Si nací fue para ti
Nací
para ti.
Envuélveme. Mi pasión
que imploran mis manos con ansias
tu eterna gracia.
De tu mano me verán reír,
sufrir,
llorar.
Y entonces sabrán... ¡que nací para ti,
mi dulce poesía!
Con estos últimos y humildes versos, me despido de Uds. no sin antes agradecerles el haberme acompañado de inicio a fin en esta obra.
Espero contar con su grata compañía, si así lo desean, en mis siguientes letras.
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