Capítulo 9: Neris
Al día siguiente, los chicos decidieron ir a dar una vuelta por todo el campamento, para explorarlo y conocerlo del todo. Era un campamento enorme, y tenía muchísimo por ver y descubrir. Estaba lleno de árboles, plantas y flores, y también había algunos animales, como pájaros, ardillas, insectos, caracoles o lagartijas.
Decidieron ir acompañados de Abraham y Daniela, para no perderse, ya que ellos conocían todos los rincones del camping. Empezaron el recorrido después del desayuno, sobre las 10 de la mañana. La que más ilusionada estaba por hacer el tour junto con el resto de amigos era Daniela, pero los demás también tenían muchas ganas. Marina, en cambio, estaba muy desmotivada y miedosa, no como de costumbre, lo que le extrañó a los demás.
-Le ha afectado mucho lo que le pasó ayer -le comentó Sara a Johnny- esta noche ha sufrido de insomnio, le ha costado mucho dormirse, y eso que se puso música relajante... cuando por fin concilió el sueño empezó a hablar dormida, me despertó dos veces. Estoy preocupada por ella, espero que disfrute un poco de la naturaleza y se olvide de lo de ayer. Estoy segura de que sólo fue una simple alucinación, pero la veo muy rara...
-Yo también la veo muy rara, y muy miedosa. También pienso que esto es lo mejor para ella, para que se olvide un poco de lo que pasó ayer, y vuelva a ser la chica risueña y espontánea de antes -dijo Johnny- voy a irme con ella y con Daniela, para que se sienta más cómoda y más segura.
Johnny se acercó a ella y a Daniela.
-¡Hola chicas! ¿Qué tal estáis?
-¡Hola! -respondió Daniela alegremente- Nos lo estamos pasando muy bien en la naturaleza.
-Hola Johnny... -dijo Marina, tímidamente- muchas gracias por venirte aquí con nosotras.
-No me tienes que dar las gracias, para eso están los amigos -le respondió Johnny, mirando a sus ojos.
Marina le sonrió. El hecho de que el chico que le gustaba le acompañara en el paseo le hacía sentir mucho mejor, con mucho menos miedo a lo paranormal que pudiera suceder. Ella estaba enamorada de él desde que lo conoció en el instituto, y probablemente él también sentía lo mismo por ella.
-Marina, mira qué flores tan bonitas... -le dijo Johnny a Marina, mientras arrancaba una de ellas para regalársela a la muchacha- toma, para ti...
-Oh, muchas gracias, ¡es preciosa! -exclamó Marina con una sonrisa y un suspiro.
Johnny le devolvió la sonrisa y siguieron caminando. Los chicos estaban tranquilamente paseando cuando de repente Joshua escuchó unos maullidos.
-Chicos, ¿por qué se escuchan esos maullidos? -preguntó el chico- Por aquí que yo sepa no hay ningún gato...
-Sí, sí que hay, lo que pasa es que es de una señora que vive por aquí cerquita. De vez en cuando ella saca al gato fuera para que le dé un poco el sol, y después cuando éste se cansa, vuelve a su casa -explicó Daniela.
-Pues se escuchan muy cerca nuestra... -dijo Sara- es como si el gato estuviera aquí dentro del patio del campamento, qué extraño...
-Pues sí que es extraño, vamos a seguir el sonido de los maullidos, y así intentaremos averiguar qué le ocurre -contestó Joshua.
Siguieron caminando e intentando seguir el sonido de los gemidos y maullidos del felino. Y lo encontraron... ¡ay, lo que vieron!
Estaba atrapado en el suelo, era de color gris oscuro y tenía una de sus patitas traseras enganchada en una especie de trampa.
Johnny tenía una gran sensibilidad hacia los animales, y cuando vio al gato sufriendo se quedó totalmente paralizado, controlando las lágrimas e intentando calmar el nudo en la garganta tan grande que tenía, por tal de que sus amigos no lo viesen llorar.
Marina se contuvo las ganas de darle un abrazo, ya que no quería dejar en ridículo al chico que le gustaba. El hecho de que su amigo fuese tan sensible hizo que ella se enamorase aún más de él, le encantaban los chicos que se mostraban tal y como eran y que no presumían de machotes delante de los colegas. Ella también era muy sensible y lo comprendía genial.
-Pero ¿qué es esto? -exclamó Andy, enfadado- ¿cómo puede estar este gato tan bonito enganchado en este trasto? No me cabe en la cabeza...
-Yo tampoco lo entiendo, la verdad -dijo Marina- lo primero es averiguar qué hace este gato en el campamento, y segundo, ¿por qué tiene la patita enganchada en esta trampa tan extraña? Y si ha sido alguien el que le ha puesto la trampa, ¿cómo se puede tener tan poca empatía?
-Así es de estúpido el ser humano... -murmuró Andy.
-Andy, no empecemos... -respondió Sara- no podemos culpar a nadie, aún no sabemos nada, habrá que ir investigando... quizás esa trampa estaba de antes porque se haya querido usar para otra cosa, se le haya caído a alguien al suelo, y el animal se haya topado sin querer. Y, además, no todas las personas son estúpidas y crueles.
-No creo, Sara, se ve que se la han puesto aposta... como tú dices, habrá que ir averiguando el por qué poco a poco -replicó Andy.
-Pero ¿qué hacéis hablando tanto, chicos? ¿No es mejor que vayamos empezando por quitarle la trampa al gato, y ya cuando lo curemos, vayamos averiguando el por qué? Él o ella está sufriendo mientras vosotros estáis hablando... -intervino Johnny.
-Johnny tiene razón, hay que quitarle la trampa al gato y curarlo, y después ya averiguaremos el por qué -dijo Marina.
-¡Exactamente, Marina! -contestó Johnny -Así que, ¡manos a la obra todos ahora mismo!
Sara, Johnny y Andy le quitaron la trampa al gato de un tirón, para que sufriera lo menos posible. Marina lo cogió en brazos, y pudo ver de más cerca la herida que le había hecho la trampa en la patita.
-Uf, madre mía, sí que tenía la pata cogida, bien cogida... se ve que ha sido alguien el que se la ha enganchado... pero lo primero es lo primero, tenemos que ir a enfermería y echarle Betadine en la herida -dijo la niña.
Los nueve amigos fueron todos juntos a enfermería, a buscar medicamento para curar la herida del gato. Luego, Marina, Johnny, Andy y Joshua fueron a la cabaña de Marina y Sara para curar al gatito y dejarlo en reposo sobre la cama de Sara para que descansase.
-Bueno, pues... ¿qué nombre podríamos ponerle? -interrogó Marina - ¿os gusta Blacky?
-No, Marina, es muy cursi... -contestó Andy - mejor Storm, ¿no?
-O también podemos ponerle Neris, de Daeneris, de la serie Juego de Tronos -dijo Johnny -espero que os guste. Además, es un nombre femenino, y ella es hembra, así que yo le llamaría así.
-Sí, me gusta mucho -dijo Marina.
-A mí también -comentó Joshua.
-Vale, sí -añadió Andy.
-Decidido, se llamará Neris -concluyó Johnny.
Cuando terminaron, se fueron a comer, y cerraron todas las ventanas y la puerta de la cabaña, para que nadie entrara para hacerle daño al felino.
Cuando terminaron de comer, se reunieron todos otra vez. Empezaron a reflexionar entre todos la causa de por qué Neris había ido a parar al campamento y por qué tenía la patita enganchada en la trampa.
-Estoy seguro de que ha sido por culpa de alguien -dijo Andy, con toda la seguridad del mundo- una trampa nunca está tan estrecha a no ser que alguien la retoque, y ya tiene que ser cuando el animal o lo que sea esté ya dentro de ella.
-Yo también pienso lo mismo que tú, Andy -agregó Marina- seguro que ha sido alguien el que se la ha metido.
-Estoy empezando a intuir algo... -comentó Daniela- ¿os acordáis ayer en el rocódromo, cuando Miguel sacó a Marina del lago, que había un grupito de muchachos mayores que empezaron a cuchichear de nosotros? Es muy probable que hayan sido ellos los que le hayan enganchado la patita a Neris en la trampa...
-Dios -dijo Sara- tienes razón, Daniela, seguro que han sido esos niños. No creo que ningún monitor se la haya puesto, y al resto de chicos del campamento se les veían bastante nobles y eran algo menores que nosotros o de nuestra misma edad.
-Entonces vamos a plantarles cara -dijo Andy, con seguridad y decisión -así no se les ocurrirá volver a hacerle daño a un ser vivo inocente nunca más.
-Andy, no podemos hacer eso, ellos son más fuertes, y al final los que acabaremos perdiendo seremos nosotros si hacemos eso -negó Johnny.
-Creo que lo mejor que podemos hacer es comunicarle esto a algún monitor o a Nicole, quizás ellos nos ayuden -comentó Marina.
-Ya no vale la pena, Marina -dijo Sara -es mejor que dejemos todo ya tal y como está, que protejamos y cuidemos a Neris, y que nos olvidemos de todo lo que ha pasado. Ella ya está protegida y curada, no sabemos lo que pasará si los adultos llegan a saber esto. No nos podemos fiar del todo, apenas los conocemos.
-Sí, eso es lo mejor -contestaron todos.
Los chicos decidieron olvidarse por un momento de todo lo que había ocurrido con el gato. Andy sacó su portátil y les enseñó a Johnny, a Joshua y a Felipe el juego que estaba programando. Marina decidió dar un paseo por los alrededores del camping con Sara, Daniela, Bella y Abraham.
-Chicos, qué vacaciones tan extrañas, de verdad. Yo sólo quería estar tranquila y hacer cosas divertidas con vosotros, pero todo está saliendo mal. Primero se estropea el rocódromo y tengo la visión de esa sombra en el lago, después lo de Neris. ¿Qué será lo siguiente? No, esto no es para mí. ¡Quiero volver a casa! -dijo Marina, entre sollozos.
-Vamos, Marina, ¡no llores! ¡Sólo llevamos dos días! -la consoló Daniela- créeme, yo ya conozco de sobra este campamento, y es un sitio genial, no suelen pasar cosas extrañas. Y si pasaran, tú tranquila, nos tienes para ayudarte, no estás sola.
-Eso espero Daniela, que no pasen más cosas paranormales. Si pasan, vosotros me ayudaréis, ¿no?
-¡Pues claro que sí! -exclamó Daniela.
Marina se secó las lágrimas, y sonrió a sus amigos. Siguieron hablando, esta vez de anécdotas divertidas, hasta la hora de ducharse, cenar e irse a la cama. Esa noche Marina durmió mejor.
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