Capítulo Especial YoonGi / 2
Dos: Tócame
La tarde del miércoles HoSeok me había ayudado a hacer la pequeña maleta que yo planeaba llevar a su viaje de campo y fue esa misma maleta la que mi madre insistió en cargar por mi hasta subir al auto. También fue ella quien me llevó hasta la universidad y aunque le pedí que me dejara allí, ella decidió que no bajaríamos del auto hasta que HoSeok pusiera un pie sobre el estacionamiento.
Alivio fue el mío que HoSeok no tardará demasiado pero por supuesto para mi madre resultó todo lo contrario, ya notaba yo la preocupación oculta sin éxito en el tono de su voz. Sinceramente decidí ignorarla porque si fingía no darme cuenta de su malestar era más fácil sobrellevar la cosa para ambos. Además, no quería ser condescendiente con ella pues podría malinterpretar mis palabras y pensar que al final decidiría quedarme con ella y eso era algo, que ni loco, permitiría que pasara.
Por eso solo seguí sonriendo al escuchar la voz de HoSeok saludarnos y no deje de sentirme alegre cuando él dijo que llevaría las maletas al autobús antes de volver por mí.
La verdad es que me sorprendió muchísimo que mi madre no me abrazara al despedirnos y que mucho menos haya decidido no avergonzarme al evitar llenarme de besos la cara como cualquier otra ocasión haría. Raro, fue muy raro pero eso me hizo pensar que mi madre tal vez y solo tal vez, había empezado a comprender finalmente que yo era un adulto y que ella no necesitaba estar ahí siempre para cuidarme. Para mí fue como dar un paso a la luz sin necesidad de sostenerme de ninguna cosa para guiarme.
HoSeok me guió hasta el autobús en el que debíamos ir. Me presento a sus amigos y debo decir que ellos fueron muy agradables conmigo. Por un minuto me sentí como un estudiante completamente normal. Claro que hubo un pequeño incidente desagradable y ese fue la mención de ese muchacho que sabía yo había sido el exnovio de HoSeok. Fingí que no me importaba porque pensé que al hacerlo podría convencerme de que era así.
Funcionó lo suficiente para mi, más cuando HoSeok dijo que no permitiría que ese estúpido imbécil se me acercara. Satisfacción y algo de engreimiento se apoderó de mí.
HoSeok fue quien por supuesto me ayudó a subir al bus y me llevó hasta los que serían nuestros asientos. No esperamos mucho en el estacionamiento antes que el chófer arrancara y llevará hasta nuestra emocionante aventura en Busan (al menos yo la sentía como una).
El viaje no fue largo y la verdad es que me divertí mucho. Como en mi mochila llevaba varias bolsas de frituras, HoSeok y yo nos dedicamos a comer bocadillos a escondidas de todos mientras escuchábamos música.
Cuando arribamos a Busan no llegamos directamente al hotel porque según me había explicado HoSeok el registro se haría hasta las tres de la tarde entonces aún no podíamos disponer de las habitaciones. En vez de eso, los profesores nos llevaron a un centro comercial para comer.
Al principio creí que comeríamos en grupo pero después entendí que podíamos pedir comidas separadas. Esperaba que fuera HoSeok quien se encargará de eso. Incluso le ofrecí el dinero que mi madre me había dado para no sentirme tan inútil pero eso no pasó porque él me animó a pedir una pizza por mi cuenta. No resultó tan mal como creí que sería.
Lo malo fue después, cuando, mientras esperábamos que llegara la pizza, HoSeok me dejó sólo un momento para ir al baño. Al principio yo estaba muy tranquilo sin embargo todo fue distinto cuando ese tipo arrastró una de las sillas y se sentó a mi lado.
—Tu eres el tal YoonGi ¿No? —dijo.
No iba a intimidarme.
—Sí, y tú eres NamJoon.
—Sabes mi nombre, HoSeok te ha hablado sobre mi.
—Es mi novio —dije esa palabra con un poco más de fuerza para remarcar aquel hecho—. Por supuesto que lo sé, él me lo cuenta todo, además me insultaste, claro que debía saber tu nombre por lo menos.
—¿Insultarte? No recuerdo haber hecho eso, no hay por qué ponerse a la defensiva. Como sea, me sorprende que estén saliendo, no pensé que HoSeok fuera a tener las bolas suficientes. Parecía muy turbado la última vez que nos vimos.
—¿Qué? ¿Ustedes se vieron? —pregunté confundido pues tenía entendido que ellos dos no se hablaban desde mucho tiempo atrás, desde antes que HoSeok y yo nos ennoviaramos incluso—. ¿Verse para qué?
—No creo que deba explicártelo, verdad.
El corazón se me aceleró pero intenté mantenerme tranquilo. Escuché como una muchacha llegó con la pizza y la dejó sobre la mesa, luego inhale profundo, quedándome callado unos segundos más mientras mi cabeza daba vueltas imaginando que las caricias y besos que HoSeok había estado negándome por tanto tiempo hubieran ido a parar a la piel de ese estupido. Él debió notar mi sobre análisis de la situación porque inmediatamente empezó a reír.
—Hombre, no te preocupes —hablo como intentando bromear conmigo—. Las cosas son así, ya sabes que tenemos necesidades y nada importa una vez fuera de la cama. Igual creo que Hoseok estaba pensando en ti mientras lo hacíamos, eso es algo humillante para mi si me lo preguntas.
Necesidades.
Pensando en mí.
Iba a responder pero decidí callarme cuando escuché las inconfundibles pisadas de HoSeok acercarse hasta nosotros. Fue en ese preciso momento que me sentí repentinamente incómodo.
Más incómodo fue cuando HoSeok arrastró a ese tipo lejos de la mesa y que aunque fingí no poder oír su conversación (si eso fue aquello) vaya que escuché cada una de sus palabras.
No comenté nada sobre eso durante la comida y tampoco al llegar al hotel, en realidad no dije nada nunca ahora que lo recuerdo bien. No, simplemente le di vueltas y vueltas al asunto en mi cabeza en silencio como generalmente hacía con cualquier cosa que me ocupaba.
¿Hoseok quería estar conmigo? ¿Pensaba en mí de esa manera? ¿Me deseaba como yo lo deseaba a él?
Esas preguntas estuvieron en mi cabeza mientras platicaba con los amigos de HoSeok, al cenar e incluso cuando salí de bañarme. Entonces, mientras HoSeok se daba un baño y yo lo esperaba limpio y fresco en mi respectiva cama decidí que debía ser valiente.
Me armé de valor por bastante rato y no me eché para atrás cuando HoSeok salió del baño y me pregunto si estaba bien. Sólo lo hice.
—¿Has tenido sexo? —pregunté aunque ya conocía la respuesta.
Supongo que lo sorprendí con esa repentina forma de iniciar conversación porque HoSeok empezó a respirar más rápido y reír nervioso.
—¿S… sí? —respondió y yo pensé que si hubiese tocado su cara en aquel instante muy seguramente sus cachetes habrían estado hirviendo.
Tan lindo.
—¿Con chicas y chicos? —continúe.
El inhalo.
—Solo con otros chicos —Me dijo.
— Como NamJoon.
Su silencio reafirmó lo que él alguna vez me contó entre líneas aunque por supuesto ni él ni yo mencionamos el que debió ser el último encuentro entre ellos. Y así lo dejé, porque no quería que él supiera que yo sabía. Ese era un secreto sólo mío. Mío y de NamJoon claro está.
—¿Y tú? —cuestiono siguiéndome el juego— ¿No lo has hecho con TaeHyung verdad?
Mi cara se puso caliente. Me avergoncé mucho por esa pregunta más porque hasta ese momento había pensado que la respuesta siempre fue obvia para HoSeok pero tal parecía que no.
—No —dije sin poder evitar reírme un poco por los nervios—. Con nadie en realidad.
—Ok.
Y nos quedamos en silencio. Fue un silencio muy incómodo de hecho, el más incómodo de todos los que experimenté alguna vez con HoSeok. Pero eso no me iba a detener. Ya lo había decidido. Yo sabía lo que quería y nada me iba a quitar aunque sea el intentar pedirlo. No.
Inhale y exhale.
—Quiero hacerlo contigo —dije así de una vez.
Ya no sentía calor o bochorno. En cambio me preocupe de lo que HoSeok fuera a responder.
—No se que decir… —dijo con voz baja y ronca.
Me chupe los labios y trague saliva justo cuando oí que HoSeok también lo hacía. Sólo tenía que pedirlo. Sólo eso. Así que lo hice.
—Dí que también quieres —dije.
HoSeok se acercó rápidamente hasta mi.
—Oh YoonGi… —suspiro mientras se sentaba a mi lado y tomaba mi rostro entre sus manos antes de besarme— me vuelves loco. Definitivamente quiero hacerlo.
Santísima mierda. Él había dicho eso.
—Bien —respondí aliviado y contento y le regresé cada uno de sus besos.
Íbamos a hacerlo. Yo iba a tener sexo con HoSeok. Él sonrió y me tomó de las manos.
— Así que seré tu primera vez.
No pude ocultar lo divertido que era eso cuando recordé aquella charla con HoSeok sobre las primeras veces. Tan tonto pero tan lindo.
—Por fin se cumple tu sueño —dije sonriendo—. ¿No?
Una rasposa y aguda risa.
—Mentiría si no dijera que me complace mucho ser la primera vez de alguien. Y mentiría aún más si no te dijera que me fascina ser la tuya.
Él volvió a besarme mientras nos acariciabamos y reíamos muy bajito. Sus besos haciéndome sentir un poco más cálido cada vez. De pronto empecé a repasar todo lo que había leído en el libro que HoSeok me regaló, pero poco a poco la cabeza se me fue poniendo en blanco y solo pude recordar uno de los puntos importantes. La preparación.
—¿Tienes lo necesario? —murmuré sobre sus labios intentando no ponerme nervioso.
Oh por dios, sería un desastre. ¿Y si HoSeok se arrepentía por verme demasiado inexperto? No, no podía arriesgarme, tenía que mantenerme lo más firme y tranquilo posible.
Él detuvo sus besos y suspiró contra mis labios.
—Sinceramente YoonGi, si planeaba comprarlo pero he olvidado pasarme a la farmacia.
Lo había olvidado, eso es lo que dijo. Y no puedes olvidar algo si es que no lo has estado pensando antes. Eso quería decir que él… que realmente HoSeok había estado pensando en hacerlo conmigo, que él me deseaba. Sonreí tan gustoso, tan aliviado y repentinamente tan emocionado.
—Así que de verdad querías hacerlo —dije sonriendo, acariciando su cuello y su cabello.
—¿Bromeas? —respondió antes de devorarme mi boca a besos—. Hace meses que quiero tocarte.
¿Asombrados? El dijo la palabra meses y yo no podía creerlo. Dios.
—¿Desde hace cuanto? —pregunté realmente interesado.
—Desde que me quedé a dormir en tu casa.
Aquella noche, yo recordaba esa noche, fue la primera vez que pude mirar el hermoso rostro de HoSeok. Otra risilla se nos escapó.
—Eso es mucho tiempo —afirmé con mucha certeza.
—Muchísimo, he sufrido bastante desde entonces. —dijo y me pareció que él estaba formando un puchero con su boca—. Como sea, no necesitamos esas cosas ahora, hay muchas maneras de tener sexo sin ponerlo dentro.
Sin ponerlo dentro. Maldita sea, la expresión me pareció tan sucia pero tan excitante también. Oh dios, de verdad íbamos a hacerlo y yo empezaba a colapsar en mi interior. Tranquilo, debía mantenerme tranquilo. HoSeok era mi novio y él me había regalado aquel libro que mi madre tan vil e injustamente había mutilado y censurado para mi.
Él y yo gozabamos de mutua confianza, al menos la suficiente como para hablar de esto con más holgura. No había motivo para seguir dándole vueltas a mi cabeza, seguramente, si se lo pedía a HoSeok, él sería paciente conmigo.
¿No?
Decidí arriesgarme otra vez:
—Tendrás que enseñarme —confesé.
Espere su respuesta. Espere una eternidad lo que en la vida real solo significaron un estúpido par de segundos. Sin embargo, antes de empezar a creer que lo había arruinado él me besó.
Y me besó bien, su labios comiéndose con antojo reprimido los míos. Me fue empujando suavemente hasta caer ambos recostados en la cama, él metiendo una de sus piernas entre las mías, rozando allí abajo, sutilmente frotando, provocando inevitablemente una erección que fue creciendo de a pocos mientras besaba mis mejillas y mentón.
Al ir bajando por mi cuello recordé esa noche en su habitación, cuando me besó de lengua por primera vez. Ah, se sentía tan lejana esa ocasión y de sensaciones tan pequeñas, incomparables a las hormigas y mariposas en mi estómago y mi vientre que sentí cuando HoSeok acarició mi abdomen y mordió uno de mis pezones.
Mi cuerpo fue carbón encendido al aire cuando, después de que HoSeok me sacase la camisa él me pidiera hacer lo mismo. Yo sentado en la cama y él arrodillado, sus piernas a horcajadas de las mías.
Su piel era suave y debajo de ella podía sentir los músculos firmes de su abdomen y pecho. Duros y apretados. Fue imposible resistir, inclinándome para sentir el calor de su cuerpo con mi boca, con mis labios.
Sus pezones, su esternón y su ombligo. Todo sabía y olía tan bien, tan diferente a como sabía y olía HoSeok en nuestras citas anteriores. Mucho tiempo después (no tanto en realidad) descubrí que ese era el sabor y el olor del deseo, de la excitación, del sexo. Y lo amaba, lo amaba tanto como en ese primer momento de seducción.
Quería besarlo, comerlo y beberlo. Todo al mismo tiempo. Pero aún no sabía cómo.
Y no importó, porque HoSeok gentilmente me recostó, sacándonos los pantalones, dejando que mi intimidad y la suya quedarán un poco más expuestas que antes. Entonces su mano se reposo sobre mi sexo y todas las ideas de mi cabeza se escaparon. Sólo había una cosa en la que podía pensar y era en HoSeok tocándome.
Apretó y masajeo, quitándome el aire. Suspiré y él sonrió contra mi mejilla. Como me gustaba sentir y escucharlo sonreír.
—YoonGi —llamó mientras me besaba el cuello, por un segundo olvide como mover la lengua para articular las palabras así que solo deje escapar un sonido vago, indicando que le prestaba atención—. ¿Te has masturbado pensando en mí?
Dios, sentí que la cara me iba a explotar. ¿Como me preguntaba algo así? Claro que lo había hecho, imaginando que me besaba, que me tocaba y que me amaba.
Sentí su mirada sobre mi cara. No podía verlo, pero sabía que él estaba haciendo eso que llamaban observar.
—Algunas veces — acepté, de nuevo abochornado.
Aunque la pena no tardó en irse pues HoSeok me susurro:
—Yo también. Es decir, pensando en ti.
Esa última aclaración hizo que mi rostro se destensara, aliviado de que HoSeok hiciera las cosas un poco más amenas con su habitual humor bromista. Por poco olvidaba lo que estábamos haciendo, pero sólo eso, un poco, porque él no tardó en seguir con lo nuestro.
Tiró de mi ropa interior y me dejó completamente desnudo, para ese punto ya no quise ni pude hablar, sólo me deje a merced de sus caricias.
Me había masturbado muchas veces yo solo, por supuesto, pero la sensación y el placer de que HoSeok lo estuviera haciendo fue completamente indescriptible, y sigue siéndolo. Sus dedos jugando de arriba abajo, apretando, girando y estirando. Era tan… delicioso.
No tenía idea de donde poner mis manos y solo hice lo que pude, acariciando la piel de su cintura, su espalda y su abdomen. Deseaba que me besara mientras él me masturbaba pero cada vez que me acercaba a sus labios él lentamente se alejaba y eso lejos de frustrarme me excitaba mucho más.
Supongo que esa fue la razón por la cual, cuando HoSeok se quitó sus boxers no me resistí a sus besos junto con su delgada y suave voz mientras guiaba una de mis manos hasta ese revoltijo de suave vello y me decía:
—No seas tímido.
Tímido, yo no quería ser tímido, y no es que pudiera serlo si HoSeok me besaba la oreja con su aliento cálido y su saliva espesa. Cerré mis dedos alrededor de él, un poco temeroso pues ciertamente me preocupaba lastimarlo.
Estúpido, ya lo sé, pero jamás había tocado a otro hombre, nunca, nunca, y aunque la primera vez que imaginé tocar uno fue cuando me di cuenta que estaba enamorado de HoSeok eso no quitaba mi inexperiencia. Al principio creí que el hecho de masturbarlo estaría muy alejado del principio básico aplicable cuando yo me tocaba a mí mismo.
La verdad es que no había diferencia, no tardé en descubrir que lo que a mi me daba placer también le daba placer a él. Eso me hizo las cosas más fáciles, atreviéndome a besar su cuello con anhelo mientras nos tocábamos mutuamente.
Lo masturbé y me masturbo, nuestras manos inquietas mientras nos besabamos en medio de sudor y jadeos. Él besándome casi ansioso camino abajo, con dirección a mi entrepierna.
Besó sobre mi vello y separó mis piernas, obligándome a recostarme por completo en la cama boca arriba. Entonces dijo que jugaríamos, que yo debía adivinar la parte de su boca que usaría sobre mi.
Llegados a ese punto estaba seguro que si mi cara tuviera algún color sería el color mismo del fuego.
—De acuerdo —dije, muriendo de emoción por dentro.
Un beso sobre mis caderas y los dedos de su mano se entrelazaron con los míos. Su otra mano sosteniendo mi placer casi a la altura de su rostro, el aliento cálido de su boca haciéndome cosquillas.
Entonces me besó, me besó lento y suave, muy suave. Su carne húmeda en saliva recorriéndome de la punta a la base. Luego chupo y sentí como todo mi ser se endurecía un poco más.
—Labios —dije.
Otra vez el inconfundible sonido de su sonrisa. Un segundo después me tomó con su boca, ambos labios cerrándose a mi alrededor mientras una masa dura, firme y áspera daba de vueltas sobre mi pequeño orificio.
Mis caderas se movieron involuntariamente, gimiendo con la respiración entrecortada.
—Lengua —dije como pude.
Entonces una pequeña y juguetona mordida que me hizo delirar y reír al mismo tiempo.
— Dientes.
Y HoSeok no dijo nada, no me felicitó por haber acertado, pero si que me premió.
El sucio y morboso ruido del chasquear de su saliva llenando cada rincón de la habitación. Su cabeza empezó a subir y bajar, rápido, lento. Jalando de adelante hacia atrás, su paladar, sus mejillas y su garganta. Podía sentirlo todo. Todo el interior pero no el exterior.
¿Qué clase de expresiones hacía HoSeok mientras me la chupaba? ¿Le gustaría o le causaría repulsión? Quería saber, quería ver.
Por eso me solté de sus manos y llevé mi tacto a su rostro. La yema de mis dedos en sus mejillas, en su mentón y en la comisura de sus labios. Y HoSeok atendiendo mis piernas y mi abdomen.
Creí que me correría pero afortunadamente HoSeok se detuvo y regresó a mi boca, sólo para tomarnos, a él y a mi en una de sus manos.
Hizo que lo abrazara mientras besaba mi cuello. Disfrute de sus mordidas, lamidas y pequeños besos. Entonces me desinhibí por completo, llamando por HoSeok mientras él llamaba por mi. Nuestros nombres en cada una de nuestras bocas.
¿Existía una manera posible en la que dos personas se fusionaran para convertirse en un solo ser? Intenté descubrirlo y HoSeok me lo permitió todo. Los dos susurrando, riendo y gimiendo entre respiraciones agitadas y toques salvajes.
Mi corazón iba a explotar. HoSeok me gustaba tanto, tanto pero tanto. Su piel, su aroma, su sabor. Amaba meter mis dedos entre las hebras de su cabello. Bailar mis dedos sobre el sudor de su espalda. Mezclar su saliva con la mía.
Intenté contener mis ganas de devorarlo con manos y boca pero HoSeok que podía leerme con sus manos igual que yo leía el braille siempre me invitó a probar más y yo no era nadie en este mundo para rechazar tan bondadosas ofertas.
La mano de mi amante sobre nosotros, frotandonos, enloquecièndonos. El besándome, yo mordiéndolo. Entonces lo sentí, esa chispa, ese fuego en mi interior. Una granada a la que le había quitado el seguro.
Iba a explotar y lo llamé por su nombre, arqueando mi espalda, tirando de su cabello. Su mano cada vez jalando y empujando más fuerte y más rápido. Su glande y el mío besándose.
—Sí, mi amor —Me dijo—. Correte conmigo.
Amor. Su amor
Su boca atacando mi cuello mientras yo gruñía, incapaz de pensar en otra cosa que no fuera en esa sensación de estar a punto de orinarme.
Mis dedos crispandose y finalmente experimenté lo que era venirme con otra persona a mi lado mientras él se corría conmigo.
No supe de nuestra existencia por varios segundos, flotando en el inmenso vacío de nuestras respiraciones y de nuestros latidos. Su frente empapada en sudor contra mi hombro mientras mis brazos rodeaban su espalda y mis manos atesoraban su cabeza.
Por un segundo creí que me desmayaría por la falta de aire, pero no fue así, porque él me abrazó de la cintura y me mantuvo anclado a este mundo. Acarició mi espalda y entonces mi mente recuperó completo sentido de lo que acababa de suceder.
De lo que habíamos hecho HoSeok y yo. La pérdida de mi castidad.
Y HoSeok me besó, me besó la barbilla mientras ambos comenzábamos a reír.
🦋🌼 Besitos. 🌼 🦋
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