Llegó la tarde. Los chicos salieron del restaurante y tomaron rumbo hacia el fondo del lago, a donde habían ido por la mañana.
No paraban de darle vueltas al tema del PIN, ya que no tenían ni idea de cuál era la clave, y además, Marina estaba desesperada porque Daniela aún no había contestado a Bella.

-Esto me huele muy mal, chicos -dijo la chica, después de preguntarle a Bella -os juro que Daniela nunca había tardado tanto en contestar como hoy, de verdad.

-Marina, a lo mejor simplemente lo ha guardado en su mochila porque no tenía ganas de usarlo y lo ha silenciado -respondió Johnny.

-Johnny, Daniela no suele tener el móvil silenciado. Y aparte, ella lo usa muchísimo al cabo del día, me parece muy sospechoso y extraño que hoy no lo haya cogido.

-¿Por qué te iba a parecer raro, Marina? -preguntó Joshua.

-Porque lo es, Joshua. Lo es. Esto me da muy mala espina...

-A lo mejor simplemente está entretenida jugando con la raya y Neris y por eso no lo coge, ¿sabes? No supongamos siempre lo peor... -opinó Sara.

-Bueno, está bien... tendremos que esperar a que conteste. Pero ¿qué podríamos hacer mientras tanto?

-Pues ya que vamos al lago y tenemos los bikinis y bañadores a mano podemos darnos un pequeño baño -sugirió Andy.

-Me parece muy buena idea la verdad, así nos olvidamos un poco de todo esto y nos entretenemos -dijo Johnny.

Los muchachos asintieron con la cabeza, y una vez que llegaron al lago, se desvistieron y se sumergieron en las aguas de éste.

Estuvieron durante 2 horas bañándose, y en el agua se contaban chistes y anécdotas graciosas. También jugaban a juegos acuáticos mientras se reían y se lo pasaban genial, hasta que les entró hambre y se salieron para merendar.

Pero mientras merendaban, Marina se volvió a acordar otra vez del tema de Daniela, y sacó el teléfono para mirar en el WhatsApp cuándo había estado conectada la última vez su amiga.
Vio que fue ayer por la noche, a las 22:30 aproximadamente.

-Chicos, Daniela aún no ha respondido. Es más, ni siquiera se ha conectado al WhatsApp hoy -dijo la muchacha.

-Pues Marina, lo siento mucho, de verdad -respondió Johnny, con tristeza -pero lo único que podemos hacer es esperar, a ver si le da por cogerlo.

-Johnny, no podemos tener tanta paciencia, tenemos que hacer algo. Quién sabe lo que estará tramando Palma y compañía...

-Tienes razón, amiga -le respondió el chico a Marina -tenemos que encontrar el verdadero código.

-¿Dónde podemos encontrarlo? -preguntó Andy.

-Pues no lo sé, la verdad... -dijo Johnny -sería ridículo preguntarle a alguien, así que lo tenemos que hallar por nosotros mismos.

-¡Evidentemente, amigo! -exclamó Andy -Las cosas obvias no se dicen.

-Quizá tengamos que mirar en el mostrador de la recepcionista, o sea de Nicole -pensó Johnny -ya que es la madre de Palma, seguramente tenga ahí sus datos personales, los de Palma y los de su marido. Por lo que también tendrá también ahí guardado el código para la zona secreta de Palma.

-Eso es muy buena idea, la verdad -corroboró Marina -pero a lo mejor simplemente es algo que solamente sabe Palma, como es un escondite...

-Estaría también allí de todas formas, aunque Nicole no lo sepa, porque el escritorio también pertenecería en parte a Palma, ya que es su hija -dijo Sara -Ella puede perfectamente guardar allí muy bien escondidas sus cosas personales sin que lo sepa su madre.

-Es verdad, Sara -reconoció Marina.

-¿Entonces a qué estamos esperando? -presionó Johnny, impaciente -Vámonos ya y así los encontraremos antes.

-Tienes razón, vámonos -respondió Joshua.

Los muchachos cogieron sus riñoneras con sus cosas, y se marcharon del lago hacia la entrada del campamento, para buscar en el escritorio de la recepcionista el PIN.

Una vez hubieron llegado allí, tuvieron la suerte de que no hubiese nadie. En aquel sitio no solía haber mucha gente, simplemente la recepcionista, los clientes y algunas personas del camping que pasaban por allí de vez en cuando.
Así que los chicos se pusieron manos a la la obra. No obstante, Joshua dijo:

-Amigos, estoy temiendo que Nicole nos descubra. Tened en cuenta que lo que estamos haciendo no es muy ético que digamos...

-Joshua, no nos queda otra. Tenemos que encontrar a Daniela y sacarla de allí. Necesitamos el código -le respondió Johnny en voz baja.

-Vale, pero intentemos no hacer mucho ruido -susurró Joshua.

Los muchachos le hicieron caso, y empezaron con su tarea. Comenzaron a abrir los cajones uno por uno, y a extraer de estos los documentos que pudieran ser relevantes para su misión.

Como era normal, encontraron documentos relacionados con el trabajo de Nicole (por ejemplo: apuntes de las reservas de los clientes y cosas del estilo). Pero además, también hallaron datos personales sobre ella, su hija y su marido.

-Palma Crespín González... 15 años... fecha de nacimiento 1 de marzo de 2006 -leyó Johnny en voz muy bajita -Nicole González Martín, Fermín Crespín Núñez...

Johnny enseñó los datos personales de Palma y sus padres a sus amigos. Marina le respondió en voz baja diciéndole:

-Perfecto, Johnny, eso puede servirnos aparte del PIN, así que guárdalo. Pero vamos a seguir buscando el código.

-Vale -dijo el chico.

Todos siguieron buscando el código, pero no lo encontraron. Lo único más relevante eran los datos personales de Palma y sus padres que había hallado Johnny.
El resto no era importante.

-Bueno, creo que es mejor que nos vayamos -concluyó Andy- aquí ya no hay nada interesante, y vaya a ser que nos descubran...

-Pues sí, Andy. Vámonos -dijo Marina.

Los chicos se dirigieron para la cabaña de Johnny, Joshua y Andy, para seguir hablando sobre el tema, a ver si podían encontrar el PIN.

-Bueno, si en el escritorio de Nicole no está, ¿en dónde lo podemos encontrar? -preguntó Joshua.

-A lo mejor tenemos que ir a la cabaña de Palma para hallarlo -sugirió Johnny.

-¡Qué buena idea, Johnny! -exclamó Marina.

-Gracias, yo es que pienso que puede o estar ahí, o...

-O en el otro escritorio de Nicole -intervino Felipe, que hasta ahora estaba muy callado -¿os acordáis de la noche en la que escuché sus pasos? Se dirigía a una especie de guarida secreta, en la que solamente ella y su familia entraba. Espié lo que hacía y hablaba con otra persona por teléfono sobre el tema de la raya mientras rellenaba los documentos. Estoy seguro de que el PIN está ahí...

-Madre mía Felipe, ahí puede estar también perfectamente -dijo Sara, halagando a su amigo -nos encantaría que participaras más en nuestras conversaciones, sobre todo si es del tema de Neris y la raya. Nos ayudas un montón, en serio.

-Me alegro mucho, la verdad. Yo es que si estoy callado es porque o no sé qué decir o pienso que lo que voy a decir no os ayudaría mucho, así que me mantengo en silencio, ¿entiendes? -explicó Felipe.

-Sí, lo comprendo -respondió Sara.

-Entonces, ¿a dónde vamos para encontrar el PIN, a la cabaña de Palma o a la guarida de Nicole? -interrogó Marina.

-A ver, tenemos aún más probabilidades de encontrarlo en la guarida de Nicole, como dice Felipe -opinó Johnny- pero si vamos a la cabaña de Palma tenemos menos posibilidades de que nos descubran, ya que Palma y compañía están en su escondite secreto, pero Nicole puede estar por aquí, el campamento...

-Tienes razón Johnny. No sé qué es mejor, soy tan indecisa para este tipo de cosas... -dijo Marina, riéndose de sí misma.

-No te preocupes, a mí me encanta que seas así -le respondió el chico, susurrando y colocando su mano sutilmente en el antebrazo de Marina, acariciándolo un poquito.

La chica se sonrojó, y se rio sin que su risa se escuchara mucho. Ella también le dio un cariño a Johnny.

-Uy, ¡cuánto amor! -interrumpió Andy, bromeando y riéndose.

Johnny le fulminó a su amigo con la mirada, y Marina se rio, algo avergonzada y sonrojada. Ambos se sentían incómodos.

-Bueno, a lo que vamos -preguntó Sara- ¿nos vamos para la cabaña de Palma o para la guarida de Nicole?

-Vámonos mejor primero para la cabaña de Palma -se decidió al final Marina -es lo que dice Johnny, allí va a haber menos probabilidades de que nos encuentren. Y aparte, en ese lugar también estarán las cosas personales de Palma, quien sabe si el escondite solamente es de ella y de su amiga Nieves.

-Sí, mejor será -dijo Sara.