🪧 ٬٬ ꒰ 𝗰𝗮𝗽𝗶𝘁𝘂𝗹𝗼 O1 ꒱
En una situación normal, este sería el momento
más feliz en la vida de una persona,
un momento especial y único, del cuál
el sonreiría al recordarlo
y le hablaría a sus hijos en la cena;
sin embargo, era todo lo contrario.
No era el momento "feliz"
porque no amaba a ese alfa,
ninguno de los dos se quería realmente.
Su matrimonio había sido arreglado para que
siguiera el linaje de los "Alfas Pura Sangre".
Le ofrecieron dinero a su padre y él acepto contento,
creyendo que su pequeño estaría en buenas manos.
pero no.
Nunca lo estuvo.
Ese día lloro hasta que se quedó dormido,
y después despertó, descubriendo a su
pareja con una sonrisa perversa en el rostro,
mientras lo miraba de pies a cabeza y lo que sucedió
luego, solamente quedó como un vago
recuerdo que lo atormentaba.
El primer miedo de Kim TaeHyung
era su esposo.
JungKook mantenía su mirada fija en el Omega.
Intentaba arreglarse el cabello torpemente y chillaba frustrado cuando sus cabellos cubrían su rostro debido al viento que provenía de la ventana. Finalmente, suspiro rindiéndose y se dedicó a escuchar al beta, a quien JungKook no le estaba prestando atención por obvios motivos, hasta que terminó de contar su historia y todos aplaudieron, incluyéndolo.
¿Que había dicho? Se sentía un poco mal por no escucharlo, pero me era imposible al tener una distracción tan demasiado bonita para su propio bien.
Un chasquido de dedos lo trajo a la realidad. Era su turno de hablar.
— ¡Oh! — comenzó a aclararse la garganta, sintiendose ridículo al hacerlo. — Mi nombre es JungKook, Jeon JungKook... Tengo veintiséis años y soy veterinario, amo los animales, cocinar y... No se que más. — se presentó.
Esperaba que el Omega no se haya dado cuenta de su incompetencia para comportarse cómo un individuo decente, pero fue grande su sorpresa al ver qué estaba mirándolo. Sonrió involuntariamente.
— ¿Por qué motivo estás aquí, JungKook?
Aquella pregunta hizo que un nudo se formara en su garganta. Sinceramente, no quería contestar y negó con la cabeza, avisándole que no quería compartir su historia y el hombre entendia completamente, asintiendo y pasando a alguien más.
El Alfa no dijo nada más en todo el día y se limito a observar en silencio al tierno Omega.
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