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III. El pelapapas más problemático del mundo.


 El Palillo continuaba juzgando cruelmente a Dante con su mirada... cabeza plana. Aunque tenía puesta la bufanda de Petra y su aspecto era otro, estaba pálido y con las mejillas rojas, una combinación que no le sentaba muy bien. Se veía como una muñeca pepona.

 Dante asintió con lentitud, comunicándole que había entendido el mensaje, se encogió más en la silla y colocó sus manos quietas sobre la tableta electrónica fingiendo una concentración celestial. El Palillo caminó por los pasillos que delineaban los pupitres, espiando por encima del hombro de cada estudiante, cuando quedó satisfecho regresó a su anterior ubicación: al frente de la clase.

 Si así eran los Palillos con los niños qué clase de vigilantes tendrían los adultos. Con suerte ninguno, porque no tenían corazón ni voluntad así que no escaparían, vigilarlos sería inútil. Rogaba para mis adentros que Petra, Sobe y Berenice estuvieran a salvo.

 Tragué saliva.

 Si había descubierto a Phil era cuestión de tiempo para que vinieran por nosotros, nos delataría, él cantaría más que un gorrión borracho o un cantante de ópera en una obra de tres horas. Se le secaría la garganta de tanto hablar si era sometido al interrogatorio de los seguidores de Gartet.

 Me pregunté cómo lo habían pillado, quién y por qué. Los Palillos no se veían muy listos, ni siquiera tenían ojos para ver ¡Cómo demonios habían descubierto a Phil! Tal vez le había dado un ataque de personalidades.

 Lo que más me inquietaba era que nadie nos hubiera arrestado a nosotros todavía, Dante tenía otro aspecto, pero yo no. Mi cara estaba en todos los mundos, en papeles de se busca y en playeras que me insultaban o en tazas que se burlaban de mí y decían: «Rellena de té su cabeza hueca»

 Créeme, las he visto. Las vendían en los puertos de Sajitarab.

 Tal vez Phil había cerrado la boca y los soldados-robots-palillos creyeron que era un monstruo que había saltado a un portal abierto, después de todo, estaba desterrado y era un transversus, los transversus no eran capaces de controlar los portales, pero sí podían colarse si algún trotador ya lo había abierto.

 Si teníamos suerte y los seguidores no lo mataban, cosa que era muy poco probable y si conocías a Phil, a veces, hasta tentadora, lo arrojarían al primer portal que encontraran y no lo volvería a ver. En esas circunstancias sería muy cumplir mi promesa con él, no podía llevarlo con su padre. O peor aún, tal vez lo reclutaban al ejército enemigo.

 Me masajeé la sien, tener a un monstruo como Phil dándonos caza era un verdadero peligro.

 Esperaba que Petra, Sobe y Berenice estuvieran encontrando La Cura del Tiempo, si había alguien que podía lograrlo eran ellos. Tenía la ligera sensación de que se habían desecho de nosotros, es decir, Dante se ponía nervioso por todo, Phil estaba demente y era una bomba de emociones y yo abría portales si me asustaba lo suficiente. Éramos los factores más probables de un inminente fracaso.

 ¡Y lo peor de todo es que tenían razón! Porque en tan solo menos de medio día habíamos perdido a Phil y solo habíamos averiguado que en el cielo había toneladas de basura, un Hogar de la Comuna se incendió y que las clases de ese lugar eran más fáciles que parpadear. Quería preguntarle a Dante qué había pasado con Phil.

 Miré de reojo a Dan, estaba con la vista enfocada en su tableta electrónica. Suspiré prolongadamente y lo imité esperando que terminaran las clases, el turno en la guardería o que fuera de noche.

 Luego de unas agradables ocho horas nos dieron un receso de treinta minutos para almorzar, estirar las piernas, ir al baño o ser detenido por el ejército enemigo. Maravilloso. Tan solo nos quedaban otras ocho y la jornada de dieciséis horas acabaría.

 Primero irían las personas que habían nacido los últimos seis meses del año, es decir de julio a diciembre. Y como yo era O21 podía. Los que tenían el permiso comenzaron a parlotear entre sí, sacaron debajo de su pupitre una caja que tenía dentro el almuerzo, seguro era más pasta y capsulas de agua. Imitando al resto me saqué los auriculares, los volví a fusionar a la mesa y busqué mi caja debajo del pupitre, en la reja que funcionaba de gaveta, porque si iba a ser secuestrado de forma exprés tenía que tener el estómago lleno.

 Tracé un plan en mi mente con pocas posibilidades de victoria, primero rescataría a Phil y luego, si descubrían mi identidad trataría de alejarnos de Sobe, Petra y Berenice. Me puse de pie mirando a Dante, Veintiuno creyó que mis ojos se posaban en él porque disfrutaba su compañía.

 Infló el pecho, sonrió orgulloso, movió de izquierda a derecha su inexistente cuello como un loro que se ve frente al espejo y dijo tratando de sonar en onda:

 —Eh, yo puedo ser tu guía si quieres, O. No hay nadie que se oriente mejor que yo cuando se trata de ir al baño. Es decir, me encanta ir... al baño —soltó nervioso y su cara se puso tan roja que superó a una luz de peligro.

Lo que estaba en peligro era su integridad. Apreté los labios preocupado por él y su poca capacidad social.

Estiré el cuello, vi a Dante que estaba ensamblando las antenas de auricular a la mesa, la niña que él aparentaba tenía la cabeza gacha, pero aun así elevó la mirada desosegado y arqueó las cejas. Me preguntaba si podíamos hablar en privado para saber cómo proceder. Era una buena idea. Le indiqué la salida. Nos encontraríamos en los baños y de ahí iríamos a rescatar a Phil, dónde fuera que se haya metido.

Ahora eso se había convertido en la prioridad.

Veintiuno me dio un golpecito en el antebrazo porque no le había respondido. Parecía haberme tomado como su nuevo amigo, pero la manera en la que buscaba mi compañía me descorazonaba. Era demoledor porque mi hermano Eithan era el último niño que me había seguido a todos lados, siempre que viajábamos en auto buscaba un sitio junto a mi o cuando almorzábamos en familia y mi padre hacía comida china él se sentaba a mi izquierda y quería picarme con sus palitos, incluso se negaba a ver televisión si no yo no escuchaba sus comentarios. Por eso sufrí interminables horas de Paw patrol.

Recordaba la voz de mi hermano menor llamándome para jugar a los soldados o participar en un concurso de disfraces con Ryshia.

Eithan había tenido su edad, casi ocho años, cuando desapareció, aquella lejana e inalcanzable noche en el sótano. Los niños que eran mis amigos tenían un final desastroso. Era mejor que Veintiuno me olvidara. No tenía sentido que almacenara cariño si iba a perderlo después de un tiempo. Es más, no podía quedarme en ese mundo. Ni quería.

—O podemos almorzar en el pasillo, podemos hacer rodar nuestras ampollas de agua, te puedo enseñar los puntos ciegos del lugar. Me lo sé todos, así las cámaras no nos verán jugar con la comida —Desvió preocupado la mirada hacia el robot que estaba frente de la clase, cruzado de brazos—. A los Palillos les molesta que juguemos con la comida.

¿Estaban de broma? Era lo único que podía hacerse con esa bazofia.

Una parte de mí quería jugar con él a las canicas y pasar el rato, pero tenía cosas más importantes que hacer, como no morir.

No quería lastimar los sentimientos del niño, pero estaba claro que le haría un favor dejándolo solo. Me mordí el labio y le desvié la mirada.

—Tal vez después —respondí indiferente, agarrando mi caja, dándole la espalda y yéndome a la salida.

No esperé a que me dijera nada y con un nudo en la garganta le di la espalda a Eitha... digo Veintiuno, que se quedó plantado en su sitio, preguntándose la razón de mi repentina apatía, lastimado. O eso hubiera hecho cualquier niño normal, pero este no lo era, este era un cotilla con carácter.

Avanzó a grandes zancadas como un viejo malhumorado, anchando las mejillas de aire o insultos que no quería decirme, me agarró del codo y me jaló amablemente para que volteara.

—Eh, qué pasó ¿Estás enojado conmigo? ¿Dije algo malo?

—N-no. Solo que quiero estar solo —comenté dubitativo.

—¿Por qué?

Porque acaban de secuestrar a un monstruo que viajó conmigo la última semana y me encariñé de él, aunque sea un pesado, y es muy probable que me encarcelen en las siguientes horas o me disparen o lo que sea que hagan las armas de tu mundo, niño, así que es mejor que te alejes. Si quieres tus sesos dentro de tu cráneo, créeme, apártate.

—Porque sí —dije alejando mi brazo de Veintiuno—. Ya déjame.

Él abrió la boca anonadado, apretó su mano en un puño y juntó sus labios.

—¿Ah sí? Pues yo también quiero estar solo —formuló cabeceando el aire como si me lanzara una bomba que pudiera lastimarme.

—Bien por mí —alcé mi hombro con desinterés, poco afectado.

—Bien por ti... ¡Digo por mí! —corrigió separando los brazos de su cuerpo como un gorila.

—Oigan, niños, lleven su drama a otro lado —pidió una adolescente que parloteaba con sus amigas.

—¡Que te lleven! —me gritó Veintiuno. 

Supuse que eso era un insulto, me gustaba su orgullo, le di la espalda por segunda y última vez y me fui.







Buenas, buenas, buenas a todos ¡Fue una ausencia muy larga! Dos semanas en realidad, estuve alrededor de siete días sin luz y obviamente se me fundió la batería de la computadora. Ya le hice ceremonia y velo digno XD

Chistosamente ese poste se cayó la noche antes en que mi provincia volvía a cuarentena fase uno sin que nadie salga de sus casas. Estaba así:

jajaja En fin,

¡Primero que nada quiero desearle feliz cumple atrasado a @FlorenciaAguirre207 ! Ella cumplió el primero de junio pero no pude publicarle nada como me gusta hacer :c 

Ojalá la hayas pasado muy bien, comido rico o tenido una mini celebración. Así que voy a publicar un capítulo por día de atraso jaja a modo de "regalo" virtual como es mi costumbre XD

¡Espero que Flor y ustedes lo disfruten!

De todos modos, siempre que publico capítulos de cumpleaños son los más raros :v

(se retira lentamente para no dar spoiler)


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