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Mi Suk se sentó junto a Taehyung y le golpeó el hombro de forma discreta, como lo haría un espía con su coagente secreto.
-¿Qué traes en esa bolsa?
Respondió susurrando:
-Nada que te importe.
La joven se agachó para averiguar.
-¡Un regalo! -gritó-, ¡Y qué clase de regalo! ¡Chocolates importados de Suiza, señoras y señores!
-Cállate. Me estás haciendo quedar en ridículo.
-¡Esto es amor del bueno!
-Ya, Mi Suk.
-¡Pero ésta caja vale una fortuna!
-Sí.
Recordó la conversación que tuvo con su madre la tarde anterior en el automóvil, cuando iban hacia la tienda.
-Tal vez no me alcance el dinero.
-¿Qué quieres regalarle?
-Si por mí fuera, le compraría lo más caro de la tienda.
Ella sonrió.
-Las cosas no valen por lo que cuestan en dinero.
-¿Entonces?
-Primero, por su valor de estima y segundo por su valor de servicio.
-¿Cómo?
-Tu abuelita conservaba unos pétalos secos dentro de su biblia. No valían nada, pero eran su mayor tesoro. Cuando los perdió, lloró mucho. Hay cosas que adquieren gran valor porque representan tu pasado, tus sentimientos o porque has puesto en ellas algo de ti. Una obra artística original puede no valer nada para otros, pero para el autor es invaluable; a veces prefiere regalarla que venderla, puesto que ni puede ponerle precio a algo así.
-Mi libreta -susurró pensando en su inestimable valor.
-¿Cómo?
-Nada.
-Si ese chico es inteligente, no sé fijará en el precio de lo que le regales, sino en la parte de ti que le estás dando con esa acción.
-Ese es el calor de estima, ¿Y el otro?
-El de servicio. Si tienes una linda casa de campo abandonada, su valor de servicio es cero, mientras el lugar en el que vives es de un valor incalculable. Un libro que nadie lee, es basura. Un pantalón que no usas, vale lo mismo que un trapo. En este sentido, el valor de las cosas se lo da la utilidad que tienen. No al precio. Cuando vayas a comprar algo, para saber si es caro o barato, debes pensar en función de qué valor de servicio tendrá para ti. Si te servirá mucho, es barato, no importa lo que cueste, y viceversa.
-¡Otra vez estás en la luna!
-Perdón.
-Te pregunté cuánto valen estos chocolates.
-Muchísimo, primero por lo que significan, segundo por el servicio que darán.
Mi Suk movió la cabeza como si mirase un enfermo desahuciado.
-Estás chiflado ¿sabes?
-Ya me lo has dicho. ¿Me dejas en paz un ratito?
Ella se puso de pie. Taehyung sacó una tarjeta impresa con la fotografía de dos niños abrazados en una puesta de sol y escribió un poema de Martín Galas que sabía de memoria.
🍓
Hye, le pidió ver esa tarjeta. Él quiso esconderla.
-¿Cuál?
La jefa de grupo le ordenó, jugando, que no se hiciera el chistoso. Taehyung esbozó una sonrisa forzada y se la mostró. Ella analizó el cartón sin entender. Después sonrió. Por fin comprendió para quién era. Se lo devolvió y me hizo saber que estaba chiflado.
🐻
En el descanso largo, salió del aula, tomó asiento muy lejos y releyó la tarjeta sin entender por qué lo hacía. Había algo que lo impulsaba a volver a contemplarla, por la única razón de que Hope la miraría quizá -ojalá- más tarde de una vez, también.
Quiero ser en tu vida, algo más que un instante.
Algo más que una sombra y algo más que un afán.
Quiero ser en ti mismo una huella imborrable y un recuerdo constante y una sola verdad.
Palpitar en tus rezos con temor de abandono.
Ser en todo y por todo complemento de ti.
Una serie infinita de caricias y besos, pero no una costumbre de estar cerca de mí.
Quiero ser en tu vida, una pena de ausencia y un dolor de distancia y una eterna amistad.
Algo más que una imágen o algo más que el ensueño que venciendo caminos llega, pasa y se va...
Ser el llanto en tus ojos y en tus labios la risa, ser el fin y el principio, la tiniebla y la luz y la tierra y el cielo... y la vida y la muerte.
Ser igual que en mi vida has venido a ser tú...
Cuando acabaron las clases, Taehyung salió corriendo.
💚
Dio unos brinquitos de nerviosismo, como si le urgiera ir al baño. Tenía la bolsa de plástico obscura en una mano y su mochila en la otra. Hope se acercó. Buscaba a alguien.
-Hola -le dijo esquemetizando una torpe sonrisa.
-¿Si?
-Tengo que comentarte algo. No sé cómo empezar.
-¿Vas a decirme otro discurso? No ando de humor.
-Mmh.
-Disculpa. ¿Qué deseas?
-Sólo... darte un regalo. ¿Te gustan los chocolates?
Él pareció comprender y al instante suavizó sus facciones.
-Sí. ¿Ya no recuerdas el helado?
Levantó la bolsa con el obsequio.
-Gracias. ¿Me acompañas? Estoy buscando a Soobin. Su mamá viene por él en coche y a veces me llevan a mi casa.
Anduvieron juntos. Sin hablar. Luego el joven cuestionó.
-¿A qué se debe este regalo?
-Simplemente quise dártelo... Adentro hay una nota en la que te explico.
-¡Oh! A propósito, he leído casi toda tu libreta de ce ce ese.
-¿Y qué piensas?
-Es extraordinaria... No sé -reflexiono antes de seguir, como escogiendo las palabras para explicarse-, tus ideas son difíciles de encontrar en cualquier muchacho, y hasta en cualquier adulto; son valiosas y me gustan.
-¿De veras? -preguntó sonriendo.
-Sí, aunque... -con toda calma lo echó todo a perder-, aunque eso se debe, claro, a qué escribes bien. Los que nacen con ese don pueden conpiar frases de otros y hacerlas lucir, incluso tienen la habilidad para engatusar con sus escritos- chasqueó la lengua-. En fin, sólo se necesita escribir bien -y corrigió levantando el índice-: haber nacido con ese don ¿No lo crees?
Taehyung sacudió la cabeza. ¿Había escuchado bien? se sintió furioso.
-¡No! -respondió con violencia-, ¡Por supuesto que no! Mi cerebro no está hueco como sugieres. Escribo lo que siento y lo que sé; soy sincero, no tengo necesidad de copiar o engañar a la gente -Hope se desentendió caminando más rápido y bajando la cabeza-. ¡Y además no he nacido con ningún don! Desde hace años escribo, y te aseguro que al principio no sabía hacerlo, Pero he aprendido porque ha sido mucho tiempo de aprender la mecánica, madurar las ideas y seguir luchando con un valor que no ha tenido ninguno de los flojos y envidiosos que dicen que nací con ese don.
Hope permaneció con él espavimento de una persona que había sido insultado.
No hablaron más. Después de unos minutos hallaron a Soobin acompañado de unas otras dos chicas.
Se saludaron.
-Te noto molesto, Jung.
-Me han dicho flojo y envidioso. Pero no importa.
Las chicas comienzan a platicar de otros asuntos. Taehyung se desconectó. Aún no podía comprender lo que ocurría. ¿Porque se ofendió tanto con el comentario de él, y porque le devolvió la ofensa duplicada?
-Te decía, Jung, mi mamá va a venir por mí hasta las tres de la tarde ¿Vas a esperarte conmigo?
-No, Soobin. Cambié de opinión. Sabes que no me gusta sentarme en la banqueta sin hacer nada. Voy a irme caminando con Dahyun e Isabel. En menos de media hora estaré en mi casa.
Dahyun e Isabel asintieron.
-Si quieres -sugirió Soobin como última alternativa de ayuda-, puedes dejarme tus útiles para que no tengas que cargarlos; pasa a mi casa por ellos en la tarde.
-Magnífico -respondió Hope-; sería terrible tener que cargar esto hasta allá... -bajó de su hombro el gravoso morral-. Pesa como un costal de papas. ¿Estás seguro de que no te molestará?
-Será el coche quién lo lleve, no yo-reparó Soobin sonriendo antes de preguntarle por la bolsa que llevaba en la otra mano. Hope titubeó mirando los chocolates.
Taehyung espero que él dijera algo así como "esta bolsa no pesa, y podré llevármela sin problemas" y casi dijo eso.
-¡Ah, pero que descuidado! Toma. Esto no pesa, podrás cargarlo con facilidad.
En el momento en que la entregó el paquete, la tarjeta con el poema y la carta de Taehyung cayeron al suelo. Soobin levantó los papeles y se las tendió a Hope. Él les echó un rápido vistazo, luego, los arrugó y se los devolvió a su amigo.
-Es basura. Ponla en la bolsa. Luego la tiro.
No escuchó más. Jung se alejó acompañado de sus nuevas amigas, diciendo un adiós en general. Taehyung se quedó con Soobin.
-¿Triste?
-Esa bolsa que llevas, cuídala...
-¿Qué es?
-Un obsequio.
-Oh -echó un vistazo al interior-. ¡Chocolates suizos! Tú le regalaste... él... tú... este... -se hizo bolas con su lengua y volver a empezar-: Él no estaba en sus cabales. Quizá ya lo sepas, pero ha cambiado mucho, pero... es decir, porque tiene problemas, ha cambiado. No es el Jung que yo conocí, es otro; antes se hubiera llevado él esto, tratándose de lo que se trata, pero ya ves...
-Ni siquiera lo miró -contestó Taehyung como un niño que se queja con su mamá.
Soobin se quedó simulando que pensaba. Después exclamó soltando una horrible risotada:
-Si me dejaras comer algunos chocolates, yo sería feliz, ¿qué dices?
-No lo sé... A pesar de todo, son de él.
-Ah, claro -discernió-, ahora lo entiendo. Es porque tienen veneno. ¡Les has puesto veneno! ¡Claro! -hizo un ademán de triunfo-. Debí pensar en eso antes.
Taehyung sonrió, no porque hallara gracioso el comentario de Soobin, sino porque también debió pensar en eso antes...
🙂
Me encuentro despojado de toda ilusión. Ahora entiendo que la caída es más dolorosa cuando se ha volado alto. Yo cometí ese error. Debo romper las cadenas que me han atado a ti. Lamento haberte comprado ese regalo, y sobretodo haber hablado tanto de ti a mi familia; cuando llegue a casa todos me preguntarán, y no sabré cómo explicarles.
-¿También escribes en las servilletas, Don Juan Tenorio? -Yul y Dong lo abrazaron y quisieron hacerle plática. Taehyung respondió con frases cortas la lluvia de preguntas que cayó sobre él:
Sí, me siento mal... No tengo ganas de jugar... ¿Creen que me estoy volviendo desabrido..? ¿Porque no paran ustedes de acosarme..? No, no les platicaré ni una sola palabra de lo que pasó... ¿Quieren irse y dejarme solo..? Adelante... Hey... ¿Se van enserio..? ¿Porque he de pedirles perdón..? ¿Soy un grosero..? ¿No es cierto..! ¡Lo que pasa es que ustedes no me entienden..! Sí, sé que me han estado esperando... de acuerdo... les pido una disculpa... Me fue muy mal... Si quieren saber qué hizo ese niño, pues le dio los chocolates a un amigo para que lo guardara y se largó caminando con dos lechuzas... ¿ Qué es gracioso.. ? ¿Entonces por qué se ríen..? Les parece gracioso... Obvio... Pero es la última vez que me hace algo así... Sí... sí... Lo voy a dejar... No bromeo... Ya verán, aunque no me crean... será la última vez que lo busco.
-Pues aunque dejes de buscarlo a él no va importarle. Ya tiene otro galán.
-¿Qué?
-Mira.
Dio un paso hacia la calle. Hope no se había ido caminando. Estaba allí, con las amigas a unos metros de él, esperando a que terminara de conversar con Jungkook. Charlaban solos. Hope sonreía y bajaba la mirada, y volvía a sonreír escuchándolo con atención, mientras Jungkook hablaba y hablaba con un repugnante gesto de autosuficiencia... Cuando él término, Hope tenía la mirada hacia abajo; después contestó con una mueca tan exacta a la que Taehyung tenía grabada en su mente de cuando le habló de lo que sentía por él... La misma inestable variación de gestos y la misma despedida. Rieron a carcajadas.
-Seguramente él le acaba de decir a Jungkook que es feo.
-¿Cómo? -preguntó Yul.
Iba a dar la vuelta cuando miro algo más que lo hizo quedarse inmóvil como un muñeco de cuerda al que se le rompe el mecanismo: ¡Jungkook había sacado una cajetilla de cigarros y estaba ofreciéndosela a Hope! Taehyung miro la escena sin perder detalle. Éll rechazó la invitación. Don magnético insistió con grandes gesticulaciones. Él de nuevo movió la cabeza de forma negativa. Jungkook argumentó algunas frases más y volvió a extenderle la cajetilla. Entonces él accedió. Tomo un cigarro y se lo llevó a la boca. Jungkook sacó un encendedor.
¿Era posible? ¿Se trataba del mismo chico?
-¡Ya me voy! -dijo-. Estoy harto de tanta porquería.
Tomó su portafolio y caminó con un malestar estomacal casi insoportable. Nunca había odiado a una persona cómo lo odiaba a él, y lo odiaba porque lo había amado...
Deseaba llorar porque había terminado, pero debía ser fuerte. En el futuro tendrían que terminar cosas más importantes que ésa, y debía aprender a afrontarlas.
:)
Yo sé que hay fantasmas que me leen. La verdad que no me está agradando. Luego no me pidan que cambie el final
Igual las quiero♡
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