001
— ¡Joder!.
El omega se miraba en el espejo con sorpresa, ya tenía ocho meses de embarazo y su panza era bastante grande para el tiempo que tenía de gestación.
No era para menos si tenía dos traviesos y posiblemente futuros jugadores de fútbol en el.
— ¿Jimin?.- La voz del alfa se escuchó fuera del baño, específicamente pegado a la puerta.- ¡Abre Jimin! ¿Que sucede? ¿Estás bien? ¿Los bebés?
El Omega rodó los ojos y bajo su camisa para darse la vuelta y abrir la puerta.
Sus ojos estaban llorosos y su labio temblaba por el cambio tan drástico que había notado esa mañana en su cuerpo.
— ¿Qué sucede cielo? ¿Te duele algo? ¿Vamos al hospital?.- El Omega negó limpiando sus ojos rápidamente y respiro profundo.
— Vamos, tienes trabajo y mi relevo llegará pronto.
— Pero...
Jimin simplemente ignoro las palabras de su esposo y salió de la habitación.
No era que desconfiara de el, simplemente se sentía demasiado vulnerable al hablar del tema.
Jungkook sabía que algo le estaba sucediendo, podía sentirlo y darse cuenta cada vez que Jimin iba al baño, pues cerraba la puerta y se quedaba ahí durante muchos minutos, la verdad tenía una sospecha Pero no podía actuar sin saber si tenía razón o no, porque si estuviera equivocado podría lastimar al Omega y no quería eso.
Por lo tanto solo suspiro y siguió a su esposo.
Ahora vivían en una casa en una linda y tranquila parcela, no era demasiado grande pero lo suficiente pará que sus hijos estuvieran cómodos.
Sobre todo por el patio bastante amplio que tenía, con una piscina y un pequeño parque cercado, era increíble como su visión de un hogar se había amoblado a las necesidades de sus hijos.
Ambos salieron de la casa para subirse a uno de los autos que había en el garaje.
La actitud silenciosa de Jimin era inquietante, aún que podía sentir el miedo y la incomodidad por medio de su lazo, el omega se negaba a hablar al respecto.
El camino fue silencioso, llegar a la compañía fue exactamente lo mismo. Esa mañana Jimin y el escogerían a el o la asistente que reemplazaría al omega por un tiempo.
Porque si, el Omega se había negado a retirarse aún y cuando su pancita era demasiado grande y el cansancio lo azotaba con fuerza.
Pero ya estaba a punto de entrar en el último mes y necesitaba estar tranquilo y cómodo.
Así que decidió finalmente retirarse y quedarse en casa.
Al llegar a la oficina ambos se sentaron en el escritorio revisando los informes de aquella...
Omega...
No podía ser tan malo, el alfa estaba rodeado de omegas constantemente y nunca había demostrado absolutamente nada.
La verdad era que Jungkook estaba enamorado de su lindo Omega y no tenía ojos para nadie más que el.
— ¡Buenos días!.- La voz de Jin los exaltó, su típica manera de ser era bastante alegre la mayoría del tiempo.- La señora Shin hyee llegó.
Según lo que Jimin entendía la señorita que ahora sería la asistente de su alfa, había sido aprobada por el mismo por lo tanto Jungkook la había escogido entre la multitud de solicitudes...
Una mujer alta, delgada con un cabello largo y negro, su tez era blanca y era realmente bonita, esa era la Omega que su esposo había escogido.
La mujer de olor a manzanilla entró a la oficina con una sonrisa y una reverencia ante ambos señores Jeon.
— Buenos días señorita Shin, el es mi esposo y lo reemplazaras en su labor como asistente.
La mujer sonrió y asintió hacia el Omega.
El mismo que había quedado perplejo ante la imagen de la Omega frente a el.
Era bastante atractiva...
— Jimin cariño ¿Quieres una gaseosa? Llegaron las de cerezas.- Hablo Jin cuando vio al Omega literalmente enmudecer y tragar grueso al ver a la Omega.
Quizás estaba entendiendo lo que Jimin sentía y quería reconfortarlo de alguna manera.
No es como que Jungkook lo fuera a engañar Pero por supuesto Jimin habia tenido un pasado espantoso y las inseguridades podían ser constantes en el...
— ¿Mi vida? ¿Irás con Jin?.
Finalmente Jimin volteó a ver a su esposo y asintió, haciendo que el alfa sonriera y dejara un beso en su frente.
El castaño se levantó del asiento y camino hacia Jin, quizás solo estaba exagerando y sus hormonas como siempre le hacían una mala jugada.
Así que solo respiro profundo y siguió su camino.
🌖🌕🌔
El Omega una vez más veia su panza y esos pezones demasiado hinchados que tanto le molestaban.
Debía tranquilizarse y tomar las cosas con calma, si bien tenía unas pequeñas estrías en sus caderas, ni siquiera eran feas o obscuras, estaba seguro de que podía tratarlas con alguna crema.
Aún así... Decidió ponerse una pijama que cubriera todo su cuerpo e irse a dormir.
Necesitaba descansar de tantas emociones.
El alfa estaba sentado en la cama hablando por teléfono, con un pantalón de pijama sin camisa y su cabello alborotado.
— Muchas gracias señorita Shin, nos vemos mañana.
Bien el Omega empezaba a sentirse extraño.
Sin ser consciente de que su olor estaba tornandose un poco fuerte y que obviamente el alfa lo notaría.
— Mm que rico huele.- El alfa dejó el teléfono en la pequeña mesa de noche y volteó a ver a su Omega con una sonrisa, Pero para su sorpresa Jimin estaba cubierto de pies a cabeza, cuando anteriormente había tenido la manía de solo usar ropa interior para sentir el calor de su alfa.- ¿Pijama?
— Yo... Estoy cansado y quiero dormir.
El omega inmediatamente se subió a la cama y se tapo con las gruesas mantas, algo bastante extraño para Jungkook, aún así decidió apagar la lámpara y acostarse también para abrazar a su Omega metiendo sus manos bajo la camisa de pijama.
El castaño al sentir el contacto de la mano de su alfa en su barriga se alarmó y alejó su cuerpo del contrario.
El rechazo que Jungkook sintió fue inmediato y no estaba bien, eso no se sentía bien.
— Okay ya basta.- El alfa se sentó en la cama y encendió la lámpara una vez más.- ¿Que sucede?.
El Omega trago grueso y imitó la acción del alfa al sentarse en la cama.
— ¿Por qué me rechazas? ¿Por qué esa pijama? Has estado extraño... ¿Que sucede mi vida?.
Jimin suspiro y miro sus manos inquietas.
— Mis pezones están hinchados... Son feos.- El nudo en su garganta se hizo presente al igual que su voz temblorosa.
— ¿Que? A ver.
— ¡¿Que?! ¡No! ¡No quiero que los veas! Además, tengo estrías ¡Son feas!.
El alfa abrió sus ojos y trago grueso.
— ¿Me dejas ver amor? Solo quiero asegurarme de que estés bien...
El Omega negó con sus labios abultados en un puchero y sus ojos brillosos.
— ¿Sientes molestias ahí?
— Si.
— Mírame Jimin, mira a tu alfa.- El Omega miro al alfa tratando de retener sus lágrimas.- Nada de ti es feo cielo, por favor dejame ver y asegurarme de que todo está en orden ¿Puedes dejarme? ¿Puedes dejar que tu alfa cuide de ti?.
El Omega asintió embelesado por aquella manera tan embriagante con la que Jungkook le estaba hablando.
El alfa aprovecho aquello para desabotonar los primeros botones de la pijama del Omega, mirando aquellos pezones rojizos y hinchados, seguramente Jimin no lo sabía pero en realidad estaban llenos.
Lentamente acercó su cara a uno de ellos y restregó su nariz en la punta, oliendo el delicioso olor que emanaba la lechita del Omega.
Era tan satisfactorio que lo hacía sentir orgulloso, sus hijos estarían bien alimentandos.
Levantó su mirada a su Omega y con su gruesa voz le dijo:
— Aliviaré tu incomodidad ¿Si?
— Si...- Apenas susurró el omega avergonzado.
Lo que definitivamente no espero era sentir los labios de su esposo en esa zona y mucho menos como succionaba pasando su lengua al mismo tiempo, era embriagante, placentero y al mismo tiempo un alivio.
La mano del alfa apretó un poco la zona haciendo que toda la leche acumulada saliera directamente a su boca.
No era un secreto que los alfas tenían cierto fetiche con la leche de sus omegas.
Y el no era el único en disfrutarlo, pues cuando escucho el gemido de su Omega separó sus labios de los pezones y levantó su mirada para ver cómo los ojos del contrario estaban bastante dilatados y sus mejillas sonrojadas.
Y aquello fue suficiente, porque su Omega era una belleza, ¿Cómo podía sentirse inseguro? Era inaudito, envidia debería tener el mundo entero por no tener la belleza que tenía su esposo maldita sea.
Con desesperación empezó a quitarle la ropa, con gran pancita de por medio pero aquello era añadidura de su belleza pues en ese lugar estaban sus hijitos y eso lo hacía aún más perfecto y valioso.
Obviamente había sentido la molestia de su Omega, sus celos e inseguridades.
¿Que tipo de hombre sería si no borrará esos estúpidos pensamientos?
Por qué nadie, absolutamente nadie se le comparaba a su Omega y el se lo haría saber.
~Amor...
El alfa sonrió lascivemente al escuchar aquel tono dulzón de su Omega.
Con sus labios empezó a besar la lindas piernas del castaño, besando cada porción con pasión e intensidad.
Se encargo de devorar la piel contrario con besos y lenguetazos que hacían al omega gemir con fuerza, apretando las sabanas bajo sus manos.
Sus manos subieron a las caderas del castaño y ahí sintió las pequeñitas ondas de las estrías que albergaban en ese lugar y sonrió.
— ¿Estás marcas no te gustan cariño?.- Llevo sus labios ahí besando la zona, el Omega negó con su garganta sumergido en el placer.- No te preocupes, las reemplazare por otras que te encantan.
El alfa se acomodo en sus rodillas sacando su notable erección de sus pantalones para empezar a restregarla en la entrada húmeda del Omega, Jimin estaba embriagado y desbordante de lubricante.
Con delicadeza se introdujo lentamente, mientras ponía sus manos en las caderas de su Omega.
— ¿Quieres mis marcas amor?.
El Vaivén en sus caderas empezó de manera lenta, haciendo que los ruidos húmedos se apoderarán del ambiente.
~ S-si
El alfa sonrió ante la dulce voz de su Omega, se inclino a pesar de que la gran barriga del Omega estaba entre los dos y continúo su labor chupando el pezón que no había succionado.
~ ¡Ah por Dios!
Estaba desbordado de placer.
El alfa gruño embistiendolo más fuerte, saboreando la leche y al mismo tiempo marcandolo con sus huellas y olor.
~ Mío. Eres mio Jimin mio.
~ S-soy... Tuyo alfa. ¡Alfa!.
El Omega se vino en una gran cantidad al mismo tiempo que el alfa salía de el derramándose en su mano.
Porque no quería anudarlo en sus últimos meses de embarazo, podía ser riesgoso.
Ambos jadeantes y con respiraciones agitadas.
— Que hermoso eres mi amor.
El Omega sonrió ante aquello con ternura, su alfa
Bienvenidas a la segunda y corta parte de esta historia.
🥴
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