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Capítulo 13

Zaphari Antares estaba sin palabras.

Al llegar a su hogar el día lunes con sus hijos menores Se le hizo bastante inusual ver a Degel con un suéter tejido cuello de tortuga cuando grecia estaba a casi 40 grados centígrados ok...no era tonto ya podía suponer a qué se debía, sin embargo cuando el pequeño Milo exigió ser alzado por el galo y Este lo tomo en brazos el bebé descubrió su piel sorprendiendo al azabache.

—¡Por todos los dioses Kardia Antares! Cómo demonios dejas a Degel así ¿Acaso eres una sanguijuela?

—¡Viejo cállate!

—Pour Tous les dieux que vergüenza...—El rostro del francés podía competir con una roja manzana.

—Entiendo la pasión y esas mierdas pero no que le dejes asi, ahora te diré el vampiro.

—Papá no menciones nada más —El Heleno también estaba avergonzado debía admitir que tal vez se excedieron un poco...pero gran parte fue a petición del galo.

—Dioses si Krest llegará a ver a su hijo así me mataría y a ti también, a ti también te mataría Degel.

—Lo se señor Zaphari ni lo mencioné por favor.

Después de ser desvirgado pasaron lo que les restaba del fin de semana quemando su libido sexual que para descubrimiento de ambos era muy intenso.

Entre estudió y días cotidianos las semanas fueron pasando hasta que llegaron las primeras vacaciones del ciclo escolar, era época navideña y Degel empacaba su maleta para pasar esos días en Francia junto a su padre Krest.

—Mon amour...—Se acercó a su novio que le veía desde el umbral de la puerta, le abrazo de la cintura mirándole con cariño.

Kardia sabía que significaba eso.

—Agh Deggie cuando me hablas francés y me miras de ese modo algo te traes ya dime qué quieres—Correspondió el abrazo —Igual sabes que no te puedo decir que no.

—Quiero que vengas a Francia conmigo.

—Wow no me lo esperaba, nunca he pasado navidad sin mi familia, aunque ahora no me gustaría separarme de ti... aun así no me convences.

—Quiero enseñarte Paris y que conozcas a mi padre, pero lo que decidas lo respetaré—Puso una cara triste como soborno adicional.

—Imposible decirte que no, aunque estás seguro que quieres que conozca a tu padre ¿Que tal si no me acepta?

—Lo dudo sabes, el simple hecho de que seas hijo del señor Zaphari ya te hace más que apto para el.

—Bueno entonces Francia ahí te voy.

Después de un par de horas de vuelo se encontraban aterrizando en la hermosa Paris, Kardia observaba la diferencia cultural y también noto de inmediato que habían llegado en época de invierno y el no estaba acostumbrado a ese horroroso frío que le calo los huesos, miro a su pareja buscando algún signo de incomodidad en el pero Degel parecía no inmutarse por el clima, a los pocos minutos de caminar por el terminal lograron divisar al galo castaño que tenia entre sus manos un cartel con el apellido Versau y Antares.

—¡Papá que gusto verte!—Degel abrazo a su padre con cariño después de no haberlo visto por meses.

A Krest le sorprendió en sobremanera esa muestra de afecto tan abierta de su hermético hijo, podía jurar que la última vez que recibió tal contacto físico de el fue en su tierna niñez, sonrió correspondido el abrazo dándose cuenta que ir a grecia le había hecho muy bien.

—Tambien me da gusto verte mi petit no sabes cómo te extrañe—Se dirigió al heleno que se mantenía al margen del conmovedor reencuentro, además no entendía una mierda de francés a decir verdad —Y que gusto me da verte después de tanto tiempo Kardia, la última vez que te vi eras un bebé, ahora te pareces mucho a tu padre —Se dirigió al chico en griego que correspondió su saludo estrechando las manos.

—El placer es mío de conocer al mejor amigo de mi viejo y al padre de Degel señor Krest —Degel le miro con una ceja arqueada por tanta formalidad.

—Veo que se llevan bastante bien, me complace que sean amigos tan íntimos como Zaphari y yo.

—Pues si nos llevamos bien, y eso de ser íntimos también se nos da bastante bie...¡Ay!—Exclamo al recibir un pisotón de su pareja para que no fuera a dar detalles aún.

—Bueno vamos a la mansión Versau, espero que te guste Kardia, por cierto Degel traje tu auto supuse que querrías manejarlo después de tanto tiempo.

El galo los condujo hasta su destino, Kardia veía fascinado los hermosos paisajes y también de reojo a Degel conducir su lujoso auto y sonrió para sus adentros al recordar que le habia hecho burla por eso también, la mansión Versau era gigantesca podia decir que hasta el doble de su casa y la decoración y arquitectura era más colonial menos moderna.

El heleno veía con interés cada rincón del lugar pensando en que Degel había crecido aquí, tan diferente a su hogar Ruidoso y algo desordenado está casa era completamente silenciosa y limpia hasta brillar.

—Y por último pero no menos importante está es mi biblioteca, te quiero enseñar mi colección de libros favoritos —El menor le enseñaba sus ejemplares con entusiasmo hablándole sobre que se trataban, el griego se perdió en esa sonrisa emocionada pensando que realmente se había enamorado tanto de ese chico, quería saber todo de el, todo y más, ser la persona que más lo conociera —Oh lo lamento, te debo de estar aburriendo con mis libros.

—Para nada, me encanta escucharte y ver cómo se ilumina tu rostro y brilla tu mirada cuando hablas de algo que te gusta Degel.

—Mon amour...—El francés se fue acercando para acortar la distancia pero el sonido de la puerta siendo tocada los hace separarse de golpe, aún no le daban la noticia a Krest—Adelante padre.

Kardia pensó "Si hubiera sido mi viejo entrometido entra sin tocar y se entera de la noticia antes de tiempo"

—Aun es temprano te parece si llevamos a Kardia para que conozca la torre Eiffel.

—Me encantaría la idea ¿Te gustaría ir o prefieres descansar?

—No estoy cansado en absoluto—Respondio el heleno y se encaminaron a la salida.

Krest y Degel le daban un recorrido por la ciudad explicando a detalle sobre cada monumento o sitio turístico, el heleno lo sintió más como un viaje informativo pues esos franceses eran una biblioteca andante que le daban hasta las fechas en qué fueron fundados y la historia completa de todo lo referente a la cultura Francesa.

Llegaron a la Torre Eiffel donde Krest se retiró un momento a atender una llamada telefónica, el heleno estaba perdido con la hermosa vista frente a el cuando sintió algo cálido envolver su cuello, se trataba de la bufanda roja que traía puesta el galo.

—Estas temblando—Le sonrió mientras le tomaba de las manos, Solamente Kardia conocía los gestos tan hermosos que podía tener Degel esas sonrisas que solo le dedicaba a él lo derretían.

—Pero ahora tu tendrás frío—Comento con algo de preocupación.

—Estare bien soy bueno con el frío.

—Gracias Deggie, me alegra haber venido.

—¿Te gusta la ciudad?—Pregunto con interés.

—Me encanta por ser el lugar donde creciste, me encanta ver todo y saber más de ti.

—Siempre dicen que Francia es la ciudad del amor pero eso no tenía validez para mí hasta que estoy aquí contigo, tu haces de cualquier sitio mi ciudad del amor...te quiero Kardia.

—Yo también te quiero mucho, no sabes cuánto—Juntaron sus labios en un calido beso con la nieve cayendo y la torre Eiffel iluminando la noche de fondo.

Un par de minutos después llegó Krest y siguieron enseñándole a Kardia más sitios hasta que ya el frío se hizo muy insoportable y la nieve empezó a caer más espesa, llegaron a la mansión Versau temblando y antes de que se fueran a sus habitaciones el castaño se dirigió a Degel.

—Hijo me da vergüenza pedirte favores pues vienes llegando pero la llamada que atendí hace rato era del viñedo de la sucursal de Marseille, requieren mi presencia con urgencia, solo serán un par de días estaré aquí con ustedes en navidad lo prometo.

—No hay problema padre, dime en qué puedo serte de ayuda.

—Mañana debo irme a primera hora pero en la noche tenia una cena importante con unos inversionistas de Grecia, ya que estás aquí puedes tomar mi lugar como siempre lo haces.

—Me parece bien pero no me gustaría dejar a Kardia...

—Oh no como crees, ellos son helenos también, vayan juntos a la cena, Kardia es prácticamente de la familia es el hijo de Zaphari es como si fuera mío también.

—Esta bien padre, cuando vuelvas quiero que nos sentemos a hablar tengo una noticia que darte—Le dijo con seriedad.

—Asi será hijo mío, los dejo descansar.

Esa noche durmieron profundamente cada uno en su habitación separada, al día siguiente Krest partió a primera hora y ya casi era mediodía y los jóvenes aún dormían profundamente cansados por el viaje, Kardia fue el primero en despertar extrañamente y se encamino a la habitación de Degel cuidado no ser visto por la servidumbre.

Entro y lo vio en esa cama decorada con telas parecía un hermoso príncipe durmiente, tranco la puerta con llave y se metió entre las frasadas con cuidado de no despertarte, empezó a acariciar su abdomen y a besar sus mejillas con delicadeza aunque al hacerlo notó algo fuera de lo normal.

Kardia dirigió su palma de la mano hasta la frente del francés notando que su temperatura corporal era anormal, tenía la temperatura levemente alta.

—¿Deg te sientes bien?—Le susurro al oído despertándole.

—Mmm—Ronroneo aún entre dormido—Buenos días—Susurro con su voz más ronca de lo normal.

—Ya tardes mi amor, dormiste mucho ¿Acaso te enfermaste?—Pregunto con preocupación sintiéndose algo culpable pues la noche anterior le había dado su abrigo.

—No es nada, solo me duele un poco la garganta —Tosio un poco para desaparecer esa molesta sensación —Kardia estamos solos aún tenemos mucho tiempo de aquí a la noche...

—Demonios Degel amo cuando te pones provocador—Le bajo los pantalones con rapidez.

Después de un buen mañanero y de comer horas después se estaban alistando para la cena, el griego batallaba con el nudo de su corbata pues jamás había usado una, Degel que ya estaba listo con su traje y chaleco se acercó y le anudo la prenda, teniéndolo tan cerca el griego le detallo nuevamente.

—Ya estás listo, ya dentro de poco debemos ir saliendo—Dijo mientras se alisaba una arruga inexistente de su perfecto traje.

Kardia le tomo de las mejillas juntando sus frentes y este se dejó hacer algo sorprendido por la repentina acción.

—No has estado bien hoy, para empezar solo quisiste una ronda y eso no es propio de ti que siempre me dejas seco.

—¡Kardia!

—No Deggie hablando enserio tienes fiebre no deberías salir así, déjame cuidarte hoy—Le miro con preocupación.

—Me he sentido algo indispuesto no te lo voy a negar, pero mi padre cuenta conmigo hoy, no me siento tan mal será solo un par de horas puedo aguantar —El griego suspiro no muy convencido —Anda Mon amour confía en mí, cuando llegue descansaré ¿Esta bien?

—Esta bien, se que es importante para ti ahí estaré contigo así tenga que ir vestido de pingüino—Degel se rió por su comentario y se encaminaron al restaurante donde los esperaba la reservación.

En el restaurante 5 estrellas L'Oiseau Blanc les esperaban en la mesa los inversionistas que no les hizo mucha gracia que los que fueran a cerrar el trato fueran unos mocosos.

—Esto es indignante donde demonios está Krest Versau —Decia el patriarca con desdén.

—Querido no te alteres —Trataba de calmarle su mujer.

Los ojos de Unity se abrieron en grande al ver nuevamente a aquel chico que conoció en una fiesta en Grecia, ese día lo había dejado encantado pero se fue sin darle explicaciones y no lo volvió a ver en ninguna reunión ni a saber de él, encontrarselo en Francia le parecía el destino, era demasiada coincidencia.

—Buenas noches mi nombre es Degel Versau y de antemano doy disculpas en nombre de mi padre Krest que por motivos externos no pudo estar presente el día de Hoy, sin embargo yo tomaré su palabra y llegáramos a un acuerdo hoy. Es un placer conocerles, el es mi acompañante Kardia Antares.

El patriarca se calmo de inmediato al ver qué no era cualquier jovencito si no el hijo de Krest, además se veía muy culto. A Unity no le hizo gracia que llegara acompañado de ese sujeto.

—Que gusto verte nuevamente Degel, y que pequeño es el mundo —Hablo Unity en francés.

A Kardia le molestaba no saber que estaba diciendo pero recordaba muy bien al tipejo ese de la fiesta que claramente tenía intenciones con SU novio.

—Lo mismo digo Unity que grato es verte nuevamente.

—Oh de dónde de conocen, no sabía que mi hijo tenía tan buenas amistades—Pregunto la mujer interesada, Degel rogaba por qué el albino no dijera que fue en una fiesta y perjudicará el tratado.

—Asi es padres lo conocí en una reunión en Grecia.

—Jum mi hijo se lo pasa en fiestas de mala muerte, no pensé que el heredero de Versau también estuviera en ese mundo, bueno al final solo eres un niño—Despocrito el mayor.

Degel frunció el entrecejo, Kardia estaba inquieto al no saber de qué hablaban pero se notaba que el ambiente estaba tenso y empezaron a hablar francés por influencia de ese pelos de rata.

—Señor mi vida personal no interfiere en mis negocios, si desea escuchar la propuesta que la empresa Versau tiene para usted hágamelo saber, de no ser así me retiro y queda cerrado este acuerdo —La mujer pellizcó al hombre y este sudo frío, este negocio les beneficiaba más a ellos.

—Oh no joven Versau lamento los improperios de mi esposo por favor continuemos —Intermedio la dama.

El hombre trago saliva y se dispusieron a hablar del negocio, Kardia no entendía lo que hablaban y le parecían absurdos tantos cubiertos, lo único que ocupaba su mente era ver cómo las mejillas de Degel cada vez se tornan más rojas, había estornudado 3 veces ya y el sujeto parecía querer darle más y más largas al asunto estancandose y preguntando lo mismo pues ya había escuchado ese discurso en francés varias veces, pidió permiso para retirarse al baño y seguidamente le siguió Unity.

Kardia terminaba de lavarse las manos cuando lo vio a través del espejo, suspiro con desdén ese sujeto lo ponía de muy mal humor solo quería irse de ahí pues Degel no estaba bien y el se sentía fuera de lugar.

—Que me ves—Escupio con molestia de que lo estuviera viendo fijamente.

—¿Que haces con Versau, eres su pariente acaso?—Pregunto el albino con interés.

—Oh aquí si sabes hablar griego, en la mesa estabas muy insistente en hablar francés.

—No es mi culpa que seas un ignorante que no entiende el idioma de la ciudad en donde está, responde mi pregunta—En una situación normal Kardia lo hubiera agarrado a golpes pero se contenía porque sabía que Degel estaba cerrando un trato de  importancia para su empresa familiar.

—No es problema tuyo mi relación con Degel, no te metas en asuntos que no te corresponden.

—Este asunto me corresponde.

—¿A si rata blanca dime por qué?—Se acercó amenazadoramente haciendo tragar saliva al albino que no fue capaz de protestar por el apodo tan ofensivo.

—Me interesa Degel y no quiero obstáculos de por medio.

—Vaya que tienes pelotas al menos para admitirlo, pero lamento romper tu corazón el no está disponible es mi novio así que pierdete.

—Jum me cuesta creerlo y de ser así no eres competencia para mí, soy mucho más apto para Degel tu eres un bruto dudo que le intereses, ni siquiera puedes entender su lengua madre, y sus modales a comparación de los tuyos deje mucho que desear —Se burlaba de él con desdén.

Kardia no lo soporto más y lo tomo por el cuello de la camisa pegándolo a la pared de mármol sacándole un grito ahogado, sus ojos azules brillaban en carmín ¿Cómo se atrevía ese idiota a ver a su Degel con esos ojos?—Asi es rata blanca soy un bruto y eso me queda corto...tu no me conoces y no sabes de lo que soy capaz no me jodas la paciencia y si llego a saber que estás molestado a mi novio te las verás conmigo.

Unity quedó en el baño jadeando atemorizado sobando su espalda, ese sujeto era una bestia...

Kardia volvió a la mesa con la mente turbada y agradeció que el galo estaba de pie al parecer despidiéndose.

—Joven Versau fue un placer hacer trató con ustedes lamento si mi conducta al principio no fue la mejor es usted brillante muchas gracias por su tiempo—El hombre estrechaba sus manos con el peliverde que se había ganado su respeto por tan impecable profesionalismo.

—El gusto fue mío espero que me despidan de su hijo mi padre seguirá en contacto con ustedes que tengan buenas noches —Hizo una reverencia que correspondieron.

—Buenas noches—Se despidió Kardia también y se encaminaron a la salida.

Una vez que cruzaron el umbral lejos de la vista de todos el galo empezó a realentizar sus pasos y a respirar pausadamente, un mareo lo invadió y se hubiera estampado con el suelo si no lo hubiera tomado a tiempo Kardia.

—Ya acabo mi amor lo hiciste muy bien —Lo acomodó en su espalda con preocupación llevándole al auto.

—Mon amour...creo que si estaba bastante mal —Temblaba de frío hirviendo en fiebre por el sobreesfuerzo.

—Si Deggie lo se, ya iremos a casa no te preocupes por nada lo lograste ya puedes descansar.

Mientras Kardia manejaba Degel se quedó dormido en el asiento de copiloto, el heleno le miraba de reojo pensando en las palabras de esa rata blanca, ese sujeto le valía una mierda pero aún así...el mismo sabía que tenía algo de razón el era un bruto y su francés era tan radiante...¿Realmente sería apto para Degel?

Una vez en casa el heleno se encargo de cambiarle la ropa y cuidar de su fiebre como ya lo había hecho el galo con el, era de madrugada Cuando Degel despertó y vio a su novio despierto junto a la ventana cerrada de su habitación.

—Siento haberte preocupado, ahora estoy mejor gracias a ti, ven Mon amour duerme—Dio palmaditas en la colcha invitandole a acostarse juntos.

Kardia suspiro y se acostó a su lado juntos frente a frente, la tenue luz de la luna les permitia ver sus miradas amatista y zafiro.

—Me alegra que estés bien.

—No te ves alegre, algo te molesta puedes decirme —Acaricio su mejilla, Kardia se aferró a esa mano.

—Temo no poder ser digno de ti—El orgulloso Antares se permitia mostrarse vulnerable y expresar sus inseguridades con aquel que tanto adoraba.

—Como piensas eso para mí no hay nadie mejor que tú.

—Hay muchas personas más listas que yo Degel, más parecías a ti.

—Pero ninguna eres tú, solo tú me cuidas como lo haces, solo tú me haces sentir esto...pueden haber miles pero yo solo amo a Kardia Antares —Le sonrió bellamente y el griego sintió como su corazón latía con rapidez.

—Dijiste que me amas...

—Asi es, lo hago Kardia.

—Es la primera vez que lo dices.

—Es que lo siento, has logrado que te ame, así que por eso para mí no existe alguien más digno de todo mi amor que tú.

—Yo también te amo malditasea, por eso temo tanto perderte te amo Degel.

Sus labios se juntaron como tantas veces sabiendo y teniendo esa certeza en sus corazones que no solo se querían si no que con el tiempo aprendieron a amarse.

Krest llegó unos días después, Degel se encontraba mejor y disfrutaron de una hermosa navidad en familia, el patriarca de los Versau tomo la noticia de manera excelente para tranquilidad de ambos, en la hermosa Francia la ciudad del amor vivieron juntos su primera noche buena, y también por primera vez se amaron.





~Gifer1710

































Holaa ¿hay alguien aquí con vida?
El próximo capítulo será el final.

Y... habrá un extra de una parejita, Adivinen de cual🤭

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