus anteojos y el trago saliva, ese gesto se le hacía tan...tan...

No sabía que nombre darle pero cada vez que hacía eso le daban ganas de tomarle por el cuello y estamparlo en una pared y...

El semáforo cambio a verde y se concentro en el camino.

Agh, ese sujeto era exasperante, únicamente respiraba o hablaba con ese acento o peor aún se acomodaba los anteojos y el perdía el control.

No le agradaba definitivamente.

Por fin estaban en la compañía Antares, era la mayor empresa de repuestos automotriz del país, al llegar uno de los empleados les abrió la puerta y Kardia le hizo entrega de las llaves del auto adentrándose al edificio donde le saludaban constantemente, no era un saludo respetuoso como el que le daban los empleados de su padre a el sino más coloquial y a su parecer con mucha confianza.

Pero el que le pareció más fuera de lugar fue cuando saludo al lindo joven rubio de ojos azules en recepción que le sonreía de manera amigable, Degel miro la escena sin darle mucha importancia y espero a que terminara para hablarle al heleno.

—Voy a esperar aquí en recepción a que termines de buscar lo que te encargo el señor Zaphari —Kardia le miro de vuelta tal vez solo era su imaginación pero le pareció que el tono de voz del galo salió más frío que de costumbre.

—¿No quieres venir conmigo y conocer la oficina principal? Al viejo no le va a molestar—Le invito queriendo ser amable de nueva cuenta.

—No gracias, hay límites que no se deben pasar, yo sé respetar —Se alejo y tomo asiento en la recepción.

Kardia no entendía su puta actitud pero decidío ignorarle ya que por lo visto era así de esquivo. Se encamino hacia la oficina de su padre para buscar los balances que le había encargado.

Asmita observaba la escena estupefacto y empezaba a atar cabos en su mente, definitivamente esa era la persona de la cual Kardia estaba hablando el día de ayer en el bar, debía admitir que su amigo tenía gustos exquisitos y excéntricos, río para sus adentros al notar la tensión de ambos de la cual no eran consientes.

Degel leía un folleto cuando alzó la vista al notar que alguien se le acercó, se trataba del rubio de recepción que le ofrecía una tasa de café.

—Oh vaya gracias, no te hubieras molestado —Acepto la tasa, y dio un sorbo de manera suave, a Asmita le llamo mucho la atención su manera de tomar la tasa, de verdad tenía modales de un príncipe.

—Te vi aquí solo y supuse que estabas aburrido, espero no  estar importunando—Le sonrió amablemente, a Degel le agrado su manera de hablar y comportamiento moderado, hace poco se había llevado otra imagen de el.

—Para nada, un gusto mi nombre es Degel—Extendio su mano y ambos las juntaron muy formalmente para personas de su edad

—Yo soy Asmita, trabajo para el señor Zaphari medio tiempo y soy amigo de Kardia desde la niñez —Sonrio—Nunca te había visto, Kardia jamás había traído a alguien con el a la empresa de su padre—Sonrio aún más marcado insinuando algo que Degel corto de raíz.

—Soy nuevo, el señor Zaphari es amigo íntimo de mi padre y me estoy quedando con los Antares mientras curso mi último año de secundaria en Santuary —Explico no queriendo que mal interpretarán el porque se encontraba ahí.

—Ohh ya veo ...que pequeño es el mundo —Susurro más para si mismo—Yo también estudie en Santuary, en este momento estoy en primer año en la universidad en la carrera de idiomas internacionales, si no me equivoco eres francés cierto

—Oui—Ambos soltaron una pequeña carcajada y empezaron a conversar de los idiomas y su pasión por las lenguas.

Después de más de media hora llego un moreno de larga melena azulada buscando al rubio, miro al francés con curiosidad y después de una leve presentación se dispusieron a irse.

—Adios Degel me encantó hablar contigo, espero que podamos salir algún dia—Se despidieron después de pasarse sus números telefónicos.

Asmita hasta se había ofrecido a ayudarle con su proyecto con Albafica ya que el ya lo había hecho el año pasado y tenía apuntes, definitivamente ambos le caían muy bien la única persona que parecía no soportar era el griego de ojos azules con tinte escarlata que bajaba del ascensor con lo que necesitaba en las manos, no entendía por qué tanta hostilidad de ese tipo, sabía que no le agradaba por ello tampoco sería amable con el.

•~•~•~•~•~•~•

El rubio subio al auto del moreno con una sonrisa, este no dejaba de mirarle con los labios algo tensos.

—Asmita quién es el...te ves muy sonriente —A Defteros le alegraba que el blondo hiciera amigos ya que casi no tenía tiempo por estar del trabajo a la universidad pero quería que tuviera amigos feos, no con porte de modelos de revista ¡No podía competir con ello!

—Es lindo verdad, también es muy culto y educado y ese acento Francés es exquisito —Junto sus manos suspirando sin notar el ambiente que brotaba de un hombre derrotado.

—¿T-te gusta acaso?—El moreno sentía su corazón en un hilo, estaba completamente prendado de Asmita.

—¡Por supuesto es perfecto!—Defteros sintió su pecho oprimirse, no tenían una relación pero pensó que tal vez con el tiempo podía ir entrando al corazón del rubio —¡Perfecto para Kardia!—Rio emocionado.

El moreno suspiro con alivio y dio un pequeño grito que dejó anonadado al rubio—No juegues así conmigo Asmita, casi me arrancas el corazón.

Asmita parpadeo confundido—¿A qué te refieres Def?—El mencionado lo ignoró —Defteros dimeeee.

—No.

—¡Defteros! —Intentaba que le dijera que significan esas palabras sin obtener respuesta.

•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~

Últimamente el pueblo heleno estaba pasando por una crisis y ambos jóvenes se vieron inmersos. En Grecia cientos de hectáreas siguen bajo el agua debido a las constantes inundaciones

Aunque el principal problema han sido los derrumbamientos y los deslizamientos de tierra que han dejado muchas de las casas inhabitables, coches aplastados por las rocas y la madera y los dos únicos accesos por carretera están cortados todavía por culpa de una cascada formada tras las fuertes lluvias.

Para llegar hasta su casa hay que dar un buen rodeo para esquivar el agua, las rocas y los árboles caídos y en algunos puntos resulta casi imposible continuar.

Kardia tomo su teléfono celular y aviso a su padre que lo más seguro es que llegarán tarde o al otro día ya que debían rodear el tumulto y pasar por un par de pueblos fantasmas para poder regresar, el pelinegro entendió ya que justamente estaba viendo las noticias en televisión.

—Kardia...—Hablaba Zaphari via telefónica, únicamente el mencionado le escuchaba—Ten cuidado y sobre todo concentrarte en encontrar eso que tú y yo sabemos que necesitas.

Kardia se removió incómodo —Ok papá, nos vemos pronto.

Degel miraba por el GPS caminos cortos que pudieran tomar pero todos eran horas y horas de carretera, suspiro resignado de que tendrían que pasar toda la noche conduciendo.

—Vaya que situación tan desafortunada...—Susurro Degel para si mismo, y fue el colmo para Kardia ya que estaba bastante preocupado, además se tomó personal el comentario del francés.

—¡yo tampoco quería estar contigo, si hubiera estado solo en mi moto ya estuviera en casa!—Gruño molesto y de inmediato se sintió mal por hablarle tan feo —No quise decir eso Degel yo...

Degel le miro severamente —Te entiendo completamente también odio está situación y aún más estar aquí contigo.

Siguieron el caminó está vez no con un silencio incomodo si no con una enorme tensión, definitivamente eran polos opuestos no podían estar en el mismo espacio sin terminar en una discusión.

Por el rabillo del ojo Degel noto que Kardia se removía incómodo.

—Vamos a pasar la noche en una posada, necesito descansar —Dijo exausto.

—Puedo manejar por ti Kardia, así llegamos en unas horas —Le miro algo culpable, el heleno había estado manejando por horas.

—No ahora Degel por favor, no me lleves la contraria solo está vez —Suspiro y bajo del vehículo con dificulta ante la atenta mirada del francés.

Al llegar los recibió la recepcionista que les dio 2 llaves para un cuarto cada uno, el lugar era rural en su mayoría de madera nada lujoso a comparación de sus viviendas.

El heleno ni siquiera le volvió a dirigir la palabra y se encerró a su habitación, Degel sabía que algo no andaba bien con el, lo podía ver en su semblante pero era muy orgulloso como para preguntarle y recibir infortunios del griego, se dispuso a dormir pero no lo logro, sin importarle nada ni como se fuera a molestar Kardia entro a la habitación de este y se llevó una sorpresa.

El griego estaba tendido en la cama sin camisa, sudando a mares y con la mano en su pecho, jadeaba como si estuviera pasando por un gran dolor.

—Q-que haces aquí —Gruño—Es costumbre  tuya entrar en mi recámara sin permiso.

—Oh mon Dieu—Susurro algo asustado olvidando hablar griego —¿Te encuentres bien que sucede? —Se acercó hasta poner su mano en la frente del heleno retirandola de inmediato —Estas hirviendo, debo llamar al señor Zaphari y llevarte a un hospital.

Se levantó dispuesto a hacer algo al respecto, Degel casi siempre pensaba con cabeza fría en casos de emergencia.

—No, no,no Degel no te vayas—El galo que estaba en la entrada se dio la vuelta y le encaro con extrañes.

—No te ves bien Kardia debo hacer algo—Sus ojos brillaban por primera vez con algo diferente a la odiosidad y frialdad, se veía una gran preocupación

—No te asustes, esto me pasa muy seguido solo necesito mi medicamento pero no lo traje porque pensé que volvería a casa hoy—Le sonrió tratando de tranquilizarle y pareció funcionar.

—Por eso estabas así hace rato...

—Si lo lamento, no quería gritarte de esa manera, tampoco quería que me vieras así —Tuvo un espasmo y tomo su pecho nuevamente.

—Eso no importa, dime cómo te puedo ayudar ahora, dime el nombre del medicamento y yo lo buscaré—Ahora con la tenue luz amarilla de la cabaña y sin ese usual ceño fruncido en medio de su estado febril, Kardia deliro que esos ojos amatistas eran muy hermosos.

—Ya vi por el GPS no hay farmacias cerca, solo no te alteres y pongas esa cara de preocupación, en un par de horas pasará y mañana tomaré mi medicamento —Degel asintió no muy convencido al respecto pero Kardia tenía razón.

Obviamente el ya había intentado surtirse pero no lo logro, además nada conseguía dejándole solo en ese estado, se dirigió al baño donde tomo agua tibia en un envase hondo y una toalla, ante la mirada estupefacta de Kardia se sento a su lado y empezó a pasar aquella tela por su cuerpo dándole una gran sensación de alivio.

—No es necesario Degel no te quiero molestar—Dijo el heleno avergonzado, por recibir atención del francés.

—Pues lamento si no me quieres a tu lado pero aquí me quedaré toda la noche—Seguia pasando con concentración la toalla fresca al rededor de ese bien trabajado torso desnudo.

Era tanto el calor que emanaba el hombre en la cama que sus Anteojos se empañaron, se los quito y los puso en la mesa de noche.

Nuevamente Kardia culpo a su Estado febril y vulnerable aquella idea que no salía de su mente, que pese a aquella personalidad complicada esos ojos estaban llenos de brillo y expresividad, además de un color demasiado hermoso. Cerro los ojos dejándose hacer disfrutando extrañamente por primera vez la fiebre que le producía su corazón.

Por su parte Degel pensó que tal vez se debía a su estado de preocupación pero este sujeto cuando no estaba bajo su fachada de altanería era realmente.... Agradable, muy agradable.

Por supuesto que no se lo dirían abiertamente pero esa noche que dejaron un poco de lado sus discusiones se vieron el uno al otro muy amenos.

Gifer1710~

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