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Veintiocho

Después de haber sido encontrado por mi padre en la estación de policías recibí una larga reprimenda de su parte y al llegar a casa cien sermones más de mi madre. Mi hermana en realidad no dijo nada pero supe que estaba molesta apenas puso sin piedad un algodón empapado en alcohol sobre mi labio roto, eso que además no lo hizo con nada de gentileza al grado que me sentía sometido a un lavado mecánico más que a una simple curación. 

A pesar de ello no me preguntaron mucho, la realidad nada cuando les conté superficialmente mis motivos. Solo mencionar el nombre de YoonGi junto a la palabra acoso los hizo ablandarse conmigo. Obviamente no me felicitaron por haber actuado de tal forma y yo tampoco esperaba que lo hicieran, pero lo poco de comprensión que recibí de ellos fue bien recibida. 

No dormí mucho aquella noche, realmente un par de horas pues lo primero que hice apenas encerrarme en mi habitación fue abrir el video de seguridad que NamJoon me obsequió. Tarde un poco pues eran casi 48 horas de filmación, que a X veces de velocidad me tomó una hora encontrar la fracción donde YoonGi aparecía. Había varios ángulos de toma además de la vista principal y en todos ellos se veía perfectamente el temor en el rostro de YoonGi, junto a la expresión enferma de TaeYong y sus otros dos amigos. 

Ellos entrando al gimnasio y luego treinta minutos de grabación sin nada interesante, solo simples estudiantes caminando fuera del lugar, un perro, dos chicos en bici y un jardinero y luego de eso, los tres imbéciles saliendo muertos de risa del edificio. YoonGi estuvo treinta y dos minutos con dieciséis segundos a solas con ellos tres. Treinta y dos minutos de burlas, de abuso y de humillación. Treinta y dos minutos que debieron ser la eternidad para YoonGi quien desnudo fue objeto de burla. 

Solo pare el video allí y guarde la usb en unos de los cajones de mi escritorio. Intente dormir por más de dos horas, odiándome y culpandome por lo que había sucedido, hasta que finalmente mi llanto me dejó exhausto perdiendome entre malos sueños. 



























En la mañana del viernes me fue imposible no llamará la atención, con los ojos hinchados y la cara magullada tenía la mirada de todos puesta en mi. Los ignore y tome las pocas clases que me quedaban aquel semestre. No hice mucho, no tenía ánimos para prestar atención aun cuando los profesores no dejaron de tenerme en la mira. Mi alivio a ese tormento fue la paz y silencio del taller, lugar donde había estado trabajando en mi pintura por los últimas semanas. 

Me concentré tanto como pude en la imagen, ignorándo deliveradamente a mi asesora cuando entró al aula y me miró. No planeaba hablar ni charlar pero fue ella quien inició la conversación. 

— Ese es un gran moratón. — Me dijo con una mueca adolorida. —¿Tiene algo que ver con tu corazón roto? 

Alce mi rostro y la mire confundido. 

— ¿Corazón roto? — Pregunté, pues que podía saber ella al respecto. 

— ¿Terminaste con tu novio, no? 

Fui tomado por sorpresa en ese momento, preguntándome qué tan fácil podía ser leer a las personas y que tan fácil era hacerlo conmigo. La profesora no podía saberlo si nunca se lo conté y sin embargo estaba allí, parada frente a mi segura de sus palabras. 

— No fue exactamente por eso. — Le respondí cabizbajo. Aunque aceptó si es algo que tiene que ver con él. 

Ella asintió varias veces con suavidad y respondió a mi silenciosa cuestión, ella observando el retrato de YoonGi. 

— Uhm, ya sabía yo que algo te pasaba, esos ánimos tristones junto al repentino sentimiento plasmado en el lienzo, eso sólo lo logra alguien que está muy pero muy enamorado del objeto de su inspiración o… — Me miró con media sonrisa. — alguien a quien le han roto el corazón, a veces suelen ser ambas. 

Me quedé en completo silencio, sin palabras y sin el deseo de negar nada, pues ella tenía la total razón. Nunca consideré a mi profesora como alguien de suma importancia en mi vida, no hasta ese día en que mi mente inconsciente la catálogo como una nueva amiga. Sonreí incapaz de decir alguna cosa y aunque hubiese querido hacerlo me habría sido imposible terminar dado que mi teléfono interrumpió aquel pequeño momento de inesperada conexión entre ella y yo. 

En el remitente estaba escrito el nombre de TaeHyung, razón por la cual me apresure a responderle. Ni siquiera paso un segundo antes que la voz agitada del menor interrumpiera mi saludo. 

— ¿HoSeok… esta contigo YoonGi? — Pregunto. 

— No. — Negué de inmediato, extrañado por la cuestión. —¿Qué su madre no pasa por él a la facultad? 

La voz de TaeHyung tembló entre su respiración acelerada. 

— Eso… bueno… es que YoonGi no estaba en la facultad cuando ella vino por él y por ahora no sabemos dónde está. 

Un escalofrio me recorrió la espalda. Tan sólo me despedí de mi profesora dando una muy pobre disculpa y sin perder tiempo salí corriendo a la facultad de YoonGi. TaeHyung me dijo que estaba allí y cuando llegué fue la primera persona con la que me encontré, aunque no tuve tiempo de recibir explicaciones pues la señora Min apenas verme se abalanzó contra mí, dejando una bofetada sobre mi rostro junto con varios empujones. 

— ¿Dónde está YoonGi? — Preguntó a gritos mientras TaeHyung intentaba quitarme la de encima y yo respondía que de verdad no lo sabía. 

Un golpe tras otro antes que uno de los guardias del edificio lograra detenerla. 

— ¡Es tu culpa! — Gritó varias veces, enfurecida y su rostro bañado en llanto. — ¡Todo es tu culpa! 

Lo siguió repitiendo muchas veces y aunque TaeHyung me llevó lejos de ella, subiendome a su auto, aun podía escuchar esas cuatro palabras en mi cabeza. Porque así lo sentía, que todo, absolutamente todo había sido mi culpa. Un cántico interminable que acrecentó mi preocupación por YoonGi y por la cual lo busque como loco por todo el campus. 

Más allá de mis sospechas, TaeYong y sus amigos esta vez no estaban involucrados. De acuerdo a lo que algunos compañeros de YoonGi dijeron, él se había ido a media mañana por voluntad propia, por su propio pie en dirección al lado oeste del campus, solo sin compañía de nadie, simplemente guiado por su bastón a paso rápido. Un alivio que duró poco al darme cuenta que no había nadie que le ayudará si lo necesitaba, pensando que cualquier cosa podría pasarle. 

YoonGi no estaba en ninguna parte por lo que gracias a mi experiencia sugerí se vieran las cámaras de seguridad pero la misma idea ya le había sido rechazada a la señora Min. Hasta donde entendí los policías no podían hacer nada pues no se tenía razones para creer que su vida peligrara, sin evidencias de secuestro no le buscarían ni siquiera por ser una persona invidente. Según la ley, YoonGi era un adulto autónomo que simplemente se había ido y cuya seguridad, por muy duro que sonase, no era prioridad. Más allá de levantar un informe lo único que ofrecieron fue abrir un espacio en el sitio web de personas desaparecídas para recibir reportes de alguien que le viera, así como una mención en la radio. 

Es claro que a la señora Min no le hizo nada de gracia, al contrario, estuvo al borde de un ataque nervioso. Así terminamos todos en la casa de los Kim. La señora HaNeul bebiendo un té relajante en compañía de los padres de TaeHyung, abajo en la sala y yo apartado de ella, encerrado en la habitación de un muy ansioso SeokJin que no parecía estar en su mejor momento de la vida. 

— ¿Estará bien? — Le pregunté al menor cuando ví que su hermano no dejaba de dar vueltas por la habitación, enterrando los dedos entre sus cabellos mientras tiraba desesperadamente de estos. 

— Está preocupado. — Me dijo él, intentando detener a SeokJin, pero fue inútil y lo más que consiguió fue un empujón. — ¡Bien, haz lo que quieras! YoonGi no va a aparecer así. — Grito. 

No hubo reacción más allá de unas lágrimas. Lo cierto era que todos estábamos demasiado alterados, tanto que incluso JungKook, NamJoon y JiMin seguían buscando por la ciudad aun cuando les dijimos que era inútil. Lo más que podíamos hacer era esperar que YoonGi volviese tal como se había ido. Sin embargo se dice más fácil de lo que es llevarlo a la práctica, cada minuto fue un martirio de incertidumbre. 

YoonGi había apagado su móvil hacia varias horas atrás y apenas se había llevado unas cuantas de sus cosas, su mochila y bastón en específico. Eso era todo lo que sabía yo y no me era suficiente. Por eso mismo me aventure a salirme de la habitación de SeokJin y me oculte en las escaleras para escuchar la conversación de la señora Min y los señores Kim. 

—… no dejaba de encerrarse así que al final le quite la puerta pero sólo empeoró todo, hace días que no come conmigo, he preparado su comida favorita y sólo me ignora cada vez, él toma su plato y lo rompe. 

— HaNeul… — Escuche a la señora Kim suspirar con mucha pena, mientras la madre de YoonGi continuaba. 

— Así que deje de preparar comida, le dije que podía morirse de hambre si seguía con esa actitud y no le importo, quise castigarlo pero no dejaba de preocuparme por él, así que lo estuve espiando, esa noche me quedé esperando en la sala, el bajo lentamente por las escaleras y en medio de la oscuridad YoonGi sacó un par platos, abriendo la nevera antes de prepararsé un emparedado y hacerse unos fideos instantáneos. ¿Cuando aprendió hacer todo eso? 

Yo también me lo preguntaba y la respuesta que me vino a la mente es que YoonGi, muy posiblemente, sabía hacerlo desde siempre y que fingía lo contrario solo por complacer a su madre. 

— HoSeok debió enseñarle. — Dijo el señor Kim, con su voz grave, pero estaba equivocado y mucho. 

— Yo no lo hice. — Dije interrumpiendo la charla, dejando en evidencia que los estuve escuchando. 

Bajé por las escaleras y miré a la señora HaNeul a los ojos, no dejándome intimidar una vez más. 

— No se que haces aquí. — Me gruño ella. — Todo esto ha sido por tu culpa, tu provocaste lo que está pasando, arruinaste a mi hijo. 

Y lo pensé bien, dándome cuenta que no podía asumir esa clase de responsabilidad porque no era sano que me auto reprochara errores que nunca cometí en primer lugar, pues nunca estuvo en mi hacer nada que no fuera amar y cuidar de YoonGi. Así que no negué rotundamente, obligando a la madre de YoonGi a escucharme. 

— No señora, no es mi culpa, nunca hice nada que perjudicara a YoonGi, ni a él ni a usted ni a su relación entre madre e hijo, me atrevo a decir que incluso muchas veces íntercedi a favor de usted para complacer sus deseos por sobre los de YoonGi, sobreprotegiendolo constantemente y anulando sus esfuerzos por ser independiente, no obstante tampoco voy a decir que es culpa suya el que se haya escapado porque usted solo está siendo una madre al fin de cuentas, una mujer que cuida a su hijo y que lo protege por sobre todas los cosas y eso está bien pero debe entender que YoonGi ya no es un niño indefenso, YoonGi es un adulto, con intereses personales y particulares que incluye a muy su pesar el mantener una relación sentimental con otro hombre, cosa que no tiene nada de malo. — Dije haciendo una pausa. —Y como el adulto que es, él claramente espera que lo traten como uno. 

— Él no es como cualquier adulto. — Me respondió la señora Min y yo asentí. 

— Sé que no lo es y sé que jamás lo será, él es diferente, a todos nos queda claro pero usted ya se ha dado cuenta esa noche, YoonGi al igual que cualquier persona puede hacer muchas cosas solo y para mayor prueba está hoy, que se ha ido por su cuenta. 

Mientras decía eso último la señora HaNeul lloraba y fue allí en ese momento hablando, cuando acepté que YoonGi sí que podía hacer un sin fin de cosas como por ejemplo, viajar, que supe el lugar donde había buscado refugio de su realidad, es que era tan obvio. 






🌺🌸 28/30 ¿Quienes están llorando como yo?

¿A donde se habrá ido el YoonGi? Yo se que ustedes saben. 🌸🌺


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