ɴᴏ ᴘᴇʟɪᴀʀᴀ́, ¿ᴏ sɪ?
7:00 A.M.
Entró a la escuela y sintió un calor bochornoso ante la mirada indiscreta de algunos compañeros que observaban el morete de su labio y el parche triangular de tela adhesiva que tenía sobre la ceja.
Iba caminando rumbo a su aula cuando escuchó ruidos, gritos, su nombre, ¿su nombre? Sí.
Lo había dicho un tipejo con peinado descabellado que se acercaba a él. Era amigo de Jungkook.
—Soy amigo de Jungkook —era un zopenco, además.
—No quiero saber nada de ese gallina.
—Pues si ese gallina no te mata hoy, a la hora de la salida, lo haré yo.
—Magnífico.
—Y si no lo hago yo, lo hará otro... Desde ayer por la tarde nos organizamos para darte una leccioncita —dio un paso atrás—. Con que nos veremos.
—Nos veremos —y alzó la voz—: Pero no temo enfrentarme a todo un gallinero.
El sujeto de copete voladizo se detuvo furioso, porque la nueva alusión avícola lo incluía a él.
—Ya te dije. Somos quince y pronto seremos más los que estamos dispuestos a patearte como pelota. —Eso está por verse, yo también soy buen futbolista —dijo y se arrepintió de inmediato. Fue responder al reto. Estar dispuesto a reñir para hallar una pelota que se pudiera patear, y los candidatos no eran muchos.
—Nos veremos a las dos en punto, afuera.
Asintió.
—Nos veremos.
No debió asentir, pero estuvo acorralado. Lo había hecho y ahora tenía que atenerse a las consecuencias... Atenerse o prepararse...
El profesor de geografía no asistiría a impartir clases, así que tenían permiso de jugar en la cancha de básquetbol. Antes de salir, Hye se paró al frente para organizar los detalles de distribución, las reglas del juego y los límites de terreno.
Taehyung no tenía deseos de salir al patio. Estaba demasiado preocupado. Se puso de pie. Fue hacia la jefa de grupo y habló con ella al oído. Había llegado el momento de compartir el problema con sus compañeros. Algunos comenzaron a distraerse y a hacer bromas.
Hye retomó el control con su imponente voz.
7:20 A.M.
—Guarden silencio por favor. Creo debemos olvidarnos del juego que por unos minutos —de inmediato hubo protestas—. Ayer les dije que un miembro muy activo de nuestro grupo estaba en apuros —se hizo un mutismo exacto—. Él quiere decir unas palabras, y merece ser escuchado.
—Yo propongo —exclamó Dong desde su rincón—, que juguemos a escuchar a Taehyung.
Se propagaron rumores y risas que aprobaban el juego.
Hye tomó asiento y Taehyung se quedó al frente. Tosió.
—Pues sí... —comenzó—, he tenido problemas y es difícil explicarlo... pero, bueno —se encogió de hombros—, no he encontrado mejor medio que éste para tratar de solucionarlos —las ideas le vinieron una y otra por fin—, porque son ustedes los que están más cerca de mí y además, porque... pues... no podría confiar en nadie más.
Aplausos. Silencio.
—La mayoría sabe de qué se trata.
—De Hope. Prosigue —exclamó Yon, a quién no le gustaban los preámbulos largos.
—Se trata de él, pero también de alguien más...
—De Hyuna —supuso otra voz.
—De Mi-Suk —se oyó—. Te has enamorado de lxs dos.
—0 de lxs tres.
Hye se puso de pie y los adivinadores se acurrucaron en su asiento con una sonrisa desganada.
—Pues se equivocan. He decidido olvidarme de todo ese romanticismo inútil. Ya no quiero seguir rogándole a nadie.
Se escucharon aplausos, risas, gritos de aprobación, como si le conviniera a ese grupo
—Si ya no quieres a ese muchacho —habló Marina—, se acabaron tus problemas.
—Entonces, casi se han acabado —enfatizó el adverbio sin editar una mueca de preocupación, y preguntó—: ¿alguno de ustedes se quedó en la cafetería las tres de la tarde ayer?
—¿Ayer?
Las miradas de sus compañeros se volvieron incrédulas e inexpresivas.
—Yo estuve allí —exclamó Cunillé, que sólo decía algo cuando era muy necesario.
—¿Viste lo que ocurrió?
—Sí. Sí. Y sé lo que ocurrirá hoy —hablaba lento y con torpeza—. Ese tipo que golpeaste es un cretino. Lo conozco. No sé...
Se oyeron murmullos y voces de sorpresa como si todos se imaginaran lo peor. Al menos sería más fácil hablar ahora de lo que todos se imaginaban.
—Yo... —empezó sin saber por dónde—, hubiera querido que nada ocurriera. No es la forma como acostumbro arreglar las cosas —se detuvo asombrado de su repentina poca facilidad de palabra—, él lo jaloneaba, lo insultaba.
—No entiendo —dijo Yon.
—Peleamos.
Silencio expectante.
—Pelearon ¿y?
—Tuve todas las ventajas... quizá hoy no las tenga.
—¿Qué pasó exactamente? —preguntó Hye.
Entonces comenzó a hablar muy despacio con la vista fija, describiendo cada detalle. Cuando terminó de contar los hechos, se hizo un ambiente estático.
—No sé por qué les platico todo esto —prosiguió—; tal vez resulta que no soy tan valiente. Esta mañana uno de los amigos de Jungkook me dijo que se han organizado y cuando las clases terminen me van a matar a golpes entre todos. Los muchachos se quedaron petrificados. Tardaron unos segundos en reaccionar.
—Quizá sólo quiso asustarte —susurró alguien.
—No lo creo.
—Ni yo... —Mi-Suk se puso de pie—, Jungkook vive en mi colonia. Conozco a sus amigos. Siempre andan juntos por la calle hasta muy altas horas de la noche... Mi hermano es uno de ellos... Varios de la pandilla pertenecen a esta escuela, pero la mayoría ni siquiera estudia. Una vez los vi a todos juntos. Hicieron una especie de reunión. Son muchos. Si Jungkook les ha llamado, te aseguro que no es el primer pleito callejero en que tomarán parte.
El gesto de Hye era muy especial, dejaba translucir todas sus ideas: conservadoras, defensivas. Avisar a las autoridades de la escuela, en primer lugar. Lo propuso.
Taehyung discutió con ella. No sabían si la amenaza era real. El sólo quería sentirse apoyado por sus amigos.
La sesión terminó. Se preguntó si haber hecho eso serviría de algo a las dos de la tarde. Quizá no. Pero al menos ya no era el único preocupado.
11:00 A.M.
El profesor de Biología le pidió que fuera a las oficinas por dos gises. En el trayecto, una chica de segundo año se le acercó. No la conocía. Lo saludó, y se paró frente a él para charlar.
Taehyung no puso atención porque recordó a Gu Pei (el chico a quién ayudó con su exámen), el Cubano. ¡Él estuvo presente en el salón de clases, sin decir una palabra!
Sospechaba que Gu Pei podía estar tramando tomar sus precauciones. Era un gran amigo y Taehyung sabía que, en un pleito, nadie estaría más dispuesto a ayudarlo.
Le temía a las precauciones que Gu Pei pudiera tomar. Tenía que hablar con él cuanto antes. ¿Pero qué pasaba con los gises que le encargó el profesor? Hasta entonces puso atención en las palabras de la niña desconocida parada frente a él.
Pertenecía al grupo de Jung. Le decía que Jungkook había mandado llamar a sus amigos de la calle para que vinieran a ayudarlo a arreglar un asunto pendiente... Cuando la chica se despidió, lo dejó temblando y boquiabierto. Las amenazas eran reales.
12:15 P.M.
—La noticia se ha corrido por toda la escuela. Parece que es algo serio; tienes que estar preparado
—Tenemos, Dong.
—¿Yo?
—Sí, y lo mismo tú, Yul.
—Pero yo no sé pelear.
—No se trata de eso.
—¿Entonces?
—De lo contrario, de no pelear; para ello necesitamos hacer un plan más elaborado. Si yo desapareciera, todo se calmaría, pero volvería a surgir mañana, así que debemos aplacarlo para siempre.
—No va a ser fácil.
—¿Quién ha dicho que lo sería?
Varios amigos se acercaron. Siete u ocho; formaron un círculo alrededor de la mesa de la biblioteca en que se hallaban.
—Supimos que va a haber una golpiza —dijo uno.
—Supieron bien.
—Y supimos —dijo otro—, que ellos son muchos.
—Y nosotros también —aclaró un tercero.
—No te preocupes Taehyung, la pelea será justa. Sólo entre tú y él, nadie más se meterá. Por eso iremos contigo, ¿te parece?
Asintió.
Le parecía... que ésa sería la única salida. Ya no iba a ser posible aplacar el huracán tan crecido, y tal vez la ayuda que podría recibir sería la que estaba escuchando.
—Saldremos todos contigo, para protegerte de que nadie te provoque y luego queremos verte golpearlo muy duro, como ayer. Confiamos en ti.
Tal vez no eran verdaderos amigos. Querían ver sangre. Le ofrecían protección a los lados, un cuadrilátero amplio y nada más. No debía hacerles caso.
—Eso haremos —se puso de pie y salió de la biblioteca con sus dos amigos.
—¿Eso haremos?
—Espero que no.
12:20 P.M.
Entraron a clase. Era hora de ver qué pensaba Gu Pei, quien hasta ese momento se había mantenido al margen de la tempestad.
Taehyung sólo deseaba saber si tenía algún plan o prefería seguir al margen. Lo dejaría elegir. Sería un mal amigo si lo obligaba a meterse en problemas y él no lo era. El Cubano tampoco, así que preguntó:
—¿Qué piensas de todo esto?
El gigantón argumentó con seriedad:
—Pienso que estás en dificultades.
—¿Por qué? —se sentó junto a él.
—Porque esta mañana he investigado algunas cosas con los chavos del Segundo A.
—¿Ah sí?, ¿qué cosas?
—Mi Suk tenía razón. Ese Jungkook es muy amigo de un tipo que dirige la pandilla de los "lomeros" de la Loma Tlalnemex.
—¿Los conoces?
Asintió.
—Son lo peor. Tienen contactos con porros y bandas de alborotadores de las escuelas superiores.
—¿Estás seguro?
—Yo me crié en la calle, tú lo sabes. Aunque me esfuerzo mucho por estudiar en esta escuela, sé que desentono. Mis amigos son pandilleros —Taehyung asintió. Gu Pei le había hablado de su mundo—. Los únicos problemas serios que nosotros hemos tenido han sido con los lomeros.
—¿Y?
—¿Y?
—¿Y qué piensas hacer, Pei?
—Soy tu amigo.
—Sí, sí, ¿y qué vas a hacer?
—Te debo muchos favores. Hoy es mi oportunidad de pagártelos. El pleito será en serio.
Esta vez el problema se le presentó más real y cercano que nunca.
—Si sólo se trata de un disgusto entre tú y Jungkook no habrá dificultades —y dio la noticia con lentitud—, pero si ellos han mandado a traer a vagos de la calle, entonces yo haré lo mismo.
—No tiene caso. ¿Para qué...?
—Hace rato hice una llamáda —señaló con el índice las oficinas—. Hay una secretaria que me dejará volver a usar el teléfono, para dar la confirmación.
—¿Y si mejor buscamos detener esto de otra forma?
—Bueno, podemos hablar con el director de la escuela, como sugirió Hye. Eso evitará que el problema ocurra cerca de aquí, pero en cuanto te alejes unas cuadras, te caerán encima.
Taehyungse quedó callado.
—¿Cuándo llamarás por teléfono?
—Esperaré un rato. No te preocupes. Déjalo en mis manos.
1:00 P.M.
No pudo poner atención a las clases.
Leyó y releyó una nota que le dio su madre la noche anterior, después de que hablaron todos a la hora de la cena.
Eran unas máximas de Emerson:
EL HOMBRE SUPERIOR
1. Suceda lo que suceda siempre se mantiene inquebrantable.
2. No desprecia nada en el mundo excepto la falsedad
3. No siente por los poderosos ni envidia ni admiración ni miedo. y la bajeza.
4. No ofende ni hace mal a nadie voluntariamente.
5. No desea lo de otros ni presume lo que tiene.
6. Es humilde en la grandeza y fuerte en la adversidad.
7. Es rápido y firme en sus decisiones y exacto en sus compromisos.
8. No cree en nadie precipitadamente. Considera primero cuál es el propósito de quien habla.
9. Hace bien sin fijarse ni acordarse a quién lo hace.
10. No le guarda rencor a nadie.
1:10 PM.
Descientos cincuenta alumnos cruzaron la reja haciendo alboroto, subieron la larga calle empinada, invadieron la cafetería, la papelería, el estacionamiento y se detuvieron todos dejando en el suelo sus útiles escolares.
¡Se detuvieron!
¿Qué esperaban?
¡Era hora de irse a casa!
Taehyung los vio desde la ventana. Una enorme aglomeración de alumnos aguardando, ignorantes de que cuanto se avecinaba quizá pondría en peligro también a los mirones. ¡Momento! Acercó su cara al cristal de la ventana.
Dos camionetas pick up cargadas de jóvenes con pelo largo y colgajos vulgares acababan de detenerse frente a la escuela. La profesora de inglés comenzó su clase. Taehyung se fue a cerrar la puerta del aula. Antes de hacerlo se detuvo. La sangre se le heló. Regresó a su lugar. Agachó la cabeza. La clase de inglés iba a ser una eterna tortura para él, ahora que había visto al Cubano entrando a las oficinas para hablar por teléfono.
1:45 P.M.
La clase fue una interminable agonía para todos los muchachos. Nadie logró poner atención ni por un instante. La profesora trató de enseñar inglés a un grupo de zombis. Al final se enfureció, los regañó y se fue dando un portazo.
Taehyung salió del aula con una cuadrilla de amigos alrededor. Se disculpó para ir a los sanitarios
Caminó despacio.
Volteó hacia atrás y vio el solar invadido de compañeros que lo miraban y aguardaban. En el camino a los lavados se apoderó de él un pánico terrible. No podía imaginar cómo terminaría todo eso. De pronto se topó con su linda amiga pecosa que venía caminando hacia él.
Hyuna parecía muy preocupada. Lo miró con un profundo cariño sin decir nada. Taehyung sintió un bálsamo de paz al encontrarla. Entonces rió. Ella no lo hizo. Primero condujo sus manos al torso de su amigo, las deslizó cariñosamente haciéndolas llegar hasta el cuello de su camisa. La arregló, agachó la cabeza muy cerca de él y susurró apenas tres palabras
—No pelearás ¿verdad?
—Yo quisiera no hacerlo. Hyuna..
Les puedo asegurar que no me acordaba de los nombres de ningún personaje :')
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