Imagen de Stefan Keller

El acechador nocturno

3 Orano, 3050 | Pentagonia |Crónicas Lallama

La cuna

En la calle Terrazon, Claudio Peroco fue devorado por un noctaire. Su pareja, Alan Banquero, presenció la escena y a pesar de que han pasado 50 años recordará por siempre el cielo encapotado, el destello a la distancia y un tiburón hecho de humo y escamas saliendo de entre los nubarrones. Él se paralizó mientras el monstruo arrancaba el torso del amor de su vida dejándole solo las piernas como si se tratara de un maniquí. La sangre esparcida aún tinta los sueños de Banquero.

Desde ese día Pentagonia fue la cuna de los noctaires. Nadie sabe con exactitud de dónde salieron o por qué están aquí. Lo que sabemos es que casos como el de Claudio se repitieron como un virus. Hemos convivido con los noctaires durante 50 años y para los más jóvenes, que ignoran una vida sin depredadores nocturnos, les fue más fácil adaptarse a las reglas que a los más entrados en años.

El manual

Los científicos de diferentes países comenzaron a investigar a estas criaturas y pronto Gomel Farco, zoólogo, los apodó como noctaires, al nombrarlos la gente comenzó a aceptarlos como una especie de animal peligroso.

Claudia Verde fue de las primera noctabiólogas. Cuando caía la noche, Verde y su equipo salían a investigar el comportamiento de estas criaturas. Ocupaban azoteas techadas y usaron de camuflaje arboladas. El primer día de la expedición descubrieron que en cuanto salía el sol los noctaires desaparecían junto a los nubarrones. Así se formó la primera regla: el toque de queda nocturno.

Ali Mantos, integrante del equipo de Verde, recordó con melancolía que la primer experiencia que tuvo con un noctaire fue con su difunta hermana Sadie, quien también pertenecía al equipo.

Las hermanas Mantos estaban dentro del bosque Algo cuando un ventarrón azotó contra ellas. Ali Mantos fue golpeada en la cabeza por una rama y cayó a los pies de un cedro blanco. Al despertar encontró que su hermana estaba fuera de la arbolada con un león de humo encima. Este le arrancó parte del brazo. El grito de Sadie desgarró el corazón de Ali, quien se encontraba impotente al no poder ayudar a su hermana. Solo observó petrificada como otros tres noctaires con esa misma forma se juntaron alrededor de Sadie, mientras ella gritaba por auxilio.

Gracias a las observaciones del equipo de la noctabióloga Verde y a todos los científicos del mundo se logró redactar el manual de reglas para actuar ante esta crisis.

Foramen, su ciudad natal de la noctabióloga Verde, inauguró un mural con los nombres de todas las víctimas de los noctaires.

La adaptación

Algunos países optaron por enfrentar a las criaturas con armas. El general Pedro Marcjen habló sobre su experiencia en la ciudad de Verona donde eligieron exterminar a las bestias voladoras. Rememoró el caos que había en la ciudad: edificios derrumbados por las bestias más grandes. Los pequeños y ágiles especímenes atacaban en manada a las células de Soldados. Las balas eran inútiles, su único punto débil era la electricidad. Marcjen lo describió como el infierno en la tierra.

El porcentaje de defunciones creció 30% más en los países que optaron por la eliminación de las criaturas que en los que se adaptaron a ellas (por falta de armas pesadas). De esta manera la UNION acordó con la mayor parte de los países firmar el tratado Nubarro creando el ya conocido manual de adaptación.

Corazón de humo

Wendy Mandon estaba acorralada por un oso de humo cuando una luz disparó contra el noctaire. Y en cuestión de minutos los papeles se invirtieron, el acechador terminó siendo la víctima. La bala eléctrica desprendió una red de luces que envolvieron a la criatura como si se tratara de una esfera luminosa. Palomer Ferlin salió del contenedor de basura y ayudó a Mandon a levantarse. Su objetivo estaba hecho. Los dos científicos, de Noroeste, atraparon a un Noctaire con vida. En el laboratorio solo podían escuchar el golpeteo insistente del animal contra la red eléctrica. Al siguiente día de la captura aquel ruido cesó junto con la vida del noctaire.

La autopsia, que realizó el noctabiológo Ferlin, reveló que el corazón de estas criaturas posee propiedades magnéticas que en teoría nos permitirían comunicarnos o controlar a otros noctaires.