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Siete

A veces me sorprendía mi capacidad de persuasión con la gente adulta. Había tenido la maravillosa idea apenas poner un pie en mi casa y así de rápido como la pensé tomé el móvil y marque. Me costó mucho convencerla pero al final mis encantos fueron bastante buenos. Y entonces allí estaba estacionado frente a una bonita casa amarilla, de dos pisos y detalles modestos. El lugar dónde vivía YoonGi. Vi el reloj, las manecillas marcaban las siete y veinte. Perfectamente a tiempo, incluso un poco antes. Baje del auto, toque el timbre y espere. HaNeul, la madre de YoonGi, me recibió con una sonrisa que intentaba ocultar su preocupación.

— Con llevarlo al taller era suficiente. — Me dijo con sus labios torcidos.

Negué suavemente al dar un paso adentro.

— Pero entiendo que usted tiene una agenda ocupada y yo tengo mucho tiempo libre. — Sonreí mirando al fondo justo hacia las escaleras. — Además de esta forma YoonGi y yo podemos familiarizarnos más y más rápidamente ¿No cree?

Me miró y sonrió dándome la razón.

— Esta bien. — Susurro antes de voltear y caminar al pie de las escaleras.

YoonGi apareció bajando lentamente con su madre esperando con los brazos extendidos. La tomó de la mano y ella le guió hasta mi. Sentí latir mi corazón y el solo me saludó como cualquier otro día aunque percibía perfectamente esa chispa en su rostro. Dios, realmente me gustaba. Hice que YoonGi me tomara del brazo y caminamos hacia mi auto. Le abrí la puerta y él subió. Su madre nos despidió desde el arco de la entrada no sin dejar de recordarme en silencio y a señas que debía enviarle mensaje cuando YoonGi ya estuviera en su salón. Asentí por enésima vez y arranque el motor.

— ¿Como se te ocurrió esto de llevarme a la universidad por la mañana? — Me preguntó YoonGi con la vista al frente y sonriendo sutilmente de lado.

— No tengo idea, solo lo pensé y dije debería preguntarle a la señora Min.

— ¿Y sólo te dijo "sí"?

— Por supuesto que no, me alargó mucho como ayer antes de aceptar aunque admito que esperaba más renuencia de su parte. Creo que realmente le agrado.

— Sí, yo también lo creo. — Se detuvo un segundo mientras hablaba. — Me alegra que haya aceptado.

— Igual a mi, ahora tendré un compañero de viaje. — Sonreí y algo me hizo querer bromear con él. — Eres mi copiloto designado, estate atento a la señalética del camino.

Le saque una enorme sonrisa y los dos reímos.

— A la orden. — Me respondió.

Platicamos un poco de la escuela, le conté sobre las clases que me tocaban ese día y el de las suyas. También le hablé de mis amigos y mi profesores, el escucho todo lo que decía. Pasado un rato se le escapó un largo bostezo.

— ¿Ya te aburrí? — Pregunte con voz juguetona.

— No. — Dijo meneando la cabeza. — No es eso. Sólo que no alcance a beber mi café de cada mañana. Me muero si no tengo al menos una taza en el organismo.

— Pero es temprano. — Dije mirando el reloj, siete con treinta y seis. — ¿Por qué no lo tomaste?

— Mi madre no dejaba de decir que en cualquier momento llegarías y que debía apresurarme.

— Sí, pero llegué bastante temprano, pude haberte esperado.

— No te preocupes HoSeok, esta bien.

Me sentí mal por eso, en mi ansiedad por ver a YoonGi me había apresurado y llegado un poco antes de la hora. Era mi culpa que YoonGi no hubiese tomado correctamente el desayuno. Suspire y calcule mentalmente el tiempo que teníamos de sobra. Podía arreglarlo medianamente.

— Vayamos por un café, yo invito.

YoonGi se movió en su asiento, sorprendido.

— No es necesario, estoy bien.

— Seguro que sí pero de pronto me han entrado las ganas de uno, así que aprovechemos que tenemos tiempo.

El aceptó sin decir nada y eso me alegro.

Me desvié un poco del camino y me estacione en una esquina.

— ¿Como lo quieres? — Pregunté al bajar del auto con la puerta abierta.

— Un americano. — Respondió sin más especificaciones y eso no era suficiente para mí.

— ¿Crema y azúcar?

— Oh no. — Negó rápidamente. — Solo el café.

Eso no estaba bien, no para mí.

— ¿Sin crema y azúcar? — Volví a insistir. — ¿Te lo vas a beber así sin nada?

— Sí. — Dijo. — Así se bebe el café.

¿Así se bebe? Pero qué demonios era eso.

— Oh dios. — Suspire rendido. — No me digas que eres de esos que creen que no sabe bien si le agregas un poco de dulzura.

— El buen café se toma solo.

Reí negando suavemente.

— Si bueno, pero no es café gourmete, es starbucks.

YoonGi rió igual y cerró los ojos.

— Café solo. — Dijo al fin y yo no tuve otra opción que aceptar, después de todo era su café.

— Bueno, no me reclames cuando se te caiga la lengua por el mal sabor.

Me apresure y entrando al local ordene nuestras bebidas, para mi un capuccino con doble crema y tres terrones de azúcar y para él un simple, amargo e insípido americano. Pague, las recibí y volví al auto. El dio pequeños sorbos y después bebió satisfecho.

— ¿En serio te gusta? — Pregunte poniéndonos en marcha otra vez.

— Me encanta. — Sonrió y siguió hablando con una ceja arqueada. — Asumo que tu lo bebes con mucha crema y mucho azúcar.

Que perspicaz.

— Adivinaste.

— ¿Por qué te gusta? — Inquirió dando otro sorbo.

— No lo sé, toda mi familia lo bebe así, me acostumbré y cuando trate de beberlo sin nada no me supo nada bien.

— ¿Y eso cuando fue?

— Hace varios años, creo que estaba en primer año de secundaria.

— Eso es mucho tiempo, tal vez si tratas ahora te sepa mejor.

— Si... — Alargue entre dientes para nada convencido. — No creo.

— Pero así no puedes distinguir entre un buen café y otro.

— Es café, todos saben igual.

— Claro que no. — Negó con un poco de horror. — Entre marca, origen y procesado el sabor, olor y cuerpo es muy distinto.

— ¿Tu distingues todo eso con sólo probarlo? — Pregunte mirándolo de reojo, sorprendido.

— Sí.

Era cierto, los demás sentidos de YoonGi funcionaban diferente a los míos entonces no tuve manera de contradecirlo y lo acepte, tal vez si sabía mejor. Después de eso nos quedamos callados solo bebiendo de nuestro respectivo café. Avanzamos un par de calles en silencio.

— ¿Debería poner música? — Pregunté girando por una esquina. — ¿Algo particular que quieras escuchar , YoonGi?

— Cualquier cosa está bien, escucho casi de todo.

— Pero seguro tienes una banda favorita ¿No?

Asintió un poco dudoso.

— ¿Conoces a Gorillaz? — Respondió.

— Oh sí, la banda animada, la conozco. ¿Eres fan?

— Supongo, me gusta mucho pero no es como que sepa todo de ellos ni nada.

— Osea un fan promedio.

— Exacto.

— Bien, entonces pon algo. — Tome mi celular y se lo dí.

YoonGi lo sostuvo en su mano libre antes de dejar salir una suave risa y echar la cabeza hacia atrás del asiento. Lo observe un momento y cuando entendí cerré los ojos verdaderamente apenado. Quise que me tragara la tierra.

— Perdóname. — Dije mientras bajaba la velocidad y me orillaba. — Juro que me voy a acostumbrar.

— No pasa nada, HoSeok. — YoonGi me extendió el móvil y yo lo tome. — Es divertido.

— ¿Divertido? Seguro piensas que soy un tonto.

— Para nada, hasta me parece agradable.

Agradable. No respondí a eso porque no me sentí seguro, solo lo deje pasar.

— ¿Qué canción? — Pregunte aun sintiéndome abochornado por mi metida de pata y él respondió de inmediato.

— Doncamatic.

La busque en la aplicación y pulse en reproducir. Electrizante de acordes pegajosos. Amé la canción al instante. Los labios de YoonGi seguían la letra por lo bajo, moviendo la cabeza y manos al compás. Y mientras más la escuchaba me di cuenta que amaba algo que él también amaba. Entonces de alguna extraña forma yo me sentí especial. Definitivamente éramos diferentes, el café con o sin crema era una prueba de ello pero estaba cómodo con él y sé que él lo estaba conmigo, al menos en ese instante así era. Deje la música seguir por el resto de nuestro viaje, escuchando el suave murmullo de su voz.

Maneje directo a su facultad y estacione el auto al llegar, apagando el motor. Con prisa baje para abrirle la puerta y le extendí el brazo pero él no lo tomo. De su mochila sacó su bastón que en un solo movimiento se desplegó hasta ser una sola pieza. Y camino por su cuenta apenas un par de pasos.

— Bien, vamos. — Dije al cerrar el auto y pararme a su lado.

YoonGi parpadeo con su rostro contrariado.

— ¿Iras conmigo hasta mi clase?

No tenía que ser un genio para darme cuenta que él no quería eso pero yo no podía hacer otra cosa, no después de haberle prometido a su madre que iría con él hasta verlo dentro. Es que era parte del trato y estuve seguro que él ya lo sospechaba. Así que tuve que inventarme algo creíble.

— Claro, jamás he estado en este edificio. — No mentía en eso. — Y siempre quise verlo sin tener la oportunidad. Seguro que tu puedes darme un pequeño tour.

El no estaba convencido, se que no lo estaba pero ninguno de los dos tenía otra opción.

— Claro. — YoonGi se encogió de hombros y afianzó bien su mochila al hombro. — Vamos.

Camine a su lado y me dije a mi mismo que debía dejar de sorprenderme. YoonGi se movía perfectamente bien por su cuenta, incluso iba bastante más rápido de lo que yo hubiese esperado. Entramos a la facultad pasando entre los pasillos llenos de gente. También subimos las escaleras y YoonGi, asumiendo su papel de guía me señalaba hacia todas partes mientras me explicaba lo que había allí.

— Por allá están los baños. — El apunto con el dedo y yo seguí a esa dirección. — Allá, un par de máquinas de comida. Del otro lado servicios administrativos y más al fondo la alarma de incendios y un extintor.

Mire todos los detalles y YoonGi nunca se equivocó, conocía perfectamente el edificio. Él no me necesitaba allí con él, podía hacerlo más que bien solo. Era absurdo lo que su madre me había pedido, completamente de sobra. Y ahí estaba yo siguiendo instrucciones sin fundamento. Observe el rostro de YoonGi y me giré hacia todos los demás, muchos otros nos veían sin disimular. Entendí que yo no era su niñero, para nada, yo aspiraba a ser mucho más. Quería ser su amigo y no podía hacer eso. No podía quitarle esa pequeña porción de autonomía. Estaba mal, más que mal pésimo y así me sentía. Y me sentí peor cuando me di cuenta que aunque YoonGi no estaba de acuerdo no dijo nada, no me contradijo ni me detuvo. En mi estaba solucionarlo.

— Oh dios. — Dije fingiendo estar preocupado. — Olvide por completo que hoy debía encontrarme con mi amigo JiMin antes de su examen.

— ¿Justo ahora? — Preguntó claramente tomado por sorpresa.

— Sí, ahora mismo. — Agregue. — Soy su mentor y me va a matar si no llego ya. ¿Crees que puedas mostrarme el edificio otro día?

Lo vi confundido antes de asentir y sonreír.

— Claro, sí.

— Bien, debo irme. — Palmee su hombro y con fingida prisa volví escaleras abajo. — Cuando salgas te estaré esperando al pie del estacionamiento, yo te grito.

Me dijo adiós y deseó suerte para JiMin, respondí y corrí hasta mi auto. Debí haber estudiado teatro y actuación. Le había mentido a YoonGi, claro, pero yo me sentía mucho mejor después de eso. Sabía que era lo correcto y no me importó enviar ese mensaje a la señora Min donde afirmaba que YoonGi había llegado hasta su salón en compañía mía.

Con toda la tranquilidad del mundo di la vuelta y maneje a mi escuela. Todo estaba perfecto hasta que vi a JiMin, allí parado platicando con NamJoon.



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