Bueno, pues ya llegó el esperado fin de semana, en el que los cinco amigos hacían ilusionados las maletas mientras contaban las horas que quedaban para que llegase el lunes. No se veían desde el martes, desde la vez que quedaron en casa de Johnny para reservar las cabañas en el campamento, así que aún más ganas tenían todos de verse en el viaje.

Marina era la que más ansiosa estaba de todos. Desde el viernes estaba preparando sus maletas, que eran por lo menos seis: llevaba ropa, biquinis, libros, dinero, tratamientos capilares, un set de manicura, sus peluches para dormir, su diario, medicamentos por si se ponía enferma... ¡e incluso llevaba juegos de mesa!

Se pasó el fin de semana entero preparando su equipaje, descansando solamente para comer, ducharse y dormir por la noche. Ya era domingo por la tarde y aún seguía ocupada, así que su madre entró cariñosamente en su cuarto y le pidió que terminara ya con el equipaje de una vez y descansase:

-Cariño, no es necesario que te lleves tantas cosas al viaje. Ve descartando lo que no creas que vayas a usar y termina ya, por favor, necesitas descansar y relajarte un poco.

-Mamá, no puedo, ¿no ves que son dos semanas de vacaciones?

-Marina, entiendo que estés así de nerviosa e ilusionada, yo también fui a un campamento con mis compañeros del instituto igual que tú por el viaje de estudios, y estaba así el día antes, pues tenía mucha ilusión de dormir con mis amigas y de todas las actividades mega chulas que hicimos allí, pero tienes que aprender a estar más calmada y a ir descartando lo que no vayas a utilizar. ¡Seis maletas es demasiado! ¡Seguro que el equipaje de tus amigos es mucho más pequeño!

-Está bien, mami. Iré haciendo lo que me has dicho y después me iré a ducharme, a cenar, a cepillarme los dientes y a dormir sobre las 21:00.

-Perfecto, cielo.

Mientras tanto, en las casas de los demás chicos ocurrió diferente a la de Marina. Johnny iba contando en voz alta las horas que quedaban para el viaje mientras metía su equipaje en su maleta de La Guerra De Las Galaxias. Aunque era un chico muy precavido, estaba muy seguro de sí mismo y sabía perfectamente lo que quería y necesitaba llevarse y lo que no.

Sara llevaba una bolsa exclusivamente para sus materiales de dibujo, y el resto del equipaje lo llevaba en otra maleta. No estaba tan ansiosa como Marina y Johnny, e iba cantando sus canciones favoritas mientras lo iba preparando todo.

Joshua solamente llevaba una pequeña mochila con la ropa, el protector solar, el dinero y los bañadores. Era más bien tranquilo y adaptable, y no necesitaba mucho más.

Andy fue el más problemático a la hora de preparar el equipaje. Sus padres no paraban de insistirle todo el rato en que dejara su videojuego favorito y se pusiera de una vez a prepararlo todo, pero él se negaba:

-Mamá, papá, ¿no veis que estoy ocupado programando esto? Estaría bien que dejarais de ordenarme tanto e hicierais algo por mí.

-¿Estás diciendo que quieres que te hagamos el equipaje mientras juegues a lo que te gusta? Andy, por favor, ya tienes 15 años, debes ser más responsable, maduro, autónomo y comprensivo con nosotros -le dijo su madre.

-Si eres tú la que no eres comprensiva conmigo y te da rabia ver lo buen programador que soy, y por eso me ordenas a hacer cosas ordinarias -respondió Andy.

-No tiene ningún sentido lo que estás diciendo. Si quieres conseguir logros en tu vida primero deberás esforzarte, o de lo contrario, te quedarás aquí castigado todo el verano, sin ordenador, móvil ni amigos... Tú verás lo que quieres hacer -le avisó su padre.

Sus padres salieron de su cuarto y cerraron la puerta. A Andy le costó mucho entrar en razón, aunque finalmente decidió por hacer su equipaje y así poder estar con sus amigos. Sus padres lo perdonaron.

Una vez terminaron todos de hacer las maletas, Andy y Johnny enviaron un mensaje por el grupo de WhatsApp diciendo de quedar en el aeropuerto a las 7:30 de la mañana del lunes. A todos les pareció genial.

Así que, ahora sí que sí, ¡NOS VAMOS DE VACACIONES!