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Capítulo 12

Defteros despertó lleno de determinación hoy sería el día, el día en que por fin declararía sus sentimientos a Asmita siempre le ha estado observando y admirando por años, pero ya no quería ser únicamente su amigo, el creció y con el sus sentimientos maduraron y estaba seguro que quería a ese rubio para el.

Cómo todos los días paso por su casa para ir juntos a la universidad, Asmita vivía en un modesto apartamento con su madre y con esfuerzo y gracias a su brillante inteligencia logro conseguir una beca en la universidad, además trabajaba de medio tiempo en la compañía Antares ayudando al sustento de su hogar, realmente le parecía admirable.

—Gracias por traerme Def—Sonrió el rubio mientras se disponía a bajar del vehículo.

—No es nada, si gustas te espero hasta que salgas hoy también.

—No hace falta, hoy tengo un proyecto y saldré más tarde, no te quiero molestar—Nego el chico—Yo tomaré el autobús no te preocupes, siempre me llevas a dónde necesito eres muy amable.

—No me molesta en absoluto, tu eres importante para mí Asmita —El Rubio se distrajo en esos profundos ojos azules y se estremeció.

Asmita carraspeo tratando de no pensar en ello—Bueno adiós.

Las clases transcurrieron con normalidad, había que hacer un trabajo en equipo y como siempre le tocó hacerlo solo, en la secundaria jamás tuvo problemas con ser becado pero parece que entre más adultas las personas más clasistas, le daba igual mientras tuviera a sus amigos y sobretodo a Defteros poco le importaba la opinión de los demás.

—Pero miren quien está aquí...si es el pobretón —Nuevamente Atavaka lo molestaba, si bien nadie le hablaba tampoco eran tan persistentes y groseros como este sujeto, realmente le enfureció.

—No tengo interés en hablar contigo—Cerro su casillero y se encamino a la biblioteca para trabajar solo en su proyecto y después ir a su trabajo.

El robusto hombre calvo de casi 2 metros le tomo por los cabellos rubios cuando le dio la espalda sin estar dispuesto a qué se fuera tan fácilmente.

—Eres un soberbio, que te hace pensar que me puedes rechazar Asmita —Inhalo fuertemente en su cuello oliendo con morbo —Acepta lo que te he ofrecido siempre, a ti te hacen falta unos billetes y yo estoy dispuesto a dejar mi orgullo por follarme ese culo.

Asmita cerro los ojos asqueado por el olor tan intenso que tenía ese tipo a azufre —Te doy 3 segundos para que me sueltes, no quiero problemas.

—¿Que demonios piensas que me puedes hacer rubiesito? Oh de seguro irás corriendo a tu sombra a pedirle a ese idiota que te defienda, todos saben que te aprovechas de ese infeliz—No había terminado de reír cuando un golpe le desencajo la mandíbula.

—No me vuelvas a tocar, me tienes arto, te lo advertí y no me escuchaste —Asmita lo sujetaba por el cuello al son que hablaba repartia golpes sin cesar—No vuelvas a hablar de Defteros así en tu miserable vida.

El rubio constantemente se cohibia pues no le gustaban los problemas innecesarios, además tenía que cuidar su conducta para conservar la beca pero a la simple mencion de su muy especial amigo se desconocía.

Atavaka le miraba con horror esa cara serena y apariencia tranquila y angelical era una fachada este tipo era un falso angel ¡Era un demonio espeluznante!

El día de Asmita transcurrió con normalidad, después de amenazar al calvo con que si llegaba a abrir la boca le iría peor este huyó rogando piedad jurando jamás volverle a molestar, logro terminar su proyecto y ya estaba guardando todo para salir de la recepción de la empresa Antares, se sentía agotado por el día tan pesado pero ver ese auto estacionado afuera hizo que una sonrisa sincera brotara de sus labios.

Defteros era alegría en su vida solo verle le reiniciaba, se montó en el asiento de copiloto que parecía estar destinado para el porque nadie más iba allí nunca, el moreno no dejaba ni que su hermano lo ocupará alegando que solo era de Asmita.

—Creía hacerte dicho que no te molestarás—El sonrió una vez dentro.

—No lo hago, solo que casualmente pasaba por aquí a esta hora —Reia y el rubio negó.

—Siempre dices lo mismo —Bajo el rostro las palabras de Atavaka aún rondaban su cabeza.

El moreno bajo la mirada y vio con preocupación como sus blancas manos tenían los nudillos lastimados —¿Que sucedió Asmita, te encuentras bien?

—No es nada.

—Como que no es nada, a mí esto no me parece nada—Tomo esas manos entre las suyas y se apresuró a tomar de su botiquín de primeros auxilios algo de crema desinflamatoria aplicándola con cuidado.

Al rubio realmente no le dolía, se distrajo en esas espesas pestañas negras que cubrían esos ojos tan profundos que no dejaban de verle con devoción.

—Defteros las personas creen que me aprovecho de ti...—El moreno levantó la cara mirándole extrañado, el rubio atrapó su rostro entre sus manos haciendo que sus miradas se juntaran, su corazón latía con rapidez viendo de frente esos impresionantes ojos zafiros —Tu sabes que eso no es verdad cierto, yo te quiero Def, no me gustaría que alguna vez pensaras eso.

—Por supuesto que no pienso eso—Acaricio su cabello rubio perdido en su textura —Realmente Asmita yo sí me aprovecho de ti.

El chico aleteo sus rubias pestañas confundido sin comprender a qué se refería —Eso no es verdad tu eres muy amable conmigo.

—Ya que tocas este tema mi amabilidad no es tan completamente pura como crees, tengo intenciones ocultas soy un demonio que no merece estar junto a ti—Cerro los ojos con impotencia.

—¿Que quieres decir Defteros?—Se estremeció cuando sintió que le tomaban de la nuca y sus océanos azules se encontraron.

—Ya no lo puedo soportar más...no soy amable porque soy buena persona los demás me valen una mierda pero tú no Asmita, escúchame muy bien y entiendelo de una vez por todas, me gustas, me gustas, me gustas, y no solo como amigo. Eres más especial que eso para mí. No espero que me correspondas pero quiero que sepas que te veo con otros ojos desde hace años, lamento no ser buen amigo simplemente eres mucho más para mí.

El rubio le miraba con la boca abierta sin creerlo—No me lo esperaba Def...—Confeso realmente impresionado.

—No eres tan bueno decifrando cosas del corazón sabes—Rio algo divertido al ver la cara de disgusto de su acompañante.

—Lo admito, pero tú también eres pésimo.

El moreno le miro extrañado —¿Yo por qué?

—He de confesar que hace años que sentía por ti más que una simple amistad, contigo todos mis sentimientos son diferentes...pero sentía que era unilateral y por eso deje de lado esos pensamientos, porque no quería perderte como amigo, así que tú también eres muy malo en cosas del corazón.

Ambos se sonrieron y se fueron acercando hasta juntar sus labios en un beso añorado desde hace tanto tiempo, eran realmente complicados y malos para expresar sus sentimientos tanto que ninguno sospecho que no eran unilaterales, Asmita siempre pensando que esas muestras de afecto solo eran de un buen amigo y Defteros tan ciego.

Se separaron suspirando recuperando el aliento con una sonrisa en sus labios.

—Me voy a volver adicto a tus labios...

—Espero que no te aburras nunca porque no pienso separarme de ti después de probarte.

—Eres mío y yo tuyo Asmita, siempre ha sido así soy un tonto por no haber sido más claro.

—No pensemos más en eso, lo importante es el resultado.

Siguieron embriagandose con su sabor bajo la luz de la luna que era testigo del comienzo del sello de ese largo amor que al fin era dicho a los 4 vientos siendo enteramente correspondido.



•~•~•~•~•~•~•~•

A la mierda todo.

Constantemente sentía que se cohibia de muchas cosas, por ser el hijo perfecto, el chico perfecto, el más inteligente, pero esos seudónimos no tenían importancia además no mantendría caretas con la única persona que le hacía salir de su zona de confort, salió de su cama y con una gran adrenalina y determinación andando por sus venas toco la puerta de su novio.

—Kardia yo no puedo soportarlo más...

Se lanzó en sus abrazos siendo recibido por un estupefacto griego que no esperaba recibirle de esa manera en su habitación, la lengua de Degel recorría con descaro y habilidad los confines de Antares que perdido en ese delicioso beso francés empezó a sentir cómo todo su ser se calentaba.

—Degel espero que sepas muy bien lo que me estás haciendo —Puso la mano del galo en su creciente erección —No juegues con fuego Deggie si sigues así no me voy a poder contener.

Ya había aguantado lo suficiente las últimas semanas, quería ser un novio respetuoso pero ese francés no le estaba dejando las cosas fáciles, desde el primer momento que le vio tenía mil fantasías.

—Quien dice que quiero que te detengas...quiero pasar de nivel contigo Kardia.

El heleno se pego a su cuerpo con brusquedad haciendo que sus cuerpos choquen contra la pared negra, la habitación de Kardia siempre tenía encendidas las luces neon color rojo dando un ambiente pasional.

Kardia mantenía aprisionado entre aquel fogoso beso a Degel con un rodilla mientras que esté le tomaba de la melena azul profundizando el beso, entre pisadas torpes se dirigieron a la cama donde con agilidad y velocidad el galo se posicionó En medio de las piernas del mayor y  tanteo ese bulto bajo robándole un gruñido a su novio.

—¿Que piensas hacer?—Pregunto con la voz ronca, esa imagen del galo con las prendas de ropa desordenadas nada habitual en su impecable órden le encantaba.

—Poner en práctica mi investigación...

—¿Investigación?

—No solo leo historia y ciencias mon amor.

Sus blancos dedos tanteaban facinados ese abdomen marcado con sola la punta ocasionando escalofríos al heleno, en la pelvis debajo del ombligo donde algunos cortos  vellos azules se dejaban ver por fin saco el sexo de su novio, sintió fascinado entre sus manos la manera en que la sangre bombeaba y las venas Estaban hinchadas, la punta estaba brillante y húmeda.

Sin pensarlo lo engulló en su boca pero el tamaño era demasiado grande y por poco se atora con una arcada.

—No lo tragues todo si no puedes bebé.

Degel hizo caso omiso y se acomodó de mejor manera, primero paseo su calida lengua por todo el largo hasta llegar a las bolas lubricando todo a su paso, uso su boca de manera que sus dientes no lastimaran con una secuencia avanzada de arriba a bajo, al llegar hasta el prepucio con su lengua daba lamidas suaves como si fuera una paleta haciendo temblar al heleno por la exquisita sensación.

—Malditasea que rico mamas Degel —En su mente turbada por el deseó pensó que el desgraciado de Aspros tenía razón.

Después de un rato se vino con fuerza en la boca del muy impecable Degel Versau que se comió toda su leche, este además tuvo el descaro de limpiar con sus dedos algunas gotas que resbalaron de su comisura y los saboreo.

—Que rico...

—Vas a ser mi muerte...

Kardia se sento y le tomo de la nuca cambiando de posiciones quedando está vez el arriba, embriagaba todos sus sentidos el olor de ese cuello de cisne en el que repartia besos y pequeñas succiones que hacian temblar el cuerpo del francés.

—A-ah ¿que vas a hacer Kardia?—Degel se estremeció cuando uno de sus pezones fue acariciado a través de la tela de su franela.

—No te hagas el desentendido, tu empezaste esto, mírate como estas Degel —Le susurraba en el oído con esa voz tan penetrante —Tan duro por haberme tragado tan salvajemente, eres divino.

Kardia rompió la franela dejando expuestos los pezones erectos del galo, pellizcó sacándole gemidos dejándolos hinchados y húmedos por su saliva, mientras succionaba uno su traviesa mano bajo hasta el short deportivo que usaba Versau para dormir y saco el sexo de este masturbandolo de arriba a bajo con vehemencia.

Degel jamás había sentido tales cosas, mientras era succionado y masturbado de esa manera tan intensa y a la vez tan apasionada y exquisita podía sentir en su entrada más íntima como la nueva erección de su novio le rozaba, inconcientemente su cuerpo buscaba por si solo esa fricción.

Su pelvis empezó a llenarse de calor y se corrió en la mano del heleno que se levantó para ver la imagen bajo el.

Mientras Kardia lamía su mano llena del semen de su novio sus sonrisa era sádica y sus ojos azules brillaban en escarlata al verle de ese modo, sus fantasías no le hacían justicia a la imágen bajo el, esa piel blanca llena de pequeños hematomas rosas, la camisa hecha añicos dejando al descubierto su torso desnudo no tan musculoso en exceso pero perfectamente trabajado, el estoico Degel Versau bajo el con esos anteojos completamente desordenados respirando agitadamente era su más grande fantasía hecha realidad.

El galo aún con la respiración agitada se sento en su regazo buscando más contacto.

—Kardia yo...—Se mordió el labio inferior siendo incapaz de decirlo a voz abierta.

—Se lo que Quieres, pídemelo Degel—El galo apretó sus ojos con fuerza no creyendose capaz de hacerlo—No sabes la ganas que tengo de oírte decirlo con ese acento que me vuelve loco, pídelo Deggie...

—N-no.

—¿Ah no?

Antares llevo hasta la boca de su amado dos de sus dedos y este los lamió con entusiasmo como si fuera aquel falo nuevamente, el heleno lo acomodo entre las fundas de su cama de espaldas deshaciéndose por completo de las prendas que cubrían su cuerpo de manera desordenada, Degel solo podía suspirar con la cabeza enterrada entre la tela, un escalofrío recorría toda su espina dorsal cuando sintió un dedo invadir su interior.

—Mmmhm—Gimoteo un poco, mordió los labios renuente a emitir mayores sonidos.

—No te cohibas bebé, déjame oírte anda pídemelo.

—Kardia por favor...

Ya el primer dedo se deslizaba con facilidad en movimientos circulares, un segundo intruso se unió a la profanación, Degel puso los ojos en blanco y su espalda se curvo.

—No sabes cuánto soñaba tenerte así...—Kardia se encarga de preparar muy bien a su novio, metió un tercer dedo sacándole más gimoteos.

La mente de Degel estaba en blanco su cuerpo entero estaba dominado por todas esas sensaciones, espasmos, escalofríos que le recorrían, deseo con todo su ser ESO en su interior, si bien esos dedos entrando y saliendo de diferentes maneras era exquisito el quería mucho más.

—Mom amor por favor...ya no más por favor ya no aguanto más—Sus lentes estaban completamente empañados prácticamente a un costado de su rostro pero este no tenía cabeza para ello y al heleno le gustaba esa visión aunque muy probablemente se quebraran.

—Se paciente mi amor, no te quiero lastimar...—La lengua de Kardia embistió la entrada de Versau que no lo pudo soportar más y terminó gritando.

—¡Merde! ¡Condamner! ¡Metemelo ya Kardia!

El heleno sonrió complacido aún entre las nalgas del francés, de su mesa de noche saco un frasco de líquido aceitoso y aroma a chocolate, con sus dedos se encargo de esparcirlo por toda su longitud y un poco en la entrada del francés que ya estaba hinchada y húmeda.

Kardia entro solo un poco, Degel abrió los ojos en grande, un par de gotas de sangre tiñeron la cama.

—Ya no dolerá Deggie...—Se mantuvo quieto para que se fuera acostumbrando.

—¡Duele mucho, me arrepentí, sácalo sácalo!—Negaba el pobre galo sintiendo como su interior se quemaba.

El heleno le comenzo a dar besos en la espalda y pequeñas succiones para distraerle a la par que atendía su nueva erección, momentos después por fin estaba todo adentro.

—¿Quieres que lo saque? —Pregunto con cautela el mayor.

—N-no muévete despacio, se siente bien...

Kardia obedeció dando estocadas suaves para que la anterior virginal entrada se acostumbrara a la nueva intrusion, inconcientemente empezó a acelerar sus estocadas sacándole un gemido al francés.

—Lo siento...

—No, no, sigue así está bien—Degel aguantaba como todo un campeón Krest no crío a ningún débil.

Kardia empezo a acelerar sus estocadas, sus bolas chocaban con las nalgas del francés creando un sonido obsceno.

—Oh Deggie estás tan apretado...

—¡Mas Kardia, más fuerte!

Una sonora nalgada le hizo gemir y callar.

—Que Malo eres Versau te voy a castigar.

El griego tomo de la larga melena verde al galo levantando su mirada, con su mano libre le tomo de las caderas y siguió con un vaivén desenfrenado que Degel disfruto en demencia cuando tocaba ese punto específico que hacía que sus piernas temblaran como gelatina, el galo eyaculó por segunda vez temblando y apretó sus paredes internas tan deliciosamente que Antares se corrió en su interior llenadole con un calor exquisito.

Ambos cayeron en la colcha respirando agitados.

—Eso fue...—Empezo Degel.
—Delicioso...—Completo Kardia.

—¡Otra vez!—Dijeron al unísono.

Sus miradas se cruzaron, una sonrisa adorno sus labios, eran tal para cual uno fuego desmedido y el otro deshielo.





~Gifer1710

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