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14.Perdidos

Año 2018. Ahora.

—¿Qué ha sido eso, Lea? —la mirada de Brian hizo que sintiera una punzada de dolor en el pecho.

Me quedé en silencio.

El agujero azul que había creado para escapar de La Gente de la Sombra se cerró por completo. Eso nos ayudaría a tener un poco de paz para hablar con Brian. Esperaba que una vez supiera la verdad, me perdonará, o, al menos, lo comprendiera.

Al parecer, nos encontrábamos en un bosque frondoso en el que no había nada más que árboles. Hacía un poco de frío, pero las hojas tenían un color verde esperanza. En el suelo había mezcla de diferentes tipos de barro, piedras y hojas otoñales. El cielo despejado dejaba entrever el mar azul y el sol que daba calidez con fuerza. Pese a que el bosque parecía normal, notaba un ambiente siniestro; como si algo nos observara entre las sombras.

Me asustaba la idea que perdiera mi amistad con él por ocultarle mis poderes. Lo hacía por su bien, ¿no? O simplemente, ¿Me había estado protegiendo a mí misma? Nos contábamos todo, confiábamos plenamente el uno en el otro.

—Lea, ¡Has usado poderes! ¡Nos has vuelto invisibles, has parado el tiempo y has hecho un teletransporte! ¿Cómo puede ser? —gritó Brian llevándose las manos a la cabeza y mirándome de arriba abajo. Me mordí el labio.

Ángel se apoyó a un árbol más atrás de donde estábamos Brian y yo. Se concentró en un punto alejado para distraerse, pero sabía que escuchaba la conversación.

Brian, al inicio de Bachillerato, me defendió de Mikaela y las tres chicas iguales en el patio. Me avergoncé de cuando tropecé delante de ellas y Brian, el chico nuevo me puso el mote de "Patito".

Eso sucedió semanas después de mi vuelta a casa, una vez que conseguí despistar a La Gente de la Sombra; A los demás les confesé que me habían secuestrado. Porque, si les explicaba acerca de mis poderes y que era capaz de ver a los fantasmas, ¿Quién iba a creerme?

Si la muerte y las experiencias paranormales eran temas tabús, en el cuál en esta última, se dudaba de su existencia. Los sucesos se solían relacionar con consumición de drogas, enfermedades mentales y la interpretación del cerebro para crear formas humanas. Pero si la gente no intentaba abrir la mente más allá, no se avanzaría nada.

—No sé por dónde empezar —suspiré pateando trozos del barro que había en el suelo.

—Haz lo que puedas. Sabes que puedes confiar en mí. Me conoces desde hace años —se acercó a mí y puso las manos en mis hombros.

—Lo sé. Es difícil —me mordí el labio.

—Tómate tu tiempo —la voz sonaba rota. En sus ojos había algo de dolor.

El viento me revolvió el pelo. Tuve que sujetar mi boina negra para que no saliera volando. Mis pantalones azul tejano de la rodilla a casi los pies estaban manchados de barro a causa del polvo del suelo en la casa de Brian, cuando uno de La Gente de la Sombra se tiró encima de mí.

No me esperaba que estarían tan acecho. Me acordé de una frase que había dicho la mujer de pelirrojo que fue una de las que me llevó dentro del agujero negro hace años: "Tenéis algo que buscamos". ¿Para qué querían tener esa nota? ¿Qué les aportaba? No entendía como unas palabras podían ser importantes para La gente de la sombra.

Con la emboscada, se habían delatado. Desde que conocí a Ángel y me habló de esta organización, sabía que no se acercaban, así como así, a un Nuvima. Solían hacerlo por la espalda o los seguían en las sombras.

Miré a Brian y Ángel. Los dos estaban desconcertados, igual que yo. Solo que mi guardián espiritual podía ver a mi mejor amigo, sin embargo, no era recíproco. Una mezcla de curiosidad y preocupación cruzaba por sus ojos. Suponía que estaría pensando cómo le sentaría lo que había sucedido hace unos instantes.

Nos quedamos callados. Pocos metros detrás de mí, Ángel hizo movimientos de estar incómodo en el árbol. Esta vez, sus ojos y sus oídos se centraron en nosotros.

Yo...trataba de buscar las palabras. No te lo conté porque no quería perderte miré al suelo.

Se escuchó al aire soplar.

Estuviste conmigo después de que mi padre muriera. Justo en el momento que más lo necesitaba —se le humedecieron los ojos—. No puedo apoyarte si no me explicas qué eres —me obligó a mirarle.

Lo sé, pero...la voz me empezaba a quebrar. ¡Si te lo decía ibas a pensar que estoy loca! las lágrimas se asomaron por mis mejillas.

¿No te acuerdas de cómo nos conocimos? trató de animarme. Me senté al lado tuyo, después de que les dijera a esas chicas que eran descerebradas me sonrió. No me pareces eso. Eres lo contrario prosiguió secándome las lágrimas.

¿Y cómo soy? sonreí recuperándome.

Eres alocada me sonrió de vuelta. Y ahora, ¿Puedes contarme con quién estabas hablando antes y que ha sucedido? me preguntó con curiosidad.

Ángel que, hasta entonces estaba tenso, se calmó al ver que la situación estaba controlada. Se situó a mi lado y me envió su mejor sonrisa.

Con Ángel, mi guardián espiritual le contesté como si hubiera hablado siempre de lo mismo. Lo conozco desde que tengo 10 años.

Tú, ¿Qué? preguntó echando unos pasos hacia atrás sobresaltado.

En ese momento, Ángel hizo algo raro. Se acercó a Brian y le cogió de la mano mientras le miraba a los ojos. Al hacerlo, mi mejor amigo se quedó paralizado. De repente, parecía que podía verle.

Soy Ángel le hizo un apretón de manos sonriendo. Me encargo de proteger a Lea...meditaba bien las palabras que pronunciaba. Para esa clase de cosas que había hecho que se cayera y no pudiera levantarse. Igual que te pasó a ti se calló esperando la reacción de Brian.

Oh...es todo lo que pudo decir. Espera, ¿Y esas cosas qué son?

¿Cómo has hecho para que te pueda ver? le corté poniéndome entre los dos. Brian asintió estando de acuerdo con la pregunta que había hecho.

Esas cosas se hacen llamar La Gente de la Sombra; quieren a Lea, pero no sabemos para qué. Hemos tenido experiencias con ellos sin averiguar el motivo me miró cuando pronunció mi nombre y volvió a mirar a Brian. En cuanto a la otra pregunta, no me puede ver, solo la gente como tú me miró de reojo. Aunque hay un truco, es cogerle de la mano sonrió. Y me parece a mí, que tu amigo compartirá esta aventura con nosotros. Así que es mejor que me oiga y me vea levantó una ceja.

Ninguno sabía muy bien como continuar. Escuché nuestras respiraciones.

¡Espera! ¿Cómo es que antes no podía ver a La Gente de la Sombra y a Ángel? —tocó el aura azul que desprendía de su cuerpo.

Me haces cosquillas —Ángel se río a carcajadas yendo para atrás y para adelante. Su ojo marrón y el otro verde cogieron brillo.

—¡Cómo mola! —Brian sonrió y siguió tocando el aura azul.

¿Quién se lo dice? —cuestioné echando un vistazo a Ángel y luego a Brian.

Yo mismo —se decidió aún con pequeñas risas—. ¡Hm! Eres un Nuvima—explicó como si con eso Brian fuera a entenderlo.

Brian se quedó un rato pensativo con cara de Póker. Ángel y yo nos miramos y evitamos reírnos de su expresión.

Ya. ¿Y eso qué es? ¿Soy un Muggle como en Harry Potter? —entrecerró los ojos.

Algo así —Ángel y yo sonreímos—. Eres una persona que no tiene la capacidad para ver a los fantasmas. Excepto si un fantasma de manera voluntaria hace lo que te hecho yo —explicó de manera sencillo para que pudiera entenderlo.

Ya veo —asintió con la cabeza—. ¿Y lo del secuestro que me contaste, Lea? —levantó una ceja.

Me quedé callada. Ángel me había enseñado a decir medias verdades cuando convenía, porque nadie se creería si había tenido una experiencia con fantasmas. Pero ahora con la aparición de La Gente de la Sombra en casa de Brian y la demostración de mis poderes, me veía obligada a confesarle toda la verdad.

El viento se levantó. Tuve que utilizar la fuerza de mi cuerpo para evitar que me llevara a un lugar del que me sería difícil retroceder. Algunas hojas que descansaban en el suelo, volaron formado un pequeño remolino. Brian me sujetó del brazo en el último momento, gracias a ello no me caí.

No te caigas, Patito —el mote me recordó a tiempos mejores—. Y ahora, ¿Me explicas lo del secuestro?

—Una noche, mientras estaba en casa a los 12 años y mi madre tenía una cita, Ángel puso la mesa mientras yo hacía la pizza que mi madre me dejó. De repente, se fueron las luces. Y cuando volvieron, un hombre me atrapó con fuerza por la espalda y una mujer pelirroja interpuso entre Ángel y yo para que me fuera por un agujero negro. Me secuestraron unos fantasmas, la parte del secuestro era cierta. ¿Quién iba a creerme si les contaba eso? —los ojos se me humedecieron.

Brian se quedó paralizado sin saber cómo reaccionar. Ángel puso una mano en mi hombro sin decir ni una palabra.

Entiendo. Has tenido que pasar por mucho —comentó Brian poco a poco—. Tengo que procesar mucha información. Y más con la nota que podría ayudarnos a encontrar a mi madre —se tocó la frente y cerró los ojos.

Por un momento, me pareció distinguir a una sombra cruzar con rapidez y ocultarse entre los árboles. Deberíamos encontrar un lugar para estar seguros mientras investigábamos la nota.

Brian estaba más tranquilo de que se pudiera haber aclarado todo, después del desconcierto que había pasado. Sin duda, tardaría un tiempo en asimilarlo. Me alegraba de tener nuestra amistad intacta, o, al menos que siguiéramos siendo amigos. Algo de confianza había perdido al ocultárselo.

El aire soplaba de manera ligera. Pese a eso, los arboles no se movían, las hojas se seguían manteniendo quietas. El sonido del viento tenía algo de espeluznante.

Eso me recuerda a que podríamos echarle una ojeada a la nota —miré tanto a Brian como Ángel.

¡Cierto! ¡Esperad! Brian empezó a palparse la ropa.

¿Cómo que una nota? —Ángel se acercó más y juntó las cejas.

Encontramos una nota en la parte de atrás de una foto de los padres de Brian. Estaba dentro de una caja.

¡Ah! La caja encima de la mesa del comedor.

Brian buscó en su camisa y en su pantalón la pista donde había una pista de su madre; no encontró nada. Solamente le quedaba por indagar en los bolsillos de su pantalón; estaba en el bolsillo derecho. Lo sacó y lo desplegó. Nos pusimos los dos al lado de él. Ángel en la derecha y yo en la izquierda. Los tres miramos la nota de color pastel: "Lo que pasó no fue casualidad. En algún lugar de la oscuridad hallaréis las respuestas".

¿Qué demonios significa esto? preguntó Ángel que no había visto la nota hasta ahora.

No lo sé contestamos Brian y yo.

Oscuridad. Lo único que se me ocurre es que tenga que ver con La Gente de la Sombra hablaba más para mí que para los demás. La mujer de cabello pelirrojo me comentó que teníamos algo que buscaban. ¿Para qué querían una nota?

Los otros dos meditaron mis palabras.

Cierto. Algo tendrá que ver con tu madre, Brian. Si La Gente de la Sombra quiere la nota, eso significa que deberemos descifrar el mensaje y encontrarla antes que ellos Ángel estaba con una mano en la barbilla mirando para arriba.

Un escalofrío me recorrió la espalda.

Algo no... empezó a decir Brian.

Entonces, deberíamos buscar un lugar seguro para investigar estoÁngel cogió la nota.

Algo se deslizó por el suelo cerca de nosotros. Por el rabillo del ojo vi que se trataba de una sombra negra, pero no podía decir con exactitud si se trataba de La Gente de la Sombra o de otro tipo de fantasmas. Unos murmullos se escucharon en la lejanía. Ángel y yo centramos nuestra atención en algún lugar del Este, parecían provenir de ahí.

—¿Qué pasa? —preguntó Brian algo nervioso.

No sabemos si estamos solos. Será mejor buscar algún lugar para hablar de esto con calma propuso Ángel.

Algo se volvió a mover entre los árboles, casi imperceptible. El bosque adquirió un tono más apagado. El cielo se tapó por completo como si quisiera dejarnos sin visión y desorientarnos. El viento se paseaba entre los árboles, incluso podía parecer que hablaban entre ellos.

Chicos, una cosa... ¿Qué lugar es este? quiso saber Brian imitando donde mirábamos.

Miré alrededor. El bosque era bastante grande, y verdoso. Los árboles eran bastante altos. Era silencioso, como si un secreto escondiera. Tenía algo de enigmático. Había una especie de sendero donde nos encontrábamos.

Es conocido como Epping Forest, pero los fantasmas que habitan aquí lo llaman El Bosque Frondoso. Hay varios sitios que te gustarán —Ángel medio sonrió.

—¡Genial! —los ojos de Brian brillaron.

Tenemos que irnos ya —advertí.

Mi amiga tiene un lugar que podría estar bien para pasar la noche. Queda cerca de aquí. Hay que seguir al sol. Por ahí señaló a la derecha de nosotros. La oscuridad se mezclaba con los árboles.

¿Sabes que en los libros y películas no llevan a un buen sitio? contestó Brian con voz seria, pero con gesto divertido. Le entusiasmaba la idea.

Tenemos que llegar antes de que anochezca advirtió Ángel mirando el sol.

Las nubes que tapaban el mar azul empezaban a coger un tono rosa. No quedaba mucho tiempo para la noche. Debíamos darnos prisa. El viento, poco a poco, se levantaba con más fuerza.

Estuvimos siguiendo el sendero durante un buen rato. Este, iba bastante recto, aunque había algunas curvas drásticas. Los tres íbamos tranquilos. Se percibía en el ambiente un aire de intriga y curiosidad por saber adónde nos dirigíamos. ¿Cuánto habría pasado? ¿Minutos? ¿Horas? No lo sabía. El camino se me estaba haciendo eterno. De repente, a lo lejos, vimos una pequeña cabaña.

Es aquí avisó Ángel sonriendo.

El camino acababa en una cabaña del que los árboles parecían sentir una especie de repulsión hacia ella. Tenía un aspecto acogedor. Para cuando llegamos, las estrellas brillaban con intensidad.

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